Mao Tse-tung
UNA SOLA CHISPA PUEDE
INCENDIAR LA PRADERA
Obras Escogidas de Mao Tse-tung EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1968
Primera edició;n 1968 Tomo I, pp. 125-38.
© Transcrito para el Internet por Rafael Masada, Masada97@aol.com
Las indicaciones del HTML por David Romagnolo, djr@cruzio.com (Mayo de 1998)
- Parte de los camaradas de nuestro Partido aún no saben cómo apreciar
correctamente la situación actual, ni cuáles son las acciones que esta situación
exige de nosotros. Aunque están convencidos de que es inevitable un auge
revolucionario, no creen que pueda surgir pronto. Por consiguiente, no aprueban
el plan para conquistar Chiangsí y sólo están de acuerdo con las acciones
guerrilleras errantes en las tres zonas en los límites entre Fuchién, Kuangtung
y Chiangsí. Además, no están profundamente convencidos de la necesidad de
establecer el Poder rojo en las zonas guerrilleras, ni, en consecuencia, de la
necesidad de consolidar y extender este Poder rojo a fin de promover el auge de
la revolución en todo el país. Al parecer, consideran inútil dedicarse al duro
trabajo de establecer el Poder en momentos en que el auge revolucionario está
lejano todavía; pretenden ampliar nuestra influencia política recurriendo a un
método más fácil: las acciones guerrilleras errantes y, una vez cumplida
enteramente o hasta cierto punto la labor de ganarse a las masas en todo el
país, iniciar un levantamiento armado en toda China, levantamiento que, con la
participación del Ejército Rojo, desembocaría en una gran revolución de amplitud
nacional. Esta teoría sobre la necesidad de ganarse primero a las masas a escala
nacional y en todas partes, y establecer después el Poder, no corresponde a las
condiciones reales de la revolución china. Su origen es principalmente la falta
de una comprensión clara del hecho de que China es una semicolonia que se
disputan muchos países imperialistas. Si se llega a entender esto con claridad,
se comprenderá, en primer lugar, por qué es China el único país en el mundo que
experimenta un fenómeno tan insólito como es
* Carta escrita por el camarada Mao Tse-tung para criticar ciertas ideas pesimistas que existían en aquel tiempo dentro del Partido. pág. 126 el de las prolongadas e intrincadas guerras en el seno de las clases dominantes, por qué estas guerras se agudizan y se extienden día a día, y por qué no ha habido jamás un régimen unificado en el país. En segundo lugar, se comprenderá lo grave que es el problema campesino y, en consecuencia, por qué las insurrecciones en el campo se han desarrollado con tal amplitud que abarcan hoy todo el país. En tercer lugar, se comprenderá la justeza de la consigna: Por un Poder democrático obrero-campesino. En cuarto lugar, se comprenderá otro fenómeno insólito -- igualmente desconocido fuera de China y surgido en relación con el fenómeno inusitado de las prolongadas e intrincadas guerras en el seno de las clases dominantes de China --, el de la existencia y desarrollo del Ejército Rojo y los destacamentos guerrilleros y, junto con ellos, la existencia y desarrollo de pequeñas zonas rojas rodeadas por el régimen blanco. En quinto lugar, se comprenderá también que en la China semicolonial, la creación y desarrollo del Ejército Rojo, los destacamentos guerrilleros y las zonas rojas, es la forma más alta de la lucha campesina dirigida por el proletariado, el resultado inevitable del desarrollo de la lucha campesina en una semicolonia y, sin duda alguna, el factor más importante para promover el auge revolucionario en todo el país. Y en sexto lugar, se comprenderá asimismo que con la política de simples acciones guerrilleras errantes no se puede cumplir la tarea de promover el auge revolucionario a escala nacional, en tanto que es indudablemente correcta la política adoptada por Chu Te y Mao Tse-tung, y también por Fang Chi-min[1], que consiste en crear bases de apoyo, establecer el Poder de manera sistemática, realizar en profundidad la revolución agraria, engrosar las fuerzas armadas populares siguiendo el proceso de formar primero destacamentos cantonales de guardias rojos, luego territoriales, después distritales, posteriormente fuerzas locales del Ejército Rojo y, por último, un Ejército Rojo regular, y extender el Poder a modo de oleadas, etc. Sólo así se puede infundir fe a las masas revolucionarias de todo el país, tal como lo hace la Unión Soviética respecto al mundo entero. Sólo así se puede ocasionar inmensas dificultades a las clases dominantes reaccionarias, sacudir sus cimientos y precipitar su desintegración interna. Y sólo así se puede crear efectivamente un Ejército Rojo, que servirá de instrumento principal para la gran revolución venidera. En una palabra, sólo así se puede promover el auge de la revolución.
Los camaradas que padecen del mal de la precipitación revolucionaria sobrestiman las fuerzas subjetivas de la revolución[2] y
pág. 127
subestiman las fuerzas de la contrarrevolución. Semejante apreciación nace
principalmente del subjetivismo, e indudablemente terminará conduciendo al
camino del putchismo. Por otra parte, la subestimación de las fuerzas subjetivas
de la revolución y la sobreestimación de las fuerzas de la contrarrevolución
constituyen también una apreciación inadecuada, que producirá inevitablemente
resultados negativos, aunque de otro orden. Por consiguiente, al juzgar la
situación política de China, es necesario comprender los siguientes puntos
esenciales :
1. A pesar de que las fuerzas subjetivas de la revolución china san
débiles en la actualidad, lo es también toda la organización (el Poder, las
fuerzas armadas, los partidos, etc.) de las clases dominantes reaccionarias,
organización que se basa en la atrasada y frágil estructura social y económica
de China. Así se explica por qué la revolución no puede estallar inmediatamente
en los países de Europa occidental, donde, aunque actualmente las fuerzas
subjetivas de la revolución son quizá algo más poderosas que en China, las
clases dominantes reaccionarias tienen un poderío muchas veces superior al que
poseen las clases dominantes reaccionarias de nuestro país. Y aunque en China
las fuerzas subjetivas de la revolución son ahora débiles, sin duda la
revolución avanza hacia su auge más rápidamente que en Europa occidental, porque
aquí las fuerzas de la contrarrevolución son relativamente débiles también.
2. Después de la derrota de la revolución en 1927, las fuerzas subjetivas
de la revolución han quedado, en efecto, considerablemente debilitadas. Es muy
poco lo que resta de ellas, y resulta natural que aquellos camaradas que juzgan
las cosas sólo por las apariencias tengan ideas pesimistas. Pero si se examina
la esencia de las cosas, se ve un cuadro completamente distinto. Aquí viene al
caso un antiguo proverbio chino: "Una sola chispa puede incendiar la pradera."
En otras palabras, nuestras fuerzas, aunque muy pequeñas ahora, se desarrollarán
con gran rapidez. En las condiciones de China, su desarrollo no sólo es posible,
sino prácticamente inevitable. Esto lo demostraron completamente el Movimiento
del 30 de Mayo y la Gran Revolución que le siguió. Al tratar un asunto, debemos
examinar su esencia y considerar su apariencia sólo como guía que nos conduce a
la entrada, y, una vez que cruzamos el umbral, debemos captar la esencia. Este
es el único método de análisis seguro y científico.
3. En forma similar, al evaluar a las fuerzas de la contrarrevolución, de
ninguna manera debemos ver sólo su apariencia, sino examinar su esencia. En el
período inicial del establecimiento de nuestro
pág. 128
régimen independiente en los límites entre Junán y Chiangsí, algunos
camaradas creyeron de buena fe en la incorrecta apreciación que hizo entonces el
Comité Provincial del Partido en Junán, y consideraron que nuestro enemigo de
clase no valía un centavo. "Sumamente tambaleante" y "totalmente presa de
pánico", dos expresiones que todavía nos causan risa, fueron las que utilizó en aquel tiempo (de mayo a junio de 1928) el Comité Provincial de
Junán para valorar a Lu Ti-ping[3],
gobernante de dicha provincia. Tales apreciaciones condujeron inevitablemente al
putchismo en el terreno político. Pero durante los cuatro meses que van de
noviembre de 1928 a febrero de 1929 (antes del estallido de la
guerra entre Chiang Kai-shek y los caudillos militares de Kuangsí[4]), cuando enfrentábamos a la tercera
"campaña conjunta de aniquilamiento"[5]del enemigo contra las montañas Chingkang, algunos
camaradas plantearon la siguiente cuestión: "¿cuánto tiempo podremos mantener
flameando la bandera roja?" En realidad, la lucha entre Inglaterra, los Estados
Unidos y el Japón en China se había vuelto entonces muy desembozada y habían
madurado las condiciones para una guerra intrincada entre Chiang Kai-shek, los
caudillos militares de Kuangsí y Feng Yu-siang. Este era, en esencia, el momento
en que la marea contrarrevolucionaria comenzaba a bajar y la marea
revolucionaria, a crecer de nuevo. Sin embargo, durante ese período existían
ideas pesimistas no sólo en el Ejército Rojo y en las organizaciones locales del
Partido, sino que incluso el Comité Central se dejó engañar por
las apariencias y adoptó un tono pesimista. La carta de febrero del Comité
Central[6] es una prueba del análisis
pesimista que se hacía entonces en el Partido.
4. La actual situación objetiva todavía puede desorientar fácilmente a
los camaradas que sólo ven las apariencias y no penetran en la esencia.
Especialmente los que trabajan en el Ejército Rojo, cuando sufren una derrota,
cuando están rodeados o acosados por poderosas fuerzas enemigas, a menudo, sin
quererlo, generalizan y exageran su situación momentánea, particular y local,
como si globalmente fuera poco brillante la situación de todo el país y del
mundo entero, y vagas y remotas las perspectivas de victoria de la revolución.
En su observación de las cosas, estos camaradas se aferran a las apariencias y
pasan por alto la esencia, porque no han efectuado un análisis científico de la
esencia de la situación general. A la pregunta de si surgirá pronto en China un
auge revolucionario, se puede dar una respuesta precisa sólo después de haber
examinado en detalle si realmente están en desarrollo las diversas
contradicciones que con-
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ducen a este auge. Dado que, en el plano internacional, se desarrollan las
contradicciones entre los países imperialistas, entre estos países y sus
colonias y entre los imperialistas y el proletariado de sus propios países, los
imperialistas sienten con mayor apremio la necesidad de disputarse a China. A
medida que se intensifica la disputa entre los imperialistas por adueñarse de
China, se desarrollan simultáneamente en el territorio chino tanto la
contradicción entre el imperialismo y toda la nación china como las
contradicciones de los imperialistas entre sí, por lo cual se producen guerras
intrincadas cada vez más extensas y violentas entre las distintas camarillas de
gobernantes reaccionarios de China, y se desarrollan diariamente las
contradicciones entre éstas. Las contradicciones entre las distintas camarillas
de gobernantes reaccionarios -- las guerras intrincadas entre los caudillos
militares -- van acompañadas del aumento de los impuestos, lo que conduce a la
agudización diaria de la contradicción entre las grandes masas de contribuyentes
y los gobernantes reaccionarios. La contradicción entre el imperialismo y la
industria nacional china va acompañada del hecho de que esta última no puede
obtener concesiones del primero, lo cual agudiza la contradicción entre la
burguesía y la clase obrera de China: los capitalistas chinos tratan de
encontrar una salida a través de la desenfrenada explotación de los obreros, y
éstos les oponen resistencia. La agresión comercial de los países imperialistas,
la explotación por parte del capital mercantil chino, el aumento de los
impuestos por el gobierno, etc., traen consigo una profundización aún mayor de
la contradicción entre la clase terrateniente y el campesinado, es decir, se
agrava la explotación por medio del arriendo de la tierra y la usura, y crece el
odio de los campesinos hacia los terratenientes. A causa de la presión de las
mercancías extranjeras, del agotamiento de la capacidad adquisitiva de las
grandes masas de obreros y campesinos y del aumento de los impuestos por el
gobierno, los comerciantes en productos nacionales y los productores
independientes se ven empujados cada vez más a la quiebra. Como el gobierno
reaccionario incrementa ilimitadamente sus tropas, pese a la escasez de
provisiones y fondos para mantenerlas y como, a consecuencia de ello, las
guerras se hacen cada día más frecuentes, las masas de soldados sufren
constantes privaciones. Debido al aumento de los impuestos estatales, a la
creciente carga de los arriendos e intereses exigidos por los terratenientes y a
la diaria ampliación de los desastres de la guerra, el hambre y el bandolerismo
se han extendido por todo el país y las grandes masas campesinas y los pobres de
la
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ciudad se encuentran en una situación en la que apenas pueden subsistir. A
causa de la carencia de fondos para el sostenimiento de escuelas, muchos alumnos
temen no poder continuar sus estudios; debido al carácter atrasado de la
producción, muchos estudiantes graduados no tienen esperanzas de encontrar
empleo. Comprendiendo todas estas contradicciones, sabremos en qué desesperada
situación y en qué caótico estado se encuentra China, y veremos que
inevitablemente y muy pronto surgirá el auge de la revolución dirigida contra
los imperialistas, los caudillos militares y los terratenientes. Toda China está
llena de leña seca, que arderá pronto en una gran llamarada. El proverbio, "Una
sola chispa puede incendiar la pradera", es una descripción apropiada de cómo se
desarrollará la situación actual. Basta echar una mirada a las huelgas obreras,
las insurrecciones campesinas, los motines de soldados y las huelgas
estudiantiles, que están desarrollándose en muchos lugares, para darse cuenta de
que esa "sola chispa", sin duda alguna, no tardará en "incendiar la pradera".
La idea general de lo expuesto anteriormente estaba contenida ya en la
carta del Comité del Frente al Comité Central, fechada el 5 de abril de 1929, en
la que se decía:
-
"En su carta [del 9 de febrero de 1929] el Comité Central ha hecho una
apreciación demasiado pesimista de la situación objetiva y de nuestras fuerzas
subjetivas. La tercera campaña de 'aniquilamiento' lanzada por el Kuomintang
contra las montañas Chingkang marcó el punto culminante de la marea
contrarrevolucionaria. Pero allí se detuvo y desde entonces se han iniciado el
gradual descenso de esta marea y el progresivo ascenso de la marea
revolucionaria. La capacidad combativa y organizativa del Partido, a pesar de
haberse debilitado tanto como lo señala el Comité Central, se recobrará con gran
rapidez y pronto desaparecerá la pasividad entre sus cuadros, con el descenso
gradual de la marea contrarrevolucionaria. Las masas nos seguirán
sin duda alguna. La política de matanza[7] sólo sirve para 'empujar los peces hacia las aguas
profundas[8], y el reformismo, a su vez,
ha dejado de atraer a las masas. Sin duda, las ilusiones de las masas con
respecto al Kuomintang se desvanecerán muy pronto. En la situación que va a
surgir, ningún otro partido podrá competir con el Partido Comunista en la
conquista de las masas. La línea política y la línea de organización trazadas
por el VI Congreso
pág. 131
Nacional del Partido[
9] son
correctas: la revolución en la etapa actual es democrática, y no socialista; la
tarea actual del Partido [aquí debería haberse agregado: 'en las grandes
ciudades'] consiste en ganarse a las masas y no en organizar insurrecciones
inmediatas. Pero, la revolución se desarrollará con gran rapidez, y debemos
adoptar una actitud positiva en la propaganda y la preparación para las
insurrecciones armadas. En la caótica situación actual, podremos dirigir a las
masas sólo a base de consignas y actitud positivas. Igualmente, sólo adoptando
tal actitud, el Partido podrá recuperar su capacidad de combate. [. . .] La
dirección del proletariado constituye la única clave para la victoria de la
revolución. Asentar al Partido sobre una base proletaria y establecer células en
las empresas industriales de los centros urbanos, son en este momento
importantes tareas en el terreno organizativo; pero al mismo tiempo, el
desarrollo de la lucha en el campo, el establecimiento del Poder rojo en
pequeñas zonas, la creación y engrosamiento del Ejército Rojo son, antes que
nada, los principales requisitos para ayudar a la lucha en las ciudades y
promover el auge revolucionario. Por consiguiente, es erróneo renunciar a la
lucha en las ciudades; pero, en nuestra opinión, también se equivocará todo
miembro del Partido que tema el desarrollo de la fuerza campesina, creyendo que
la revolución será perjudicada si esa fuerza supera a la obrera. Pues en la
China semicolonial, la revolución fracasa inevitablemente cuando la lucha
campesina no cuenta con la dirección de los obreros, pero jamás se perjudica
porque la fuerza de los campesinos se torne, en el curso de la lucha, mayor que
la de los obreros." -
"A fin de preservar el Ejército Rojo y movilizar a las masas, el Comité
Central nos propone dividir las fuerzas en unidades muy pequeñas, dispersarlas
por el campo y alejar de las filas a Chu Te y Mao Tse-tung, ocultando así los
grandes blancos al enemigo. Esta es una idea apartada de la realidad. Ya en el
invierno de 1927, planeamos dividir nuestras fuerzas en compañías o batallones
para que actuaran independientemente, dispersarlas por el campo, movilizar a las
masas por medio de las tácticas guerrilleras y evitar convertirnos en blanco del
enemigo; esto lo pusimos en práctica en numerosas ocasiones, pero siempre fraca-
- samos. Las causas son: 1) A diferencia de los destacamentos locales de
guardias rojos, la mayoría de los soldados de las fuerzas regulares del Ejército
Rojo no son nativos de la localidad. 2) La división de las fuerzas en pequeñas
unidades da como resultado una dirección débil e incapacidad para enfrentar
circunstancias adversas, lo cual conduce fácilmente a la derrota. 3) Es fácil
que las pequeñas unidades dispersas sean derrotadas por separado. 4) Cuanto más
adversas son las circunstancias, tanto mayor es la necesidad de que las fuerzas
se concentren y que los dirigentes luchen con firmeza, porque sólo así se puede
conseguir la unidad interna y hacer frente al enemigo. Sólo en circunstancias
favorables es aconsejable dividir las fuerzas para operaciones guerrilleras, y
sólo entonces los dirigentes no tienen tanta necesidad, como en circunstancias
adversas, de permanecer con sus tropas todo el tiempo."
"Las tácticas que hemos extraído de la lucha durante los últimos tres años son realmente distintas de todas las otras tácticas, antiguas o modernas, chinas o extranjeras. Gracias a nuestras tácticas, la movilización de las masas para la lucha se realiza en una escala siempre creciente, y ningún enemigo, por
pág. 133
poderoso que sea, podrá habérselas con nosotros. Las nuestras son tácticas
guerrilleras, que consisten principalmente en los siguientes puntos :
- 'Dividir las fuerzas para movilizar a las masas y concentrarlas para
hacer frente al enemigo.'
'Cuando el enemigo avanza, retrocedemos; cuando acampa, lo hostigamos; cuando se fatiga, lo atacamos; cuando se retira, lo perseguimos.'
'Para ampliar las bases de apoyo estables[11], adoptamos la táctica de avanzar en oleadas. Cuando nos persigue un enemigo poderoso, adoptamos la táctica de dar rodeos.'
'Movilizar a la mayor cantidad de masas en el menor tiempo posible y con los mejores métodos a nuestro alcance.'
-
"Las tropas de Chiang Kai-shek y las de los caudillos militares de
Kuangsí se están aproximando unas a otras en la zona de Chiuchiang, y una gran
batalla está a punto de estallar. A consecuencia de la reanudación de la lucha
de las masas, unida al crecimiento de las contradicciones entre los gobernantes
reaccionarios, probablemente surgirá pronto un auge revolucionario. Al planear
nuestro trabajo en estas circunstancias, consideramos que, en las provincias del
Sur, las fuerzas armadas de la burguesía compradora y de los terratenientes de
Kuangtung y Junán son demasiado grandes, y además, en Junán, debido a los
errores putchistas cometidos por la organización del Partido, hemos perdido casi
por completo nuestra base de masas, tanto dentro como fuera del Partido. Pero la
situación es diferente en las provincias de Fuchién, Chiangsí y Chechiang. En
primer lugar, las fuerzas armadas del enemigo en estas tres provincias son las
más débiles. En Chechiang sólo hay una reducida guarnición
pág. 135
provincial a las órdenes de Chiang Po-chen (12)
En Fuchién, aunque hay catorce regimientos bajo
cinco comandos, la brigada de Kuo Feng-ming ya ha sido puesta fuera de
combate; las tropas de Chen Kuo-jui y Lu Sing-pang[13] están integradas por bandidos y tienen
poca capacidad de combate, y las dos brigadas de infantería de marina acampadas
a lo largo de la costa no han entrado nunca en acción e indudablemente tampoco
tienen gran capacidad de combate. Sólo las tropas de Chang
Chen[14] son, en cierta medida, capaces
de combatir, pero, según el análisis hecho por el Comité Provincial del Partido
en Fuchién, únicamente dos regimientos de esas tropas tienen una capacidad de
combate relativamente elevada. Además, en Fuchién reina ahora un estado de
completo caos y desunión. En Chiangsí hay dos agrupaciones, la de
Chu Pei-te[15] y la de Siung
Shi-jui[16], que constan en total de
dieciséis regimientos; allí las fuerzas armadas son superiores a las de Fuchién
o Chechiang, pero muy inferiores a las de Junán. En segundo lugar, se han
cometido menos errores putchistas en esas tres provincias. No conocemos muy bien
el caso de Chechiang, pero sí sabemos que las organizaciones del Partido y su
base de masas en Chiangsí y Fuchién son más fuertes que en Junán. Por lo que
atañe a Chiangsí, en su parte norte, todavía tenemos cierta base en Tean,
Siushui y Tungku; en su parte oeste, el Partido y los destacamentos de guardias
rojos aún conservan su fuerza en Ningkang, Yungsin, Lienjua y Suichuan; en el
Sur, nuestras perspectivas son aún más brillantes, ya que la fuerza de los 2ƒ y
4.ƒ Regimientos del Ejército Rojo está creciendo día a día en los distritos de
Chían, Yungfeng y Singkuo; las tropas del Ejército Rojo al mando de Fang
Chi-rnin no han sido liquidadas en modo alguno. De esta manera se ha creado una
situación de cerco a Nanchang. Por la presente proponemos al Comité Central:
durante el largo período de guerras entre los caudillos militares del
Kuomintang, disputar a Chiang Kai-shek y a los caudillos militares de Kuangsí la
provincia de Chiangsí, así como el Oeste de Fuchién y el Oeste de Chechiang;
aumentar los efectivos del Ejército Rojo en estas tres provincias y crear allí
un régimen independiente popular, dándonos corno plazo un año para el
cumplimiento de este plan." - [1] El
camarada Fang Chi-min, natural del distrito de Yiyang, provincia de Chiangsí,
miembro del Comité Central elegido en el VI Congreso Nacional del Partido
Comunista de China, fue fundador de la zona roja en el Noreste de Chiangsí y
creador del 10.ƒ Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo. En 1934, partió hacia el
Norte de China al mando de los destacamentos de vanguardia del Ejército Rojo
para la resistencia contra los invasores japoneses. En enero de 1935 fue hecho
prisionero en un combate con las tropas contrarrevolucionarias del Kuomintang.
En julio del mismo año murió heroicamente en Nanchang. [pág. 126]
[2] Con la
expresión "fuerzas subjetivas de la revolución", el camarada Mao Tse-tung se
refiere aquí a las fuerzas organizadas de la revolución. [pág.
126]
[3] Caudillo
militar del Kuomintang, fue en 1928 gobernador de la provincia de Junán.
[pág. 128]
[4] Se trata
de la guerra librada en marzo y abril de 1929 entre los caudillos militares
kuomintanistas: la camarilla de Chiang Kai-shek en Nankín y la camarilla de Li
Tsung-yen y Pai Chung-si en Kuangsí. [pág. 128]
[5] Se
refiere a la tercera ofensiva de los caudillos militares kuomintanistas de Junán
y Chiangsí contra la base de apoyo del Ejército Rojo en las montañas Chingkang,
desde fines de 1928 hasta comienzos de 1929. [pág. 128]
[6] Se
refiere a la carta del Comité Central del Partido Comunista de China dirigida al
Comité del Frente, fechada el 9 de febrero de 1929. Su contenido se expone en
líneas generales en la carta del Comité del Frente al Comité Central, con fecha
del 5 de abril de 1929, citada en el presente artículo. Trataba principalmente
sobre la apreciación de la situación de entonces y la táctica de acción del
Ejército Rojo. Ante los inadecuados puntos de vista presentados en la carta del
Comité Central, el Comité del Frente manifestó en su respuesta opiniones
distintas. [pág. 128]
[7] Se
refiere a los medios sangrientos a los que recurría la contrarrevolución frente
alas fuerzas revolucionarias del pueblo. [pág. 130]
[8] Cita del
Mencio. Mencio compara al tirano que con sus brutalidades empuja al
pueblo a buscar un soberano benévolo, con la nutria que "empuja los peces hacia
las aguas profundas". [pág. 130]
[9] Se
refiere al VI Congreso Nacional del Partido Comunista de China, celebrado en
julio de 1928. El Congreso indicó que, después de la derrota de 1927, la
revolución china continuaba siendo, por su carácter, una revolución
democrático-burguesa antiimperialista y antifeudal, y que era inevitable un
nuevo auge revolucionario; pero, como este nuevo auge revolucionario no había
surgido todavía, la línea general para la revolución en aquel tiempo consistía
en ganarse a las masas. El VI Congreso barrió con el capitulacionismo de derecha
de Chen Tu-siu, aparecido en 1927, y también sometió a crítica el putchismo
"izquierdista" que se manifestó en el Partido a fines de 1927 y comienzos de
1928. [pág. 131]
pág. 138
[10] En
1929, el Ejército Rojo emprendió una expedición hacia el Este, desde las
montañas Chingkang hasta la provincia de Fuchién, donde creó una nueva base de
apoyo revolucionaria, y estableció el Poder revolucionario popular en los
distritos de Lungyen, Yungting y Shangjang, en el Oeste de dicha provincia.
[pág. 132]
[11] Se
refiere a las bases de apoyo revolucionarias relativamente sólidas, establecidas
por el Ejército Rojo de Obreros y Campesinos. [pág. 133]
[12] Entonces comandante de las Fuerzas de Preservación del Orden del
Kuomintang en la provincia de Chechiang. [pág. 135]
[13] Conocidos bandidos de la provincia de Fuchién, cuyas Fuerzas fueron
incorporadas al ejército del Kuomintang. [pág. 135]
[14] Jefe de
una división de las tropas del Kuomintang. [pág. 135]
[15] Caudillo militar del Kuomintang, entonces gobernador de la provincia de
Chiangsí. [pág. 135]
[16] Entonces jefe de una división de las tropas del Kuomintang acantonadas
en la provincia de Chiangsí. [pág. 135]
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