lunes, 6 de junio de 2016

Curso Básico de Marxismo-Leninismo-Maoísmo. Capítulo 6: Los fundamentos básicos de la filosofía marxista: El materialismo histórico y dialéctico.

Curso Básico de Marxismo-Leninismo-Maoísmo.
Capítulo 6: Los fundamentos básicos de la filosofía marxista: 
El materialismo histórico y dialéctico.
Capítulo 6

El siguiente documento ha sido redactado por el Partido Comunista de la India (Maoísta) y es utilizado como guía de estudio por sus cuadros. El blog “Cultura Proletaria” ha decidido, por su gran importancia y por el interés que suscita, traducir el documento al español.


Capítulo 6: Los fundamentos básicos de la filosofía marxista: El materialismo histórico y dialéctico.

Como hemos visto en repetidas ocasiones, Marx y Engels insistieron en que la filosofía debería ser práctica y estar relacionada con el mundo real. Esto lo expresa con mayor claridad Marx en su famosa frase, “Los filósofos sólo han interpretado el mundo de diversas formas; la cuestión, sin embargo, es cambiarlo“. Con eso, Marx quería decir que no deseaba convertirse en un filósofo convencional, ni en un sabio sentado en alguna montaña meditando sobre cosas sobrenaturales. No veía ninguna utilidad a reflexionar y contemplar si no estaba unido a la realidad práctica. Sus trabajos fueron en busca de la comprensión de cómo se produce el cambio en el mundo y como participar de este proceso a través de la práctica real, llevando esta transformación a la sociedad existente. En otras palabras, estaba interesado en una filosofía que se pudiese aplicar a la práctica social.
En vista de esto, Marx tuvo que aplicar una división básica en todo campo filosófico, la división entre idealismo y materialismo. Esta división transcurre envuelta al problema básico del devenir y su anterioridad fundamental, es decir, espíritu o naturaleza. Aquellos que defienden que el espíritu es lo primero, pertenecen al campo del idealismo; en contrapartida, aquellos que sostienen que la naturaleza es anterior, pertenecen al campo de materialismo. El idealismo siempre está vinculado, de una manera u otra, a la religión y a la teología. Siendo hombres prácticos, absolutamente opuestos a las creencias religiosas, es natural que Marx y Engels estableciesen la filosofía marxista en el campo del materialismo.
Al hacer esto, fueron definitivamente auxiliados e influenciados por los escritos de Feuerbach y otros filósofos materialistas de la época. Sin embargo, estos filósofos eran materialistas mecanicistas que comprendían la naturaleza y la sociedad como una especie de máquina que giraba infinitamente, sin ningún tipo de desarrollo o cambio real. Marx rechazó el materialismo mecanicista por no dar una explicación razonable sobre el desarrollo del proceso histórico.
Debido a esto, Marx se volcó en la dialéctica, que es la ciencia de las leyes generales del movimiento. La esencia de la dialéctica es que comprende los objetos en sus interconexiones y contradicciones. De esta manera, la dialéctica era capaz de proporcionar la ciencia del desarrollo que Marx sabía que era necesaria para cambiar el mundo.

En la época, la filosofía de Hegel y sus leyes de la dialéctica (la cual Marx estudió incondicionalmente) eran las más avanzadas de Europa. Pero Hegel desarrolló sus leyes filosóficas de una manera idealista, haciéndolas aplicables sólo en el campo del pensamiento. Pertenecía al idealismo y no reconocía la naturaleza y el ser social material como primeros y el espíritu y las ideas como posteriores. No comprendió que las leyes del pensamiento eran, en sí mismas, reflejos de las leyes naturales y sociales. Así, como dijo Marx, la dialéctica de Hegel, siendo idealista, residía en la mente, estableciendo un absurdo ilógico. Marx puso la dialéctica hegeliana del revés, insertándola en las bases del materialismo. Marx tomó las leyes dialécticas de Hegel y les dio el acabado de la filosofía materialista. También transformó las leyes hegelianas del pensamiento en las leyes de la naturaleza y de la sociedad. De este modo, Marx elaboró el materialismo dialéctico, que es la esencia de la filosofía marxista.
Dando a la dialéctica una base materialista y racional, Marx la transformó en una filosofía de la revolución. Marx y Engels aplicaron el materialismo dialéctico al estudio de la sociedad y de la historia, formulando así la concepción histórico-materialista. La concepción materialista de la historia fue una nueva y revolucionaria forma de entender la sociedad y el cambio social. Explica la base de los cambios sociales y revoluciones políticas no como invenciones de algunas mentes brillantes, sino más bien como un producto de los procesos ocurridos en el vientre de la sociedad. Esto mostró a los revolucionarios que el camino al cambio social se encuentra en la comprensión y, por lo tanto, en la formulación de las ideas correctas para lograr el cambio.
El punto de partida de la concepción materialista de la historia radica en el grado de las fuerzas productivas materiales, es decir, herramientas, maquinaria, tecnología, etc. Marx dice que, dependiendo de la etapa de desarrollo de las fuerzas productivas, tendremos definidas ciertas relaciones de producción, es decir, relaciones de propiedad y control sobre los medios de producción. De esa forma, por ejemplo, las fuerzas productivas del pasado como el arado de madera, el molino de viento, plantas operadas por la fuerza manual y animal nos da las relaciones feudales; fuerzas productivas modernas como los tractores, cosechadoras, etc., cuando son difundidas, dan luz a las relaciones capitalistas de producción. Estas relaciones de producción constituyen la estructura económica de la sociedad, es decir, su base económica.
En el límite de la base económica de la sociedad surge la superestructura política y la legalidad, con sus respectivas formas de conciencia social. Además, Marx dice que es el modo de producción (que consiste en las fuerzas productivas y relaciones de producción) el que condiciona la vida social, política y espiritual en general. Así, por ejemplo, el modo de producción feudal da a luz a la severa opresión de las mujeres y castas más bajas, así como un sistema político no democrático; el modo de producción capitalista, por otro lado, reduce la opresión social y trae consigo algunos derechos democrático-burgueses.
En cierta etapa del desarrollo de las fuerzas productivas, estas acaban entrando en conflicto con las relaciones de producción existentes. Estas viejas relaciones de producción comienzan a frenar el avance de las fuerzas productivas. A menos que estas relaciones sean cambiadas, las fuerzas productivas no podrán desarrollarse más. Ese período en el que las relaciones de producción comienzan a actuar como trabas sobre el desarrollo de las fuerzas productivas es el preludio de la revolución social. La revolución es necesaria para el cambio de las relaciones de producción, es decir, la relación entre las diversas clases incrustadas en la sociedad. Una vez que esto suceda y las relaciones de producción y propiedad sean quebradas, es decir, la base económica sea cambiada, entonces el cambio en toda la superestructura será realizado rápidamente.
Esta concepción materialista de la historia fue el primer gran descubrimiento de Marx, llevado a cabo en torno a 1844-1845. Se trata del fundamento sobre el cual todos los demás pilares de la teoría marxista fueron construídos.
En los años siguientes, Marx y Engels, así como otros maestros del proletariado, continuaron desarrollando la filosofía marxista. Sin embargo, su esencia reside en los principios básicos del materialismo histórico-dialéctico mencionados anteriormente.

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