jueves, 17 de noviembre de 2016

V. I. LENIN: LA REVOLUCION PROLETARIA Y EL RENEGADO KAUTSKY ( y 6ª parte)

 Vladimir Lenin - October 16 1918

SERVILISMO ANTE
LA BURGUESIA CON EL PRETEXTO
DE "ANALISIS ECONOMICO"


Como ya hemos dicho, el libro de Kautsky, si el título correspondiera al contenido, no debería llamarse La dictadura del proletariado, sino Paráfrasis de ataques burgueses contra los bolcheviques.

Nuestro teórico vuelve a dar vida a las viejas "teorías" de los mencheviques sobre el carácter burgués de la revolución rusa, es decir, la antigua deformación que del marxismo hacían los mencheviques (¡y que Kautsky refutó en 1905!). Por fastidiosa que sea esta cuestión para los marxistas rusos, tendremos que detenernos en ella.

La revolucion rusa es una revolución burguesa, decían todos los marxistas de Rusia antes de Igos. Los mencheviques, sustituyendo el marxismo por el liberalismo, deducían de ahí: por tanto, el proletariado no debe salirse de lo que acepta la burguesía, debe seguir una política de buena armonía con ella. Los bolcheviques decían que esto era una teoría liberal burguesa. La burguesía se esfuerza en transformar el Estado al modo burgués, reformista, no revolucionario, conservando en lo posible la monarquía, la propiedad de los terratenientes, etc. El proletariado debe llevar a término la revolución democrático-burguesa, sin permitir que le "ate" el reformismo de la burguesía. Los bolcheviques formulaban del modo siguiente la correlación de fuerzas de las clases en el momento de la revolución burguesa: el pro-

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letariado, ganándose a los campesinos, neutraliza a la burguesía liberal y deshace totalmente la monarquía, el medievalismo y la propiedad terrateniente.

El carácter burgués de la revolución lo revela la alianza del proletariado con los campesinos en general, porque los campesinos en general son pequeños productores, que tienen por base la producción mercantil. Además, añadían ya entonces los bolcheviques, el proletariado, ganándose a todo el semiproletariado (a todos los trabajadores y explotados), neutraliza a los campesinos medios y derriba a la burguesía: en esto consiste la revolución socialista, a diferencia de la revolución democrático-burguesa (véase mi folleto de 1905 Dos tácticas, reimpreso en la recopilación Doce años, Petersburgo, 1907).

Kautsky tomó indirectamente parte en esta discusión en 1905, cuando, consultado por Plejánov, entonces menchevique, se pronunció en el fondo contra él, lo que originó entonces extraordinarias burlas de la prensa bolchevique. Ahora no dice Kautsky ni una palabra de los antiguos debates (¡teme que lo desenmascaren sus propias manifestaciones!). Y así deja al lector alemán absolutamente imposibilitado para comprender el fondo del problema. El señor Kautsky no podía decir a los obreros alemanes en 1918 que en 1905 él era partidario de la alianza de los obreros con los campesinos, y no con la burguesía liberal, no podía decirles en qué condiciones propugnaba esta alianza, ni el programa que él proycctaba para esta alianza.

Kautsky da marcha atrás, y so pretexto de un "análisis económico", con frases altaneras sobre el "materialismo histórico", propugna ahora la subordinación de los obreros a la burguesía, rumiando, con ayuda de citas del menchevique Máslov, las viejas concepciones liberales de los menche-

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viques; ¡estas citas le sirven para demostrar una idea nueva sobre el atraso de Rusia, de cuya idea nueva se saca una conclusión vieja, diciendo, poco más o menos, que en una revolución burguesa no se puede ir más lejos que la burguesía! ¡Y esto a pesar de todo lo que tienen dicho Marx y Engels al comparar la revolución burguesa de 1789-1793 en Francia con la revolución burguesa de Alemania en 1848![28]

Antes de pasar al "argumento" de más peso y a lo principal del "análisis económico" de Kautsky, observemos la curiosa confusión de ideas o la ligereza del autor que denotan ya las primeras frases:

"El fundamento económico de Rusia -- afirma nuestro "teórico" -- es hasta ahora la agricultura, y concretamente la pequeña producción campesina. De ella viven cerca de las cuatro quintas partes, quizá hasta las cinco sextas partes de la población" (pág. 45). En primer lugar, ¿ha pensado usted, respetable teórico, cuántos explotadores puede haber entre esta masa de pequeños productores? Naturalmente, todo lo más una décima parte, y en las ciudades aún menos, porque allí está más desarrollada la gran producción. Ponga usted incluso una cifra inverosímilmente elevada, suponga usted que una quinta parte de los pequeños productores son explotadores que pierden el derecho electoral. Y aun así verá usted que ese 66% de bolcheviques del V Congreso de los Soviets representaba a la mayoría de la población. A ella debe añadirse, además, que un número muy importante de eseristas de izquierda fueron siempre partidarios del Poder soviético, es decir, en principio, todos los eseristas de izquierda estaban por el Poder soviético, y cuando una parte de ellos se lanzó a la aventurera revuelta de julio de 1918, de su antiguo partido se separaron dos partidos nuevos, el de los "comunistas populistas" y el de los "comunistas revolu-

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cionarios"[29] (constituidos por destacados eseristas de izquierda, a los que ya el antiguo partido había elevado a los puestos más importantes del Estado, perteneciendo al primero, por ejemplo, Zax y al segundo Kolegáev). Por consiguiente, el mismo Kautsky ha refutado -- ¡sin querer! -- la ridícula leyenda de que con los bolcheviques está la minoría de la población.

En segundo lugar: ¿Ha pensado usted, gentil teórico, que el pequeño productor campesino vacila inevitablemente entre el proletariado y la burguesía? ¡Esta verdad marxista, que confirma la historia entera de la Europa contemporánea, la "ha olvidado" Kautsky muy a tiempo, porque reduce a polvo toda la "teoría" menchevique que él reproduce! Sin "olvidarla", no habría podido negar la necesidad de la dictadura del proletariado en un país en que predominan los pequeños productores campesinos. -- -- --

Examinemos lo principal del "análisis económico" de nuestro teórico.

Es irrebatible, dice Kautsky, que el Poder soviético es una dictadura. "Pero ¿es la dictadura del proletariado ?" (pág 34).

"Según la Constitución soviética, los campesinos constituyen la mayoría de la población con derecho a participar en las actividades legislativas y administrativas. Lo que se nos presenta como dictadura del proletariado, si se realizara de un modo consecuente, y si, hablando en general, una clase pudiera ejercer directamente la dictadura, cosa que sólo puede hacer un partido, resultaría ser una dictadura de los campesinos " (pág. 35).

Y encantado de tan profundo y sagaz razonamiento, el bueno de Kautsky intenta ironizar: "Resulta como si la realización menos dolorosa del socialismo estuviese asegurada cuando se la confía a los campesinos" (pág. 35).

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Con gran lujo de detalles y citas extraordinariamente eruditas del semiliberal Máslov, prueba nuestro teórico una idea nueva: los campesinos están interesados en que el precio de los cereales sea clevado y bajo el salario de los obreros de las ciudades, etc., etc. Estas ideas nuevas, dicho sea de paso, están expuestas de manera tanto más fastidiosa cuanto menos atención se concede a los fenómenos verdaderamente nuevos de la postguerra, por ejemplo, al hecho de que los campesinos piden a cambio de los cereales mercancías y no dinero, que los campesinos están faltos de aperos y no pueden conseguirlos en la cantidad debida a precio alguno. De esto volveremos a tratar de un modo especial más adelante.

Así, pues, Kautsky acusa a los bolcheviques, al partido del proletariado, de haber puesto la dictadura, la tarea de realizar el socialismo, en manos de los campesinos pequeño burgueses. ¡Muy bien, señor Kautsky! ¿Cuál debería ser, a su ilustrado juicio, la actitud del partido proletario ante los campesinos pequeñoburgueses?

Nuestro teórico prefiere callar sobre esto, probablemente recordando el refrán: "La palabra es plata, el silencio es oro". Pero le traiciona el razonamiento siguiente:

"En los primeros tiempos de la República Soviética, los Soviets campesinos eran organizaciones de los campesinos en general. Ahora, esta República proclama que los Soviets son organizaciones de proletarios y de campesinos pobres. Los campesinos acomodados pierden el derecho de participar en la elección de los Soviets. El campesino pobre se reconoce como producto permanente y de masas de la reforma agraria socialista bajo la 'dictadura del proleeariado'" (pág. 48).

¡Qué atroz ironía! En Rusia se la puede oir en boca de cualquier burgués: todos ellos se regocijan y se ríen de que la República Soviética reconozca francamente la existencia de campesinos pobres. Se burlan del socialismo. Están en

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su derecho. Pero el "socialista" que se ríe de que, después de una guerra de cuatro años extraordinariamente ruinosa, haya todavía en nuestro país -- y los habrá para largo -- campesinos muy pobres, es un "socialista" que no podía nacer más que en un ambiente de apostasía en masa.

Pero hay más:

. . ."La República Soviética interviene en las relaciones entre campesinos ricos y pobres, pero no mediante una nueva distribución de tierra. Para evitar que los habitantes de las ciudades carezcan de pan, se envían al campo destacamentos de obreros armados que arrancan a los campesinos ricos su sobrante de cereales. Una parte de estos cereales se da a los habitantes de las ciudades y otra a los campesinos más pobres" (pág. 48).

Naturalmente, el socialista y marxista Kautsky se indigna profundamente ante la idea de que tal medida pueda rebasar los alrededores de las grandes ciudades (y en Rusia se extiende por todo el país). El socialista y marxista Kautsky observa sentenciosamente, con inimitable, con incomparable, con admirable flema (o necedad) de filisteo: . . ."Estas (expropiaciones de campesinos acomodados) introducen un nuevo elemento de perturbación y de guerra civil en el proceso de la producción". . . (¡la guerra civil trasplantada al "proceso de la producción" es ya una cosa sobrenatural!). . . "que para su saneamiento necesita imperiosamente de tranquilidad y seguridad" (49).

Sí, sí, la tranquilidad y seguridad de los explotadores y de los que especulan con los cereales, esconden sus sobrantes, sabotean la ley sobre el monopolio de los cereales y condenan al hambre a la población de las ciudades, debe, naturalmente, arrancar suspiros y lágrimas al marxista y socialista Kautsky. Todos nosotros somos socialistas y marxistas e internaciona listas, gritan a coro los señores Kautsky, Enrique Weber[30]

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(Viena), Longuet (París), MacDonald (Londres), etc.; todos estamos por la revolución de la clase obrera, pero. . . ¡pero a condición de no turbar la tranquilidad ni la seguridad de los especuladores de cereales! Y esta inmunda obsequiosidad ante los capitalistas la encubrimos con alusiones "marxistas" al "proceso de la producción". . . Si esto es marxismo ¿qué será servilismo ante la burguesía?

Veamos lo que le resulta a nuestro teórico. Acusa a los bolcheviques de hacer pasar una dictadura de los campesinos por la dictadura del proletariado. Al mismo tiempo nos acusa de llevar la guerra civil al campo (nosotros consideramos que esto es un mérito nuestro), de enviar al campo destacamentos de obreros armados los cuales proclaman francamente que ejercen "la dictadura del proletariado y de los campesinos pobres", ayudan a éstos, expropian a los especuladores, a los campesinos ricos, los sobrantes de grano que ocultan en violación de la ley sobre el monopolio de cereales.

Por una parte, nuestro teórico marxista se muestra partidario de la democracia pura, partidario de que la clase revolucionaria, dirigente de los trabajadores y explotados, se someta a la mayoría de la población (incluyendo, por consiguiente, a los explotadores). Por otra parte, explica contra nosotros que la revolución tiene imprescindiblemente un carácter burgués, porque los campesinos, en su conjunto, se mantienen en un terreno de relaciones sociales burguesas; ¡y al mismo tiempo pretende que propugna el punto de vista proletario, de clase, marxista!

En vez de "análisis económico", esto es un lío y un enredo de primer orden. En lugar de marxismo, fragmentos de doctrinas liberales y prédicas de servilismo ante la burguesía y los kulaks.

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En 1905 los bolcheviques pusíeron ya totalmente en claro el problema que Kautsky enreda. Sí, nuestra revolución es burguesa mientras marchamos juntamente con los campesinos como un todo. Nosotros teníamos una conciencia clarísima de esto, desde 1905 lo hemos dicho cientos y miles de veces; nunca hemos intentado saltarnos ni abolir con decretos esta etapa necesaria del proceso histórico. Los empeños de Kautsky de emplear este punto como "prueba" contra nosotros no prueban sino el enredo de sus opiniones y su temor a recordar lo que él mismo escribió en 1905, cuando aún no era un renegado.

Pero en 1917, desde el mes de abril, mucho antes de la Revolución de Octubre, de que tomásemos el Poder, dijimos abiertamente y explicamos al pueblo que ahora la revolución no podía detenerse en esta etapa, pues el país había seguido adelante, el capitalismo había seguido avanzando, la ruina había alcanzado proporciones nunca vistas, lo cual habría de exigir (quiérase o no) que marchásemos hacia el socialismo, pues no cabía avanzar de otro modo, salvar de otro modo al país, agotado por la guerra, y aliviar de otro modo los sufrimientos de los trabajadores y explotados.

Ocurrió, en efecto, tal y como nosotros dijimos. La mar cha de la revolución ha confirmado el acierto de nuestro razonamiento. Al principio, del brazo de "todos" los cam pesinos contra la monarquía, contra los terratenientes, contra el medievalismo (y en este sentido, la revolución sigue siendo burguesa, democrático-burguesa). Después, del brazo de los campesinos pobres, del brazo del semiproletariado, del brazo de todos los explotados contra el capitalismo, incluyendo los ricachos del campo, los kulaks, los especuladores, y en este sentido, la revolución se convierte en socialista. Querer levantar una muralla china artificial entre ambas revolucio-

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nes, separar la una de la otra por algo que no sea el grado de preparación del proletariado y el grado de su unión con los campesinos pobres, es la mayor tergiversación del marxismo, es adocenarlo, reemplazarlo por el liberalismo. Sería hacer pasar de contrabando, mediante citas seudocientíficas sobre el carácter progresivo de la burguesía en comparación con el medievalismo, una defensa reaccionaria de la burguesía frente al proletariado socialista.

Por cierto que los Soviets son un tipo y una forma muy superior de democracia porque, aunando e incorporando a la política a la masa de obreros y campesinos, son el barómetro más próximo al "pueblo" (en el sentido en que Marx hablaba en 187I de verdadera revolución popular)[31], el barómetro más sensible del desarrollo y aumento de la madurez política y de clase de las masas. La Constitución soviética no se ha escrito según un "plan", no ha sido compuesta en despachos ni impuesta a los trabajadores por los juristas burgueses. No, esa Constitución ha surgido del proceso de desarrollo de la lucha de clases, a medida que maduraban las contradicciones de clase. Así lo demuestran hechos que Kautsky se ve obligado a reconocer.

Al principio, los Soviets agrupaban a los campesinos en su totalidad. La falta de desarrollo, el atraso y la ignorancia de los campesinos pobres ponían la dirección en manos de los kulaks, de los ricos, de los capitalistas y de los intelectuales pequcñoburgueses. Fue la época de hegemonía de la p.queña burguesía, de los mencheviques y ]os socialistas revolucionarios (sólo bobos o renegados como Kautsky pueden creer que unos u otros sean socialistas). La pequeña burguesía, inevitable e imprescindiblemente oscilaba entre la dictadura de la burguesía (Kerenski, Kornílov, Sávinkov) y la dictadura del proletariado, porque la pequeña burguesía

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es incapaz de nada independiente atendidos los caracteres esenciales de su situación económica. Dicho sea de paso, Kautsky reniega totalmente del marxismo cuando en su análisis de la revolución rusa sale del paso con la noción jurídica y formal de "democracia", que sirve a la burguesía para disimular su dominación y engañar a las masas, olvidando que "democracia" quiere decir de hecho unas veces dictadura de la burguesía, y otras impotente reformismo de la mesocracia que se somete a esa dictadura, etc. Según Kautsky, resulta que en un país capitalista había partidos burgueses, había un partido proletario (los bolcheviques), que llevaba tras de sí a la mayoría del proletariado, a su masa, pero, ¡no había partidos pequeñoburgueses! ¡Los mencheviques y eseristas no tenían raíces de clase, raíces pequeñoburguesas!

Las vacilaciones de la pequeña burguesía, de los mencheviques y eseristas han ilustrado a las masas y han apartado de tales "dirigentes" a su inmensa mayoría, a todas las "capas bajas", a todos los proletarios y semiproletarios. Los bolcheviques lograron prevalecer en los Soviets (hacia octubre de 1917 en Petrogrado y Moscú), y entre los eseristas y mencheviques se acentuó la escisión.

El triunfo de la revolución bolchevique significaba el final de las vacilaciones, la destrucción completa de la monarquía y de la propiedad terrateniente (antes de la Revolución de Octubre no había sido destruida). Nosotros llevamos a término la revolución burguesa. Los campesinos estaban a nuestro lado en su totalidad. Su antagonismo respecto al proletariado socialista no podía manifestarse inmediatamente. Los Soviets agrupaban a los campesinos en general. La diferenciación de clase en el seno de la masa campesina no

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estaba todavía madura, no se había manifestado todavía exteriormente.

Este proceso fue desenvolviéndose durante el verano y el otoño de 1918. La insurrección contrarrevolucionaria de los checoslovacos despertó a los kulaks, que desencadenaron en Rusia una ola de revueltas. No han sido los libros ni los periódicos, sino la vida lo que ha hecho ver a los campesinos pobres la incompatibilidad de sus intereses con los de los kulaks, de los ricachos, de la burguesía rural. Los "eseristas de izquierda", como todo partido pequeñoburgués, reflejaban las oscilaciones de las masas, y en el verano de 1918 se escindieron: una parte de ellos hizo causa común con los checoslovacos (insurrección de Moscú, cuando Proshián, apoderándose -- ¡durante una hora! -- del telégrafo, anuncia a Rusia la caída de los bolcheviques; luego vino la traición de Muraviov, comandante en jefe del ejército destinado a combatir contra los checoslovacos, etc.). Otra parte, señalada más arriba, siguió con los bolcheviques.

La agudización de la crisis del abastecimiento de las ciudades imponía en forma cada vez más tajante el problema del monopolio de los cereales (¡lo cual "ha olvidado" el teórico Kautsky en su análisis económico, que repite cosas viejas leídas hace diez años en Máslov!).

El antiguo Estado, el Estado de los terratenientes y burgueses, incluso el Estado democrático republicano, enviaba al campo destacamentos armados que se encontraban de hecho a disposición de la burguesía. ¡El señor Kautsky no lo sabe! ¡No ve en ello, Dios nos libre, "dictadura de la burguesía"! ¡Es "democracia pura", sobre todo si lo aprueba el parlamento burgués! ¡De que Avkséntiev y S. Máslov, con los Kerenski, Tsereteli y demás elementos eseristas y mencheviques encarcelaban durante el verano y el otoño de

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1917 a los miembros de los Comités agrarios, de eso "no ha oído hablar" Kautsky, eso lo silencia!

Todo se reduce a que el Estado burgués, que ejerce la dictadura de la burguesía mediante la república democrática, no puede reconocer ante el pueblo que sirve a la burguesía, no puede decir la verdad y tiene que recurrir a la doblez.

En cambio, el Estado del tipo de la Comuna, el Estado soviético dice franca y honradamente la verdad al pueblo, declarando que es la dictadura del proletariado y de los campesinos pobres, atrayéndose con esta verdad a decenas y decenas de millones de nuevos ciudadanos mantenidos en la ignorancia dentro de cualquier república democrática, incorporándolos a la política, a la democracia, a la administración del Estado, de los Soviets. La República Soviética envía al campo destacamentos de obreros armados, en primer lugar a los más avanzados, a los de las capitales. Estos obreros llevan el socialismo al campo, ponen de su lado a los campesinos pobres, los organizan e instruyen y les ayudan a aplastar la resistencia de la burguesia.

Todos los que están al corriente de la situación y han visitado el campo dicen que solamente en el verano y el otoño de 1918 ha llegado a éste la Revolución de "Octubre" (es decir, la revolución proletaria). Se produce el viraje. A la ola de revueltas de kulaks sigue un movimiento ascensional de los campesinos pobres, el incremento de los "Comités de campesinos pobres". En el ejército aumenta el número de comisariGs que proceden de la clase obrera, el número de oficiales y de comandantes de división y de ejército que proceden de la clase obrera. Mientras que el imbécil de Kautsky, asustado por la crisis de julio (de 1918)[32] y los alari-

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dos de la burguesía, corre tras ella como un "polluelo" y escribe todo un folleto del que emana la convicción de que los campesinos están a punto de derribar a los bolcheviques, mientras que este imbécil ve en la defección de los eseristas de izquierda una "reducción" (pág. 37) del círculo de los que sostienen a los bolcheviques, en ese momento, se extiende inmensamente el círculo verdadero de los partidarios del bolchevismo, porque decenas y decenas de millones de campesinos pobres despiertan a una vida política independiente, emancipándose de la tutela e influencia de los kulaks y de la burguesía rural.

Hemos perdido unos centenares de eseristas de izquierda, de invertebrados intelectuales y de campesinos kulaks, pero hemos conquistado a millones de campesinos pobres[*].

Un año después de la revolución proletaria en las capitales, bajo su influencia y con su ayuda ha llegado la revolución proletaria a los rincones más atrasados del campo, afianzando definitivamente el Poder soviético y el bolchevismo, demostrando definitivamente que en el interior del país no hay fuerzas que se le opongan.

Después de haber llevado a cabo la revolución democrático-burguesa con los campesinos en general, el proletariado de Rusia pasó definitivamente a la revolución socialista cuando hubo logrado escindir el campo, cuando se hubo ganado a los proletarios y semiproletarios del campo, cuando supo unirlos contra los kulaks y la burguesía, comprendiendo en ésta a la burguesía campesina. * En el VI Congreso de los Soviets (del 6 al 9 de noviembre de 1918) hubo 967 delegados con voz y voto, 950 de los cuales eran bolcheviques, y 351 con voz y sin voto, de los cuales 335 eran bolcheviques. Por tanto, un 97% de bolcheviques.

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Si el proletariado bolchevique de las capitales y de los grandes centros industriales no hubiera sabido agrupar alrededor suyo a los campesinos pobres contra los campesinos ricos, habríase demostrado que Rusia "no estaba madura" para la revolución socialista: el campesinado habría seguido siendo "un todo", es decir, habría seguido sujeto a la dirección económica, política y espiritual de los kulaks, los ricachos y la burguesía, y no se habría ido más allá de una revolución democrático-burguesa. (Pero ni aun esto, dicho sea entre paréntesis, habría demostrado que el proletariado no debía tomar el Poder, porque sólo él ha llevado efectivamente a término la revolución democrático-burguesa, sólo él ha hecho algo serio para acercar la revolución proletaria mundial, sólo él ha creado el Estado soviético, que es, después de la Comuna, el segundo paso hacia el Estado socialista.)

Por otra parte, si el proletariado bolchevique, inmediatamente, en octubre o noviembre de 1917, sin haber sabido aguardar la diferenciación de clases en el campo, sin haber sabido prepararla ni realizarla, hubiera intentado "decretar" la guerra civil o la "instauración del socialismo" en el campo, si hubiese intentado prescindir del bloque (alianza) temporal con los campesinos en general, sin hacer ciertas concesiones al campesino medio, etc., esto habría sido una desnaturalización blanquista [33] del marxismo; una minoría habría intentado imponer su voluntad a la mayoría, se habría llegado a un absurdo teórico, a no comprender que la revolución de todos los campesinos es todavía una revolución burguesa y que sin una serie de transiciones, de etapas transitorias, no se puede hacer de ella una revolución socialista en un país atrasado.

En un problema político y teórico de la mayor trascendencia, Kautsky lo ha confundido todo, y en la práctica ha

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demostrado ser un simple lacayo de la burguesía que clama contra la dictadura del proletariado.

* * *

Idéntica o mayor es la confusión que Kautsky ha armado en otro problema de capital interés e importancia: el de si ha sido bien planteada en principio y luego convenientemente llevada a la práctica la labor legislativa de la República Soviética en cuanto a la transformación agraria, transformación socialista dificilísima y de máxima importancia al mismo tiempo. Le quedaríamos infinitamente agradecidos a todo marxista del occidente de Europa que, después de leer aunque sólo fuera los documentos más importantes, hiciera la crítica de nuestra política, porque de este modo nos ayudaría extraordinariamente y ayudaría a la revolución que está madurando en todo el mundo. Pero en lugar de crítica, Kautsky nos ofrece una confusión teórica increíble, que convierte el marxismo en liberalismo, y que de hecho es un conjunto de invectivas pequeñoburguesas, vacías y venenosas, contra los bolcheviques. Que el lector juzgue:

"No se podía mantener la gran propiedad territorial a causa de la revolución. Esto se vio claro desde el primer instante. No había más remedio que entregarla a la población campesina". . . (No es exacto, señor Kautsky; usted ponc lo que está "claro" para usted en lugar de la actitud de las diversas clases frente al problema. La historia de la revolución ha demostrado que el gobierno de coalición de burgueses con pequeñoburgueses, mencheviques y eseristas seguía una política dirigida a mantener la gran propiedad agraria. La mejor prueba está en la ley de S. Máslov y en las detenciones de los miembros de los Comités agrarios[34].

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Sin la dictadura del proletariado la "población campesina" no habría vencido al terrateniente unido al capitalista.)

. . . "Pero en cuanto a las formas en que esto se había de hacer, no existía unidad de criterio. Eran concebibles diferentes soluciones". . . (Kautsky se preocupa, ante todo, de la "unidad" de los "socialistas", sean quienes sean los que se llamen así. Pero olvida que las clases fundamentales de la sociedad capitalista deben llegar a soluciones diferentes.) . . . "Desde el punto de vista del socialismo, la solución más racional hubiera sido transformar las grandes empresas en propiedades del Estado y confiar a los campesinos, que hasta entonces habían estado trabajando en ellas como obreros asalariados, el cultivo de las grandes propiedades agrícolas en forma cooperativa. Pero esta solución supone la existencia de un tipo de trabajador agrícola que no existe en Rusia. Otra solución hubiera sido transferir al Estado la gran propiedad agraria dividiéndola en pequeños lotes, que se concederían en arriendo a los campesinos con pocas tierras. De esta manera se habría realizado algo de socialismo". . .

Kautsky, como siempre, sale del paso con su famoso estribillo: de una parte no se puede por menos de confesar, de otra, hay que reconocer. Pone juntas soluciones diferentes, sin pararse en la única idea real, en la única idea marxista: ¿cuál debe ser la transición del capitalismo al comunismo en unas determinadas condiciones particulares ? En Rusia hay obreros agrícolas asalariados, pero pocos, y Kautsky no toca siquiera la cuestión, que el Poder soviético ha planteado, de cómo pasar al cultivo en comunas y en cooperativas. Pero lo más curioso es que Kautsky quiere ver "algo de socialismo" en el arrendamiento de pequeños lotes de tierra. Esto no es, en el fondo, más que una consigna pequeño-

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burguesa y no tiene nada "de socialismo". Si el "Estado" que da en arriendo las tierras no es un Estado del tipo de la Comuna, sino una república burguesa parlamentaria (y esto es lo que supone siempre Kautsky), el arrendamiento de la tierra por pequeños lotes será una típica reforma liberal.

Nada dice Kautsky de que el Poder soviético ha abolido toda propiedad sobre la tierra. Peor aún: baraja los datos de manera increíble y cita decretos del Poder soviético omitiendo en ellos lo esencial.

Después de declarar que "la pequeña producción aspira al derecho absoluto de propiedad privada sobre los medios de producción", que la Constituyente hubiera sido "la única autoridad" capaz de impedir el reparto (afirmación que provocará una carcajada en Rusia, porque todo el mundo sabe que los obreros y campesinos sólo reconocen la autoridad de los Soviets, mientras la Constituyente se ha hecho consigna de los checoslovacos y de los terratenientes), Kautsky continúa:

"Uno de los primeros decretos del Gobierno soviético dice: 1. La propiedad terrateniente sobre la tierra queda inmediatamente abolida sin indemnización alguna. 2. Las haciendas de los terratenientes y todas las tierras de la familia imperial, de los conventos y de la Iglesia, con todo su ganado de labor y aperos de labranza, sus edificios y todo cuanto hay en ellos pasan a depender de los Comités agrarios comarcales de los Soviets de Diputados Campesinos de distrito, que dispondrán de ellos hasta que la Asamblea Constituyente decida el problema de la tierra".

Kautsky n o c i t a m á s q u e e s t o s d o s p u n t o s y concluye:

"La referencia a la Constituyente ha sido letra muerta. De hecho, los campesinos de las distintas comarcas han podido hacer con la tierra lo que han querido" (pág. 47).

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¡Ahí tenéis muestras de la "crítica" de Kautsky! Ahí tenéis un trabajo "científico" que más que nada parece una falsificación. ¡Se induce al lector alemán a creer que los bolcheviques han capitulado ante los campesinos en cuanto al derecho de propiedad privada sobre la tierra y que han dejado a los campesinos hacer ("en las distintas comarcas") lo que cada uno quería!

En realidad, el decreto que cita Kautsky, el primer decreto, promulgado el 26 de octubre de 1917 (calendario antiguo), comprende cinco artículos y no dos, sin contar los ocho artículos del "Mandato", del que se dice que "debe servir de norma de conducta".

El tercer artículo del decreto señala que las haciendas pasan "a l p u e b l o " y que es obligatorio hacer "el inventario exacto de todos los bienes confiscados" e "instituir una guardia revolucionaria del mayor rigor". Y el Mandato señala que "el derecho de propiedad privada sobre la tierra queda abolido para siempre", que "las fincas mejor organizadas" "no serán divididas ", que "todo el ganado de labor, aperos de labranza y dependencias de las tierras confiscadas pasan al disfrute exclusivo del Estado o de las comunidades, según la importancia y valor de estas tierras, sin indemnización", que "toda la tierra pasa a formar parte del fondo agrario nacional".

Más tarde, al mismo tiempo que era disuelta la Asamblea Constituyente (5 de enero de 1918), el III Congreso de los Soviets aprobó la "Declaración de derechos del pueblo trabajador y explotado", que ahora es parte de la Ley fundamental de la República Soviética. Su artículo II párrafo 1 dice que "queda abolida la propiedad privada sobre la tierra" y que "las fincas y empresas agrícolas modelo se declaran patrimonio nacional".

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Por tanto, la alusión a la Asamblea Constituyente no era letra muerta, porque otra institución nacional representativa, muchísimo más autorizada para los campesinos, se ha encargado de resolver el problema agrario.

Luego, el 6 (19) de febrero de 1918 se promulgó la ley sobre la socialización de la tierra, que confirma una vez más la abolición de toda propiedad sobre la tierra, poniendo ésta y todo el ganado de labor y los aperos de labranza de las explotaciones privadas a disposición de las autoridades soviéticas, bajo el control del Poder soviético federal ; como objetivo de esta gestión señala

"el fomento de la hacienda colectiva en la agricultura, por ser la más ventajosa desde el punto de vista de la economía del trabajo y de los productos, a expensas de las haciendas individuales, con objeto de pasar a la hacienda socialista" (art. II, punto d).

Al instituir el disfrute igualitario del suelo, la ley dice acerca del problema fundamental de "quién tiene derecho a gozar de la tierra":

(Art. 20.) "Dentro de la República Federativa Soviética de Rusia pueden disfrutar lotes del suelo para fines públicos y personales: A) Con fines educativos e instructivos: 1) El Estado, representado por los órganos del Poder soviético (federal, regional, provincial, comarcal, de distrito y de aldea). 2) Las organizaciones sociales (bajo el control y con la autorizacion del Poder soviético local). B) Para el cultivo: 3) Las comunas agrícolas. 4) Las cooperativas agrícolas. 5) Las comunidades rurales. 6) Familias e individuos sueltos". . .

El lector puede ver que Kautsky ha desnaturalizado totalmente la cuestión, presentando al lector alemán de una manera falsa por completo la política y la legislación agraria del Estado proletario de Rusia.

¡Ni siquiera ha sabido plantear Kautsky los problemas importantes, fundamentales desde el punto de vista teórico!

Estos problemas son los siguientes:

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1) Disfrute igualitario de la tierra y

2) Nacionalización de la tierra: relación de una medida y otra con el socialismo en general y con el paso del capitalismo al comunismo en particular.

3) Cultivo social de la tierra, como transición del trabajo agrícola pequeño, parcelado al trabajo agrícola social de gran escala; ¿responde la forma en que ha sido planteado este problema en la legislación soviética a los postulados del socialismo?

Sobre el primer punto es preciso dejar sentados, ante todo, los dos hechos siguientes que son fundamentales: a) Teniendo ya en cuenta la experiencia de 1905 (recordaré, por ejemplo, mi obra acerca del problema agrario en la primera revolución rusa), señalaban los bolcheviques la importancia que, desde el punto de vista democrático progresista y democrático revolucionario, tenía la consigna del igualitarismo, y en 1917, antes de la Revolución de Octubre, hablaron de ello en forma absolutamente clara. b) Al hacer aprobar la ley de socialización de la tierra -- "alma" de la cual es la consigna del disfrute igualitario del suelo -- los bolcheviques declararon del modo más preciso y concreto: esta idea no es la nuestra, nosotros no estamos conformes con esta consigna, pero creemos nuestro deber hacerla aprobar, porque así lo pide la inmensa mayoría de los campesinos. Y la idea y las reivindicaciones de una mayoría de trabajadores deben ser superadas por ellos mismos ; no es posible "abolir" semejantes reivindicaciones ni "saltar" por encima de ellas. Nosotros, los bolcheviques, ayudaremos a los campesinos a superar las consignas pequeñoburguesas, a pasar lo más rápida y fácilmente posible de esas consignas a consignas socialistas.

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Un teórico marxista que quisiera ayudar a la revolución obrera mediante su análisis científico, debería decir, en primer lugar, si es verdad que la idea del disfrute igualitario de la tierra tiene un valor democrático revolucionario, el valor de llevar a término la revolución democrático-burguesa. En segundo lugar, debería decir si han procedido bien los bolcheviques al hacer aprobar con sus votos (y al observar con la mayor lealtad) la ley pequeñoburguesa relativa al disfrute igualitario.

¡Kautsky no ha sabido advertir siquiera en qué consiste teóricamente el quid de la cuestión!

Jamás hubiera conseguido refutar que el principio igua litario tiene un valor progresista y revolucionario en una revolución democrático-burguesa. Esta revolución no puede ir más allá. Al llegar a su término, descubre a las masas, con tanta más claridad, rapidez y facilidad l a i n s u f i c i e n c i a de las soluciones democrático-burguesas, la ne cesidad de rebasarlas y de pasar al socialismo.

Los campesinos que han derribado al zarismo y a los terratenientes quieren la nivelación, y no hay fuerza que pueda impedírselo una vez libertados de los terratenientes y del Estado parlamentario-burgués republicano. Los proletarios dicen a los campesinos: nosotros os ayudaremos a llegar al capitalismo "ideal", porque el disfrute igualitario de la tierra es la idealización del capitalismo desde el punto de vista del pequeño productor. Pero al mismo tiempo os señalaremos la insuficiencia de este sistema, la necesidad de pasar al cultivo social de la tierra.

¡Sería interesante ver qué hacía Kautsky para refutar el acierto del proletariado al dirigir así la lucha de los campesinos!

Kautsky ha preferido eludir el problema. . .

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Además, ha engañado francamente a los lectores alemanes, ocultándoles que en la ley sobre la tierra el Poder soviético da preferencia directa a las comunas y a las cooperativas, colocándolas en primer lugar.

¡Con el campesinado hasta el fin de la revolución democrático-burguesa; con el sector más pobre, proletario y semiproletario del campesinado, adelante, hacia la revolución socialista! Esta ha sido la política de los bolcheviques, y es la única política marxista.

¡Pero Kautsky se embrolla, no acertando a plantear ni un solo problema! Por una parte, no se atreve a decir que los proletarios debieron haber divergido de los campesinos en el problema del disfrute igualitario, porque comprende lo absurdo de semejante divergencia (por lo demás, en 1905, antes de ser renegado, Kautsky propugnaba clara y francamente la alianza de obreros y campesinos como condición para el triunfo de la revolución) Por otra parte, cita con simpatía las vulgaridades liberales del menchevique Máslov, que "demuestra" lo utópico y reaccionario de la igualdad pequeñoburguesa desde el punto de vista del socialismo y pasa en silencio lo progresista y revolucionario de la lucha pequeñoburguesa por la igualdad, por el principio igualitario, desde el punto de vísta de la revolución democrático-burguesa.

Kautsky se ha metido en un lío sin fin: advertid que el Kautsky de 1918 insisíe en el carácter burgués de la revolución rusa. El Kautsky de 1918 exige: ¡No os salgáis de ese marco! ¡¡Y este mismo Kautsky ve "algo de socialismo " (para la revolución burguesa ) en la reforma pequeñoburguesa que entrega a los campesinos pobres en arriendo pequeños lotes de tierra (es decir, en la aproximación al igualitarismo)!!

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¡Que lo entienda quien pueda!

Y por si fuera poco, Kautsky muestra una incapacidad filistea para tener en cuenta la política real de un partido determinado. Cita frases del menchevique Máslov, sin querer ver la política r e a l del partido menchevique en 1917, que, en "coalición" con terratenientes y demócratas constitucionalistas, propugnaba de hecho una reforma agraria liberal y el acuerdo con los terratenientes (lo prueban las detenciones de miembros de los Comités agrarios y el proyecto de ley de S. Máslov).

Kautsky no ha visto que las frases de P. Máslov acerca del carácter reaccionario y utópico de la igualdad pequeñoburguesa encubren de hecho la política menchevique de conciliación de campesinos y terratenientes (es decir, el engaño de aquéllos por éstos), en lugar del derrocamiento revolucionario de los terratenientes por los campesinos.

¡Qué "marxista" es Kautsky!

Los bolcheviques son los que han tenido muy en cuenta la diferencia entre la revolución democrático-burguesa y la socialista: al llevar la primera a término, abrían las puertas para el paso a la segunda. Esta es la única política revolucionaria y la única politica marxista.

En vano repite Kautsky las agudezas insípidas de los liberales: "Nunca ni en parte alguna han pasado los pequeños campesinos a la producción colectiva movidos por la persuasión teórica" (pág. 50).

¡Qué ingenioso!

Nunca ni en parte alguna han estado los pequeños cam pesinos de un gran país bajo la influencia de un Estado pro letario.

Nunca ni en parte alguna han llegado los pequeños campesinos a una lucha de clase abierta de los campesinos pobres los

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contra los campesinos ricos, hasta la guerra civil entre unos y otros, con la condición de estar sostenidos los pobres por la propaganda, la política y la ayuda económica y militar del Poder estatal proletario.

Nunca ni en parte alguna se han enriquecido tanto los especuladores y ricachos a consecuencia de una guerra, en medio de una ruina semejante de la masa campesina.

Kautsky repite antiguallas, rumia cosas viejas, temiendo pensar siquiera en las nuevas tareas de la dictadura del proletariado.

Y si los campesinos, querido Kautsky, no tienen bastantes instrumentos para la pequeña producción y el Estado proletario les ayuda a encontrar máquinas para cultivar el suelo colectivamente, ¿será eso "persuasión teórica"? -- -- --

Pasemos al problema de la nacionalización de la tierra. Nuestros populistas, y entre ellos todos los eseristas de izquierda, niegan que la medida que nosotros hemos llevado a la práctica sea la nacionalización de la tierra. Se equivocan teóricamente. Puesto que no hemos rebasado el marco de la producción mercantil y del capitalismo, la abolición de la propiedad privada sobre la tierra es su nacionalización. La palabra "socialización" no expresa más que una tendencia, un deseo, una preparación del tránsito al socialismo.

¿Cuál debe ser, pues, la actitud de los marxistas respecto a la nacionalización de la tierra?

Tampoco esta vez sabe Kautsky plantear siquiera el problema teórico, o -- lo que es peor -- lo elude intencionadamente, aunque por las publicaciones rusas se sabe que Kautsky conoce las antiguas discusiones de los marxistas rusos sobre la nacionalización de la tierra, sobre su municipalización (entrega de las grandes fincas a los ayuntamientos) y sobre su reparto.

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Kautsky se mofa abiertamente del marxismo cuando dice que el paso de las grandes propiedades a manos del Estado y su arrendamiento en pequeños lotes a los campesinos que tuvieran poca tierra realizaría "algo de socialismo". Ya hemos dicho que no hay en ello nada de socialismo. Es más: no hay ni siquiera revolución democrático-burguesa llevada a término. Kautsky ha tenido la gran desgracia de fiarse mucho de los mencheviques. De ello resulta un hecho curioso. Kautsky, que defiende el carácter burgués de nuestra revolución, que reprocha a los bolcheviques su ocurrencia de emprender el camino que lleva al socialismo, ¡presenta él mismo una reforma liberal como socialismo, sin llevar esta reforma hasta la supresión completa de todos los elementos medievales en las relaciones de propiedad territorial! Resulta que Kautsky, lo mismo que sus consejeros mencheviques, defiende a la burguesía liberal, temerosa de la revolución, en lugar de defender una revolución democrático-burguesa consecuente.

En efecto, ¿por qué hacer propiedad del Estado únicamente las grandes fincas y no todas las tierras? La burguesía liberal llega así al máximo en el mantenimiento de lo viejo (es decir, una revolución de mínima consecuencia) y deja en pie las máximas facilidades para volver a ello. La burguesía radical, es decir, la que quiere llevar a término la revolución burguesa, propone la consigna de nacionalización de la tierra.

Kautsky, que en tiempos muy remotos, hace casi veinte años, escribió una obra marxista admirable sobre el problema agrario, no puede ignorar lo que ha indicado Marx: La nacionalización de la tierra es una consigna consecuentemente burguesa [35]. Kautsky no puede ignorar la polémica

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entre Marx y Rodbertus y las notables explicaciones de Marx en Teorías de la plusvalía, donde muestra con particular evidencia el valor revolucionario que la nacionalización de la tierra tiene desde el punto de vista democrático-burgues.

El menchevique P. Máslov, a quien con tan mala fortuna ha elegido Kautsky para consejero, negaba que los campesinos rusos pudieran aceptar la nacionalización de toda la tierra (incluyendo la de ellos). Este punto de vista estaba relacionado en cierto grado con su "original" teoría (repetición de lo dicho por los críticos burgueses de Marx), que negaba la renta absoluta y aceptaba la "ley" (o el "hecho", según decía Máslov) "de la fertilidad decreciente del suelo".

En realidad, la revolución de 1905 puso ya de manifiesto que la inmensa mayoria de los campesinos rusos, tanto miembros de las comunidades como propietarios de sus parcelas, deseaban la nacionalización de toda la tierra. La revolución de 1917 ha venido a confirmarlo y, después de pasar el Poder a manos del proletariado, lo ha convertido en realidad. Los bolcheviques han sido fieles al marxismo, no intentando (a pesar de que Kautsky nos acusa de ello sin sombra de pruebas) "saltar" por encima de la revolución democrático-burguesa. Los bolcheviques han empezado por ayudar a los ideólogos democrático-burgueses de los campesinos que eran más radicales, más revolucionarios, que estaban más cerca del proletariado, es decir, a los eseristas de izquierda, a realizar lo que era de hecho la nacionalización de la tierra. La propiedad privada sobre la tierra fue abolida en Rusia el 26 de octubre de 1917, es decir, el primer día de la revolución proletaria, socialista.

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De este modo se ha creado una base, la más perfecta desde el punto de vista del desarrollo del capitalismo (Kautsky no podrá negarlo sin romper con Marx), y, al mismo tiempo, el régimen agrario más flexible para el paso al socialismo. Desde el punto de vista democrático-burgués, los campesinos revolucionarios de Rusia no pueden ir más lejos : nada "más ideal" puede haber, desde este punto de vista, que la nacionalización de la tierra y la igualdad de su disfrute, nada "más radical" (desde el mismo punto de vista). Los bolcheviques, sólo los bolcheviques, y sólo en virtud del triunfo de la revolución proletaria, son los que han ayudado a los campesinos a llevar de veras a término la revolución democrático-burguesa. Y únicamente de este modo han hecho el máximo para facilitar y apresurar el paso a la revolución socialista.

Por ello puede juzgarse de la increíble confusión que ofrece a sus lectores Kautsky cuando acusa a los bolcheviques de no comprender el carácter burgués de la revolución y se aparta él mismo del marxismo hasta el punto de pasar en silencio la nacionalización de la tierra y de presentar la reforma agrazia liberal, la menos revolucionaria (desde el punto de vista burgués), como ¡"algo de socialismo"! -- --

Con ello nos acercamos al tercero de los problemas planteados más arriba: ¿Hasta qué punto ha tenido en cuenta la dictadura del proletariado en Rusia la necesidad de pasar al cultivo social de la tierra? Kautsky vuelve a cometer a este respecto algo que se parece mucho a una falsificación: ¡se limita a citar las "tesis" de un bolchevique, en las que se trata del problema del paso al cultivo colectivo de la tierra! Después de haber citado una de estas tesis, exclama nuestro "teórico" en tono de triunfo:

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"Con declarar que una cosa es un problema no se resuelve éste, por desgracia. La agricultura colectiva en Rusia está por ahora condenada a quedarse en el papel. Nunca ni en parte alguna han pasado los pequeños campesinos a la producción colectiva movidos por la persuasión teórica" (50).

Nunca ni en parte alguna ha recurrido un autor a tan grande argucia como Kautsky. Cita las "tesis", pero no dice ni una palabra de la ley del Poder soviético. ¡Habla de "persuasión teórica" y no dice ni una palabra del Poder estatal proletario que tiene en sus manos las fábricas y las mercancías! Todo lo que el marxista Kautsky escribía en 1899 en el Problema agrario sobre los medios de que dispone el Estado proletario para hacer pasar gradualmente a los pequeños campesinos al socialismo, lo olvida el renegado Kautsky en 1918.

Claro que unos centenares de comunas agrícolas y explotaciones soviéticas apoyadas por el Estado (es decir, de grandes explotaciones cultivadas por cooperativas obreras, a cuenta del Estado), representan muy poco. Pero ¿puede llamarse "crítica" el mutismo de Kautsky ante este hecho?

La nacionalización de la tierra, obra en Rusia de la dictadura del proletariado, constituyó la mejor garantía de que la revolución democrático-burguesa fuese llevada a su término, incluso en el caso de que una victoria de la contrarrevolución hiciera retroceder de la nacionalización al reparto (caso que analizo especialmente en mi libro sobre el programa agrario de los marxistas en la revolución de 1905). Además, la nacionalización de la tierra da al Estado proletario las máximas posibilidades para pasar al socialismo en la agricultura.

En resumen: Kautsky nos ofrece, teóricamente, una confusión increíble, apartándose por completo del marxismo; en

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la práctica vemos su servilismo ante la burguesía y el reformismo burgués. ¡Buena crítica, en verdad!

* * *

Su "análisis económico" de la industria lo inicia Kautsky con el magnífico razonamiento siguiente:

Rusia tiene una gran industria capitalista. ¿Sería factible montar sobre esta base la producción socialista? "Podría pensarse así si el socialismo consistiera en que los obreros de las distintas minas y fábricas las tomen en propiedad" (literalmente: se las apropien) "llevando a cabo la producción en cada una de ellas por cuenta propia" (52). "Precisamente hoy, 5 de agosto, el día en que escribo estas líneas -- añade Kautsky --, llegan de Moscú noticias sobre un discurso pronunciado por Lenin el 2 de agosto y en el cual, según comunican, ha dicho: 'Los obreros tienen firmemente las fábricas en sus manos, los campesinos no devolverán las tierras a los terratenientes'. La divisa de 'la fábrica para los obreros, la tierra para los campesinos' no ha sido hasta ahora una divisa socialdemócrata, sino anarcosindicalista" (52-53).

Hemos citado por entero este razonamiento para que los obreros rusos, que estimaban antes a Kautsky, y con razón, vean por sí mismos cómo procede este tránsfuga que se ha pasado a la burguesía.

En efecto: el 5 de agosto, cuando existía ya un sinnúmero de decretos sobre la nacionalización de las fábricas en Rusia, no "apropiándose", además, los obreros ni una sola de ellas, puesto que todas pasaron a ser propiedad de la República, el 5 de agosto Kautsky, interpretando con manifiesta superchería una frase de un discurso mío, trata de inculcar a los

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lectores alemanes la idea de que ¡en Rusia se entregan las fábricas a los obreros aislados! ¡Y después, en decenas y decenas de renglones, rumia eso de que las fábricas no deben entregarse a obreros aisladamente!

Esto no es crítica, sino un procedimiento de lacayo de la burguesía, a sueldo de los capitalistas para calumniar a la revolución obrera.

Las fábricas tienen que pasar a manos del Estado, de las comunidades o de las cooperativas de consumo, repite una y otra vez Kautsky, y por fin añade:

"Este es el camino que se ha intentado emprender ahora en Rusia". . . ¡¡Ahora!! ¿Qué quiere decir esto? ¿En agosto? Pero ¿no pudo encargar Kautsky a sus Stein, Axelrod o demás amigos de la burguesía rusa que le tradujeran siquiera algún decreto sobre las fábricas?

. . ."No se ve aún hasta dónde se ha llegado en este sentido. En todo caso, este aspecto de la República Soviética presenta para nosotros el máximo interés, pero sigue enteramente en las tinieblas. No faltan decretos". . . (¡Por eso ignora Kautsky su contenido o lo oculta a sus lectores!), "pero faltan noticias fidedignas sobre el efecto de tales decretos. La producción socialista es imposible sin una estadística completa, detallada, segura y rápida. Hasta ahora, la República Soviética no ha podido crearla. Lo que sabemos de sus medidas económicas es en extremo contradictorio, y resulta imposible comprobarlo. Esto es también uno de los resultados de la dictadura y del aplastamiento de la democracia. No hay libertad de imprenta ni de palabra". . . (53).

¡Así se escribe la historia! En la "libre" prensa de los capitalistas y de los partidarios de Dútov hubiera encontrado Kautsky datos sobre las fábricas transferidas a los obreros. . . ¡Es en verdad magnífico este "serio erudito" que se coloca por encima de las clases! Kautsky no quiere ni rozar ninguno de los innumerables hechos demostrativos de que las

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fábricas se transfieren únicamente a la República, de que de ellas dispone un órgano del Poder soviético, el Consejo Superior de Economía Nacional, compuesto principalmente por delegados de los sindicatos obreros. Con necio empeno del hombre enfundado en su caparazón repite porfiadamente: yo quiero una democracia pacífica, sin guerra civil, sin dictadura, con buenas estadísticas (la República Soviética ha creado un instituto de estadística, llevando a él a los elementos más competentes de Rusia, pero claro que una estadística ideal no puede conseguirse en seguida). En una palabra: lo que pretende Kautsky es revolución sin revolución, sin lucha enconada, sin violencias. Es como pedir que hubiera huelgas sin apasionada lucha entre obreros y patronos. ¡A ver quién distingue entre semejante "socialista" y un adocenado burócrata liberal!

Y basándose en semejantes "datos", es decir, rehuyendo intencionadamente, con pleno desprecio, los numerosísimos hechos, Kautsky "concluye":

"Es dudoso que, en lo que se refiere a verdaderas conquistas prácticas y no a decretos, haya conseguido el proletariado ruso con la República Soviética más de lo que hubiera obtenido de la Asamblea Constituyente, en la cual, lo mismo que en los Soviets, predominaban los socialistas, aunque de un matiz distinto" (58).

¿Verdad que es una perla? Aconsejamos a los partidarios de Kautsky que difundan ampliamente entre los obreros rusos estas palabras, porque no podían haber dado mejor prueba acreditativa de su caída política. ¡Kerenski era también "socialista", camaradas obreros, sólo que "de un matiz distinto"! El historiador Kautsky se contenta con un nombre, con un calificativo del que se "apropiaron" los eseristas de derecha y los mencheviques. Pero no quiere ni oir hablar de

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los hechos, que prueban que, bajo Kerenski, mencheviques y eseristas de derecha apoyaban la política imperialista y el pillaje de la burguesía, y silencia discreto que la Asamblea Constituyente daba la mayoría a esos héroes de la guerra imperialista y de la dictadura burguesa. ¡Y esto se llama "análisis económico"!. . .

Para terminar, otra muestra de "análisis económico":

. . ."A los nueve meses de existencia, en lugar de haber extendido el bienestar general, la República Soviética se ve obligada a explicar a qué se debe la escasez general" (41).

Los demócratas constitucionalistas nos tienen acostumbrados a semejantes razonamientos. Todos los lacayos de la burguesía siguen razonando en Rusia así: Dadnos, dicen, a los nueve meses, el bienestar general, después de cuatro años de una guerra destructora, con una ayuda múltiple del capital extranjero a la burguesía de Rusia, para que ésta siga el sabotaje y las insurrecciones. En la práctica no queda absolutamente ninguna diferencia, ni asomo de diferencia entre Kautsky y el burgués contrarrevolucionario. Discursos melosos, disfrazados de "socialismo", repiten lo que brutalmente, sin ambages ni adornos, dicen en Rusia las gentes de Kornílov, de Dútov y de Krasnov.

* * *

Las líneas que preceden fueron escritas el 9 de noviembre de 1918. El 9 por la noche han llegado de Alemania noticias que anuncian el comienzo victorioso de la revolución, primero en Kiel y otras ciudades del norte y del litoral, donde el Poder ha pasado a manos de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados, y luego en Berlín, donde también ha pasado el Poder a manos de un Soviet.

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Huelga la conclusión que me quedaba por escribir para el folleto sobre Kautsky y la revolución proletaria.

10 de noviembre de 1918.


Escrito en octubre noviembre de 1918.

Publicado en 1918 en libro aparte por la
Editorial Kommunist, de Moscú.

Se imprimió de acuerdo con el texto del libro,
cotejado con el manuscrito.






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