Nota
– “A propósito del porvenir”, artículo del periódico Renmin Ribao
(Diario del Pueblo) de Pekín de 22 de enero de 1969 y reproducido en el
libro “Mao Tse-tung y otros autores. Enseñanza y revolución en China”,
Edición a cargo de Joan Senent-Josa, Editorial Anagrama, Barcelona 1977,
pp. 185, 186. El texto ha sido transcrito por Gran Marcha Hacia el
Comunismo. Madrid, noviembre 2013.
“A PROPÓSITO DEL PORVENIR”
Actualmente, respondiendo calurosamente a la llamada del Presidente Mao, los jóvenes intelectuales revolucionarios se lanzan ardientemente al frente de la producción agrícola, para recibir allí una reeducación a cargo de los campesinos. Los campesinos dicen con entusiasmo: “¡Los jóvenes intelectuales formados en el pensamiento del Presidente Mao Tsetung tienen un gran futuro, son los más capaces! ¡Tener sucesores de este género nos lleva la paz al corazón!”
Sin embargo, en la confrontación de las acciones de los jóvenes intelectuales que van al campo y a la montaña, aparece otra concepción, según la cual: “no tienen porvenir”.
¿Qué se entiende por “tener un porvenir” y por “no tener porvenir”? A este respecto ocurre también que clase diversas tienen opiniones diversas.
La burguesía y las clases explotadoras sostienen con presunción: “El estudio vuelve a los hombres superiores y los transforma en ilustrados”. “Quienes trabajan con el cerebro deben gobernar; quienes trabajan con las manos deben ser gobernados”. Para ellos, “llegar a ser mandarín”, “hacer fortuna”, “labrarse un nombre e imponerse”, vivir “en la gloria, en la abundancia, en la riqueza, en la distinción” representa el mejor porvenir. No conseguir ser funcionario, no llegar a ser famoso, sino trabajar en el campo y ser un simple campesino representa, para los que estudian, la ausencia más total de “porvenir”. Y esa es una verdadera y propia afrenta.
Para el proletariado, los jóvenes intelectuales debe ser infinitamente fieles a la línea revolucionaria del Presidente Mao, deben empeñarse en la vía por él indicada de transformación revolucionaria y laboriosa, deben integrarse con las masas obreras y campesinas, deben llegar a ser trabajadores cultos dotados de conciencia socialista, deben entregarse en cuerpo y alma al servicio del pueblo, deben convertirse en dignos sucesores de la causa revolucionaria: éste es el mejor “porvenir” para quien estudia.
Los unos estudian para llegar a ser funcionarios, obtener gloria y provecho; los otros desean ser simples trabajadores al servicio de la colectividad.
La substancia de estas dos concepciones radicalmente opuestas está en qué vía deben comprometerse los jóvenes intelectuales, a qué clase deben servir: es el reflejo de la lucha entre las dos líneas. (…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario