martes, 10 de mayo de 2011
Nepal: ¡ Levantemos en alto la bandera de la revolución !. Un articulo de Rishi Raj Baral.
¡ LEVANTEMOS EN ALTO LA BANDERA DE LA REVOLUCIÓN !
Por Rishi Raj Baral, coordinador del Foro Revolucionario Intelectual y Cultural, Nepal.
Traducido por ODIO DE CLASE
La reunión del comité central del PCUN (Maoísta) sigue su curso en medio de intensos debates y discusiones sobre el documento de Pushpa Kamal Dahal y del camarada Mohan Baidhya. En nombre de “la decisión del partido”, puede que el grupo de Dahal tenga éxito y obtenga la mayoría técnica. Entonces, queda claro, será la traición de la revolución y el engaño a los trabajadores y cuadros del partido. Ahora bien, es más que evidente que en la mente de Pushpa Kamal Dahal no hay sino una mínima pizca de fe en la revolución. Finalmente “Prachanda” se ha mostrado tal como es en realidad.
Antes de que el Ejército Popular de Liberación (EPL) cesara sus operaciones militares en 2006, la Guerra Popular conducía con éxito al campesinado sobre más de las tres cuartas partes del país, rompiendo las cadenas de la opresión feudal e iniciando el establecimiento de los instrumentos del poder y el gobierno populares.
La reunión de Chunwang representó no sólo un plan predeterminado para abandonar la revolución, la Guerra Popular : también significó el abandono del Marxismo-Leninismo-Maoísmo. De hecho, la reunión de Chunwang fue la preparación para el sistema político burgués y la llamada democracia. También demostró que Prachanda puede adoptar y aceptar cualquier cosa: está incluso dispuesto a estrechar sus vínculos con los poderes reaccionarios de fuera del país en función de sus propios intereses y para ejercer el poder. Ha quedado claro que Prachanda no vacilará siquiera en traicionar la historia de heroísmo y sacrificios del pueblo nepalí por mor de su interés y poder personales. Es obvio que su lema de nacionalismo e independencia nacional es mera alharaca y propaganda basura. En público, se opone al expansionismo indio pero en realidad es partidario del expansionismo indio.
En nombre de la creatividad, Prachanda siempre piensa en el modo de hacerse con mayor poder. Como un camaleón que cambia de color, en ocasiones finge ser un revolucionario y se aproxima a los líderes revolucionarios del partido; en otras, se aproxima a los reformistas y revisionistas del partido –la mayor parte del tiempo se sitúa del lado de los reformistas y del revisionismo- al objeto de permanecer constantemente en la dirección del partido. No debería existir confusión alguna sobre el hecho de que, en general, aunque Prachanda parezca un oportunista-centrista, de hecho, es un derechista-reformista. Durante la Guerra Popular , después de la captura del camarada Mohan Baidhya en una conspiración, Prachanda disfrutó del momento con los revisionistas del partido. Entonces selló su compromiso con los expansionistas indios.
Sabe jugar con las palabras: jugando con las palabras se opuso ideológicamente a la Guerra Popular y sembró las semillas de la liquidación dentro del partido en la reunión de Chunwang. Ahora no queda ninguna duda de que la reunión de Chunwang fue un programa predeterminado para traicionar la revolución, la Guerra Popular y el Marxismo-Leninismo-Maoísmo. La reunión actual va a ser la repetición del mismo “drama popular”.
Después del llamado “proceso de paz” se puso fin legalmente a diez años de Guerra Popular. Pero después de la salida en libertad de los camaradas Kiran y Gaurav de las cárceles indias, comenzó el estudio y análisis riguroso de las decisiones adoptadas en la reunión de Chunwang. Prachanda trató de llevar a su campo a los camaradas Kiran y Gaurav. En vez de llegar a una componenda con Prachanda y traicionar la revolución, los camaradas Kiran y Gaurav izaron la bandera de la revolución y se produjo una aguda lucha de dos líneas entre reformistas y marxistas revolucionarios. La lucha de dos líneas se intensificó y ello obligó a Prachanda a convocar una reunión ampliada, conocida como reunión de Balaju. Esta reunión se celebró en agosto de 2007 y, hasta cierto punto, esta reunión hizo posible evitar que el partido se pasase al revisionismo. Pero, tras unos días, Prachanda estrechó sus relaciones con los revisionistas del partido y, de nuevo, reactivó su “buena relación” con los reaccionarios indios. Todo ello planteó muchas cuestiones y agudizó nuevamente la lucha de dos líneas dentro del partido. El plenario conocido como reunión de Kharipati fue su consecuencia.
En la reunión de Kharipati los grupos centrista y derechista estuvieron unidos y se opusieron a los revolucionarios. Pero también en esta ocasión los revolucionarios lograron impedir que el partido se pasase al revisionismo. Después de muchos debates, discusiones y análisis, los revolucionarios decidieron apoyar la dirección de Prachanda. Aun así, los revolucionarios continuaron con la lucha de dos líneas. Decidieron seguir adelante procurando vigilar y amonestar a la dirección.
Parece una ironía: Prachanda repitió de nuevo su comportamiento habitual: hacer todo de palabra, pero nada en obra. Parecía como si hablase de escalar el Everest mientras se deslizaba pendiente abajo hacia el Océano Índico. Nuevamente engañó al pueblo nepalí. No puso en práctica ninguna de las resoluciones aprobadas en la reunión de Kharipati. Había un enorme contraste entre sus palabras y sus obras. En nombre de la paz y de la elaboración de la constitución, volvió de nuevo a la práctica política de la república burguesa. No tenía fe alguna en la historia heroica del pueblo y en el gran poder popular. En apariencia, parecía como si levantase la bandera de la revolución y la independencia nacional, pero en su fuero interno estaba siempre impaciente por llegar a una componenda con los expansionistas indios.
La reunión de Palungtar adoptó la resolución de la revuelta popular. El voto mayoritario del comité central del partido maoísta adoptó la línea de la revuelta en una reunión celebrada días después del plenario de Palungtar. Durante unos días, Prachanda asumió el lema de la revuelta popular. Sin embargo, algunos días más tarde, cuando se dio cuenta de que la situación le era favorable, volvió a repetir las palabras “Shanti ra Sambidhan”, esto es, “paz y constitución”. Fue entonces cuando emprendió el viaje de Singapur para complacer a los reaccionarios indios. Mantuvo a la sombra la resolución adoptada por 1.500 delegados del plenario de Palungtar. Todo ello creó anarquía y una situación de punto muerto dentro del partido y, naturalmente, agudizó la lucha de dos líneas en el seno del mismo.
No era una sorpresa su costumbre de acercarse a uno u otro grupo en función de su propio interés. Llegó a un compromiso político e ideológico con el grupo derechista del partido. Finalmente, Prachanda se mostró tal como es en realidad. El documento presentado en esta última reunión es prueba evidente de su papel de traidor. Este documento aboga por el revisionismo y la rendición nacional.
Los rasgos principales de Prachanda son las actitudes metafísicas en filosofía, el pluralismo en política y el consumismo y el utilitarismo en la práctica. En general, Prachanda parece un centrista-oportunista, pero en esencia su línea política es derechista-reformista. Baburam Bhattarai es claro en su política: no cabe duda de que es una figura prominente que aboga por el expansionismo indio y la democracia burguesa dentro del partido maoísta. Baburam se muestra a la luz como un partidario de la India mientras Prachanda es un partidario disfrazado. Ésa es la única diferencia entre ellos. En realidad, en el terreno ideológico, no hay ninguna diferencia entre Prachanda y Baburam: la única cuestión es quién dirige el campo derechista.
El documento presentado por Prachanda en esta reunión es una repetición y una continuación de la reunión de Chungwang. Es un gran engaño a la revolución y a los mártires de la Gran Guerra Popular. Los reaccionarios nepalíes y los reaccionarios extranjeros se han deshecho en alabanzas de este documento “histórico”. También le han alabado a Prachanda. No es nada nuevo: los que traicionan a la revolución son siempre objeto del elogio de los reaccionarios. De todos es sabido que recientemente el “camarada” Oli (un dirigente reconocido de la UML [“Unión Marxista Leninista”, partido ultrarrevisionista de Nepal]) invitó a Baburam a unirse a su partido. Ciertamente, una grave desviación ideológica se ha posesionado del presidente maoísta. Ahora, el tránsito a las claras hacia la desviación derechista comienza a partir de este punto. Es una traición grave al proletariado y sus sueños de revolución. Será un contraejemplo para los revolucionarios del siglo XXI.
Estos acontecimientos han creado grandes desafíos y responsabilidades a los revolucionarios del partido maoísta. En la lucha de dos líneas, si los revolucionarios se ven obligados a aceptar la revisionista, será su rendición. No hay más: ¿liquidación o revolución? Son las dos únicas alternativas que hay. Los revolucionarios deben hacer frente tanto a desafíos como a posibilidades. Los revolucionarios deben aprender de la historia de los movimientos comunistas en el mundo. Lo esencial es que trabajen no guiados por el sentimiento sino por la razón y la conciencia. Podemos suponer que los revolucionarios habrán de afrontar la situación del levantamiento Naxalbari y la situación del camarada Charu Mazumdar. Pero sabemos que estamos en el siglo XXI y que el pueblo nepalí cuenta con la experiencia de lucha contra los reaccionarios y revisionistas.
Ahora es necesario dar continuación a la revolución para salvaguardar los logros y valores de la Gran Guerra Popular. Igualmente, hay que salvaguardar a los revolucionarios, su desarrollo, e impedir la liquidación y desviación desde la izquierda: éstos son los retos a que se enfrentará el campo revolucionario en los días venideros.
Sabemos que en nombre de la realidad objetiva, la contrarrevolución y la preparación insuficiente para la revuelta, la dirección del partido quiere abocarlo a la línea del revisionismo. De hecho, existe el riesgo de contrarrevolución no desde el campo reaccionario sino desde la misma dirección maoísta. La dirección se ha extraviado, se ha desviado de la línea y el espíritu de la reunión de Palungtar. Los revolucionarios no deberían permanecer como mudos espectadores: deberían hacer un último esfuerzo para llevar a la práctica las decisiones de Palungtar. Pero no parece que ello vaya a ser posible.
El máximo líder no muestra el más mínimo interés por llevar adelante el espíritu de Palungtar. Si el máximo líder no está dispuesto a ello, no hay otro modo de echar a andar el carro de la revolución más que rompiendo relaciones con los revisionistas. Prepararse mental y físicamente para este tipo de movimiento es el único camino correcto mostrado por la historia. Debemos estar preparados para denunciar a los revisionistas y levantar la bandera del MLM y la revolución. Sí, ¡icemos bien alta la bandera de revolución!
(Baral es coordinador del Foro Revolucionario Intelectual y Cultural, Nepal)
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