lunes, 28 de octubre de 2013

Un importante texto del camarada Lenin sobre los compromisos. Luminoso Futuro.

EL MAESTRO LENIN SOBRE LOS COMPROMISOS


¿NINGÚN COMPROMISO?


Es sorprendente que, con semejantes ideas, esos izquierdistas no condenen categóricamente el bolchevismo. No es posible que los izquierdistas alemanes ignoren que toda la historia del bolchevismo, antes y después de la Revolución de Octubre, está llena de casos de maniobra, de acuerdos, de compromisos con otros partidos, ¡sin exceptuar los partidos burgueses!

Hacer la guerra para derrumbar a la burguesía internacional, una guerra cien veces más difícil, prolongada y compleja que la más encarnizada de las guerras corrientes entre Estados, y renunciar de antemano a toda maniobra, a toda utilización (aunque no sea más que temporal) del antagonismo de intereses existente entre los enemigos, a los acuerdos y compromisos con posibles aliados (aunque sean provisionales, inconsistentes, vacilantes, condicionales), ¿no es esto acaso algo infinitamente ridículo? ¿No se parece esto al caso del que en una ascensión difícil a una montaña inexplorada, en la que nadie hubiera puesto la planta todavía, renunciase de antemano a hacer zigzags, a volver a veces sobre sus pasos, a prescindir de la dirección elegida al principio y a probar diferentes direcciones? ¡¡Y gentes tan poco conscientes, tan inexperimentadas (menos mal aun si la causa de ello es la juventud, porque ésta está autorizada por la providencia a decir semejantes tonterías durante cierto tiempo) han podido ser sostenidas directa o indirectamente, franca o encubiertamente, íntegra o parcialmente, poco importa, por algunos miembros del Partido Comunista Holandés!!

Después de la primera revolución socialista del proletariado, después del derrumbamiento de la burguesía en un país, el proletariado de este último sigue siendo durante mucho tiempo aún más débil que la burguesía, debido simplemente a las inmensas relaciones internacionales de ésta y en virtud de la restauración espontánea y continua, del renacimiento del capitalismo y de la burguesía por los pequeños productores de mercancías del país que ha derrumbado a la burguesía. Obtener la victoria sobre un adversario más poderoso únicamente es posible poniendo en tensión todas las fuerzas y utilizando obligatoriamente con solicitud, minucia, prudencia y habilidad, la menor "grieta" entre los enemigos, toda contradicción de intereses entre la burguesía de los distintos países, entre los diferentes grupos o diferentes categorías burguesas en el interior de cada país; hay que aprovechar igualmente las menores posibilidades de obtener un aliado de masas, aunque sea temporal, vacilante, inestable, poco seguro, condicional. El que no comprenda esto no comprende ni una palabra de marxismo ni de socialismo científico contemporáneo, en general. El que no ha demostrado en la práctica, durante un intervalo de tiempo bastante considerable y en situaciones políticas bastante variadas, su habilidad para aplicar esta verdad en la vida, no ha aprendido todavía a ayudar a la clase revolucionaria en su lucha por librar de la explotación a toda la humanidad trabajadora. Y lo dicho se aplica tanto al período a n t e r i o r  a la conquista del Poder político por el proletariado, como al p o s t e r i o r.

Nuestra teoría no es un dogma, sino una guía para la acción,[19] han dicho Marx y Engels, y el gran error, el inmenso crimen de algunos marxistas "patentados" como Carlos Kautsky, Otto Bauer y otros, consiste en no haber comprendido esto, en no haber sabido aplicarlo en los momentos más importantes de la revolución proletaria. "La acción política no se parece en nada a la acera de la avenida Nevski" (la acera limpia, ancha y lisa de la calle principal, absolutamente recta, de Petersburgo), decía ya N. G. Chernishevski, el gran socialista ruso del período premarxista. Los revolucionarios rusos, desde la época de Chernishevski acá, han pagado con innumerables víctimas su ignorancia u olvido de esta verdad. Hay que conseguir a toda costa que los comunistas de izquierda y los revolucionarios de Europa occidental y América fieles a la clase obrera paguen menos cara que los atrasados rusos la asimilación de esta verdad.

Los socialdemócratas revolucionarios de Rusia aprovecharon antes de la caída del zarismo frecuentemente la ayuda de los liberales burgueses, es decir, contrajeron con ellos innumerables compromisos prácticos, y en 1901-1902, aun antes del nacimiento del bolchevismo, la antigua redacción de "Iskra" (en la que estábamos Plejánov, Axelrod, Sasúlich Mártov, Pótresov y yo) concertó (no por mucho tiempo, es verdad) una alianza política formal con Struve, jefe político del liberalismo burgués, sin dejar de sostener al mismo tiempo la lucha ideológica y política más implacable contra el liberalismo burgués y las menores manifestaciones de su influencia en el interior del movimiento obrero. Los bolcheviques siguieron practicando siempre esa misma política. Desde 1905 defendieron sistemáticamente la alianza de la clase obrera con los campesinos, contra la burguesía liberal y el zarismo, no negándose nunca, al mismo tiempo, a apoyar a la burguesía contra el zarismo (en los empates electorales, por ejemplo); y prosiguiendo asimismo la lucha ideológica y política más intransigente contra el partido campesino revolucionario burgués de los "socialrevolucionarios", a los cuales denunciaban como demócratas pequeñoburgueses que se presentaban falsamente como socialistas. En 1907, los bolcheviques constituyeron, por poco tiempo, un bloque político formal con los "socialrevolucionarios" para las elecciones a la Duma. Con los mencheviques hemos estado muchos años formalmente, desde 1903 a 1912, en un partido socialdemócrata unido, sin interrumpir nunca la lucha ideológica y política contra ellos, como contra agentes de la influencia burguesa en el seno del proletariado y oportunistas. Durante la guerra concertamos una especie de compromiso con los "kautskianos", los mencheviques de izquierda (Mártov) y una parte de los "socialrevolucionarios" (Chernov, Natanson).

Asistimos con ellos a las Conferencias de Zimmerwald y Kienthal, lanzamos manifiestos comunes, pero nunca interrumpimos ni atenuamos la lucha política e ideológica contra los "kautskianos", contra Mártov y Chernov. (Natanson murió en 1919 siendo un "comunista revolucionario", populista muy afín a nosotros y casi solidario nuestro). En el mismo momento de la Revolución de Octubre concertamos una alianza política, no formal, pero muy importante (y muy eficaz), con la clase campesina pequeñoburguesa, aceptando enteramente, sin la menor modificación, el programa agrario de los socialrevolucionarios, es decir, contrajimos indudablemente un compromiso con el fin de probar a los campesinos que no queríamos imponernos a ellos, sino ir a un acuerdo. Al mismo tiempo, propusimos (y poco después lo realizábamos) un bloque político formal con la participación de los "socialrevolucionarios de izquierda" en el gobierno, bloque que ellos rompieron después de la paz de Brest, llegando en julio de 1918 a la insurrección armada y más tarde a la lucha armada contra nosotros…
De la obra EL IZQUIERDISMO ENFERMEDAD INFANTIL DEL COMUNISMO

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