El presente texto historico de los maoístas de Colombia nos lo envian los camaradas de Correo Vermello. Dada su extensión lo publicamos en II partes.
El siguiente documento es fundamental a la hora de estudiar el movimiento comunista en colombia, pues en el mismo se ve implicita la inevitable lucha por conservar el color de la organizacion de partido de los comunistas revolucionarios en colombia en las decadas del 60 y 70, a su vez tambien este documento hace parte del legado que dejaron grandes cuadros y martires de la revolucion en colombia, que hoy en nuestros dias sirven de guia con la misma vigencia que hace 40 años
FRANCISCO GARNICA
1. El Partido Comunista (marxista-leninista) exigencia central de la RevoluciónIniciadas en nuestra patria las batallas de clase del proletariado, planteadas por su propio desarrollo, y en los momentos en que el movimiento obrero mundial alcanzaba éxitos resonantes, desarrollando invaluables experiencias en su lucha política por su liberación definitiva, surgió también en Colombia, como imperiosa necesidad la construcción del Partido de la clase obrera, del Estado Mayor indispensable para la conquista victoriosa del poder.
Poderosamente influenciados por el triunfo y consolidación de la revolución bolchevique de octubre, en los años de la década del 20 surgen grupos revolucionarios que constituyen finalmente, en 1930, el Partido Comunista de Colombia. Este recorre desde entonces un largo camino repleto de episodios muchas veces heroicos y de notables errores que conforman un formidable cúmulo de experiencias con un denominador común: La existencia de una dirección errada, reformista y traidora.
Ayer con la camarilla Duranista y hoy con el grupo que encabeza Gilberto Vieira, al P.C. se ha intentado convertirlo en simple aparato electorero colocado a la cola de las disidencias tácticas de la burguesía, empantanado en el más crudo oportunismo reformista, ajeno a la revolución, es decir, en un obstáculo para que la clase obrera pase de sus luchas reivindicativas de tipo económico a las batallas por la conquista del poder político.
Su estructura organizativa leninista fue reemplazada paso a paso, por la de una simple agrupación liberal, sin ninguna disciplina, sin militancia seleccionada, con el burocratismo en su peor acepción como único método de dirección y por consiguiente incapacidad para aprovechar todas las coyunturas revolucionarias. Ha servido para prolongar el dominio de la oligarquía y el sufrimiento de las masas.
Tergiversando así los objetivos revolucionarios del Partido Comunista y corrompidas sus normas organizativas, el proletariado quedó de nuevo huérfano de su vanguardia política y, desde ese momento, la existencia de su Partido marxista-leninista se presentó con redoblada urgencia, mayor ahora que nunca, cuando se plantea la tarea de la conquista del poder político, de la destrucción del actual régimen burgués-proimperialista y el implantamiento de un nuevo orden popular.
La razón histórica del Partido Comunista Marxista-Leninista, ha sido una poderosa palanca impulsora para su propio surgimiento.
De ahí que desde el primer instante que aparece la corriente del oportunismo emerge también la lucha de los cuadros marxistas-leninistas por impedir la adulteración del carácter revolucionario de la vanguardia política de la clase obrera.
Desde 1940 y quizá desde mucho antes, camaradas honestos y capaces hicieron una sólida argumentación, planteamientos revolucionarios frente a la orientación claudicante de las camarillas de turno.
Pero es particularmente a partir de 1959 desde cuando cobra mayor fuerza la tendencia marxista-leninista. En efecto, aparecen nuevos movimientos políticos revolucionarios como evidente rechazo a las orientaciones derechistas del grupo de Gilberto Vieira.
En el seno del partido aparece la polémica en distintos sectores del país reclamando una estrategia acertada para la revolución colombiana, planteando la necesidad de organizar la conquista del poder y señalando el camino armado de la revolución colombiana.
Se multiplican entonces las sanciones disciplinarias contra todos aquellos camaradas que no comulgan con el contrabando ideológico de los revisionistas. Centenares de militantes y decenas de cuadros intermedios son expulsados por diferir de la línea política, las calumnias y los consabidos epítetos de "extremo izquierdistas" ocultan las verdaderas razones de principios.
Direcciones intermedias como el Comité Regional de Antioquia (1961); regionales enteros como el del Magdalena y la Guajira (1963); y Bolívar (1964); locales, zonas y sectores importantes del Partido en el Valle, Santanderes, Bogotá, Cundinamarca, Boyacá, Huila (1963-64-65); cuadros nacionales del C. C. y el 80% (ochenta por ciento) de la Juventud Comunista de Colombia representada en los Regionales de Bogotá, Valle, Santander del Norte, la Costa Atlántica y numerosos locales en todo el país (1964); numerosos dirigentes sindicales (confederales y federales) y dirigentes de masas a escala nacional y departamental, se lanzaron al combate contra la traición oportunista, comprendiendo que no había otra tarea práctica, primera y más urgente, que el rescate de nuestro partido y su reestructuración dentro de los principios revolucionarios del marxismo-leninismo para hacerlo capaz de dar a la lucha política de la clase obrera y de los campesinos la energía y firmeza necesarias.
Poderosamente influenciados por el triunfo y consolidación de la revolución bolchevique de octubre, en los años de la década del 20 surgen grupos revolucionarios que constituyen finalmente, en 1930, el Partido Comunista de Colombia. Este recorre desde entonces un largo camino repleto de episodios muchas veces heroicos y de notables errores que conforman un formidable cúmulo de experiencias con un denominador común: La existencia de una dirección errada, reformista y traidora.
Ayer con la camarilla Duranista y hoy con el grupo que encabeza Gilberto Vieira, al P.C. se ha intentado convertirlo en simple aparato electorero colocado a la cola de las disidencias tácticas de la burguesía, empantanado en el más crudo oportunismo reformista, ajeno a la revolución, es decir, en un obstáculo para que la clase obrera pase de sus luchas reivindicativas de tipo económico a las batallas por la conquista del poder político.
Su estructura organizativa leninista fue reemplazada paso a paso, por la de una simple agrupación liberal, sin ninguna disciplina, sin militancia seleccionada, con el burocratismo en su peor acepción como único método de dirección y por consiguiente incapacidad para aprovechar todas las coyunturas revolucionarias. Ha servido para prolongar el dominio de la oligarquía y el sufrimiento de las masas.
Tergiversando así los objetivos revolucionarios del Partido Comunista y corrompidas sus normas organizativas, el proletariado quedó de nuevo huérfano de su vanguardia política y, desde ese momento, la existencia de su Partido marxista-leninista se presentó con redoblada urgencia, mayor ahora que nunca, cuando se plantea la tarea de la conquista del poder político, de la destrucción del actual régimen burgués-proimperialista y el implantamiento de un nuevo orden popular.
La razón histórica del Partido Comunista Marxista-Leninista, ha sido una poderosa palanca impulsora para su propio surgimiento.
De ahí que desde el primer instante que aparece la corriente del oportunismo emerge también la lucha de los cuadros marxistas-leninistas por impedir la adulteración del carácter revolucionario de la vanguardia política de la clase obrera.
Desde 1940 y quizá desde mucho antes, camaradas honestos y capaces hicieron una sólida argumentación, planteamientos revolucionarios frente a la orientación claudicante de las camarillas de turno.
Pero es particularmente a partir de 1959 desde cuando cobra mayor fuerza la tendencia marxista-leninista. En efecto, aparecen nuevos movimientos políticos revolucionarios como evidente rechazo a las orientaciones derechistas del grupo de Gilberto Vieira.
En el seno del partido aparece la polémica en distintos sectores del país reclamando una estrategia acertada para la revolución colombiana, planteando la necesidad de organizar la conquista del poder y señalando el camino armado de la revolución colombiana.
Se multiplican entonces las sanciones disciplinarias contra todos aquellos camaradas que no comulgan con el contrabando ideológico de los revisionistas. Centenares de militantes y decenas de cuadros intermedios son expulsados por diferir de la línea política, las calumnias y los consabidos epítetos de "extremo izquierdistas" ocultan las verdaderas razones de principios.
Direcciones intermedias como el Comité Regional de Antioquia (1961); regionales enteros como el del Magdalena y la Guajira (1963); y Bolívar (1964); locales, zonas y sectores importantes del Partido en el Valle, Santanderes, Bogotá, Cundinamarca, Boyacá, Huila (1963-64-65); cuadros nacionales del C. C. y el 80% (ochenta por ciento) de la Juventud Comunista de Colombia representada en los Regionales de Bogotá, Valle, Santander del Norte, la Costa Atlántica y numerosos locales en todo el país (1964); numerosos dirigentes sindicales (confederales y federales) y dirigentes de masas a escala nacional y departamental, se lanzaron al combate contra la traición oportunista, comprendiendo que no había otra tarea práctica, primera y más urgente, que el rescate de nuestro partido y su reestructuración dentro de los principios revolucionarios del marxismo-leninismo para hacerlo capaz de dar a la lucha política de la clase obrera y de los campesinos la energía y firmeza necesarias.
2. Nuestro Partido Comunista (m-l) tiene que ser de tipo bochevique.
A. El Partido Comunista es un Partido de clase.
El Partido Comunista (marxista-leninista) es ante todo un Partido de clase. Es el partido de la clase obrera.Todas las clases y los estamentos de ellas pueden expresarse políticamente a través de partidos o grupos: éstos partidos o grupos políticos conforman la avanzada dirigente de las clases o estamentos de clases y, aun cuando algunos de ellos en su conformación presentan un carácter policlasista, en esencia su dirección está orientada a la defensa de los intereses de una clase, como es el caso de los partidos de la burguesía.Así mismo el proletariado en su lucha política forja su partido de clase.
Por eso todos los miembros del Partido Comunista serán, y tienen que serlo, proletarios que defienden intransigentemente los intereses de la clase obrera. Para poder pertenecer a ese Partido los elementos provenientes de otras clases tienen que renunciar a sus intereses y privilegios de clase y abrazar sin reservas la causa del proletariado.
El Partido es parte inseparable de la clase obrera. Y como la clase obrera —aquí y en todo el mundo— está llamada a dirigir los destinos de la humanidad, ese partido en cuanto interprete consecuentemente los intereses del proletariado conlleva innatamente su carácter dirigente.La existencia universal del proletariado, su concepción como una. sola clase en su conjunto, hace que el proletariado colombiano sea parte de la clase obrera mundial.
Esto determina que el Partido Comunista (marxista-leninista) esté impregnado de un profundo contenido internacionalista, generalizado en todos y cada uno de sus militantes y le plantea obligaciones concretas para con los pueblos de los demás países, obligaciones que superan la simple solidaridad moral, especialmente, en nuestro caso, en relación a los combatientes populares de la América Latina.
El Partido Comunista (marxista-leninista) es ante todo un Partido de clase. Es el partido de la clase obrera.Todas las clases y los estamentos de ellas pueden expresarse políticamente a través de partidos o grupos: éstos partidos o grupos políticos conforman la avanzada dirigente de las clases o estamentos de clases y, aun cuando algunos de ellos en su conformación presentan un carácter policlasista, en esencia su dirección está orientada a la defensa de los intereses de una clase, como es el caso de los partidos de la burguesía.Así mismo el proletariado en su lucha política forja su partido de clase.
Por eso todos los miembros del Partido Comunista serán, y tienen que serlo, proletarios que defienden intransigentemente los intereses de la clase obrera. Para poder pertenecer a ese Partido los elementos provenientes de otras clases tienen que renunciar a sus intereses y privilegios de clase y abrazar sin reservas la causa del proletariado.
El Partido es parte inseparable de la clase obrera. Y como la clase obrera —aquí y en todo el mundo— está llamada a dirigir los destinos de la humanidad, ese partido en cuanto interprete consecuentemente los intereses del proletariado conlleva innatamente su carácter dirigente.La existencia universal del proletariado, su concepción como una. sola clase en su conjunto, hace que el proletariado colombiano sea parte de la clase obrera mundial.
Esto determina que el Partido Comunista (marxista-leninista) esté impregnado de un profundo contenido internacionalista, generalizado en todos y cada uno de sus militantes y le plantea obligaciones concretas para con los pueblos de los demás países, obligaciones que superan la simple solidaridad moral, especialmente, en nuestro caso, en relación a los combatientes populares de la América Latina.
B. El Partido Comunista es la vanguardia esclarecida del proletariado.
Poco a poco, y valiéndose de una altisonante jerga, los revisionistas lograron imponer en las resoluciones de congresos y plenos su concepción oportunista de "partido de masas", violando descaradamente uno de los fundamentales principios que caracterizaban al partido de los bolcheviques como el destacamento de vanguardia de la clase obrera.
Es que el Partido no puede ser confundido con toda la clase. El Partido Comunista, como destacamento de vanguardia, incorpora en sus filas, no a la clase entera sino a los mejores elementos de la clase obrera, a los más abnegados, a los más experimentados.
"Olvidar —decía Lenin— la diferencia que existe entre el destacamento de vanguardia y toda la masa que tiende hacia él; olvidar el deber constante que tiene el destacamento de vanguardia de elevar a capas cada vez más amplias a su propio nivel avanzado, no significa más que engañarse a sí mismo, cerrar los ojos ante la inmensidad de nuestras tareas y empequeñecer éstas".
Ahora bien: "Con sólo la vanguardia es imposible triunfar y la diferencia entre la vanguardia y las masas no puede llevarnos a convertir al partido en un puñado de conspiradores aislados de las masas. El carácter de vanguardia significa que el Partido está adelante de las masas pero un paso solamente; si no puede quedarse atrás de ellas sin cometer errores de oportunismo de derecha, de seguidismo, tampoco puede adelantarse hasta aislarse sin caer en el izquierdismo aventurero.
No podrá ser vanguardia el partido que le rinda culto a la espontaneidad, que marche a la cola de los acontecimientos, que no pueda hacer prevalecer lo consciente sobre lo espontáneo, que no vea más allá de las masas.
Pero no basta titularse vanguardia: Hay que demostrarlo en la práctica y hacer que los demás movimientos lo reconozcan. Es imposible dirigir a la clase obrera y a las masas sino se está vinculado a ellas. Hay que elevar a las masas hasta el nivel de los intereses de clase del proletariado, ganarse la confianza de la clase obrera y del pueblo y esto no es un problema de deseos ni de decretos: esto sólo es posible mediante una constante labor en el seno de las masas y con la aplicación de una política acertada- Y aún más: no basta tener una justa línea política. Es preciso convencer a las masas de lo acertado de esa política.
El Partido Comunista, debe y puede ser la vanguardia esclarecida de la clase obrera pero a condición de que a su propia experiencia y a la experiencia de los partidos hermanos añada la más severa y responsable aplicación de la teoría científica del marxismo-leninismo en el análisis concreto de la realidad nacional.
C. El Partido Comunista debe ser ejemplo de organización, unidad y disciplina.
Tampoco puede el Partido cumplir su papel revolucionario si no se constituye en el destacamento organizado de la clase obrera. A diferencia de los partidos no proletarios, el P. C. no se concibe como una suma de miembros, es decir, nadie se afilia en abstracto al P. Comunista. Cada militante se afilia a una de las organizaciones del Partido, de lo que resulta que el Partido es una suma de organizaciones o mejor, un sistema único, un complejo de ellas. Porque es cierto que la organización centuplica las fuerzas, no es razonable contabilizar militantes sino organizaciones para los planes del Partido. El principio rector, regulador y unificador de estas organizaciones es el Centralismo Democrático que, en lo fundamental, significa; tener unos solos Estatutos, una sola dirección (el Congreso y entre Congreso y Congreso el C. C.), una sola disciplina y el sometimiento de la minoría a la mayoría y de las organizaciones inferiores a las superiores.
En nuestras condiciones, en que el revisionismo a la vez que convertía el centralismo en garrote disciplinario para preservar sus posiciones burocráticas y estimulaba la práctica del democraterismo en la base convirtiendo la discusión interna en charlatanería sin principios, se exige la aplicación estricta, del Centralismo Democrático en la vida del Partido. Mao Tse-tung, para corregir estas tendencias, recomendaba en el plano organizativo "poner en práctica la forma democrática de vida, bajo una orientación centralizada, consistente en:
a). La Dirección del Partido debe presentar una correcta línea de orientación y ofrecer soluciones cuando surgen problemas, a fin de establecerse como centro orientador.
b). La Dirección tiene que entender con claridad las condiciones de los cuerpos inferiores.
c). Las organizaciones del Partido en todos los niveles no deben tomar decisiones sin una debida- deliberación. Una vez tomada una decisión, tiene que ser puesta en la práctica con firmeza.d). Todas las decisiones de importancia tomadas por la Dirección deben ser transmitidas en el acto a la base del Partido.
e). Las organizaciones inferiores del Partido deben discutir en detalle las directivas de los cuerpos superiores a fin de entender a fondo la significación de las mismas y decidir los métodos necesarios para llevarlas a la práctica".
Es la organización del Partido lo que hace posible la unidad de -acción de todos los militantes. Si bien es cierto que la unidad no es por la unidad misma sino en tomo a los principios, y que no es posible ni siquiera tratar de la unidad sin antes deslindar posiciones ideológicas, también lo es que la unidad en cuestiones de programas y de línea es condición previa indispensable pero así mismo insuficiente para la unificación real del Partido, para la ejecución del trabajo.
La unidad de acción del Partido presupone la aplicación práctica de los principios de organización que excluyen todo fraccionalismo y cualquier espíritu de grupo. "La unidad se realiza —dice Lenin— sólo por una organización única cuyas decisiones se llevan a la práctica, no por miedo, sino a conciencia de todos los obreros conscientes. Discutir una cuestión, manifestar y oír las diferentes opiniones, conocer el punto de vista de la mayoría de los marxistas organizados, expresar esos puntos de vista en la decisión tomada, cumplir a conciencia esa decisión es lo que en todas partes del mundo y entre personas razonables se llama unidad".
“La unidad se expresa entonces alrededor del trabajo positivo y no de los errores. Alrededor de los principios y no de las personas".
Consecuencia y presupuesto de la unidad será la férrea disciplina del Partido. Una disciplina rayana en lo militar aunque consciente, igual para todos los militantes, pero atendiendo en su aplicación a las diferencias entre los camaradas, a mayor conciencia de los dirigentes, mayor y más férrea disciplina.
Sólo un Partido que marche como un solo hombre en el cumplimiento de las consignas podrá garantizar el éxito de sus acciones. Pero la disciplina, al igual que la unidad, exige condiciones que no será posible si se falta a la fidelidad, a los principios, si no existe una estrecha vinculación con las masas y si no se desarrolla una acertada dirección política.
La disciplina puede ser férrea en la medida en que sea consciente y voluntaria. De ello se deduce que, lejos de excluir, reclama la lucha de opiniones, en el seno del Partido. Pero, una vez tomado un acuerdo, éste será puesto en práctica por todos los organismos y militantes sin vacilaciones de ninguna índole, con toda la firmeza necesaria y superando todos los obstáculos de cualquier naturaleza que se presenten.
Es la organización del Partido lo que hace posible la unidad de -acción de todos los militantes. Si bien es cierto que la unidad no es por la unidad misma sino en tomo a los principios, y que no es posible ni siquiera tratar de la unidad sin antes deslindar posiciones ideológicas, también lo es que la unidad en cuestiones de programas y de línea es condición previa indispensable pero así mismo insuficiente para la unificación real del Partido, para la ejecución del trabajo.
La unidad de acción del Partido presupone la aplicación práctica de los principios de organización que excluyen todo fraccionalismo y cualquier espíritu de grupo. "La unidad se realiza —dice Lenin— sólo por una organización única cuyas decisiones se llevan a la práctica, no por miedo, sino a conciencia de todos los obreros conscientes. Discutir una cuestión, manifestar y oír las diferentes opiniones, conocer el punto de vista de la mayoría de los marxistas organizados, expresar esos puntos de vista en la decisión tomada, cumplir a conciencia esa decisión es lo que en todas partes del mundo y entre personas razonables se llama unidad".
“La unidad se expresa entonces alrededor del trabajo positivo y no de los errores. Alrededor de los principios y no de las personas".
Consecuencia y presupuesto de la unidad será la férrea disciplina del Partido. Una disciplina rayana en lo militar aunque consciente, igual para todos los militantes, pero atendiendo en su aplicación a las diferencias entre los camaradas, a mayor conciencia de los dirigentes, mayor y más férrea disciplina.
Sólo un Partido que marche como un solo hombre en el cumplimiento de las consignas podrá garantizar el éxito de sus acciones. Pero la disciplina, al igual que la unidad, exige condiciones que no será posible si se falta a la fidelidad, a los principios, si no existe una estrecha vinculación con las masas y si no se desarrolla una acertada dirección política.
La disciplina puede ser férrea en la medida en que sea consciente y voluntaria. De ello se deduce que, lejos de excluir, reclama la lucha de opiniones, en el seno del Partido. Pero, una vez tomado un acuerdo, éste será puesto en práctica por todos los organismos y militantes sin vacilaciones de ninguna índole, con toda la firmeza necesaria y superando todos los obstáculos de cualquier naturaleza que se presenten.
D. El Partido Comunista es el núcleo central que dirige a las demás organizaciones afines al proletariado.
El Partido Comunista, en cuanto es el destacamento organizado y la vanguardia de la clase, es la forma superior de organización del proletariado y, en calidad de tal, dirigente y coordinador de toda esa gama de organizaciones sin partido de la clase obrera y del pueblo, como los sindicatos, las cooperativas, las organizaciones juveniles, las ligas campesinas y las demás organizaciones populares que en determinadas etapas de la revolución coinciden con los objetivos inmediatos del proletariado.
No se trata de que estas organizaciones estén formalmente subordinadas a la dirección del Partido. De lo que se trata es de que el Partido, a través de sus fracciones o activos militantes vinculados a esas organizaciones, lleve a ella su influencia y promueva acciones de masas cada vez más elevadas.
Así el Partido no se verá jamás aislado de las masas, ni podrá ser golpeado por el enemigo y estas organizaciones responderán a su orientación política.
Precisamente en el grupo revisionista que dirige Vieira, se da el caso de que, con el pretexto de la teoría oportunista de la "neutralidad" y la "independencia" de estas organizaciones, se forman parlamentarios "comunistas" que no respetan las orientaciones del Partido, o gerentes de cooperativas aburguesados, o sindicalistas de mentalidad economista.
De allí que no sólo sea necesario sino obligatorio penetrar en todas las organizaciones de las masas, teniendo en cuenta que los comunistas no inventan sino que asimilan y desarrollan las formas de lucha y organización que el propio pueblo se da.
E. La condición del fortalecimiento del P. C. es la eliminación de los elementos oportunistas.
Todas las anteriores características, que determinan la naturaleza del Partido Comunista (marxista-leninista), no se verán nunca realizadas si se olvida un solo instante del fundamental principio de que el Partido se fortalece depurándose de los elementos oportunistas.
Jamás podremos desarrollar el Partido si vacilamos en cuanto a nuestra actitud frente a los revisionistas. Stalin señala: "La lucha implacable contra estos elementos, su expulsión del Partido, es la condición previa para luchar con éxito contra el imperialismo". Y Lenin dice: "No es posible triunfar en la revolución proletaria, no es posible defenderla, teniendo en las filas propias a reformistas, a mencheviques". Los revisionistas cumplen el papel de verdaderos agentes de la burguesía dentro del movimiento obrero y como a tales hay que tratarlos.
El nombre correcto es "Movimento Estudantil Popular Revolucionário" (Brasil)
ResponderEliminarwww.mepr.org.br