lunes, 7 de febrero de 2011

"LA IZQUIERDA" CONSPIRATIVA: TÚNEZ Y EGIPTO. Un articulo de los camaradas de Odio de Clase.



"LA IZQUIERDA" CONSPIRATIVA: TÚNEZ Y EGIPTO


Sade del Colectivo ODIO DE CLASE

Una vez repuesta de la sorpresa causada por los recientes levantamientos populares en Túnez y Egipto, una parte de esa "izquierda" que se autoproclama anticapitalista y revolucionaria –en realidad profundamente antimaterialista y antidialéctica- ha comenzado a construir y difundir una "explicación" conspirativa de los motivos "reales" que han provocado dichas revueltas.

Esta "izquierda" claudicante y renca que ha terminado por convertir a la CIA en el genio omnipotente detrás de todo acontecimiento inesperado –inesperado por ella, claro-, esta "izquierda" baldada de puro ciática, es la misma "izquierda" (n)eurocomunista que atribuía a la agencia de inteligencia norteamericana, allá por el año 1973, la ejecución de Carrero Blanco –Carrillo dixit-; la misma que hoy –qué le importa a ella el movimiento de las placas tectónicas y la geología- nos "explica" la artificialidad del terremoto de Haití de 2010; la misma que ha "descubierto", para mayor tranquilidad espiritual de los creyentes en el Más Allá de la política o en la política del Más Allá, las claves "izquierdistas" de la conspiración del 11-M, opuestas a las de los ex neurocomunistas de Libertad Digital…

La explicación conspirativa prescinde del análisis de clase cuando analiza los objetos de su interés: para esta "izquierda" es inconcebible –sin el concurso de la CIA (o sin el de CCOO y UGT)- que el pueblo, en su acepción más ruda y también más noble y elevada, pueda salir a la calle a partirse el pecho contra la miseria y la corrupción, y que se lo partan. El desprecio intelectual y moral que esta "izquierda" siente por la fuerza elemental y tsunámica de las masas populares, la conduce a la aberración de ver en los régimenes de Ben Ali o Mubarak, (o en Toxo y Mendez), algo progresista.

¡Claro que de estas revueltas no va a surgir socialismo! Pero no porque la CIA esté detrás de los movimientos populares, de los estallidos de energía revolucionaria, sino porque no existe partido revolucionario: estas explosiones populares son condición necesaria de todo movimiento revolucionario pero jamás habrá socialismo sin partido revolucionario, sin Partido Comunista. Negar la revuelta, la rebelión, es negar la posibilidad del socialismo. Negar el partido es negar el socialismo mismo.

Éste es el oscuro papel de esta "izquierda" conspirativa, cuya "agudeza" lunática es sólo el reflejo de su propia inoperancia; inoperancia, en cualquier caso, paradójicamente activa y disolvente al inocular en el movimiento obrero, por una parte, ese veneno del fatalismo derrotista nacido de la insignificancia en la autoconsideración, de la decadente conciencia de la supuesta nulidad de la fuerza propia ante "gigantes" como la CIA, CCOO, UGT, la Trilateral, Rubalcaba, etc… ; y, por otra, al alejarle del análisis científico sobre de los procesos sociales, al privarle de la ciencia del socialismo para su comprensión del mundo.

Frente a esta "izquierda", en que la necesidad de partido revolucionario desaparece por la mágica omnipotencia de las fuerzas ocultas de un enemigo tentacular –trasunto del ogro infantil, paralizante y anestésico-, en que la fuerza revolucionaria del pueblo es sutituida por el gesto, el ropaje, la opinión del intelectual alternativo de turno sobre cómo conducir nuestra vida íntima, personal, individual, hay que decir que la izquierda es ira del pueblo, es lucha de clases, y, sobre todo, es partido revolucionario, Partido Comunista que canalice esa energía hacia el poder y la construcción de la sociedad socialista.

Hacen falta, nos hacen falta, muchos túnes y egiptos, y más falta aún el instrumento, la palanca para nuestra victoria: el Partido. Sólo está en nuestras manos dotarnos de él. Que nadie espere que nos lo cree la CIA o el Grupo Bilderberg."

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