martes, 11 de junio de 2019

La guerra popular y la revolución en los países imperialistas. Un artículo del camarada Miguel Alonso.




 
La guerra popular y la revolución en los países imperialistas.
Miguel Alonso

 “La guerra revolucionaria es la guerra de las masas, y solo puede realizarse movilizando a las masas y apoyándose en ellas” Mao Tse-tung
“Preocupémonos por el bienestar de las masas, prestemos atención a nuestros métodos de trabajo” (27 de enero de 1934) Obras escogidas tomo 1º.


Una cuestión central del trabajo de los comunistas en los países imperialistas industrializados, es la línea militar revolucionaria del proletariado, la guerra popular aplicándola a las características propias, de estas sociedades.
Durante años los maoístas en Europa hemos defendido la misma, pero no la hemos concretado. Eso no significa que otras organizaciones no maoístas, como Brigadas Rojas, la RAF, los GRAPOs, el IRA o ETA, han practicado la lucha armada, contra los estados de dictadura de la burguesía. Algunas de ellas, se han definido como Político-militares o partidos combatientes, apartándose incluso de la concepción leninista del Partido.
Cada una, era respuesta a situaciones de la lucha de clases con características propias o como movimientos de liberación de naciones oprimidas (Irlanda y Euskal Herria).
Podríamos señalar claramente dos tipos:
Las de base comunista, formados por cuadros que rechazaban el revisionismo de los P”C” oficiales como es el caso de Italia o los GRAPOs en el Estado español, los griegos LAP/ELA y la OR 17 de noviembre o con un peso mayor de sectores autónomos anarquistas, la RAF en Alemania.
Las acciones, sus objetivos, de unos y de otros, tuvieron claramente un componente de clase. No así, su relación con las masas, siendo esta, mucho más estrecha en Brigadas Rojas o los GRAPOs. La Rote Armes Fraktion, operaba desde ámbitos de la extrema izquierda universitaria.
Las de base nacionalista, como el histórico IRA, la organización vasca ETA o el FNLC de Córcega, centraban sus objetivos en la independencia de los territorios, de estas naciones oprimidas, en torno a un difuso discurso socialista. Sus ataques se centraron sobre las fuerzas represivas o los intereses de la metrópolis, mientras mantenían organizaciones de importantes masas legales.
En todas ellas, el peso de las organizaciones de la guerrilla latino-americana de los años 60 tuvieron gran importancia, pues es, en las urbes de estos países, donde surgen importantes organizaciones de guerrilla urbana, basadas en la experiencia del foco guerrillero que defendía el Che Guevara y en la llamada propaganda armada.(1)
El presente texto, no pretende ser exhaustivo en la historia y desarrollo de las mismas, pero si apuntar los marcos en donde se desenvuelven estas experiencias de lucha armada contra los Estados burgueses imperialistas.
Hay una característica que también las une, a todas ellas, el desarrollo de corrientes liquidacionitas en su interior, que junto a una eficaz política represiva de los regímenes burgueses, han conducido a la desaparición de las mismas.
Sobre la revolución en los países imperialistas o desarrollados no existe una claridad en los discursos, pues mientras los maoístas defendemos la guerra popular, otros consideran que es imposible realizarla, sobre esta importante cuestión centraremos el presente texto.
En los años 80 el MRI hizo un balance/crítica de estos movimientos. Algunos parecen querer olvidarlo.
Recientemente el camarada José Mª Sisón escribió un artículo sobre la cuestión de la guerra popular en los países imperialistas, a la que han  respondido  los camaradas noruegos de Tjen Folket abriendo una necesaria polémica sobre la universalidad de la guerra popular o su aplicación exclusiva a los países semi-coloniales y oprimidos.
Señalar de partida, que tomamos posición decidida por el carácter universal de la Guerra Popular, que es teoría y práctica militar del proletariado. Ahora bien, vemos con preocupación que camaradas, al igual que en el movimiento maoísta en los años 60 y 70, consideran la misma, como calco y copia en toda situación. Esto es algo ajeno al m-l-m,  con poco, es vulgar mecanicismo, contrario al análisis concreto de la situación concreta del que nos enseño el camarada Lenin.
Como señalamos al principio del documento, en la cita del Pdte. Mao, la guerra popular es la guerra de las masas y como teoría militar tiene a su disposición múltiples armas, adecuadas a las diversas condiciones de lucha.
La Guerra Popular no es un eslogan izquierdista camaradas, es una herramienta para la liberación, para la solución del Problema del Poder, esto es, para hacer la Revolución.
Aquellos que niegan la guerra popular están negando la posibilidad de hacer la revolución en las metrópolis imperialistas. Actúan como los seguidores de las teorías de Avakian y del felón Prachanda.
Las armas son el instrumento necesario, mas las tienen que portar las masas, bien sean en las manos o en el corazón.  Valen poco, en manos de compañeros que por valientes y heroicos que sean, estén desligados de las masas. Eso sería repetir foquismo o voluntarismo, en esencia una tendencia oportunista de izquierda.
En los Estados imperialistas, prevalecen las grandes ciudades, tendencia impulsada por el capitalismo en fase imperialista, en las que, al igual del resto del territorio, la presencia del Estado burgués está generalizada, en el que la red de comunicaciones es amplia y las fuerzas represivas pueden movilizarse con rapidez y disponen de un gran arsenal de armamento y equipos.
¡Esto es así! En esto, tiene razón el camarada Sisón. En lo que no tiene razón es que eso impide hacer guerra popular. Como los luchadores de judo, debemos de saber utilizar, la propia fuerza del enemigo para derrotarlo. Las masas son todopoderosas, hacen la historia.  No es una simple frase de alago a las mismas. ¡Hay que asumir y aplicar esto!
“Una sola chispa puede incendiar la pradera” señalo el Pdte. Mao y esa chispa (Iskra) puede saltar en cualquier parte y los comunistas tenemos el deber de dirigirla sobre los blancos adecuados. En el campo o en las ciudades, si estalla una revuelta incluso espontanea (nada es espontaneo si conocemos el sentir de las masas, si aplicamos correctamente línea de masas), debemos no solo apoyarla sino dirigirla y extenderla. No hacerlo así, afirmar espantados “no es guerra popular” no solo es ridículo, sino que es no entender “las masas hacen la historia”.
Nuestra tarea es crear un partido de cuadros revolucionarios, armados con el m-l-m, capaz de preparar la revolución con las tres varitas mágicas (El Partido, el Ejercito Popular y el Frente Único)
En los países imperialistas, todo el territorio es escenario en la guerra popular, tanto el campo como la ciudad, incluso las redes informáticas han devenido en campo de batalla.
Esto último debemos de tenerlo en cuenta, pues los medios de espionaje y control de la burguesía, han tenido un salto cualitativo muy importante con la tecnología actual. Recuerden camaradas, que el uso de la tecnología también tiene un componente de clase. Algunos afirman que son simples prácticas comerciales. ¿De verdad, creen lo que afirman?
Los camaradas de noruega recuerdan que los comunistas no tenemos nada que ocultar, es cierto, lo saben las masas y la burguesía, pero eso no significa que debamos exponernos, llevar una diana sobre nosotros, los que se supone actuamos clandestinamente. No camaradas, cuanto más difusa sea nuestra sombra, mas eficaces seremos para enfrentar a la represión y hacer la revolución.


Los camaradas filipinos han cometido diversos errores a lo largo de 50 años de existencia, pero mantienen en alto la bandera roja de la guerra popular, han acumulado experiencia y enfrentado con critica y auto-critica situaciones complejas. Podemos y tenemos diferencias con ellos, pero son nuestros camaradas, no podemos olvidarlo.
En la crítica pública entre comunistas y sus organizaciones, es común no nombrar públicamente a las organizaciones o personas. Esta práctica fue seguida por los maoístas en todas sus luchas de líneas dentro del partido o con otros hasta que estas no devenían en antagónicas. La expresión “algunos o aquellos” implicaba que la crítica tenía un carácter aun en el seno del pueblo, “para salvar al paciente”. Es posible que el camarada Sisón utilice este lenguaje, en cualquier caso el debate debe de centrarse en las ideas expuestas, que son erróneas o inexactas. Nunca en insultos o descalificaciones.
En plena Gran Revolución Cultural Proletaria una corriente negra, disfrazada de izquierda, propugnaba atacar a todos, destruir a todos y montaban gran algarabía. En la realidad fomentaban el caos, para evitar ser detectados y culpar a todos de sus crímenes, tratando de confundir así los blancos de la revolución.
Para concluir, no podemos dejar de señalar lo erróneo de la consigna “Guerra Popular hasta el Comunismo” con la que concluyen su documento los camaradas de Tjen Folket. Tal afirmación carece de sentido. En la dictadura del proletariado tanto en las etapas democrático-popular o socialista, las contradicciones serán resueltas por las Revoluciones Culturales Proletarias, como señalo el camarada Mao Tse-tung y no por la Guerra Popular que corresponde al periodo de derrocamiento de los estados burgueses.

Notas:

(1) Textos básicos de esta corriente son “La guerra de guerrillas” de Ernesto Che Guevara, “El mini-manual del guerrillero urbano” de Carlos Marighella o los textos de Abrahan Guillen.

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