lunes, 4 de agosto de 2008

Debate sobre la reconstiución del Partido Comunista ( I )


El debate sobre la reconstitución del Partido Comunista en España, en el Estado español, data desde los años sesenta del pasado siglo. Son multiples los intentos y muchos los destacamentos comunistas los que se han auto-proclamado el "Nuevo Partido" La mayoria de los mismo los barrio la historia, por su ruptura simplemente formal con el revisionismo y su incapacidad de aplicar de forma creadora la idieologia del proletariado a las tareas de la revolución en España.

Recientemente uno de estos historicos partidos fue reactivado, despues de una fase de negociaciación entre diversos colectivos comunistas, se trata del PCE-ml.

Partido que sin duda forma parte de la historia del comunismo en el estado español, nacido en los 60 como ruptura contra el revisionismo en plena dictadura franquista, impulsor del FRAP que llegaria a presidir el historico dirigente socialista Julio Alvarez del Vayo y maoísta en gran parte de su trayectoria devino en pro albanesa despues de la muerte del Presidente Mao y el golpe de estado derechista en la RPCH.

Ahora el PCE-ml y otra organización comunista la Unión Proletaria (nacida de la escision del PCR-MAI) han firmado un documento en 10 puntos que presentan publicamente.

Consideramos que es necesario su critica y debate a la luz del marxsimo-leninismo-maoismo por lo que invitamos a nuetros lectores y lectoras a participar activamente. Presentamos en esta primera entrada el articulo que precede a los 10 puntos, tomada de la web del PCE-ml.


Comunicado conjunto del Partido Comunista de España (marxista-leninista)

y de Unión Proletaria

¡Por la unidad de los marxistas-leninistas, por el Partido Comunista!

Vivimos un momento histórico caracterizado por la ofensiva del imperialismo contra los trabajadores y los pueblos, y frente a ello un repunte de la lucha de clases.

El imperialismo destruye las barreras que se oponen al libre desenvolvimiento del capital: los derechos sociales, laborales y políticos, conquistados por la clase obrera y los pueblos del mundo son sacrificados para asegurar el máximo beneficio de los monopolios. Acuciado por la crisis económica y el incremento de las contradicciones internas propias del modo capitalista de producción en su fase imperialista, y envalentonado por la debilidad de las fuerzas revolucionarias, el imperialismo muestra su verdadera cara.

En contra de lo que dicen socialdemócratas y reformistas, no es posible una vuelta a un “capitalismo bueno” dispuesto a realizar concesiones sociales: el incremento de la explotación, la miseria, el paro, la represión antidemocrática, la agresión y la guerra son la norma de actuación de un sistema basado en la apropiación privada del producto social. Los capitalistas utilizan su Estado, no para defender a la mayoría trabajadora y fomentar el progreso, sino para destruir las conquistas alcanzadas por ésta tras decenios de luchas en las más duras condiciones.

La agresividad del imperialismo ha espoleado la lucha de los pueblos que, especialmente en Latinoamérica y Próximo Oriente, se enfrentan a sus ataques; en diversos países se desarrollan importantes experiencias políticas de claro contenido antiimperialista y con elementos socialistas que indican un avance de la lucha de clases. Crece también con carácter general la movilización social incluso dentro de las grandes potencias imperialistas pero sin organización ni objetivos estratégicos revolucionarios.A raíz del viraje revisionista de los años 50 en la URSS, y con mayor intensidad desde su derrumbe en los 90, la situación internacional atraviesa un largo período contrarrevolucionario.

El movimiento obrero y comunista ha experimentado graves retrocesos políticos, inclusive en los países que habían emprendido el camino del socialismo, algunos de los cuales han restaurado plenamente el capitalismo, mientras que otros conservan elementos de socialismo.

Además, hoy en día, asistimos a un avance general del movimiento popular y antiimperialista con el que manifestamos nuestro pleno compromiso de solidaridad internacionalista. Los marxistas-leninistas, al tiempo que combatimos la influencia burguesa sobre el proletariado y sus organizaciones, apoyamos sin reservas a todas las fuerzas que luchan por el socialismo, la democracia, la paz y la soberanía nacional frente al imperialismo y a la reacción. En el terreno internacional, se plantea también la necesidad perentoria de orientar las luchas en un sentido de superación revolucionaria, dirigido a crear las condiciones de avance hacia el socialismo. Ello trae como consecuencia la apertura de un proceso de debate abierto entre las fuerzas comunistas para dotar al movimiento obrero de la vanguardia revolucionaria capaz de enfrentar esta tarea desde una perspectiva leninista, proceso que nos comprometemos a impulsar en la medida de nuestras posibilidades.

En este sentido, subrayamos la importancia de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxistas-Leninistas (CIPOML) como centro internacional de agrupamiento de fuerzas marxistas-leninistas para debatir y adoptar decisiones en el camino hacia la reconstrucción de la Internacional Comunista y también las iniciativas de encuentros de los marxistas-leninistas de diversas corrientes, como el Seminario Comunista Internacional de Bruselas, el Seminario de Quito y otras.Los comunistas españoles debemos tomar ejemplo e impulso de los progresos internacionales y poner en pie una fuerza suficiente que pueda derrotar la ofensiva reaccionaria.En España asistimos a la recomposición del campo oligárquico para golpear más aún la lucha del movimiento obrero y popular. Se desarrolla la movilización social, pero ésta sigue siendo dispersa y limitada.

Frente a la oligarquía y su régimen, es necesaria la unidad política de la izquierda sobre bases consecuentemente democráticas y antioligárquicas, para impulsar la lucha en torno a un programa mínimo de carácter popular, de defensa de los derechos sociales, laborales y políticos de la mayoría trabajadora, hacia la conquista de un nuevo marco político más favorable para el desarrollo del combate general por el socialismo: la III República.

No puede hablarse de control social de la economía para hacer frente a las necesidades de la mayoría trabajadora, sin eliminar el dominio de la oligarquía financiera y de los monopolios, lo que pasa necesariamente por nacionalizar la banca y los sectores estratégicos, establecer una política industrial y de servicios racional e independiente del control de los grandes monopolios y por abandonar la Europa del capital y de la guerra que pretende reforzar su carácter agresivo e imperialista y unifica los planes de la oligarquía europea contra los trabajadores y los pueblos; no es posible avanzar en un sentido de progreso democrático sin garantizar la soberanía popular, la participación de los trabajadores en la democracia y sin reconocer el derecho de autodeterminación de las nacionalidades históricas, apartando al proletariado de la influencia de la burguesía en esta cuestión.

Pero, en una coyuntura de creciente agresividad imperialista en la que el Estado español está seriamente comprometido, el triunfo de la democracia popular frente a la oligarquía financiera solamente podrá llevarse a cabo garantizando la independencia nacional, a través de la destrucción del dominio de la oligarquía española y de los vínculos con la OTAN, la UE y cuantos foros políticos y militares nos atan al sistema imperialista internacional. Éstas y otras reivindicaciones políticas forman parte de un programa que ha ido abriéndose paso en el proceso de coordinación y debate entre diversas fuerzas de izquierda desarrollado los últimos meses, en torno a la lucha por la III República.Para avanzar hacia la unidad es preciso combatir las posiciones divisionistas, derrotistas y colaboracionistas de los dirigentes oportunistas sindicales, del nacionalismo pequeño burgués, del reformismo y del radicalismo sectario que debilitan el campo popular. Los comunistas que participamos activamente en este proceso unitario debemos estar a la altura de los retos planteados, dando nuevos pasos efectivos hacia el objetivo de volver a dotar a la clase obrera de un Partido Comunista Único que agrupe en un todo orgánico a los elementos más avanzados de la clase obrera.

La unidad que queremos construir debe combatir toda expresión de revisionismo y oportunismo, denunciando en primer lugar a las corrientes revisionistas que tras la traición que supuso el XX Congreso del PCUS, impusieron sus teorías burguesas de conciliación entre las clases y tienen la responsabilidad histórica de la derrota del movimiento en España y en el mundo.El partido que necesita nuestra clase, es un partido revolucionario, marxista-leninista. No existen terceras vías que permitan trasformar el capitalismo o reformarlo: Únicamente su destrucción puede liberar las fuerzas necesarias para construir el socialismo.

La clase obrera es la única clase social revolucionaria capaz de acabar de raíz con el capitalismo. Luchando por su propia liberación del yugo asalariado, la clase obrera trabaja por la emancipación de las demás clases y sectores que sufren la explotación de la oligarquía financiera y del régimen burgués, en general. Por ello, su forma superior de organización, el Partido Comunista, aun cuando trabaja con otros sectores en el desarrollo de un amplio movimiento de masas de contenido democrático y popular, debe mantener dentro del mismo su plena independencia política y sus objetivos estratégicos de superación revolucionaria del capitalismo.El Partido Comunista no es una organización interclasista y debe, por lo tanto, mantener una vigilancia permanente contra las influencias de las ideologías burguesa y pequeño-burguesa, fomentando la formación y el estudio del marxismo-leninismo como teoría científica y del materialismo dialéctico como método revolucionario para la acción política; debe así mismo guiarse por el centralismo democrático como principio de organización.

La unidad por la que trabajamos no la entendemos como un acto formal y burocrático, sino como la culminación de un proceso de debate intenso y abierto en el que se aborden de forma clara las cuestiones ideológicas, organizativas y políticas comunes y que se fundamente en el libre desenvolvimiento de la crítica y la autocrítica, el trabajo colectivo, la unidad en la acción y la vinculación obligatoria con las masas trabajadoras como otros tantos criterios de intervención del Partido Único de la clase obrera para todo el Estado.

Conscientes de que la unidad que pretendemos sólo será sólida y efectiva, en la medida en que repose sobre claros criterios ideológicos, de principios, y no una unidad puramente formal, el Partido Comunista de España (marxista-leninista) y Unión Proletaria, se comprometen a dar continuidad al proceso iniciado en 2002 por el Comité Estatal de Organizaciones Comunistas (CEOC), hasta culminarlo con la reconstitución bolchevique del Partido Comunista de España, firme en la estrategia y flexible en la táctica. Para ello, avanzaremos hacia la unidad orgánica entre ambas organizaciones, tras un proceso de trabajo común y debate, abierto a todos los demás destacamentos marxistas-leninistas que asuman nuestros objetivos y principios comunes.

Madrid, 22 de Julio de 2.008

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