jueves, 17 de enero de 2013

Sumario del Foro sobre el Trabajo Artístico y Literario en las Fuerzas Armadas convocado por la camarada Chiang Ching por encargo del camarada Lin Piao – Del 2 al 20 de Febrero de 1966 (2ª parte)


Nota: Este importante documento –hasta ahora no disponible en lengua española en Internet y cuya segunda parte publicamos ahora, y la tercera parte lo haremos próximamente-, ha sido tomado de Importantes Documentos de la Gran Revolución Cultural Proletaria. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pekín 1970, pp. 209-250. Ha sido transcrito por Gran Marcha Hacia el Comunismo e incluido en su página web para darle la mayor difusión, especialmente entre las nuevas generaciones de comunistas y revolucionarios.
Madrid, Enero 2013

5. En la revolución cultural debe haber destrucción y construcción. Los dirigentes deben hacerse cargo personalmente de esta tarea y lograr que se creen buenos modelos. La burguesía tiene su reaccionario “monólogo sobre la creación de lo nuevo”. Nosotros, también, debemos crear lo nuevo y lo original, lo nuevo en el sentido de que es socialista, y original en el sentido de que es proletario. La tarea básica del arte y la literatura socialistas es esforzarse por crear personajes heroicos surgidos de los obreros, campesinos y soldados. Sólo cuando tengamos tales modelos y una exitosa experiencia a este respecto, nuestros argumentos serán convincentes, seremos capaces de consolidar las posiciones que hemos ocupado y de quitar el garrote a los reaccionarios.
Sobre este problema debemos estar orgullosos de nosotros mismos, y no debemos tener complejo de inferioridad.
Debemos eliminar nuestra supersticiosa veneración por el llamado arte y literatura de la década del treinta. En esa época, el movimiento artístico y literario del ala izquierda siguió en lo político la línea oportunista de “izquierda” de Wang Ming; practicó en lo organizativo la política de “puertas cerradas” y el sectarismo; y sus ideas sobre el arte y la literatura eran en realidad las mismas de críticos artísticos y literarios burgueses rusos tales como Belinsky, Chernyshevsky, Dobrolyubov y Stanislavsky en el terreno teatral, demócratas burgueses de la Rusia zarista, cuyas ideas eran burguesas y no marxistas. La revolución democrático-burguesa es una revolución en que una clase explotadora reemplaza a otra clase explotadora. Sólo la revolución socialista del proletariado elimina finalmente todas las clases explotadoras. Por eso no debemos tomar las ideas de ningún revolucionario burgués como principio guía en nuestro movimiento proletario en la ideología, el arte y la literatura. También hubo algo bueno en la década del treinta: el movimiento combatiente del ala izquierda en arte y literatura dirigido por Lu Sin. Hacia mediados de la década del treinta, algunos dirigentes del ala izquierda, influidos por la línea capitulacionista de derecha de Wang Ming, abandonaron el punto de vista de clase marxista-leninista y levantaron la consigna de “una literatura de defensa nacional”. Esta era una consigna burguesa. Fue Lu Sin quien formuló la consigna proletaria: “Literatura de masas para la guerra revolucionaria nacional”. Algunos escritores y artistas del ala izquierda, especialmente Lu Sin, formularon también las consignas de que el arte y la literatura debían servir a los obreros y campesinos y que éstos debían crear su propio arte y literatura. Sin embargo, no encontraron una solución sistemática para el problema básico de integrar el arte y la literatura con los obreros, campesinos y soldados. Los escritores y artistas del ala izquierda en aquel entonces eran en su gran mayoría demócratas nacionalistas burgueses; algunos de ellos no resistieron la prueba de la revolución democrática, mientras que otros no han salido muy airosos de la prueba del socialismo.
Debemos eliminar la fe ciega en la literatura clásica china y extranjera. Stalin fue un gran marxista-leninista. Criticó de manera muy aguda las escuelas modernas burguesas en arte y literatura. Pero heredó sin crítica las llamadas obras clásicas de Rusia y Europa, lo que tuvo malas consecuencias. El arte y la literatura clásicos de China y de Europa (incluyendo a Rusia), y hasta las películas norteamericanas, han ejercido no poca influencia en los círculos artísticos y literarios de nuestro país, hay quienes los toman por cánones aceptándolos en bloque, y la experiencia de Stalin debe servirnos de lección. Es cierto que hay que estudiar las obras de autores antiguos y extranjeros y que es erróneo negarse a estudiarlas, pero hay que hacerlo de manera crítica para que lo antiguo sirva al presente y lo extranjero a China.
Respecto a las obras artísticas y literarias revolucionarias soviéticas relativamente buenas, surgidas luego de la Revolución de Octubre, debemos tomar también una actitud analítica y no venerarlas ciegamente ni mucho menos imitarlas ciegamente. La imitación ciega nunca produce arte. El arte y la literatura sólo pueden originarse en la vida del pueblo, la cual es su única fuente. Esto lo comprueba la historia del arte y la literatura de todos los tiempos y países.
En el mundo, siempre son las fuerzas nuevas las que vencen a las decadentes. Nuestro Ejército Popular de Liberación era débil y pequeño al comienzo, pero finalmente se hizo poderoso y derrotó a los reaccionarios norteamericanos y chiangkaishekistas. Al enfrentarnos a la excelente situación revolucionaria tanto nacional como internacional y a nuestras gloriosas tareas, debemos sentirnos orgullosos de ser revolucionarios consecuentes. Debemos tener confianza y valor para hacer cosas nunca intentadas antes, porque nuestra revolución es una revolución que ha de poner fin de una vez para siempre a todas las clases explotadoras y a todos los sistemas de explotación y ha de erradicar por completo las ideologías de todas las clases explotadoras, las cuales envenenan la mente de las masas populares. Debemos crear, bajo la dirección del Comité Central del partido y del Presidente Mao y guiados por el marxismo-leninismo, pensamiento Mao Tsetung, un nuevo arte y literatura revolucionarios y socialistas, dignos de nuestro gran país, nuestro gran Partido, nuestro gran pueblo y nuestro gran Ejército. Este será el nuevo y más brillante arte y literatura que inaugurará una nueva era en la historia de la humanidad.
Sin embargo, no es nada fácil crear nuevos modelos. Debemos despreciar estratégicamente las dificultades que surjan en nuestro trabajo de creación, pero tácticamente, debemos tomarlas muy en serio. Crear una obra de calidad es un proceso arduo y los camaradas que dirigen el trabajo de creación nunca deben adoptar una actitud burocrática y negligente, sino trabajar arduamente y compartir alegrías y penas con los que trabajan en la creación. Es necesario, dentro de lo posible, obtener material de primera mano. Cuando esto no sea factible, se debe al menos obtener material de segunda mano. No hay que temer a los fracasos ni a los errores. Es imperativo apoyarse en las masas, seguir la línea “de las masas, a las masas” y pasar repetidamente la prueba de la práctica durante un largo período a fin de que una obra se perfeccione reiteradamente y combine un contenido político revolucionario con la mejor forma artística posible. En el curso de la práctica es preciso resumir oportunamente las experiencias y llegar gradualmente a dominar las leyes de las diversas formas artísticas. De otro modo no se logrará crear buenos modelos.
Debemos prestar gran atención a los temas sobre la revolución y la construcción socialistas, y sería totalmente erróneo pasarlos por alto.
Tenemos que hacer de inmediato un serio esfuerzo por crear obras artísticas y literarias acerca de las tres grandes campañas de Liaosi-Shenyang, Juai-Juai y Peiping-Tiensín y de otras importantes campañas, aprovechando el hecho de que todavía viven los camaradas que las dirigieron o condujeron. Hay gran número de importantes temas revolucionarios, históricos y contemporáneos, y es de urgente necesidad que organicemos la creación sobre ellos en forma planificada y sistemática. Hay que hacer un éxito de la película Una gran muralla a lo largo de la costa sur. La película La Gran Marcha tiene que ser revisada y mejorada. En el curso de esta labor de creación deberá formarse un núcleo de escritores y artistas verdaderamente proletarios.

6. En el trabajo artístico y literario, tanto el personal dirigente como los que trabajan en la creación deben atenerse al centralismo democrático del Partido. Apoyamos la práctica de “permitir a todos expresar su opinión”, nos oponemos a la de “sólo vale lo que digo yo”; debemos seguir la línea de masas. En el pasado, había escritores que cuando producían una obra, forzaban a los dirigentes a aplaudirla y aprobarla. Este modo de actuar es muy malo. Al abordar el trabajo de creación artística y literaria, los cuadros que lo dirigen deben tener siempre presentes estos dos puntos: primero, saber escuchar las opiniones de las amplias masas; segundo, saber analizar esas opiniones, aceptando las correctas y rechazando las erróneas. En arte y literatura no hay obras sin defectos, pero si una obra es buena en lo fundamental, hay que contribuir a su perfeccionamiento, señalando sus defectos y errores. No hay por qué archivar las obras malas; es preciso someterlas al juicio de las masas. No debemos tener miedo a las masas, sino tener firme confianza en ellas; las masas pueden proporcionarnos muchas opiniones valiosas. Y a través de tal juicio, elevarán su capacidad de discernimiento. Producir una película cuesta centenares de miles o incluso un millón de yuanes. Archivarla es un derroche de dinero. ¿Por qué no exhibirla al público para educar así a los escritores y artistas y a las masas populares, a la vez que compensar su costo al Estado, recogiéndose una cosecha tanto en el terreno ideológico como en el económico? La película La ciudad sitiada ha estado mucho tiempo en la pantalla, pero nadie la ha criticado. Sería conveniente que el Jiefangjun Bao (Diario del Ejército de Liberación) escribiese algún artículo criticándola.

7. Es indispensable fomentar la crítica revolucionaria y combativa de masas en el arte y la literatura, y romper el monopolio detentado por unos cuantos “críticos” (aquellos que tienen una orientación equivocada y carecen de combatividad), debemos poner el arma de la crítica artística y literaria en manos de las amplias masas de obreros, campesinos y soldados y combinar la actividad de los críticos profesionales con la de aquellos provenientes de las masas. Debemos imprimir mayor combatividad a la crítica y oponernos al elogio vulgar y sin principios. Debemos rectificar el estilo de nuestros escritos, estimular la producción de artículos cortos y fácilmente accesibles, convertir nuestra crítica artística y literaria en dagas y granadas de mano, y aprender a usarlas con eficacia en combates a corta distancia. Por supuesto que esto no excluye la necesidad de escribir al mismo tiempo algunos artículos más extensos, sistemáticos y de una mayor profundidad teórica. Nos oponemos al uso de una jerga para atemorizar a la gente. Esta es la única manera de desarmar a los llamados “críticos artísticos y literarios”, El Jiefangjun Bao y la revista Jiefangjun Wenyi (Arte y Literatura del Ejército de Liberación) deben dedicar en forma regular o esporádica columnas especiales al comentario artístico y literario. Hay que brindar un apoyo entusiasta a las obras buenas o buenas en lo fundamental, al mismo tiempo que señalar de buena fe sus defectos. Con respecto a las obras malas, es preciso someterlas a una crítica de principios. Hay que proceder a una crítica sistemática y cabal de los postulados erróneos más representativos sobre el arte y la literatura, así como de muchas otras falacias esparcidas por ciertas personas que intentaban falsificar la historia y prodigarse elogios a sí mismos tal como se hace en los libros La historia del desarrollo del cine chino, Una colección de datos históricos sobre el movimiento del drama chino en los últimos 50 años y Un estudio preliminar del repertorio de la ópera de Pekín. No debemos temer que ciertas personas nos censuren de “blandir el garrote”. Ante la acusación de simplismo y crudeza que algunos nos lanzan, debemos adoptar una actitud analítica. Algunas de nuestras críticas, aunque básicamente correctas, no son suficientemente analíticas, fundamentadas y convincentes. Esto debe superarse. En algunas personas se trata de una falta de comprensión: en un comienzo nos acusan de simplismo y crudeza pero luego dejan de hacerlo. Pero cuando el enemigo condena nuestras críticas correctas como simplistas y crudas, debemos mantenernos firmes. La crítica artística y literaria tiene que ser un trabajo regular, un método importante para librar la lucha en el frente artístico y literario y un método importante mediante el cual el Partido dirija el trabajo artístico y literario. Sin una correcta crítica artística y literaria, es imposible hacer prosperar el trabajo de creación.

8. En la lucha contra el revisionismo extranjero en el arte y la literatura, no debemos ocuparnos solamente de personas insignificantes como Chujrai. Debemos ocuparnos de figuras importantes, como por ejemplo Sholojov, a quien debemos atrevernos a tocar. Él es el apóstol del arte y la literatura revisionistas, sus obras El Don apacible, Campos roturados y El destino de un hombre han ejercido enorme influencia sobre una parte de los escritores y lectores chinos. Sería conveniente que el Ejército considerara la posibilidad de reunir un grupo de camaradas que sometan a un estudio estas obras y escriban artículos de crítica analíticos, bien fundamentados y convincentes. Tal cosa tendrá gran repercusión en China y en el resto del mundo. Debe hacerse lo mismo con respecto a obras similares de autores chinos.

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