Nota: El Buró de Información Política del Partido Comunista Revolucionario (PCR-RCP) de Canadá ha hecho público el siguiente comunicado:
¡LAS MEDIDAS DE CONTRATERRORISMO Y REPRESIÓN NO DETENDRÁN LA MARCHA DE LA HISTORIA!
La Ley C-51 presentada el 30 de Enero por el Gobierno Harper es un paso más en un largo proceso de abandono del conjunto hipócrita de “derechos y libertades” que en tiempos fue la marca del Estado canadiense –un proceso lanzado tras el 11 de septiembre y la “Guerra Global contra el Terror” emprendidos por el imperialismo norteamericano y sus aliados.
La Ley Antiterrorista, 2015, dota de poderes especiales a los agentes del Servicio de Seguridad e Inteligencia Canadiense (CSIS), que ahora estarán autorizados, con total impunidad, para desestabilizar activamente las redes y organizaciones consideradas peligrosas, al igual que hiciera entusiásticamente la Real Policía Montada de Canadá (RCMP) durante los años 60 y 70.
La Ley crea también un nuevo crimen de opinión criminalizando a “toda aquella persona que, por medio de la comunicación de declaraciones, defienda o promueva conscientemente la comisión de delitos de terrorismo en general”. La policía estará autorizada a intervenir cualquier publicación o clausurar cualquier página web que contenga lo que, en su opinión, constituya “propaganda terrorista”.
Además, la nueva ley facilitará las detenciones preventivas cuando, también según la policía, “prevengan posibles” actividades terroristas. Los detenidos podrán estar bajo arresto durante siete días sin cargo alguno.
Estas son sólo algunas de las muchas medidas contenidas en la ley, que no define lo que se entiende por “terrorismo” o “propaganda terrorista” pero explícitamente señala como objetivo cualquier actividad que “mine la soberanía, seguridad o integridad territorial de Canadá”.
Este nuevo ataque del Gobierno Harper es claramente parte del actual contexto nacional e internacional marcado por una guerra total contra cualquier cosa que las potencias imperialistas puedan asociar, directa o indirectamente, al “fundamentalismo islámico”. Es parte del ascenso de la islamofobia –que es la promoción del odio contra el pueblo y las comunidades musulmanas- que se está convirtiendo cada vez más en el antisemitismo del siglo veintiuno. Creando desde cero un enemigo presentándole como “una amenaza para la civilización occidental y nuestros valores”, la clase dominante espera dividir a la clase obrera, movilizando a una parte de ella conforme a los intereses del imperialismo.
Pero la Ley C-51 es más que eso. En realidad, todas las formas de “radicalización” y cualquier “instigador de tensiones sociales” son el objetivo. Al igual que sus homólogos en Estados Unidos y Europa, el Gobierno Harper está fortaleciendo el arsenal represivo del Estado canadiense para aplastar cualquier resistencia y sofocar cualquier amenaza al poder burgués. Entre las amenazas que el CSIS ya ha identificado –aparte del “fundamentalismo islámico”- están los simpatizantes de la lucha de liberación nacional de los pueblos indígenas, los ecologistas radicales y las redes anticapitalistas. Su clasificación incluye a un amplio espectro e incluye a movimientos de liberación auténticos, como el dirigido por el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, que aún se encuentra en la lista de “entidades designadas terroristas”.
Sería erróneo, sin embargo, tratar a la Ley C-51 como el trabajo sólo del Gobierno Harper. El proceso de endurecer el aparato represivo del Estado canadiense comenzó mucho antes que los conservadores llegaran al poder y continuará en tanto en cuanto mantengan el poder político; es parte de la tendencia negativa en todos los estados capitalistas que están golpeados por la crisis y se enfrentan al ascenso de la resistencia popular. La totalmente patética reacción de los partidos de la oposición en la Cámara de los Comunes –concretamente el Partido Liberal, el NDP y lo que queda del Bloque Quebequés , que apoyan todos los objetivos de la C-51- dice mucho del actual periodo histórico.
Quedaron muy lejos los días cuando el llamado “Estado del bienestar” y los denominados “derechos y libertades para todos” podían plantear un futuro mejor para los explotados y oprimidos. El mundo actual es el de un estado permanente de guerra y de ataques sistemáticos contra las masas trabajadoras y los pueblos oprimidos. En nombre de la lucha contra “los enemigos de Occidente”, las clases dominantes están desarrollando una guerra contra todos aquellos que se oponen al injusto orden imperialista. Está más claro que nunca que no existe otra opción que el socialismo, el derrocamiento de los viejos estados reaccionarios y la construcción del poder obrero y popular en todos los países, si queremos el fin de las diversas formas de opresión y explotación y el reconocimiento de los auténticos derechos y libertades para la mayoría trabajadora.
El Partido Comunista Revolucionario está determinado a continuar la lucha contra el sistema burgués en solidaridad con todos los activistas y organizaciones revolucionarias, progresistas, antiimperialistas y anticoloniales que combaten por la justicia social y el fin del podrido sistema.
¡Las medidas de contraterrorismo y la represión no detendrán la marcha de la historia! ¡Desarrollemos diversas iniciativas para hacer frente a los planes de la burguesía –no hay nada más fuerte que la solidaridad y la organización propia del proletariado y los oprimidos!
¡Abajo la islamofobia! ¡Solidaridad con nuestras hermanas y hermanos proletarios musulmanes!
¡Un ataque contra uno es un ataque contra todos!
¡Trabajadores de todos las procedencias, uníos contra los capitalistas y su Estado!
¡Viva la resistencia antiimperialista de los pueblos oprimidos! ¡Viva la lucha contra el imperialismo canadiense!
¡Viva la lucha revolucionaria por el poder de los trabajadores y el socialismo!
Buró de Información Política del PCR-RCP Canadá
4 de Febrero 2015
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