La Red de Blogs Comunistas (RBC)
ha traducido el artículo de Purnendu Sekhar Mukherjee (ex-miembro del
Comité Central del Partido Comunista de la India (Maoísta) y ex preso
político, en el que, en el marco del 50º Aniversario de Naxalbari,
explica cómo "Los 50 años de Naxalbari representan los 50 años del sueño
de construir una nueva India", describiendo las políticas aplicadas por
los naxalitas en estas cinco décadas.
A pesar de la propaganda del gobierno y de los medios de propaganda de
las grandes corporaciones multinacionales y de la la gran burguesía
local, afirma el autor que "la política naxalita no sólo entraña la
toma el poder estatal por medio de la lucha armada, sino también la
construcción de un modelo socioeconómico alternativo por parte del
propio pueblo, basado en las necesidades locales y en las decisiones
colectivas de la población local, no en las exigencias del capital
financiero internacional".
En el presente documento sobre la política del Janatana Sarkar se
esbozan las líneas fundamentales del futuro gobierno democrático
popular, subrayando la continuidad inquebrantable con el camino que
mostró Naxalbari en 1967, "en el que los grupos guerrilleros se formaban
arrebatando las armas a las fuerzas mercenarias de los terratenientes,
en el que se establecieron tribunales populares para juzgar a los
explotadores-opresores, que proclamó la propiedad colectiva de la tierra
y de las cosechas en plena lucha contra los ejércitos de los
propietarios, que creó cooperativas para almacenar el grano".
La principal cuestión que surgió en Naxalbari hace 50 años y que
continúa hoy con la Revolución Naxalita, dirigida por el PCI (M), y
aplicada por las políticas de los Janatana Sarkar (Gobiernos populares
locales) en las zonas controladas por la guerrilla, es la de cómo va a
ser la sociedad futura, el modelo alternativo popular, aunque los
capitalistas explotadores se esfuercen en subrayar como principal rasgo
de los maoístas la violencia; "saben que si el pueblo tiene la
oportunidad de experimentar el modelo alternativo, será imposible que el
capital financiero multinacional saquee los recursos humanos y
naturales del país".
Todo ello se describe en este ilustrativo artículo de Purnendu Sekhar
Mukherjee, de enorme interés para el conocimiento de esa todavía gran
desconocida, la Revolución Naxalita, que naciera hace 50 años en una
recóndita región de la India, y que hoy se ha transformado en guía y
modelo para la lucha popular revolucionaria en todo el mundo contra el
capitalismo imperialista.
El autor de este artículo Purnendu Sekhar Mukherjee, antiguo miembro del
Comité Central del Partido Comunista de la India (Maoísta) y ex-preso
político.
***
50 AÑOS DE NAXALBARI: UN CAMINO PARA EL DESARROLLO ALTERNATIVO (Traducido por RBC de la publicación en inglés en Democracy and Class Struggle)
En noviembre
de 2008, justo cuando el movimiento popular contra la represión estatal daba
sus primeros pasos en Lalgarh, se formó un Comité de los Pueblos contra las
Atrocidades Policiales, compuesto por cinco hombres y cinco mujeres que
representaban a cada pueblo y que pronto se fue extendiendo a otras aldeas. La
participación equitativa de hombres y mujeres en el comité despertó un enorme
apoyo de las mujeres locales y el movimiento se propagó como un grandioso
incendio por toda la región. Al cabo de dos semanas, el periodista Shyamsundar
Das, de The Statesmen, escribió un
artículo en el que, además de destacar los aspectos más notables del movimiento,
decía: “Ha surgido un gobierno paralelo en el distrito. Del mismo modo que los
maoístas dirigen comités populares en Andhra y Chattisgarh, también se han
establecido comités en diferentes aldeas de Belpahari, Binpur, Lalgarh,
Jamboni, Salboni, Goaltore y sus alrededores. La administración de los pueblos
se lleva a cabo de acuerdo con las directrices del comité de cada aldea y no se
puede poner en marcha ningún proyecto del gobierno sin su permiso. Es evidente
que en los próximos días la realización de proyectos gubernamentales en estos
pueblos se complicará.”
Seis meses
después de la publicación de este artículo, Snignendu Bhattacharya, del Hindustan Times, publicó un artículo
sobre el sistema paralelo de gobierno y de desarrollo en la zona de Lalgarh. “En
los últimos 8 meses, en las zonas de Medinipur fronterizas con Odisha
–escribía–, sobre un área que abarca casi mil kilómetros cuadrados, los
maoístas han ido desarrollando calladamente una nueva arma contra el Estado
indio. Agua potable, riego, carreteras, centros de salud... El Hindustan Times ha tenido acceso a la
segunda zona liberada de la India en esta área. Cuidadosamente recatada de los
ojos del público, los maoístas han puesto en marcha un sistema de gobierno gracias
al cual un conjunto de pueblos habitados por casi 200.000 personas está
asistiendo a un ritmo de desarrollo sin precedentes en los últimos 30 años de
gobierno de la izquierda. Además de hacerse con el control de la maquinaria
estatal, incluidas la Administración y la Justicia, los maoístas han construido
50 kilómetros de carreteras rurales, han perforado pozos, han desarrollado el
sistema de riego y administran centros de salud con la ayuda de la población
local.”
Aunque
Lalgarh era una zona guerrillera –calificarla de zona liberada era una
exageración por parte del autor–, ambos artículos así como muchos informes
similares describían la esencia de la política revolucionaria que subyace en el
establecimiento de estas administraciones populares en las aldeas.
Lalgarh no es
el tema central de este artículo. El movimiento de Lalgarh es tan sólo un
episodio importante e ilustrativo de los 50 años de historia de la política de
Naxalbari. Sin embargo, es necesario hacer una mención especial a Lalgarh ya
que casi después de 40 años de Naxalbari, el movimiento de Lalgarh demostró al
pueblo que la política naxalita no sólo entraña la toma el poder estatal por
medio de la lucha armada, sino también la construcción de un modelo
socioeconómico alternativo por parte del propio pueblo, basado en las
necesidades locales y en las decisiones colectivas de la población local, no en
las exigencias del capital financiero internacional.
Necesitamos
entender claramente que el objetivo de los maoístas es destruir el sistema
socioeconómico desigual existente y establecer en su lugar un sistema que
garantice la distribución equitativa de los recursos nacionales entre todos los
sectores de la sociedad. Destrucción y construcción son de igual importancia en
esta política. La construcción tiene que ir pareja a la destrucción. Sin los
sueños y los planes de construcción, la destrucción no es más que anarquía. Por
el contrario, el alma de la política maoísta es el sueño de construir una nueva
sociedad.
Los 50 años
de Naxalbari representan los 50 años del sueño de construir una nueva India.
EL INICIO DEL
MOVIMIENTO NAXALBARI: LA LUCHA POR EL DERECHO DEL CAMPESINADO A LA TIERRA Y LAS
COSECHAS
Cuatro meses
después del inicio del movimiento Naxalbari en marzo de 1967, cuando Bengala
Occidental sufría el impacto de una terrible escasez de alimentos y los efectos
de un mercado negro fuera de control, Charu Mazumdar declaró a un periodista
del diario Jugantar que los 20.000 o
25.000 agricultores de Naxalbari no tenían motivo de preocupación ya que contaban
con reservas de alimentos para aguantar un año entero. Más bien es la cuestión
de la tierra la que está en el centro del movimiento.
La cuestión
central de la revolución agraria india es la redistribución de la tierra por
los comités campesinos sobre la base de la consigna “La tierra para el que la
trabaja”. Aunque los partidos parlamentarios también consideran las reformas
agrarias como una demanda justa, en la práctica ha quedado demostrado que es
imposible realizar dicha demanda por medios pacíficos. La razón es que quienes
poseen la mayor parte de la tierra controlan la Administración. En consecuencia,
la entente policía-Administración-terratenientes hizo todo lo posible por
cortar de raíz la política naxalita encaminada a superar las relaciones de
producción agraria existentes. No obstante, la lucha no se limitó solamente a la
tierra, ya que se comprendió que, a menos que todo el sistema se transformase y
estuviese al servicio de las masas, no sería posible hacerse con el control de
las tierras y las cosechas.
En la 2ª
edición, número 9 (5 de septiembre de 1967) de la revista Dakshin Desh se decía: “¿Cuál es la base teórica de este movimiento
de los campesinos de Naxalbari? Los campesinos en lucha de Naxalbari creen que
llevar la revolución agraria hasta sus últimas consecuencias es un objetivo
primordial entre las tareas revolucionarias de la revolución popular
democrática. El campesinado, junto con otras fuerzas revolucionarias aliadas,
bajo la dirección de la clase obrera, tendrá que trabajar en esa dirección. Los
campesinos han visto que no podrán liberarse a menos que se ponga fin a la
explotación feudal de los terratenientes rurales. Y esta explotación feudal cuenta
con el apoyo del aparato del Estado y sus tres pilares: los terratenientes-prestamistas,
los grandes capitalistas y el imperialismo.
Los
revolucionarios de Naxalbari han comenzado a destruir este aparato estatal bajo
la dirección del Partido Comunista.”
Cuatro
décadas más tarde, en 2010, cuando los periodistas preguntaron a B. D. Sharma,
intelectual simpatizante de la causa de los adivasis y antiguo burócrata, sobre
las posibilidades de éxito de las conversaciones entre el gobierno indio y los
maoístas, el otrora juez del distrito de Bastar y excomisionado del SC/ST dijo:
“Esperen a ver la reacción del gobierno cuando los maoístas planteen sus
exigencias sobre una reforma agraria completa y cambios en la política de
industrialización.
Presten
atención igualmente a la reacción del gobierno cuando los maoístas en
Jharkhand, Odisha, Andhra Pradesh y Chattisgarh exijan la cancelación de los
acuerdos mineros con las corporaciones multinacionales. Las conversaciones fracasarán
sin duda por estas dos cuestiones.”
Es decir, la
cuestión no es de armas, sino de principios. La cuestión de cómo va a ser la
sociedad futura. Por esta única razón, el gobierno, los terratenientes feudales
reaccionarios, la burguesía compradora y la prensa burguesa han tratado siempre
de identificar la política maoísta con la violencia. Saben que si el pueblo
tiene la oportunidad de experimentar el modelo alternativo, será imposible que
el capital financiero multinacional saquee los recursos humanos y naturales del
país.
El intento de
construir este modelo alternativo comenzó casi dos decenios antes de Naxalbari
en Kakdwip, Bengala Occidental, y en Telangana, en Andhra Pradesh. Durante el
movimiento Tebhaga, en Laylagunj –que pasó a llamarse Lalgunj–, en Kakdwip, se
confiscaron casi 5.000 hectáreas de tierra que se repartieron entre los
campesinos pobres en 1949. Todos los embalses fueron declarados propiedad común
y todos los aperos agrícolas, así como los bueyes de los agricultores, se socializaron
para crear granjas y almacenes colectivos. Se formaron comités de aldeanos para
velar por la administración, la justicia y la defensa. La represión de las
fuerzas combinadas de los terratenientes y el Estado se extendió por todo el
país. Por otra parte, esta intentona marcó el inicio de la lucha para destruir
el sistema estatal actual y construir una alternativa mucho mejor.
¿Cuál es el modelo alternativo?
En pocas palabras, los maoístas están en contra de un modelo de desarrollo controlado
por la tecnología extranjera y el capital internacional y orientado a
satisfacer las exigencias de los ricos. Por el contrario, los maoístas creen en
un modelo de desarrollo impulsado por las necesidades locales y de las masas, creador
de empleo y ambientalmente sostenible. Ese modelo, que es el que apoyan los maoístas,
llevará los frutos del desarrollo a las amplias masas del país: los obreros,
los campesinos, la clase media, los pequeños comerciantes y la burguesía
nacional. Están en contra de todas las políticas al servicio de las condiciones
e intereses del capital financiero internacional que ayudan a expandirse y
crecer a Tatas, Ambanis, Essars, Vedantas, Adanis y otras empresas por el
estilo, a costa de la riqueza del pueblo. Los maoístas se oponen a las
políticas que descargan sobre las espaldas de la gente corriente los préstamos
extranjeros y las condiciones establecidas por las corporaciones
multinacionales.
¿Cuáles son las políticas del Janatana Sarkar [Gobierno Popular]?
Esas políticas incluyen reformas agrarias radicales entre las que cabe
mencionar la confiscación de las tierras de los terratenientes y su redistribución
entre los campesinos pobres, la explotación agrícola de las tierras en barbecho
y los eriales, así como poner fin a la deforestación incontrolada. El Janatana
Sarkar dará una importacia especial a la artesanía y a las pequeñas empresas artesanales
de producción a pequeña escala de jabón, zapatos, azúcar sin refinar, aceite
comestible y otros productos, tanto bajo propiedad cooperativa como privada.
Paralelamente, se prestará una atención destacada a la construcción de
depósitos de agua, embalses, canales de riego y sistemas de drenaje, así como a
la construcción de puentes, escuelas, centros de salud y clínicas veterinarias.
Todo ello se realizará por medio del trabajo voluntario del pueblo.
En el presente documento sobre la política del Janatana Sarkar de Dandakaranya se han esbozado las líneas fundamentales del futuro gobierno democrático popular, que incluye entre otros objetivos y principios reseñables los siguentes:
• Se confiscarán todas las tierras en manos de terratenientes y de
instituciones religiosas. Sobre la base de la política de “La tierra para el que la trabaja”, las tierras serán redistribuidas entre
los pobres, los campesinos sin tierra y los braceros. Las tierras
pertenecientes a los campesinos ricos no serán confiscadas.
• Se pondrá fin a la opresión de los prestamistas.
• Se confiscarán todos los bancos, industrias y otras instituciones
pertenecientes a los imperialistas y a la burguesía compradora. Se cancelarán todas
las deudas con los imperialistas.
• Se derogarán todos los tratados injustos con los imperialistas.
• Se permitirá toda producción capitalista ya existente que no afecte
negativamente a la vida del pueblo.
• No se confiscará la propiedad privada.
• Se regularán las medianas empresas gestionadas por la burguesía nacional.
• Se erradicará la discriminación por razón de casta.
• Se prestará especial atención a la erradicación del patriarcado y a la
liquidación de la discriminación contra la mujer.
• Se detendrán los proyectos mineros de las multinacionales imperialistas.
• Las sociedades adivasis dispondrán de autonomía.
• El Janatana Sarkar cree en el derecho a la autodeterminación de las
nacionalidades y, por lo tanto, aceptará la decisión de éstas de independizarse.
Sin embargo, el Janatana Sarkar trabajará por la unidad de las nacionalidades.
• Se dará prioridad al desarrollo de las áreas atrasadas.
• La religión será un asunto personal y el Estado no intervendrá en materia
religiosa.
• Se fomentará una cultura científica y democrática en oposición a las
prácticas culturales imperialistas y semifeudales existentes.
El modelo que brotó en Naxalbari y se extendió a Andhra Pradesh, Odisha,
Kerala, Bihar y Maharashtra, el modelo que surgió de nuevo con ocasión del
movimiento de Lalgarh en Bengala, en el que la población local, por medio del
trabajo voluntario, construyó caminos, recuperó canales de riego y estanques, organizó
centros de salud y estableció granjas cooperativas en las colinas de Ayodhya, en
Purulia, se ha convertido en Dandakaranya en un árbol frondoso bajo la forma de
Janatana Sarkar.
En 1967, el camino que mostró Naxalbari, en el que los grupos guerrilleros se formaban arrebatando las armas a las fuerzas mercenarias de los terratenientes, en el que se establecieron tribunales populares para juzgar a los explotadores-opresores, que proclamó la propiedad colectiva de la tierra y de las cosechas en plena lucha contra los ejércitos de los propietarios, que creó cooperativas para almacenar el grano, ese camino, que condujo igualmente al establecimiento del “Vietnam de Bengala” en Kanksa, es el mismo que permite a los oprimidos ejercer hoy su poder en las aldeas de Bihar, Jharkhand, Andhra, Odisha, Chattisgarh y Maharashtra.
En los últimos 50 años, varios miles de campesinos pobres han alcanzado el martirio
en la lucha contra los ejércitos mercenarios de los terratenientes o la policía
por el mero hecho de defender sus derechos sobre la tierra y sus productos. En
1977-78, mientras se trataba de revivir el movimiento revolucionario en Andhra
Pradesh, a los miles de campesinos que se concentraron en Karimnagar y Adilabad
para exigir sus derechos sobre sus tierras y cosechas, no les quedó otra salida
más que tomar represalias contra los ataques conjuntos de los señores feudales
y las fuerzas policiales. Por esas mismas fechas, se iniciaron actividades similares
encaminadas a establecer comités revolucionarios campesinos en el sur de Bihar
(Jharkhand actual). A su vez, los campesinos dalit sin tierras del centro de
Bihar, organizados por las fuerzas comunistas revolucionarias, se enfrentaron a
la violencia desmedida de los ejércitos mercenarios de los terratenientes. Como
era de esperar, la policía y los partidos políticos parlamentarios se unieron a
los propietarios.
En los años ochenta, mientras se seguía luchando contra los ataques
combinados de estas fuerzas reaccionarias, se pusieron en marcha en diferentes
partes de Dandakaranya actividades como la agricultura o la ganadería
cooperativa, así como la práctica de la propiedad comunitaria de los recursos
forestales, con el objetivo de que las aldeas fueran autosuficientes. En 1995
se establecieron los comités de gobierno en las aldeas o Janatana Sarkar. Desde
entonces, se han distribuido grandes extensiones de tierra entre los sin
tierra. Se ha frenado el saqueo de los recursos forestales por parte de las
mafias de la selva y se han restablecido los derechos de los adivasis sobre los
productos forestales, garantizando al mismo tiempo su uso regulado.
A partir de 1996, con el fin de limitar la dependencia de los adivasis de
los recursos forestales y la caza, se ha fomentado entre ellos la práctica del
cultivo de frutas y hortalizas. También se fomentó la agricultura individual y
cooperativa mediante la distribución de semillas de frutas y verduras a
individuos, familias y comunidades. Ambas formas de agricultura, la privada y
la colectiva, se permitieron simultáneamente para que las gentes pudieran elegir
una de ellas tras valorar sus pros y sus contras. Hay que recordar que la
Revolución de Nueva Democracia en la India no contempla poner fin a la empresa
privada, sino que, más bien, pretende que las empresas privadas funcionen
teniendo en cuenta las necesidades de las amplias masas.
Al cabo de dos años se inició la colectivización de recursos animales tales como vacas, búfalos, bueyes, cabras, patos, gallinas, etc. Se confiscó el ganado de los terratenientes y de los prestamistas y se trasladó a un lugar previamente acordado. El estiércol de los animales se almacenaba y empleaba como abono orgánico. Dichas prácticas servían para mantener las aldeas limpias y para reducir las necesidades de fertilizantes químicos.
El éxito de dichas políticas enfureció a los terratenientes, comerciantes y prestamistas locales, quienes trataron de reprimir el movimiento con la ayuda de la policía. La razón principal de su ira fue la confiscación de sus tierras. Además, debido al reparto de la tierra entre los campesinos pobres, les resultaba difícil obtener mano de obra agrícola barata para sus propias tierras. A su vez, los agentes forestales y los políticos locales vinculados a las mafias de la selva se vieron privados de sus fuentes regulares de ingresos.
Del mismo modo, como los agricultores podían conservar toda su producción, dejaron de depender de los prestamistas locales, lo que dio lugar a una reacción en cadena. Por ejemplo: si el tercer mundo logra poner fin a la explotación de las corporaciones multinacionales, dichas corporaciones se verán obligadas a aumentar la explotación y la represión sobre el pueblo norteamericano, empujando a los estadounidenses al campo de la política revolucionaria. De igual modo, el modelo agrícola y ganadero cooperativo en las aldeas adivasis desató la alarma en las ciudades. Todas las fuerzas reaccionarias se unieron para destruir los Janatana Sarkars. Para hacer frente a tales ataques, el ejército guerrillero de los oprimidos aumentó también en tamaño y fuerza, lo cual, a su vez, reforzó a los Janatana Sarkars.
En 1997-98 los habitantes de 238 pueblos de Dandakaranya construyeron 110 estanques mediante trabajo voluntario, así como 47 grandes embalses destinados al riego, la acuicultura y a atender las necesidades ganaderas. Entre agosto y septiembre de aquel año, se emplearon casi 300 mil huevas de pez y varios miles de huevas de cangrejo con miras a desarrollar ampliamente la piscicultura. En 1998 el gobierno popular comenzó a distribuir huevas de pez a gran escala entre la población local, convirtiéndose pronto esta actividad en una base de la economía local. En la actualidad existen embalses o estanques en casi todas las zonas bajo gobierno de los Comités Populares Revolucionarios. En las mismas áreas donde la agricultura tuvo antaño un desarrollo muy limitado existen ahora extensos cultivos de frutas como la papaya, el plátano, el mango, el limón y la guayaba, y verduras como la cebolla, el ajo, la berenjena, la calabaza, el calabacín, el quingombó, la coliflor, el maíz, la cebolleta, el tomate, etc.
Los Comités Populares Revolucionarios han tomado la iniciativa de formar a la población local en todo tipo de prácticas agrícolas, tales como el desarrollo de sistemas de riego, el fomento de la ganadería y el desarrollo de la cría animal, la transformación de suelo forestal en tierras agrícolas y la organización para la recolección o la preservación de abonos, semillas, etc. En la zona de Mad, en Dandakaranya, otrora la zona más atrasada de la región, hoy existen granjas agrícolas cooperativas dirigidas por los Comités Populares Revolucionarios. Cada año, en enero y febrero, se realizan trabajos de nivelación de tierras durante 10 a 15 días. Se han ampliado los cultivos de plantas medicinales. Han surgido numerosos centros de salud locales, así como centros de salud móviles. Estos últimos proporcionan al pueblo servicios básicos de salud gratuitos en zonas muy amplias y remotas.
En los colegios bajo control de los Comités Populares Revolucionarios se imparten ocho asignaturas a los estudiantes de primero a quinto: matemáticas, ciencias sociales, ciencia política, hindi, cultura, biología, ciencia general e historia de Dandakaranya. Se han creado libros de texto para tales asignaturas. Lo más importante, quizá, ha sido la recuperación, con gran esfuerzo, del gondi, la lengua de los adivasis, así como el establecimiento de un plan de estudios de primaria en dicha lengua. Notable ha sido también la elaboración de un diccionario de la lengua gondi. Se están realizando importantes esfuerzos para recuperar una lengua aún más atrasada, el halvi. Sólo en Dandakaranya se publican regularmente más de 25 revistas. En las zonas bajo control de los Janatana Sarkars, las bebidas alcohólicas extranjeras que se fabrican en la India están prohibidas, aunque no las bebidas nacionales, el hadia, etc. Sin embargo, el consumo de alcohol está prohibido en la organización revolucionaria y se llevan a cabo campañas de concienciación pública contra el consumo de alcohol, tabaco, etc.
En las zonas de Dandakaranya donde se han establecido gobiernos populares hasta el nivel de distrito, el primer paso revolucionario fue el establecimiento de los derechos del pueblo sobre los aspectos fundamentales de la economía rural: la tierra, las cosechas, el ganado y las reservas de agua. No se ha liquidado la propiedad privada pero todos los bienes raíces de los terratenientes han sido expropiados y repartidos entre los campesinos.
La gram sabha es el órgano fundamental del Janatana Sarkar. La gram sabha vela por la administración local en cada pueblo y todos los habitantes de la aldea, con excepción de los pertenecientes al campo enemigo, forman parte de ella. Todos los años, cada gram sabha organiza al menos dos reuniones. En la primera se toman las decisiones mientras que en la segunda reunión se valora el modo en que fueron llevadas a la práctica. Si los aldeanos no están satisfechos con la actuación de un miembro [del Comité Popular Revolucionario], en la gram sabha tienen derecho a expresar su descontento y pueden remover a dicha persona del comité correspondiente.
Entre tres y cinco aldeas de ese tipo, o lo que viene a ser lo mismo, entre 500 y 3.000 personas, constituyen un Comité Popular Revolucionario. Entre 10 y 15 Comités Populares Revolucionarios de este nivel forman un Comité Popular Revolucionario regional o gobierno regional, que abarca a entre 10.000 y 20.000 personas. Finalmente, entre tres y cinco Comités Populares Revolucionarios regionales constituyen un Comité Popular Revolucionario de división o de distrito.
Hay 9 departamentos en la Administración de un Comité Popular Revolucionario de distrito:
1. Defensa. 2. Hacienda. 3. Agricultura. 4. Pequeñas Industrias. 5. Justicia. 6. Educación y Cultura. 7. Desarrollo Social y de la Salud. 8. Protección de los Bosques. 9. Comunicación de Masas.
Siete, nueve u once miembros constituyen los Comités Populares Revolucionarios locales o regionales. Hay 15 miembros en el comité de distrito, del que forman parte un presidente, un vicepresidente, un representante del Ejército Popular Guerrillero de Liberación [PLGA, en sus siglas en inglés], cada uno de los responsables de funcionamiento de los 9 departamentos y 3 representantes del comité de área del Partido. En la gram sabha o asamblea local, todos los aldeanos excepto los enemigos de clase eligen a los miembros del comité y deciden las tareas a realizar en materia de desarrollo. Los aldeanos tienen derecho a llamar la atención de cualquier miembro del comité elegido que no cumpla debidamente las tareas que se le hayan asignado.
En 2008, se constituyó un comité preparatorio en la Zona Especial de Dandakaranya para coordinar las actividades de dos Comités Populares Revolucionarios de distrito. A pesar de las operaciones de los Salwa Judum entre 2005 y 2008 y de la Operación Greenhunt, puesta en marcha por los gobiernos reaccionarios central y estatal para aplastar los Janatana Sarkars, dichos gobiernos populares han seguido funcionando gracias a que el apoyo popular es el eje de un modelo alternativo de desarrollo en el que la participación del pueblo representa la garantía de la distribución equitativa de la riqueza.
El mero hecho de que los maoístas pretendan subvertir el sistema actual no significa que se opongan a los proyectos sociales del Estado. En aquellas áreas donde aún no se han establecido los Janatana Sarkars, los maoístas participan activamente en distintos movimientos con el objetivo de garantizar la correcta aplicación de proyectos gubernamentales tales como los 100 días de trabajo, la recogida de aguas, los subsidios estatales a las pequeñas industrias, las viviendas sociales para los pobres, etc. Los maoístas exigen la correcta aplicación de este tipo de proyectos sociales gubernamentales que ellos mismos pretenden organizar a mayor escala.
Los maoístas quieren que el bienestar producido por los beneficios derivados de la utilización de los recursos nacionales alcance al mayor número de personas. Por esa misma razón el Banco Mundial se opone al proyecto de 100 días de trabajo (MGNREGA [siglas en inglés de la “Mahatma Gandhi National Rural Employment Guarantee Act”]), al considerar que si los campesinos consiguen ingresos por esa vía no se convertirán en mano de obra barata en las ciudades.
Por otra parte, los maoístas han exigido siempre que la puesta en marcha y expansión del proyecto MGNREGA se produzca dentro de unos parámetros aceptables. Los maoístas no están en contra de las extracciones mineras, pero sí se oponen frontalmente a las políticas que permiten el desplazamiento de los habitantes de los bosques y las montañas, la deforestación indiscriminada y la facilitación del saqueo de valiosos recursos minerales por parte de las corporaciones multinacionales, en nombre todo ello del desarrollo de la minería y de la industrialización.
Es necesario comprender con toda claridad que la naturaleza agresiva actual del capitalismo global está llevando al mundo hacia el desastre, nos está llevando a una situación de agotamiento de los recursos naturales y de destrucción del medio ambiente. En estas condiciones, aumentarán las enfermedades humanas y para mantener el actual modo de vida malsano y enfermizo de la humanidad, tanto los medicamentos como los servicios sanitarios serán cada vez más caros. Para impedir semejante desastre y salvar el futuro del mundo, la necesidad más perentoria es construir un sistema político y económico alternativo, respetuoso con el medio ambiente, autosuficiente, no derrochador y capaz de generar empleo.
Los Janatana Sarkars, bajo la dirección de los maoístas, luchan por establecer una sociedad de este tipo. Hasta el día de hoy, la inspiración para esta lucha procede del histórico movimiento de Naxalbari, acaecido hace 50 años, un movimiento que mostró el camino para la liberación de las masas trabajadoras de la India.
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