La publicación de nuestro editorial “
Enarbolar la gran bandera roja del pensamiento de Mao Tse-tung; participar activamente en la gran revolución cultural socialista”
ha provocado grandes repercusiones tanto dentro como fuera de nuestro
Ejército. Las amplias masas de obreros, campesinos y soldados, y los
cuadros revolucionarios, mostrando elevado entusiasmo revolucionario,
nos han enviado gran número de artículos y cartas. Están participando
activamente en la lucha y haciendo explícita su inmensa indignación
contra la línea negra antipartido y antisocialista en el campo cultural.
Comprenden que la actual gran polémica en el frente cultural no es en
absoluto una cuestión que concierne solamente a unos cuantos artículos,
obras teatrales y películas, ni se reduce meramente a un debate
académico. Se trata de una lucha de clases extremadamente aguda. Es una
lucha para defender el pensamiento de Mao Tse-tung, una lucha en torno a
una cuestión cardinal de principios. Es una encarnizada y prolongada
lucha sobre la cuestión de “
quién vencerá a quién” en el dominio de la ideología: el proletariado o la burguesía.
Debemos esforzarnos al máximo en la promoción de la ideología
proletaria y en la eliminación de la ideología burguesa en el trabajo
académico, la enseñanza, el periodismo, la literatura y el arte, y demás
esferas de la cultura. Esta es una cuestión clave que afecta la
profundización de la revolución socialista de nuestro país en la
presente etapa, una cuestión que atañe a la situación en su conjunto y
un problema de importancia primordial que concierne al destino y al
futuro de nuestros Partido y Estado, así como a la revolución mundial.
Ninguno de nosotros, los combatientes revolucionarios, debe mantenerse
de brazos cruzados o indiferente ante esta lucha. Respondiendo al
llamado del Partido, debemos enarbolar la gran bandera roja del
pensamiento de Mao Tse-tung, tomar parte activa en esta lucha de clases y
llevar resueltamente hasta el fin la gran revolución cultural
socialista.
El Presidente Mao Tse-tung nos enseña que en la sociedad socialista
aún existen clases y la lucha de clases y que prosigue todavía la lucha
entre el camino del socialismo y el del capitalismo.
La revolución socialista en el frente económico (en la propiedad
sobre los medios de producción) no es suficiente ni se consolida por sí
sola. Hace falta además una revolución socialista completa en los
frentes político e ideológico.
Es necesario un período muy largo para decidir quién vencerá en la
lucha entre el socialismo y el capitalismo en los campos político e
ideológico. Para conseguir el éxito, no bastan unos decenios, serán
necesarios de cien a centenares de años. De hecho, como ha señalado el
Presidente Mao, durante los 16 años transcurridos desde la liberación no
ha habido un año, un mes, ni siquiera un día, en que la lucha de clases
en el frente cultural haya cesado.
Hemos tenido, por ejemplo, la crítica a la película “
La vida de Wu Siin” en 1951; la crítica al libro “
Estudios sobre “El sueño del pabellón rojo”
y luego la crítica a las ideas reaccionarias de Ju Shi en 1954; la
crítica a Ju Feng y la lucha contra su camarilla contrarrevolucionaria
en 1955; el contraataque a la frenética embestida lanzada por las
fuerzas derechistas burguesas en el frente cultural en 1957; el
surgimiento de gran cantidad de hierbas venenosas burguesas y
revisionistas en los campos del cine, el teatro y la literatura desde
1959 y nuestra lucha contra ellas; la crítica al concepto de Yang
Sien-chen de que “dos se integran en uno” en 1964, y la gran polémica
actual que, iniciada con la crítica a la obra de Wu Jan, “
La destitución de Jai Rui“, se está profundizando, etc.
A una lucha sigue otra más profunda que la anterior. Luego de que
esta línea negra sea eliminada, puede surgir otra en el futuro y habrá
que emprender una nueva lucha. Esto muestra que la lucha de clases es
independiente de la voluntad del hombre e inevitable. Los elementos
antipartido y antisocialistas tienden ostinadamente a manifestar su
naturaleza burguesa de una y mil maneras. No se puede esperar que hagan
otra cosa. Estas gentes apoyan de palabra al socialismo, pero en
realidad están obsesionadas por el capitalismo y se aterran al cadáver
de la burguesía. Profesan hostilidad a la dictadura del proletariado y
un odio y un resentimiento profundos y apenas contenidos hacia el
Partido y el socialismo. Ellas dan salida a tales sentimientos cada vez
que se produce un clima apropiado y, cuando algún viento agita la
hierba, aparecenen tropel. Después de ser desenmascaradas, criticadas y
golpeadas una y otra vez por las amplias masas, recurren a tácticas más
encubiertas, insidiosas, indirectas y zigzagueantes para proseguir su
ataque contra el Partido y el socialismo.
Merece atención el hecho de que en la presente nueva situación de la
lucha de clases, las ofensivas lanzadas contra nosotros por el puñado de
elementos antipartido y antisocialistas tengan nuevas características.
Estos están agitando “banderas rojas” para oponerse a la bandera roja, y
disfrazándose con el ropaje del marxismo-leninismo y el pensamiento de
Mao Tse-tung para combatir el marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao
Tse-tung.
Aprovechándose de los cargos y poderes que les concedieron el Partido
y el Gobierno, han puesto bajo su absoluto control algunos
departamentos y entidades, rechazando la dirección del Partido y
perpetrando criminales actividades antipartido y antisocialistas
mediante los instrumentos en sus manos. Estas personas son en su mayoría
las llamadas “autoridades” y gozan de alguna “reputación” en la
sociedad.
Quienes no conocen la verdad, tienen todavía una fe ciega en ellas.
Esos elementos creen que cuentan aún con capital para medir fuerzas con
el proletariado y hacen lo imposible por mantenerse atrincherados en la
contumaz ciudadela de la ideología burguesa. Sus actividades antipartido
y antisocialistas no son aisladas ni accidentales, sino que están a
tono con el coro antichino internacional de los imperialistas, los
revisionistas contemporáneos y los reaccionarios de los diversos países,
están en consonancia con las actividades que realizan las clases
reaccionarias derrocadas del país para lograr su restauración, y se
coordinan con las actividades antipartido de los oportunistas de derecha
en el seno del Partido. Sus actividades antipartido y antisocialistas
son hasta cierto punto engañosas y extremadamente perjudiciales.
Nuestra lucha contra ellos es de vida o muerte. Debemos estar
plenamente conscientes de esto y mantener una elevada vigilancia. En
cuanto a aquellos que aquello que han escrito también algunas obras
nocivas pero que están con el Partido y el socialismo, sus defectos y
errores pueden ser corregidos en el curso de la práctica.
Hay que diferenciar rigurosamente a esos camaradas del puñado de
elementos antipartido y antisocialistas. Ya antes de que se lograra la
victoria en todo el país, el Presidente Mao Tse-tung nos había
advertido: “
Después de eliminados los enemigos armados, quedarán aún
los enemigos sin fusiles, los cuales entablarán inevitablemente una
lucha a muerte contra nosotros; jamás debemos subestimarlos. Si ahora no
planteamos ni comprendemos el problema de este modo, cometeremos
errores muy graves“.
La restauración del capitalismo toma indefectiblemente o la forma
violenta o la de “evolución pacífica”, o bien una combinación de ambas.
El imperialismo yanqui y los otros enemigos de clase, dentro y fuera del
país, no sólo intentan derribarnos por la violencia, sino que también
tratan de conquistarnos mediante la “evolución pacífica”, mediante el
empleo de “proyectiles almibarados”. Difunden en mil y una formas los
virus políticos e ideológicos reaccionarios y el modo de vida burgués,
en una tentativa de corromper y corroer a los comunistas, al
proletariado y a los demás revolucionarios, con la esperanza de hacer
degenerar en elementos burgueses a aquellas personas débiles de voluntad
dentro de nuestras filas y de hacer que el socialismo retroceda
gradualmente hacia el capitalismo.
Constituye una profunda lección el hecho de que la Unión Soviética,
el primer gran país socialista, fundado por Lenin y nacido en medio de
los cañonazos de la Revolución de Octubre, haya venido deslizándose por
el camino de la restauración del capitalismo a través de un proceso de
“evolución pacífica”, bajo el control y manipulación de un puñado de
revisionistas que han usurpado la dirección del Partido y del Estado.
El Presidente Mao Tse-tung nos ha enseñado: “
La lucha de clases,
la lucha por la producción, y la experimentación científica son los tres
grandes movimientos revolucionarios para construir un poderoso país
socialista. Constituyen una garantía real de que los comunistas se verán
libres del burocratismo e inmunes al revisionismo y el dogmatismo, y
permanecerán siempre invencibles; una garantía segura de que el
proletariado, en unión con las amplias masas trabajadoras, podrá llevar
adelante la dictadura democrática. Si no se desplegaran estos
movimientos y se permitiera salir a escena a los terratenientes,
campesinos ricos, contrarrevolucionarios, elementos nocivos y monstruos y
demonios, mientras nuestros cuadros cerraran los ojos y muchos, en vez
de distinguir entre los enemigos y nosotros, llegaran hasta colaborar
con ellos y fueran corrompidos, divididos y desmoralizados por ellos y,
en consecuencia, fueran arrastrados al campo enemigo o los enemigos
lograran infiltrarse en nuestras filas, y si muchos de nuestros obreros,
campesinos e intelectuales cayeran víctimas de las tácticas blandas o
duras del enemigo, entonces no haría falta mucho tiempo, tal vez unos
cuantos años, o una década, o varias décadas a los sumo, para que se
produjera fatalmente una restauración contrarrevolucionaria a escala
nacional, el partido marxista-leninista se transformara en partido
revisionista o en partido fascista, y toda China cambiara de color“.
Debemos tener siempre presente esta enseñanza del Presidente Mao
Tse-tung y no olvidar nunca la lucha de clases que existe en el período
del socialismo; de ningún modo podemos descuidar la batalla contra los
enemigos sin fusiles.
El Presidente Mao Tse-tung nos ha enseñado también: “
Cualquier
cultura dada (como una forma ideológica) es un reflejo de la política y
la economía de una sociedad dada, y ejerce a su vez una enorme
influencia y efecto sobre éstas” y “la revolución cultural es el reflejo
ideológico de la revolución política y económica y está a su servicio“.
Ha señalado además: “
…mientras reconocemos que, en el desarrollo
de la historia en su conjunto, son las cosas materiales las que
determinan las cosas espirituales y la existencia social la que
determina la conciencia social, reconocemos también, y tenemos que
hacerlo, la reacción de las cosas espirituales sobre las materiales, la
reacción de la conciencia social sobre la existencia social y la
reacción de la superestructura sobre la base económica“.
En los 16 años transcurridos a partir de la liberación, se han
establecido en China la base económica del socialismo y el Poder
político de la dictadura del proletariado, los que día a día se hacen
más fuertes.
La revolución socialista en los frentes económico y político ha
alcanzado grandes triunfos. Sin embargo, los puntos de vista políticos y
la ideología de la burguesía y las demás clases explotadoras derribadas
tienen todavía una enorme influencia. Ellas no sólo estorban el
desarrollo de la base económica del socialismo, sino que también tratan
por todos los medios de utilizar la cultura burguesa y revisionista para
abrir el camino a la restauración del capitalismo.
La cuestión de “
quién vencerá a quién” en la esfera
ideológica está lejos de haber sido resuelta. Debemos prestar mucha
atención a la reacción de la superestructura sobre la base económica y a
la lucha de clases en el campo ideológico.
Sin la victoria de la revolución socialista en este campo, no se
puede consolidar la victoria de la revolución socialista en los frentes
económico y político.
En ningún momento debemos pensar que el frenético ataque lanzado
contra nosotros por este puñado de elementos revisionistas y burgueses
es meramente una “rebelión de letrados” que no llegará a ser nada grave.
Jamás debemos considerar nuestra lucha contra ellos como meras
“polémicas en el papel” que no afectan la situación en su conjunto. De
hecho, toda restauración contrarrevolucionaria se inicia en los dominios
del espíritu -incluyendo la ideología, la superestructura, el trabajo
teórico y académico, la literatura y el arte- a fin de ganarse la
opinión pública. Así fue como el revisionismo de Jruschov usurpó la
dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética. Igualmente, en
Hungría en 1956, fue un grupo de escritores, artistas e intelectuales
revisionistas y burgueses quienes organizaron el Club Petofi y actuaron
como fuerza de choque en los motines contrarrevolucionarios.
En nuestro país, los ataques furibundos que actualmente lanzan contra
el Partido y contra el socialismo un puñado de elementos revisionistas y
burgueses constituyen un vano intento de hacer realidad su sueño dorado
de restaurar el capitalismo.
Si no nos mantenemos vigilantes ante estos enemigos sin fusiles y no
los contraatacamos resueltamente, si soltamos las riendas a las ideas
burguesas y dejamos que sus complots se lleven a cabo, surgirá el
peligro de que los cimientos de nuestro socialismo sean socavados y de
que nuestro país cambie de color.
El Ejército Popular de Liberación de China es un ejército de obreros y
campesinos creado y dirigido por el Partido y el Presidente Mao
Tse-tung; es el sostén principal de la dictadura del proletariado y el
defensor de la causa del socialismo.
Debemos vigilar de cerca a los enemigos armados y estar en todo
momento preparados para frustrar los ataques armados del imperialismo
yanqui y sus lacayos; y al mismo tiempo, debemos mantener una elevada
vigilancia ante los enemigos sin fusiles y aplastar con resolución los
criminales complots de la burguesía contra el Partido y el socialismo.
Los cuadros y combatientes de nuestro Ejército deben ser no sólo
valientes soldados que cargan contra el fuego enemigo en el campo de
batalla, sino también firmes luchadores proletarios contra los
“proyectiles almibarados” en los frentes político e ideológico.
Debemos seguir las enseñanzas del Presidente Mao, estar plenamente
conscientes de la naturaleza prolongada, tortuosa y compleja de la lucha
de clases en el período del socialismo y no olvidar jamás la lucha de
clases. Debemos armar nuestra mente con el pensamiento de Mao Tse-tung, y
observar, analizar y enfocar todo desde el punto de vista de la lucha
de clases y con el método del análisis de clase. Debemos criticar las
cosas erróneas, arrancar las hierbas venenosas y aniquilar a los
monstruos de toda especie dondequiera que los encontremos; nunca debemos
permitirles que se desenfrenen ni que provoquen perturbaciones.
La directiva del camarada Lin Biao en el sentido de dar prioridad a
la política está basada precisamente en la teoría del Presidente Mao
sobre la existencia de las clases y de la lucha de clases en la sociedad
socialista. La política es la lucha de una clase contra otra. Dar
prioridad a la política significa que debemos dar prioridad a la
política proletaria, tomar el pensamiento de Mao Tse-tung como guía y la
lucha de clases como la palanca principal, y emprender una lucha
destinada a fomentar la ideología proletaria y erradicar la burguesa.
Nuestras fuerzas armadas no viven en el vacío.
La lucha de clases en la sociedad se reflejará inevitablemente, a
través de diversos canales, en nuestras fuerzas armadas y en la mente de
cada uno de nosotros. Nunca debemos subestimar la influencia que sobre
nosotros ejerce la lucha de clases en la esfera ideológica. Las buenas
obras literarias y artísticas y los buenos artículos pueden ayudar a
elevar nuestra conciencia política y a estimular nuestra voluntad de
combate.
Pero las películas, piezas teatrales, novelas y artículos nocivos
pueden envenenar nuestra mente, cambiarla en forma gradual y conducirnos
hacia una ruta errada si no los examinamos, boicoteamos y repudiamos.
La experiencia histórica prueba que ningún enemigo es temible por feroz
que sea y cualesquiera que sean sus ardides. Lo temible es que nosotros
relajemos nuestra vigilancia y nos desarmemos ideológicamente.
La presente gran revolución cultural socialista es la más v i vida y
práctica educación en el espíritu de la lucha de clases y, también, una
prueba para todos los cuadros y soldados de nuestro Ejército en lo
político e ideológico. Cada uno de nuestros camaradas debe seguir muy de
cerca y prestar cuidadosa atención al desarrollo de la actual gran
revolución cultural con elevado sentido de responsabilidad política y
gran fervor revolucionario, incorporarse activamente a esta gran lucha
para, en el curso de ella, templarse, educarse, transformarse y hacerse
más consciente políticamente.
La época de Mao Tse-tung es la época en que los obreros, campesinos y
soldados dominan la teoría revolucionaria. Ellos están demostrando su
papel de fuerza principal en esta gran revolución cultural socialista.
Aunque los “eruditos”, “especialistas” y “profesores” antipartido y
antisocialistas se revistan
con toda suerte de mantos, hagan grandes gestos y conviertan
deliberadamente las cosas sencillas en misteriosas, no nos pueden
intimidar ni desorientar. Contamos con el arma invencible: el
pensamiento de Mao Tse-tung, y con corazones ardientes y leales al
Partido, al socialismo y al pensamiento de Mao Tse-tung. La verdad está
con nosotros. Los cuadros y soldados de nuestro Ejército tienen una
firme y clara posición política, una aguda sensibilidad en lo político y
gran perspicacia. Son capaces de distinguir entre el enemigo y nosotros
y entre lo correcto y lo erróneo.
Siempre que nos esforcemos por estudiar y aplicar de manera creadora
las obras del Presidente Mao, armemos nuestra mente con el pensamiento
de Mao Tse-tung, nos atrevamos a despreciar la sedicente “autoridad” de
los elementos revisionistas y burgueses y acabemos con la fe ciega en
ellos, seremos capaces de calar la verdadera catadura de estos monstruos
y exponerlos a la luz del día.
¡Levantemos aún más alto la gran bandera roja del pensamiento de Mao
Tse-tung, extirpemos resueltamente la línea negra antipartido y
antisocialista de la burguesía y el revisionismo, y llevemos hasta el
fin la gran revolución cultural socialista!
Editorial del “Jiefangjun Bao”, 4 de mayo de 1968
Traducido por “Cultura Proletaria”