Louis Althusser: ante la muerte de Ernesto Che Guevara
Recebemos de um
colaborador do blog o texto da carta do comunista e filosofo francês Louis
Althusser ao dirigente comunista cubano e diretor da revista Casa de las
Américas, Roberto Fernandez Retamar*, enviada poucos dias após a morte do comandante Ernesto
Che Guevara, na Bolívia, em 09 de outubro de 1967.
Até onde sabemos,
essa carta só foi publicada em sua tradução para o espanhol (que postamos
abaixo), pela própria revista Casa de las Américas. Consideramos
relevante sua reprodução pela importância das questões levantadas, fundamentais
para a análise da experiência revolucionária em nosso continente.
Louis Althusser: ante la
muerte de Ernesto Che Guevara
París, 25 de octubre 67
querido
Retamar:
Recibí tu telegrama y tu carta. Te cablegrafié
que estoy enteramente de acuerdo con tu proyecto de publicar mi carta a Régis,
así como con los términos del chapeau. En efecto, las circunstancias lo
imponen.
Me sacudió la muerte del “Che”. Esa muerte
trágica, el proceso de Régis y la suerte que le amenaza me producen un dolor y
una interrogación lancinantes. No sólo un dolor, sino también una
interrogación. Tú me entiendes.
Me pides una página o algunas líneas sobre el
“Che” para el número especial de Casa.
Lo que pudiera decir, como simple individuo,
pudieran decirlo otros muchos, y ciertamente mejor que yo. No sólo todos los
que conocieron al “Che”, sino también todos aquellos para quienes existió y
existe, aun sin que lo conocieran: militantes y hombres del pueblo. Su
testimonio es infinitamente más valioso y tiene más peso que el de un simple
intelectual.
Si es absolutamente necesario que me
pronuncies (¿pero es absolutamente necesario?), lo haría como intelectual
comunista, es decir, como intelectual que trata de ser un ideólogo de la clase
obrera (Lenin emplea esta fórmula), del que se espera, como de todos los
revolucionarios conscientes, que vea un poco más allá de su dolor y su
emoción, en síntesis, que sea capaz de reflexionar sobre el ejemplo y sobre la
muerte del “Che”.
He aquí lo que diría, teniendo en cuenta la
situación actual, si fuera absolutamente necesario que hiciera una
declaración pública.
* * *
"Como
millones de hombres en el mundo, me sentí, sacudido por la muerte del 'Che' y
las circunstancias de esa muerte, ocurrida en combate.
Sabemos desde hace mucho tiempo que el 'Che'
no puede ser olvidado. Ahora sabemos lo que nos ha dejado: no sólo su vida,
sino también su muerte, para que meditemos.
Con su vida, el 'Che' nos dejó un admirable
ejemplo de conciencia, de voluntad, de coraje y de abnegación revolucionarios.
Su muerte llama a todos los revolucionarios a cumplir con su deber: la Revolución.
El 'Che' nos deja una definición
marxista-leninista de la estrategia general de la lucha de las clases
revolucionarias en la América latina; en su conjunto, la lucha revolucionaria
de masas de la América Latina pasa y pasará necesariamente por la lucha
armada.
El ejemplo del 'Che' impone a los
revolucionarios el deber de no olvidar jamás la estrategia general que él
definió.
Pero la muerte del 'Che' impone a los
revolucionarios otro deber. Los revolucionarios deben sobrepasar su emoción, y
cerrar sus filas. Los revolucionarios deben reflexionar sobre las
condiciones de la muerte en combate del 'Che', sobre las condiciones de la
lucha que llevan adelante. Deben profundizar sus conocimientos y sus
reflexiones sobre las relaciones de clases existentes en la América Latina, en
escala nacional, y en escala internacional; sobre las formas concretas de
aplicación, en cada caso, y en cada etapa de la lucha, de la estrategia
general definida por el 'Che'; sobre las tácticas particulares a
poner en práctica que correspondan concretamente a cada caso y a cada momento.
No se pude reflexionar concretamente
fuera de la lucha. Como la lucha de clases es internacional, los
revolucionarios del mundo entero pueden contribuir a definir una estrategia
general, pueden comprenderla, apreciarla y aprobarla. Pero sólo los
revolucionarios inmersos en la lucha en una región del mundo están en
condiciones de reflexionar concretamente, pueden analizar objetivamente
las relaciones de fuerza económicas, políticas e ideológicas de la lucha de
clase que libran, para definir las tácticas adecuadas a su lucha.
El 'Che' deja a los revolucionarios, con su
vida y con su muerte, ese gran ejemplo. Nunca dejó de unir la reflexión y la
lucha. Puso al servicio de su lucha toda su inteligencia, toda su lucidez.
Los revolucionarios seguirán ese ejemplo. Las
condiciones en las que él luchó y murió imponen a los revolucionarios la tarea,
indispensable para la victoria de su causa; de profundizar, en la lucha misma,
el análisis de las relaciones de fuerza en las situaciones concretas de la
lucha de clases, para definir las tácticas apropiadas a llevar a cabo, en cada
caso, y en cada momento, según la estrategia general de la lucha revolucionaria
en la América Latina."
*
* *
He ahí, en términos generales, lo que diría.
Quizás el "Che" no hubiera estado de acuerdo con todas las
formulaciones, pero esos desacuerdos parciales forman parte de la lucha por la
que se sacrificó. Un verdadero canto fúnebre no puede dejar de ser al mismo
tiempo una reflexión política, cuando lo que se conmemora es la muerte de un
hombre político. Dicho esto, no te oculto que prefiero que no publiques nada
mío. Pero se es absolutamente indispensable, y si este texto puede
ser publicado, te lo doy.
En cuanto al fondo de las cuestiones, al que
simplemente todo de modo alusivo en esas líneas, he aquí mi sentimiento.
La exigencia de la reflexión, del análisis, de
la definición de tácticas concretas no implica poner en tela de juicio la
estrategia general del “Che”, sino, por el contrario, realizarla. En su
conjunto, la revolución en la América Latina pasa y pasará necesariamente por
la lucha armada. Pero esta estrategia general es una estrategia general
que, enunciada de tal forma, resulta abstracta. Ella exige su realización en
las formas concretas de lucha, que correspondan, para cada país, al
contenido de clase de cada momento de la lucha. Por tanto, se impone definir
las formas concretas de organización, los objetivos concretos (en
una lucha revolucionaria de larga duración esos objetivos varían con el
desarrollo de la lucha, y las modificaciones en las relaciones de clase), las tácticas
concretas y los métodos de lucha concretos que se correspondan con los
objetivos concretos de cada etapa importante de la lucha de clase.
Esas diversas definiciones (organizaciones,
objetivos, tácticas, métodos, etc.) se basan a su vez sobre la estrategia
general y sobre el análisis concreto, conducido de acuerdo con los
principios de la teoría marxista, así como de las relaciones de clase
económicas, políticas e ideológicas que existen en cada país, y en cada
momento.
Una estrategia general justa no es suficiente.
Hacen falta organizaciones, objetivos, tácticas y métodos de lucha correctos y
justos, que no se pueden definir sin los resultados concretos de este análisis
concreto de las relaciones de fuerza que constituyen el estado presente, y las
potencialidades de la lucha de clases en cada país, y en el conjunto de los
países.
Ahora bien, en lo que he podido leer del
“Che”, y en el libro de Régis, se encuentra una definición de la estrategia
general, cuya demonstración se basa sobre un análisis global de la lucha de
clases; se encuentra también la definición de una organización militar,
de su táctica y de sus métodos de lucha (la guerrilla), pero no se encuentra
el análisis concreto sobre el estado de las fuerzas de la lucha de clases
en cada caso.
La guerrilla resulta el objeto de una simple afirmación,
y no de una demonstración basada sobre un análisis, o más bien sobre los
análisis de clase concretos. Por otra parte, se trata de una organización única,
encargada de todas las tareas, sin que su unicidad esté fundada demostrativamente
en análisis concretos.
En ausencia de análisis concretos, que en ese
nivel lo deciden casi todo, en ausencia de análisis concretos de las relaciones
de clases en las situaciones concretas, por una parte; en presencia de una
sola forma de organización (que no es objeto de ninguna demostración basada
sobre análisis concretos), por otra parte, se tiene la impresión de un corto
circuito. De modo brusco se coloca la estrategia general en relación con
una forma única de organización con táctica y métodos propios. En ese corto
circuito desaparece un término importante: la definición de objetivos
concretos (que implica necesariamente su carácter gradual, su cambio en
función de los desarrollos de la lucha de clases). Se remplazan los objetivos
concretos por un objetivo global, que es abstracto: la victoria de la
revolución, la toma del poder. La ausencia de análisis concretos y la ausencia
de objetivos concretos por etapas van de la mano de ese corto circuito
de la estrategia general y de la organización única y de su táctica propia.
Tú sabes que todo depende en definitiva de la
validez de las tesis de Régis acerca de las relaciones entre la guerrilla y el
Partido. Por dos razones: porque la tesis general de Régis es, como
tesis general, discutible (que la guerrilla sea el Partido in nuce);
y también, y sobre todo, porque la tesis de Régis reduce los
problemas complejos de la lucha revolucionaria de masas a ese único problema:
las relaciones entre la guerrilla y el Partido. Las cosas no son tan simples.
Considerémoslas en orden de importancia creciente.
1/ La tesis de Régis (relaciones entre la
guerrilla y el Partido) concierne a la relación entre, por una parte, la
organización militar de la lucha de clases revolucionario y, por la
otra, la organización política de la lucha de clases. Es una cuestión
muy importante, pero no la más importante.
2/ La cuestión más importante, decisiva en
última instancia, no concierne a la relación entre dos organizaciones, sino
a la relación entre la organización u organizaciones por una parte, y las masas populares por otra. Esta
articulación entre una o varias organizaciones y las masas es capital, porque,
como lo quiere[n] la teoría y la experiencia revolucionaria
marxistas-leninistas, son las masas las que hacen la historia en última
instancia.
En una lucha popular como la que se desarrolla
en la América Latina es necesario, por tanto, tomar en cuenta las dos
articulaciones y no una sola. Es necesario tomar en cuenta no sólo la
articulación entre la organización de lucha militar (la guerrilla) y la
organización de lucha política (el Partido), sino también y al mismo tiempo la
articulación entre las organizaciones de lucha y las masas populares. Y es
preciso no perder nunca de vista que de estas dos articulaciones es decisiva en
última instancia (la articulación organización/masas) y la otra, a pesar de
toda su importancia (y a través de todos los desplazamientos de la dominante),
le está subordinada.
Si se mantienen firmemente estos principios,
que yo no invento, los cuales están inscritos con todas sus letras en la
experiencia revolucionaria existente, de ellos se derivan importantes
consecuencias teóricas y prácticas.
Si se tienen en cuenta estas dos
articulaciones, así como la primacía de la segunda con respecto a la primera,
se advierte que el concepto de guerrilla no resulta adecuado para designar los
caracteres de la lucha en su conjunto, los caracteres del proceso de lucha que,
sin embargo, siempre está más o menos presente en la conciencia de los
guerrilleros políticamente más formados. El concepto que reconoce la existencia
e importancia de esas dos articulaciones es el concepto de guerra popular, con
todas las exigencias que él implica. En la primera fila de esas exigencias: el
pueblo. El pueblo son las masas populares. Las masas son el conjunto de
clases y grupos sociales que están de un mismo lado en la lucha, contra el
mismo enemigo. El contenido del pueblo varía según las etapas de la lucha de
clase: según las etapas de la lucha, una clase o un grupo social dados se une
al pueblo o lo abandona para pasarse al lado opuesto.
De aquí se infiere que es preciso saber
siempre qué es el pueblo, en cada momento de la lucha, dónde está el pueblo,
cómo está constituido, qué quiere, de qué es capaz, etc. De ahí la necesidad vital
de análisis concretos de la situación de las clases y de las relaciones de
clase.
Se infiere que ninguna organización puede
vivir sin conseguir el apoyo del pueblo, por reducido que sea ese pueblo al
inicio, sin tratar de obtener rápidamente el apoyo del pueblo. Por ello es
preciso que la organización defina objetivos concretos, que corresponden a lo
que quieren el pueblo, y sepa traducirlos en consignas concretas. Es sobre esta
base que pueden emprenderse acciones, incluso por parte de la guerrilla. Sin
objetivos populares concretos, que pueden obtener la adhesión del pueblo, o al
menos de ciertas capas populares para desde ahí alcanzar a otras capas más
amplias, la acción de las organizaciones es estéril, y ciertas organizaciones,
que no pueden vivir sin el apoyo directo del pueblo, pueden desaparecer, o ser
destruidas.
Esto no quiere decir que hay que abandonar un
solo instante el principio de la guerrilla. Lo que quiere decir es que en una
guerra de clase prolongada como la que se prepara en la América Latina,
hay que situar a la guarrilla en su justo lugar, en función de las dos articulaciones
que he indicado, y no esperar milagros rápidos de una organización que
es un elemento capital de la guerra popular, pero que sólo puede ejercer su
función en un conjunto complejo definido, en que el estado de las masas en la
lucha de clases desempeña el papel determinante en última instancia.
Sé que a este esquema general (que no es más
que un esquema) se le puede oponer el ejemplo de Cuba, donde las cosas no
sucedieron de esa forma. En Cuba la guerrilla pasó con gran rapidez y
una facilidad relativa de la simple guerrilla a formas de la guerra popular.
Pero este resultado tiene causas específicas que merecerían ser analizadas: la
situación de la lucha de clases en la misma Cuba por una parte, la coyuntura
internacional por otra (los Estados Unidos no intervinieron), permitieron ese
paso rápido y (relativamente) fácil. No es seguro que las cosas sucedan de la
misma manera en los otros países de la América Latina. La situación interna de
la lucha de clases puede ser diferente allí (hasta donde conozco, en Bolivia
los campesinos tomaron posesión de las tierras al ocurrir la revolución del
MNR; la consigna movilizadora de los campesinos, la consigna secular de los
campesinos, ¡la Tierra para los Campesinos!, no podía desempeñar allí, a pesar
de la atroz miseria campesina, su papel revolucionario); igualmente es distinta
la situación de la lucha de clases en el plano internacional (los Estados
unidos intervienen ahora directamente, con métodos que, por el momento,
desgraciadamente parecen ser relativamente eficaces). La coyuntura que permitió
a la guerrilla cubana desembocar rápidamente en una forma de guerra
popular (apoyo y participación activa de las masas) no existe quizás
en ningún lugar de la América latina. Es imposible pronunciarse sobre este
punto sin análisis concretos. No es posible pensar, a priori, que
la guerrilla desembocará rápidamente y por sus propios medios en una guerra
popular.
Si ello fuera así (y es posible que yo me
equivoque, es posible que se hayan hecho análisis concretos), habría que pensar
el papel de la guerrilla, indispensable, en función del proceso de
desarrollo de la guerra popular, que amenaza ser una guerra prolongada.
Se ello fuera así, las exigencias que indiqué (las dos articulaciones y sus
consecuencias) deben tomarse en consideración para asignarle a la guerrilla no
sólo su lugar de intervención en el espacio, sino también sus formas de intervención en el tiempo, y
sus condiciones de intervención (mínimo de apoyo popular, perspectivas de un
incremento del apoyo de las masas populares), al igual que los objetivos,
las tácticas, los métodos concretos del conjunto de la lucha, en
sus distintos momentos. Poner en primer plano el concepto de la guerra
popular, con todas sus consecuencias, es reconocer el papel determinante de
la segunda articulación (organizaciones/masas).
Ello está en línea con todas las formas de experiencias legadas por el
movimiento obrero en las disímiles luchas que éste ha emprendido (tanto las frustradas
por el fracaso como las coronadas por la victoria).
Sé que es fácil decir estas cosas desde lejos
y escribir frases sobre una hoja de papel. No tengo en forma alguna la
pretensión de enseñar nada a nadie. No hago más que recordar principios
probados, y probados por innumerables luchas, sea cual fuere la forma. Sólo me
permito esta llamada dentro de los límites, extremamente estrechos, en que un
intelectual, que puede tener, al menos a través del estudio, acceso a las
lecciones de esas experiencias de lucha del movimiento obrero, puede auxiliar
con ello a compañeros que hacen infinitamente más que él, porque ellos sí están
en la lucha en la que a menudo dejan la vida. Pero dentro de esos límites creo
que es mi deber hacer esta llamada.
Su juzgas útil dar a leer estas últimas
consideraciones a compañeros responsables – o a uno de ellos -, lo dejo a tu buen
juicio. Por mi parte, no dirijo lo anterior más que a ti.
Un abrazo
Althusser1
*
* *
Paris 26 de diciembre 67
querido
Retamar:
Sin noticias tuyas, ni por la Revista, ni por
carta, después de tus llamados urgentes de octubre, y mis respuestas.
Recibí al último N° de Casa.
Si puedes no publicar nada, ni mi carta
a Régis ni mi “página” sobre el “Che”, ello es, desde mi punto de vista,
la mejor solución. Cuando te digo “desde mi punto de vista”, tengo en cuenta lo
que imaginas: intereses generales, los de nuestra causa común.
Pero me gustaría mucho que tú
respondieras mi carta, a título personal, y que me dijeras lo que tú piensas
de las cuestiones sobre las cuales te doy mi opinión. Ello me es tanto más
necesario por cuanto no tengo con las realidades latinoamericanas las
mismas posibilidades de contacto que tú.
Sé que estás muy ocupado, sobre todo con
vuestro “Congreso” de enero2. Pero aquellas cuestiones son demasiado
importantes: debes poder encontrar un momento para responderme.
Espero tu carta.
Te abrazo
Althusser
ENS
45 calle de Ulm
Paris 5e.3
_____________________________
Traducido del francés por
E.R
1
El último párrafo, la despedida y la firma están manuscritos (N. de la R.)
2
Se refiere al que seria conocido como Congreso Cultural de La Habana: Cf. Casa
de las Américas, n. 47 (marzo-abril de 1968), passim; y n. 48 (mayo-junio de 1968), p. 149-151. (N. de la R.)
3 La
firma está a maquina, pero esta iniciada a mano. Los datos de la dirección
también están manuscritos. (N. De la R.)
_____________________________
"Louis
Althusser ante la muerte de Ernesto Che Guevara". Carta a Roberto
Fernández Retamar. Paris. 25 de outubro de 1967: reproduzida postumamente com
uma introdução de Fernandez Retamar em "Casa de las Americas" 190,
janeiro-março de 1993, pp. 59-64.
*Poéta y político cubano, teorico de un nacionalismo martiano, oportunista y arribista no puede ser calificado de revisionista pues nunca se definio como marxista.
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