lunes, 28 de enero de 2019

Evo y “el hermano” Bolsonaro. Un artículo de Maite Campillo.

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Evo y “el hermano” Bolsonaro

No hay peor enfermedad y crimen a lo largo de la historia, que un pueblo cómplice, negándose a oír y ver (pudiendo hacerlo) la impunidad, miseria, aislamiento, tortura, marginación, crimen masivo. Fueron y siguen muriendo seres inteligentes, maravillosos luchadores desapareciendo: Estado español desde 1936, Chile, Argentina… perseguidos, acorralados por el poder impuesto a sangre, el que hoy mantiene sus leyes, ejército de casta, policía, etc., y tú eliges “democráticamente”. Aún siguen desaparecidos porque no hay quién les encuentre, en qué lugar, dónde fueron uno a uno perdiendo sus vidas, sigue siendo un imposible reconstruir la historia de los miles de muertos por el mundo.
He oído el discurso que el presidente de Bolivia Evo Morales ha dado en la Universidad de Caracas, con motivo de ser elegido Doctor honoris causa de dicha universidad venezolana. Estos reconocimientos tan de moda, bogan por encima de la bola y de la ola en energía de masas y bajo el caminar del ciudadano a pié en muchas universidades del mundo, no dejan de obedecer a una política de intereses. Se le premia a tal o cual ‘personaje’ por su labor o trayectoria social, económica o política; muy rara vez por su trabajo académico o docente. Hemos visto como universidades de “prestigio” han nombrado doctores, a inútiles y también vagos, ignorantones y hasta
asesinos como a George Bush, Aznar, Fraga, el “campechano”, que ya es decir, y hasta al más de los renegados, Santiago Carrillo.
Evo, en su elocución, dada su trayectoria política, defendió con énfasis las revoluciones pacíficas, llegando a decir que el propio Fidel Castro, en una cena charla “hasta las cinco de la madrugada” (¿?) le dijo que las revoluciones “ahora se hacen sin armas”. Decir, dice que le dijo, ahora, que se lo haya dicho? Se dirigió en todo momento a sus oyentes como hermanos y hermanas, igual que un predicador, hay mucho predicador en el mundo del capitalismo, demasiado diría yo, y, me hago una pregunta ¿será que me estaré desfasando ya fuera de la bola y de la ola en marea azul, roja o amarilla? Han cambiado o desgastado, los predicadores que abundan en revolución pacífica, la palabra compañero y camarada, para definir a la persona con la que compartes ideales, no son aptas para las revoluciones siglo XXI, ¿o eso es cosa del pasado, de cuando los tiros de los “barbudos” quizá? Dice ahora el exjefe de las FARC, colombianas, Iván Márquez, que dejar las armas fue un error. Ahora, lo dice ahora, cuando han asesinado a decenas de excombatientes, de campesinos, líderes sociales y sindicales, y los tienen más acorralados que a las gallinas frente una manada de lobos dispuestos estratégicamente a saltar sobre la víctima; fíate de la virgen y no corras.
La metáfora, “yo tengo muchos hermanos que no los puedo contar, y una novia muy hermosa, que se llama libertad”, era, fue y es revolucionaria siempre que no se saque de contexto y se tergiverse fuera del campo y enramaje del árbol que fue creada, se elucubre más allá de la metáfora en sí. Cuando uno se dirige o dirigido históricamente al militante comunista, lo define la palabra ‘camarada’, como frentista o simpatizante de una causa más amplia ‘compañero’, pero claro, las revoluciones pacíficas, como la transición en el Estado español, Partidos y Sindicatos se blanquearon con “cristianos” de todo tipo y condición, ajenos a lucha de clases y enfrentamientos que fueron la tónica; se siguen contratando sindicalmente y en partidos, masivamente, ahí encuadrados con evangelio “campechano”, para que todo siga atado y bien atado; paga la oligarquía bancaria la “apertura episcopal y los cantos a María” con la patronal.
Y, me pregunto ¿Acaso “hermano” Evo, en Bolivia se ha hecho una revolución, los medios de producción están en manos de los obreros y campesinos, el ejército es popular, revolucionario y antiimperialista? Acaso la banca pertenece a los trabajadores?, o las iglesias no ejercen una educación aplastante entre la población? Y, la justicia, acaso la ejerce el pueblo y los medios de comunicación están en manos de las comunidades? Claro que se me olvida, que en este siglo las revoluciones se hacen jurando ante dios todopoderoso, pero si la experiencia sirve de algo, el Gobierno de Salvador Allende, que quería llegar al socialismo por vía pacífica, llegó,
pero a ser barrido de Chile por los yanquis a través del fascismo del país con muchos exiliados tras su frontera, cárceles llenas de revolucionarios, tortura, crímenes a destajo, desaparecidos (incluyo el asesinato del propio presidente, de Víctor Jara y el del poeta camarada Pablo Neruda entre muchos otros destacados de la vanguardia militante). Se negó a entregar armas a los trabajadores, confiaban en el ejército, en la policía… y esa “inconsciencia o exceso de confianza” trajo una represión escalofriante.
¿Lula, o Dilma, en sus largos años de poder político en Brasil, han hecho revolución alguna o más bien han estado haciendo la cama: esponjando, cardando lana, vareando colchón al fascismo? Si no tomas el poder de los medios de producción, del ejército, jueces, prensa y combates hasta aniquilar a todas las sectas religiosas vía CIA, creamos revolución o alas al fascismo? El fascio está muy dentro de estas instituciones, muy vivito recientemente por ejemplo, Celaya en Honduras y Fernando Lugo en Paraguay, con gobiernos progresistas, hacían sus respectivas revoluciones pacíficas, con algunas reformas populares: hasta que el yanqui mandó parar! Y, los pueblos nuevamente desarmados se fueron más a la mierda de lo que estaban; la socialdemocracia cascabelera, siempre lleva cascabeles para distraer pero nunca fusiles, ni guitarra de futuro para el avance.
Volviendo al tan amigo de la revolución cubana, de Fidel y del Che, dos personas que utilizaron las armas para liberar Cuba de la tiranía Batista e imperialismo. No solo en Cuba, allá fueron a combatir donde estimaron o solicitaban de ellos ayuda, solidaridad internacionalista, como ejemplo hacia el mundo imborrable en nuestra historia con R` de revolución ¡Qué vergüenza para los verdaderos revolucionarios de Bolivia, entregar a un perseguido comunista, por los gobiernos fascistas de Brasil y de Italia… que vergüenza! Seguramente Cesare Battisti, comunista italiano refugiado en Brasil, durante muchos años (que ni el socialdemócrata Lula se atrevió a extraditar a Italia), se le pasó por la cabeza huyendo del Brasil de Bolsonaro, refugiarse en la “Bolivia revolucionaria”, sin imaginar que éste país lo iba a entregar al gobierno fascista italiano a las manos de su ministro de Interior Salvini. No, no solo es una vergüenza, es un crimen, como cuando se entregó a la CIA, a Che, para que lo asesinaran. Por cierto, el ejército bolivariano tiene una “generala”, que es hija de uno de los que ejecutaron a Che (¿?).
Cesare Battisti “seguramente” no será asesinado, pero a sus 64 años, pasará el resto de su vida en una mazmorra italiana ¡VERGÜENZA! Por cierto ¿qué hace un “revolucionario” yendo a la toma de posesión del “hermano” Bolsonaro? A este también le llamaste hermano: es acaso hermano del pueblo un nazi? Hay plumas de la CIA por toda Indoamérica y no de indio: Lula ha “muerto” ¡un brindis por Bolsonaro!… (Parafraseando a los mexicanos) ¿A quién le tiras cuando sueñas boliviano?
PD.
¿“Los pacíficos”, se quedarán sentados a la diestra del Padre, en el caso que en Venezuela triunfe el golpe fascista?

*Maité Campillo (actriz y directora d` Teeatro Indoamericano Hatuey)

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