jueves, 14 de junio de 2012

LENIN: ¡ ESE PARTIDO EXISTE !



Hace 95 años –Preparando la Gran Revolución Socialista
 de Octubre de 1917 en Rusia


LENIN: “¡ESE PARTIDO EXISTE!”*


   En el primer día de trabajo del I Congreso  de los Soviets de toda Rusia, su mayoría eserista y menchevique (285 eseristas, 248 mencheviques y 105 bolcheviques de los 777 delegados) tuvo tiempo de confirmar la característica anti internacionalista que dio Lenin al Gobierno de los capitalistas. (…)
   El segundo día (4 de junio) estuvo consagrado fundamentalmente a la actitud hacia el Gobierno Provisional. El informante M. I. Líber, representante del Comité Ejecutivo del Soviet dePetrogrado y uno de los líderes del Bund, justificaba la entrada de los mencheviquesy eseristas en el Gobierno Provisional y se pronunciaba contra el paso delpoder a los Soviets, declarando que las tareas inmediatas del Gobierno deberían ser el fortalecimiento del poder, la lucha contra la “anarquía”, la elevación de la capacidad combativa del ejército, etc. Al complementar y desarrollar losprincipales preceptos del informe de Líber y defender al Gobierno provisional y la política de ofensiva, el ministro socialista Tsereteli afirmaba que en Rusia no existía un partido político dispuesto a tomar el poder en sus manos.
   -¡Existe! – dijo resueltamente Lenin desde su escaño.
   - El decía que no hay en Rusia ningún partido político que esté dispuesto a asumir por entero el poder –repitió más tarde Lenin desde la tribuna del Congreso.- Pues bien, yo contesto: ¡Sí, ese partido existe! Ningún partido puede renunciar al poder, y el nuestro no renuncia: está dispuesto en cualquier momento a tomar todo el poder.
   A la táctica sin principios y cobarde de los mencheviques, Lenin opuso la línea firme, valiente, de los bolcheviques. Muchos delegados le conocían sólo por los artículos calumniosos de los periódicos burgueses y eserista-mencheviques. Les era interesante escuchar al guía del partido, sobre quien escribían tanto y con furor los periódicos conciliadores. Deseaban escuchar de él la exposición de los puntos de vista bolcheviques.
   Al advertirlo, los cabecillas del Congreso acogieron con risas la declaración de Lenin.
    -Reíd cuanto queráis – respondió Lenin-,pero si el ministro nos coloca ante un problema como éste, al mismo nivel que aun partido de derecha, recibirá la contestación adecuada… Depositad en nosotros la confianza y os ofreceremos nuestro programa. Nuestra conferencia ha trazado el 29 de abril ese programa. Desgraciadamente, no se lo toma en consideraciónni se rigen por él. Es necesario, por lo visto, exponerlo de una manera sencilla y clara.
   Y Lenin expuso de una manera clara las resoluciones fundamentales de la Conferencia de Abril del Partido Bolchevique sobre la actitud hacia el Gobierno Provisional. Durante el discurso también cambiaba poco a poco la actitud de los delegados, sobre todo la de los soldados, quienes escuchaban con ansiedad las palabras sobre la guerra de rapiña que continuaba el Gobierno, y sobre la paz. Paso a paso, Lenin dispersaba la bruma de mentiras y calumnias, exponiendo un programa lógico y comprensible.
   Expiró el tiempo que se le había concedido. En las filas delanteras se escuchó una voz: “No concederle más tiempo”. En la sala comenzó un bullicio increíble. Se oyeron protestas y exigencias de prorrogarle el tiempo. Sonaron aplausos y éstos iban creciendo, abarcando a una masa cada vez mayor de delegados. Teniendo en cuenta la disposición de ánimo de los reunidos, la presidencia se vio obligada a concederle la prórroga. La cuestión la solucionaron los delegados de base: los soldados y obreros.
   Bajo los aplausos de este grupo de delegado sal Congreso, Vladímir Ilich terminó su discurso:
    -El paso del poder al proletariado revolucionario, apoyado por los campesinos pobres, es el paso a la lucha revolucionaria por la paz bajo las formas más seguras y menos dolorosas, que haya conocido nunca la humanidad, el paso hacia una situación en que quedarán asegurados el poder y el triunfo de los obreros revolucionarios en Rusia y en el mundo entero.
   Los oradores de los partidos conciliadoresque hicieron uso de la palabra después de Lenin, ante todo Kerenski, Chernov, Skóbelev y otros, intimidaban a los delegados con perspectivas lóbregas, que ellos se figuraban ocurrirían en caso de romper con el Gobierno Provisional. Consideraban que la revolución había terminado y, en su opinión, no se podía hablar de su desarrollo.
   La segunda intervención de Lenin en el Congreso (9 de junio) estuvo dedicada directamente a los problemas de la guerra y la paz. Al criticar la hipocresía de las frases “super revolucionarias”, recordó a los asistentes el llamamiento del Soviet de Petrogrado a los pueblosdel mundo, del 14 de marzo, en el que se indicaba: “Niéguense a servir de instrumento de anexión y de violencia en manos de reyes, terratenientes y banqueros”. Dirigiéndose a los líderes eseristas y mencheviques del Soviet Lenin recordó:
  -Si les decía: “negaos a servir de instrumento en manos de vuestros banqueros”, mientras dejáis entrar a vuestros propios banqueros en el Gobierno y los sentáis con los ministros socialistas, reduciréis a la nada todos vuestros llamamientos, refutaréis en realidad toda vuestra política.
   En otro momento de su discurso, volvió asubrayar:
   -Os habéis enredado en contradicciones insolubles…. Vosotros habláis de la guerra contra anexiones y de la paz sin anexiones, pero proseguís dentro de Rusia la política de anexiones. Este carácter contradictorio se reflejó también en las resoluciones del Congreso, el cual se negó a tomar el poder en sus manos y a adoptar medidas resueltas para terminar la guerra imperialista. La resolución aprobada condenaba de palabra la guerra, pero en realidad desataba las manos a las clases gobernantes para continuar la misma política imperialista.

(*) Extraído dellibro de Albert Nenarókov Historia ilustrada de la Gran Revolución Socialista de Octubre. El año de 1917 en Rusia,un mes tras otro. Editorial Progreso, Moscú 1987, pp. 129-132. Texto seleccionado y transcrito para Dazibao Rojo por R. Manzanares.

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