DICTADURA, CLASE,
FASCISMO Y DEMOCRACIA.
Miguel
Alonso.
La cuestión de la definición del fascismo como la forma predomínate de dominio burgués en el imperialismo, es una errónea teoría difundida a partir del VII Congreso de la Internacional Comunista en la que se establece la línea política de los frentes populares impulsada por G. Drimitov.
No
es el objeto de este artículo la crítica de esta línea derechista instaurada en
la Internacional Comunista, son apuntes para desarrollar la crítica de la anti-marxista
teoría del fascismo como forma principal del dominio burgués en la fase
imperialista del capitalismo.
Lenin
definió perfectamente esta etapa y en ninguno de sus escritos refiere tal
conclusión y es sin duda una de las grandes aportaciones del leninismo su
exhaustivo análisis del imperialismo.
Dimitrov
con el concurso de otros derechistas* elaboraron esta teoría anti-leninista para
justificar la deriva de conciliación de clases y liquidación de la línea
revolucionaria. La misma que plantea el parlamentarismo burgués como una forma
benigna o auténticamente democrática del poder burgués.
Afirmaba
Dimitrov:
“En unos países,
principalmente allí, donde el fascismo no cuenta con una amplia base de masas y
donde la lucha entre los distintos grupos en el campo de la propia burguesía
fascista es bastante dura, el fascismo no se decide inmediatamente a acabar con
el parlamento y permite a los demás partidos burgueses, así como a la
socialdemocracia, cierta legalidad. En otros países, donde la burguesía
dominante teme el próximo estallido de la revolución, el fascismo establece el
monopolio político ilimitado, bien de golpe y porrazo, bien intensificando cada
vez más el terror y el ajuste de cuentas con todos los partidos y agrupaciones
rivales, lo cual no excluye que el fascismo, en el momento en que se agudiza de
un modo especial su situación, intente extender su base para combinar -sin
alterar su carácter de clase- la dictadura terrorista abierta con una burda
falsificación del parlamentarismo.”
Este errado análisis de
fascismo aún es mantenido por destacamentos que en el Estado español, se
definen como comunistas, incluso algunos de probados sacrificios golpeados
duramente por sus acciones armadas.
La llamada “transición
democrática” fue una nueva traición de los revisionistas del P”C”E de Carrillo
y su camarilla, respaldada por la socialdemocracia alemana y el imperialismo
yankee, eso es cierto, como también lo es, la derrota de las fuerzas populares
mas consecuentes, no solo por la línea hegemónica de los revisionistas, también
y principalmente por sus propias contradicciones y limitaciones. Ahora bien,
esto no significa que vivamos en una dictadura fascista. Si vivimos en una
dictadura, pero en “dictadura democrática” de la burguesía. Por mucho que la
restauración borbónica se realizara de la mano de Franco y que el Borbón sea un
reaccionario, la dictadura burguesa en el Estado español tiene todos los
elementos del resto de democracias burguesas, con las características propias y
los límites del “consenso” protagonizado en los años 70. La división de
poderes, formulada por Montesquieu en 1749, base de la supuesta legitimidad
democrática burguesa, está presente en la llamada Constitución de l978.
Considerar la forma
parlamentaria republicana como un mal menor o más democrática no deja de ser
oportunismo. En Portugal, una republica la dictadura fascista de Caetano fue
barrida una “revolución” controlada por los militares y los revisionistas de
Cunhal y su Constitución sirve al mismo objetivo de atomizar y oprimir a las clases
populares.
¿O acaso piensan que la
Republica Federal Alemana, Francia o el Reino Unido son más democráticos?
Recordemos que en la
antigua RFA, tras la parodia de la des-nazificacion, se integraron todos, o
casi todos, los criminales de guerra a la vida pública o la prohibición del histórico
partido comunista KPD desde 1956.
En Francia, cuna de la
Revolución burguesa, el Estado no ha dudado en torturar y masacrar a indochinos,
argelinos u opositores.
Y qué decir, o qué no
decir, de los métodos democráticos de los imperialistas ingleses. Recordemos al
Sir Harold Briggs creador de las aldeas estratégicas, auténticos campos de
concentración cercados de alambradas, torres de vigilancia étc… para combatir
la guerra popular Malaya o el más reciente Bloody Sunday en el Ulster.
La represión autoritaria,
incluso el estado policial, son formas de ejercer el dominio de la burguesía en
el marco de su Estado “democrático” pero no necesariamente es fascismo.
Como conclusión hay que
recordar que el fascismo es un estado totalizante, corporativo, sin partidos políticos operativos, en el
que la pequeña burguesía juega un papel principal en un Estado que bajo la
ficción de “comunidad nacional” busca ocultar la lucha de clases movilizando a
sectores del proletariado en su favor mientras que la oligarquía financiera
ejerce su poder de forma enmascarada.
*Palmiro Togliatti, Maurice Thorez, Jacques Duclos,
Dolores Ibarruri, etc.…
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