La batalla de Chiapas
La batalla de Chiapas
RICARDO ROJO
Mon, 12/14/2015 - 00:51
Los maestros de Chiapas honraron con su combatividad y organización a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE); ocupan nuevamente el lugar que les corresponde. La batalla desplegada por miles de ellos -con visible apoyo popular- el 8 de diciembre pasado, el día de la virgen de la Concepción, nos recuerda a los oaxaqueños la batalla del día de muertos del año 2006, en el crucero de cinco señores. Hoy los maestros chiapanecos se colocan a la vanguardia de la CNTE.
La noche del 8 de diciembre, el zócalo de Tuxtla Gutiérrez se llenó de indignación, miles de gargantas gritaban el nombre del profesor David Gemayel Ruiz Estudillo, asesinado en la mañana durante el combate con las fuerzas represivas del gobierno. El sonido local, a todo volumen, reproducía la voz del maestro José Luis Escobar, dirigente del Comité Ejecutivo Seccional: "fueron más de dos horas de lucha tenaz entre un ejército asesino, armado hasta los dientes, y un ejército de maestros que no tiene mas armas que la razón...".
A esa hora discutían los del gobierno, en algún lugar de la capital chiapaneca o en la SeGob, si desataban la represión o se sentaban a negociar.
Los ánimos estaban caldeados, las barricadas en la capital y en el interior del estado iban en aumento, estaba derrotada la evaluación policiaca, pero había un muerto y seis detenidos del movimiento.
El magisterio decidió declarar el paro indefinido si no los liberaban. Al día siguiente se organizó una multitudinaria marcha magisterial popular y en su camino al centro de la ciudad se encontró con un retén de policías federales, que fueron avasallados en número y en la refriega. El contingente de profesores retuvo a un policía y decomisó un arsenal de equipo antimotín que incluía cascos, chalecos antibalas, máscaras antigas, coderas, pecheras, fornituras, granadas de gas lacrimógeno y cientos de cajas de cartuchos útiles, pertrechos que desdicen las declaraciones oficiales de que los policías iban desarmados y sin armas letales.
Durante el día nueve, en el zócalo, los profesores en plantón exhibieron los instrumentos con los cuales el gobierno aplica su evaluación. Las imágenes recorrieron el mundo; también exhibieron a cuatro examinadores más (policías) que fueron retenidos para exigir el canje de rehenes. Al caer la tarde, la representación del gobierno estatal encabezada por Juan Carlos Gómez Aranda, secretario general de gobierno y la representación del magisterio, llegaron al acuerdo político de liberar a los retenidos de ambas partes, entregar los pertrechos policiacos y el gobierno a no ejercer ningún acto de represión.
Las lecciones de esta batalla son significativas para todo el magisterio nacional y para el mismo gobierno.
1. El Estado mexicano persiste en utilizar a miles de policías federales y estatales para obligar a los maestros a presentar un examen que es rechazado por el mundo académico, ya que no tiene nada que ver con cuestiones pedagógicas y didácticas y sí con el propósito de despedir a miles de profesores que serán considerados no idóneos para continuar en su ejercicio docente ¿Porqué insisten en querer imponer una política educativa con golpes, balazos, sangre, presos y muertos?
2. Los maestros en todo el país protestan de múltiples formas, porque saben que la mal llamada reforma educativa es una mascarada para desaparecer la plaza base y la educación pública. Más batallas vendrán -como la de Chiapas-, aún sabedores de los riesgos y los costos ¿Alguien considera indebido luchar por defender su empleo?
3. El Estado mexicano ha tomado como punta de lanza su falsa reforma educativa por dos razones fundamentales: a) porque es la única reforma estructural donde encontró dura oposición y tiene que demostrar a los inversionistas extranjeros y nacionales que posee la fuerza suficiente para imponer todas las demás reformas y b) porque está ensayando con el sargento Aurelio Nuño, la continuidad en el estilo de gobernar de su próximo presidente ¿Cómo es posible que el pueblo de México no abra los ojos ante tales atropellos y pretensiones?
4. La batalla de Chiapas obligó al gobierno a negociar y retroceder en sus intenciones. El ala fascista del PRI, encabezada por el sargento Nuño, estaba decidida a masacrar a los profesores no importando los costos que de ello resultara, incluso perjudicando a su aliado el gobernador Chiapaneco, pero se impuso la valoración de que no podrían derrotar al magisterio y a un pueblo dispuestos a defenderse con todo. Por ello el acuerdo político alcanzado se aplaude y debería ser el signo de un rumbo diferente que debe tomar la confrontación que ya se ha convertido en un asunto de seguridad nacional.
5. El llamado al diálogo que todos los sectores del país -a excepción de la iniciativa privada recalcitrante- hacen a las partes, debe imponerse para retomar el camino de la discusión de las propuestas argumentadas e inteligentes respecto al modelo educativo que México requiere. La CNTE insiste en ello, sin embargo, la demagógica postura dialoguista de Aurelio Nuño quedó demostrada con su ausencia al debate convocado por la CNTE en el Auditorio Nacional ¿Es el sargento Nuño apto para continuar al frente de la Secretaría de Educación Pública?
Ratifico; La batalla de Chiapas tuvo dos ejércitos y dos estados mayores que midieron fuerzas y al final se impuso el diálogo y la política. Pero eso no hubiera sido posible si uno de los ejércitos y su estado mayor, el de los maestros, no tuviera la capacidad suficiente para obligar a negociar a su contraparte. Lo dijo muy claro el profesor Escobar al final de su discurso: "En la historia de lucha de la CNTE (en Chiapas) nunca como hoy habíamos sido capaces de construir un movimiento tan profundo, tan inmenso como el que tenemos hoy. Ayer, nuestra lucha era economicista, luchábamos por mejor salario, sin embargo hoy... nuestra lucha es noble por donde se le vea, porque hoy nuestra lucha...enarbola la defensa de la educación pública y el empleo...".
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