domingo, 13 de enero de 2019

Frente a VOX, ¿habrá izquierda para la clase obrera?. Un articulo de Jon E. Illescas (2ª parte)



Decía Terry Eagleton que debemos ser capaces de ver la parte de verdad que los rivales políticos tienen en sus argumentos. De nada sirve descalificar al oponente ni llamar a la calle a tus seguidores para conseguir lo que no has conseguido en las urnas, como imprudentemente animan ciertos políticos que cada vez se diferencian menos de la “casta” que otrora criticaron excepto, quizás, en su corte de pelo. Hay que separar lo bueno de la paja, lo auténtico de lo regresivo, para entenderlos y evitar el avance de sus posiciones dañinas (de nada sirve “condenarlos”). Es decir: pura dialéctica. La gente que vota a VOX no son enloquecidos electores que de repente apoyan con su voto a un partido de sanguinarios alienígenas dispuestos a conquistar el mundo, no; tampoco son ciudadanos que busquen respaldar electoralmente el inicio de la construcción del IV Reich en Europa. En realidad, los votantes de este nuevo partido son en su mayoría personas sencillas y frustradas (muchas de clase trabajadora), gentes que anhelan orden y sentido en un mundo desordenado por el imperio del capital, personas que podrían ser usted o yo mismo en distinto contexto económico y con diferente educación, que están desencantadas con las explicaciones y las promesas de una izquierda infantil, débil, incapaz, yerma y sectaria que ha sido educada en la universidad por autores que casi nunca tuvieron militancia en organizaciones de masas y jamás se han preocupado por conocer lo que en realidad piensan los obreros porque con una actitud elitista y paternalista desconfiaban de ellos por, simplemente, considerarlos “incapaces” cuando no directamente “gilipollas”.25

Tenemos que recuperar a la izquierda seria y a todas las personas válidas que la progresía posmoderna ha mandado a sus casas durante estos años. Décadas donde los marxistas hemos sido arrinconados como reliquias del Pleistoceno por sus discursos multicolor apoyados por ciertos medios. Debemos recuperar aquella izquierda que producía orgullo de clase, que ensanchaba el corazón a aquellos obreros y obreras valientes y solidarios de todas las profesiones que sentían eran parte de una fraternidad mayor pese a sus múltiples, legítimas y enriquecedoras diferencias. Aquella izquierda que militaba desde finales del siglo XIX en el Partido Socialdemócrata o desde principios del XX en el Partido Comunista, por políticas reales de superación del sistema capitalista y que, mientras tanto, dentro de este sistema, abogaban por mejoras tangibles en los derechos de los trabajadores ufanándose por autoeducarse con programas de formación que aumentaran su humanismo y capacidad de análisis. Pues sin cultura contrahegemónica no puede existir praxis política contrahegemónica. Curiosamente hoy, la lectura política de moda en la izquierda no son autores marxistas ni anarquistas sino feministas, promocionados por las editoriales propiedad del gran capital.26
En nuestros días, ni Pablo Iglesias ni Alberto Garzón están en disposición de liderar (veremos si de acompasar, si las bases les obligaran) esta necesaria revolución que debe darse desde abajo y (sinceramente) tiene pocas posibilidades de que acontezca antes de que el nuevo fascismo nos engulla a todxs en sus fauces (sin importar las siglas de la derecha que lo ejecuten). Tanto Iglesias como Garzón están totalmente insertos en organizaciones atravesadas por las dinámicas ideológicas del “mercado de la diversidad” y su propia posición de líderes depende de las prebendas y la representación que cedan a estos sectores. Pese al poder que se les presupone, en realidad están muy debilitados y sujetos a estas familias que les dominan ideológica y políticamente. Poco o nada debemos esperar de ellos.
De hecho, como ya argumenté en diversos lugares, Podemos fue una creación de profesores de la izquierda posmoderna y posmarxista de la Universidad Complutense propulsada al calor de sus propios egos y la fuerza del capital de una parte de la élite mediática que, oportunamente, los apoyó para dividir al movimiento obrero y restarle votos a una Izquierda Unida por entonces emergente.27 Podemos dependió y depende desde su nacimiento de la oligarquía mediática igual o más que un cantante de Operación Triunfo para tener una carrera de éxito en la música. Del mismo modo que el segundo depende de la buena sintonía que tenga con los dueños de las empresas musicales y mediáticas que sustentan el programa televisivo, los primeros dependen de los dueños de los medios para llegar a la población, pues su nivel de militancia (aunque sea online y sin cuota) es patético en relación a su tamaño electoral (en torno al 1%).28
Por eso ahora Podemos es un barco lleno de agujeros a la deriva, adelantado por otro velero mediático llamada Ciudadanos,29 con una prisionera casi por completo fagocitada llamada Izquierda Unida que a su vez alberga en sus entrañas un padre-hijo marxista (el PCE) del que los medios no dirán ni una palabra. De hecho, aunque no lo crean las preclaras mentes dirigentes de Unidos Podemos, atrapadas en la capital madrileña y en el “guetorizado” microsistema de las redes sociales de sus partidarios, actualmente, ya hay amplios sectores de la población joven que desconocen qué es IU y, por supuesto, no saben ni que en España siquiera existe un partido llamado Comunista ni que fue la principal organización política que luchó contra la Dictadura Franquista que ahora algunos ensalzan con su revisionismo histórico. No hay estudio ni suficiente formación: son los efectos secundarios de que tus pensamientos se nutran del establecimiento de agenda que los dueños de las corporaciones mediáticas propagan.
Incluso si Iglesias y Garzón estuviesen de acuerdo con la crítica defendida en este artículo jamás lo declararían, porque se arriesgarían a perder el puesto de liderazgo de sus formaciones políticas. Como miembro de Izquierda Unida y el Partido Comunista de España, quien les escribe ha recibido frecuentemente correos de militantes que me expresaban su acuerdo con estos puntos de vista, pero a renglón seguido, me pedían “por favor” que no hiciese públicas sus opiniones porque se enfrentarían al ostracismo y la irrelevancia política en sus organizaciones. Desde luego, el panorama es desolador. Si dentro de la izquierda no hay espacios para la disensión y el debate sobre los diversos “-ismos”, nos enfrentamos a un futuro francamente oscuro donde las fuerzas de la reacción nos aplastarán como a cucarachas en un momento histórico donde, sin acabar de salir de la crisis económica anterior, ya se avizoran nuevas que revolucionarán los escenarios políticos.30 El dilema es serio y requiere altura de miras históricas, algo que organizaciones tan personalistas y electoralistas como Podemos y tan crecientemente dogmáticas como Izquierda Unida no pueden ofrecer. El problema es que ese dilema tampoco es posible de resolver sin muchos de sus militantes de base ni de sus cuadros medios y algunos dirigentes que son, en realidad, gran parte de las “fuerzas vivas” de la otra España que no se emociona con las banderas heredadas del dictador ni con la “reconquista” prometida por los nuevos rostros de la derecha.
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Entonces, ¿qué hacer? En opinión de quien les escribe, debemos disolver (que no eliminar) todos los elementos progresivos del resto de “-ismos” para fortalecer el socialismo. Como si fuesen unos azucarillos colocados en una bebida que deben desaparecer en pequeñas partículas que lo impregnen todo para mejorar el sabor del resto sin restarle protagonismo a la bebida en sí. El socialismo debe ser ese brebaje revolucionario a producir por el movimiento obrero para lograr la emancipación de todo el ser humano sin importar bajo qué banderas nació ni bajo qué alambradas ha crecido. Y para ello, como izquierda debemos hablar de temas serios que no tratamos y adquirir posiciones fácilmente defendibles ante las preguntas de cualquier trabajador: ¿Cuál es nuestra posición respecto al independentismo? ¿Cuál nuestro modelo de Estado? ¿Cuál nuestra posición respecto a la Unión Europea? ¿Cuál respecto a la migración? ¿Cómo solucionar la desigualdad y la terrible pobreza en el mundo? ¿En qué consistiría ese socialismo por el que luchamos? Y así un largo etcétera con respuestas claras y concisas, no mareando la perdiz como acostumbra a hacer la izquierda posmoderna.
La izquierda seria debe incluir elementos del feminismo, la defensa de los colectivos LGTBI, el medio ambiente o la razonable protección de los animales, entre otros “-ismos”, como partes de un programa mayor de emancipación social, con realismo y sin sectarismos; pero no puede poner sus reivindicaciones encima del tapete ni obcecarse con ellas. El movimiento socialista debe luchar, como afirmaba Rosa Luxemburg, por la igualdad real de la mujer. Algo que ya está dentro del programa socialista de igualdad entre hombres y mujeres de todos los pueblos del mundo. La izquierda para los trabajadores debe dejar de hablar de feminismo garantizando la igualdad de hombres y mujeres, educando a sus militantes en el fin de los restos del machismo, ha de dejar de hablar del movimiento LGTBI garantizando la máxima integración de la gente de su colectivo en igualdad con la mayoría heterosexual y, desde luego, debe incorporar los elementos más objetivos y realistas del ecologismo para garantizar un mundo con futuro y calidad de vida donde el medio ambiente no sea una fuente constante de problemas de salud, migraciones y muertes.
Hay que crear un discurso claro basado en un proyecto político coherente que llegue de un modo sencillo a todos sin importar el nivel de estudios y sin contradicciones alarmantes (como ocurre ahora). Debe alcanzar a todos los trabajadores: hombres y mujeres, lesbianas y heteros, blancos y negros, jugadores del parchís y aficionados al ajedrez, seguidores de la salsa, el rock o la música clásica, etc. Un discurso claro, fácilmente reproducible y defendible por todos los seres humanos que a partir de una inteligencia normal y al margen de sus especificidades comparten algo que los ubica en el mismo espacio social frente al capital: la necesidad de vender su fuerza de trabajo (su capacidad de emplearse en un determinado puesto laboral) por un salario (por horas o por pieza) inferior a lo que hacen ganar (ganancia) a los dueños de las empresas (es decir, los capitalistas).
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 ¿Qué hacer para convertirnos en una izquierda “seria” para nuestra clase?
  1. Colocar la construcción del Socialismo como espacio libre de explotación en el imaginario colectivo como objetivo prioritario de la izquierda a nivel nacional, europeo e internacional, tanto en la prédica en los centros de trabajo o en mítines como respecto a los discursos dirigidos a los medios.31 Además de fomentar debates, charlas y reuniones con los expertos de diferentes áreas para concretar un programa de cómo funcionaría ese nuevo socialismo a la luz de lo bueno y lo malo de las experiencias fracasadas junto a las posibilidades que ofrece la nueva tecnología.
  2. Colocar la defensa de la clase trabajadora como la base de nuestro programa. Una clase que entenderemos internacionalmente debido a las conexiones del mercado global que asocia las bondades y desgracias de unos trabajadores con otros (algo que es progresivo, pues permite la unión internacional de los obreros y la futura conquista internacional del Socialismo). Eso quiere decir que frente a la inmigración se aceptarán acuerdos de integración geográficamente distribuida entre ciudadanos y regiones españolas de los recién llegados en relación a programas de empleo y repoblación planificados por el Estado. Pero también quiere decir que no se aceptarán más inmigrantes (aunque sí se garantizarán los primeros auxilios) que los que puedan integrarse en estos planes estatales. Al mismo tiempo, se trabajará a nivel europeo e internacional por la construcción de una ciudadanía universal con su documento de identidad internacional que otorgue a todas estas personas de unos derechos mínimos a respetar con respaldo jurídico y económico (presupuestario) en cualquier parte del globo. Para ello habrá que trabajar con Naciones Unidas o la organización mundial que venga a substituirla para compartir esfuerzos en la distribución de una inmigración que, por otra parte, también necesitamos como sociedades envejecidas.
  3. Disolver (integrar por disolución) los elementos progresivos del resto de -ismos que actualmente se encuentran en la izquierda (feminismo, defensa de la diversidad sexual LGTBI, ecologismo, animalismo, etc.) en el movimiento obrero y eliminar todos los elementos regresivos, irracionales, pequeñoburgueses y/o directamente capitalistas de los mismos.32
  4. Defender la unidad de España y una recentralización de las competencias que actualmente tienen las Comunidades Autónomas frente a los nacionalismos regresivos que buscan volver al pasado. Defender la unidad de este estado (actualmente) burgués para su conquista obrera dentro del marco de la Unión Europea y todas las organizaciones internacionales que podamos estar (hasta que nos echen si nuestra política y la suya difieren hasta el punto de “tener que expulsarnos”, pero nunca nos iremos por iniciativa propia lo que tendría efectos desastrosos porque siempre es más progresivo para el buen sentido común de la gente –hasta que se demuestre lo contrario– “unir” que “dividir”, del mismo modo que lo es más “centralizar” que “descentralizar”).33 Deberemos también suprimir el Senado como vestigio del pasado a la vez que abogamos por la construcción y democratización de la Unión Europea como un agente interestatal diferenciado del poder de Estados Unidos, Rusia o China. Buscaremos alianzas y avanzaremos en la integración política de las sociedades europeas ahora que pronto estarán disponibles las tecnologías que nos harán parlantes de cualquier idioma.34 Todo ello facilitará la política internacionalista de la clase obrera. Si cometiéramos el error de replegarnos a las fronteras estatales y acuñáramos nuestra propia moneda, seríamos destruidos por los países competidores. Además, no hay esperanza para construir ningún socialismo ni intento de este que merezca la pena en una España autárquica asediada por diversos poderes mucho más grandes. La clase trabajadora necesita a la Unión Europea como también necesita defender la unidad de España frente a las aventuras pequeñoburguesas de los nacionalistas/independentistas del País Vasco o Cataluña, entre otros todavía más peregrinos.
  5. Construcción de una República con asamblea unicameral con acuerdo de los sectores republicanos de izquierda, centro y derecha, como mínimo común múltiplo para conquistas posteriores y para acabar con el nepotismo y la corrupción tradicionalmente adosadas a las formas monárquicas de gobierno.
  6. Construir una industria cultural prosocialista (a nivel regional, nacional, europeo e internacional) en base a la unión de todos los proyectos que actualmente están esparcidos por la red y las ondas. Esto incluye crear una red colaborativa de medios de comunicación, industria musical, televisión online, ateneos, centros de deporte, etc. que popularicen nuestros valores y objetivos de una forma pedagógica y estética entre las masas. No habrá proyecto socialista mientras el mayor sueño de los jóvenes y no pocos adultos sea hacerse ricos o mientras triunfe entre ellos la desidia cultural, el individualismo narcisista o la falta de solidaridad, esfuerzo, compromiso y seriedad.
  7. Crear una nueva Internacional Socialista apoyada por todas las agrupaciones políticas, sindicales y culturales socialistas, comunistas y/o anarquistas que busquen la superación del capitalismo y la conquista del socialismo bajo unos mínimos compartidos. Ha sido patético comprobar que existe más “internacionalismo” entre la derecha populista e hipernacionalista europea de Le Pen y VOX que entre la que (debería) representar el movimiento obrero. Los obreros deben ser tanto o más cosmopolitas que los empresarios, si quieren tener posibilidades de vencerles como apuntaba Marx… ¡hace más de 150 años!35
  8. Instaurar la democracia de base en nuestras organizaciones a todos los niveles de decisión (incluyendo las decisiones económicas de calado) eliminando las “listas cremalleras” y todo atisbo de “discriminación positiva” de ningún colectivo, que lo único que consigue es hundir las prédicas a favor de la “democracia participativa”. Aumentar las cuotas de los militantes y afiliados según sus ingresos (pagará mayor porcentaje quien más tenga) y acabar con las votaciones de los simpatizantes. Quien quiera tener derecho a voto deberá tener el deber de sustentar con sus esfuerzos económicos y vitales la organización. Ningún derecho sin deber.
  9. Aumentar la formación de nuestros militantes y promover el debate como sana y dialéctica forma de mejorar la conceptualización y el entendimiento de las posibilidades que ofrece la realidad (material). Habrá que fomentar los cursos de marxismo, economía, historia, cultura general, artes, comunicación y deportes para tener un movimiento lleno de militantes cultos y en forma (mens sana in corpore sano). No habrá socialismo sin un movimiento socialista formado, serio y sano liberado de las diversas drogas que lo debilitan haciéndolo dependiente de las dinámicas del capital. Precisamos de robustez, coherencia y seriedad para seducir y dar ejemplo a las masas. Se requiere la formación de un Renacimiento obrero que sea capaz de crear una contrahegemonía socialista lo suficientemente atractiva para ser hegemónica entre la población tras la conquista del poder político.
  10. Acabar con el culto a la personalidad de los líderes que es una forma cómoda de reproducir las dinámicas de dominación que requiere la oligarquía capitalista a través de su control de la industria del espectáculo. Esto no significará que no haya líderes o caras conocidas que sirvan de portavoces de nuestro proyecto frente al pueblo, sino que su desempeño en los cargos estará temporalmente limitado y ello permitirá que haya un sano reemplazo también desde las bases y el necesario debate ideológico se produzca de un modo natural sin estar proscrito (como ocurre en la actualidad con las opiniones heterodoxas). Algo que inevitablemente esclerotiza estas formaciones políticas transformándolas en organizaciones electoralistas con dinámicas de vasallaje y traición propias de la aristocracia medieval.

En síntesis, los trabajadores que viven en España y en el mundo necesitan de esta izquierda seria que actualmente apenas existe mas que como voces disidentes fragmentadas y asustadas dentro de una izquierda hegemónica de sesgo posmoderno, modales y simbología irreverentes, pero praxis económica obedientemente social-liberal (como demuestran tantos gobiernos locales). Los trabajadores necesitan una izquierda con la que sentirse representados, defendidos e identificados, a la que votar y amar y, por ahora, no la tienen. Así que: ¿Ayudamos a construirla antes que todos seamos engullidos por las fauces del nuevo fascismo financiado por una parte del capital mundializado o seguimos echándole la culpa a los demás?
Notas
  1. Por todo ello se potenció la creación y publicitó la existencia de ONG y asociaciones con estas temáticas entre los jóvenes, mientras que en las universidades de todo el mundo se creaban departamentos que producían un hábitat donde los antiguos intelectuales de la izquierda comunista se encontraban a salvo de la reacción neoliberal (aunque en realidad, ayudaban a sustentarla, como veremos más adelante).
  2. El cual ha sido contestado por dirigentes de izquierda como: Garzón Espinosa, Alberto (2018), “Crítica de la crítica a la diversidad”. En eldiario.es, 24 de junio.
  3. Pablo Iglesias con su “alerta antifascista” llamó primero a las feministas que a lxs trabajadores y Alberto Garzón (teóricamente comunista) rizó el rizo llamando primero a los y las ecologistas y luego a las feministas antes que a los sindicatos. Se puede ver en: https://www.youtube.com/watch?v=WQXyoRkCApE
  4. BBC (2017), “Los 8 millonarios que tienen más dinero que la mitad de la población del mundo”. En BBC, 16 de enero.
  5. Agencia Efe (2017), 48 mujeres son asesinadas por violencia de género en España”. En El Nuevo Día, 31 de diciembre.
  6. Europa Press (2018), Mueren 618 personas en accidente laboral en 2017, un 1,8% más”. En Europa Press, 15 de febrero.
  7. RTVE/EFE (2018), “El suicidio en España en cifras”. En RTVE, 10 de septiembre.
  8. Melguizo, Soraya (2017), La FAO denuncia que 815 millones de personas pasan hambre en el mundo. En El Mundo, 15 de septiembre.
  9. Marcos, Ana (2018), “Condenado el autor de un poema machista a pagar 50.000 euros a Irene Montero”. En El País, 8 de noviembre.
  10. No me refiero a Alberto Garzón, que vive con su mujer en un piso de clase trabajadora en Rivas-Vaciamadrid.
  11. “Viva España y viva el Rey” clamaba su líder, Santiago Abascal, en Vistalegre. Ver en: Europa Press (2018), “Vox llena Vistalegre con la ‘España viva’ de la ‘resistencia’: ‘Desbordaremos las urnas’.” En Europa Press, 7 de octubre.
  12. Santiago Abascal, líder de Vox, en su discurso en Vistalegre en octubre pasado fue capaz de emplear a “España” como sujeto 12 veces en tres minutos de discurso mientras que no utilizó el sujeto “españoles” ni “ciudadanos” o “trabajadores”. Sí que mencionó dos veces a “Dios”. Además, en diversas ocasiones clamó por “la España viva” recordando de un modo explícito tiempos pasados. Ver en: VOX (2018), “Discurso de Santiago Abascal en Vistalegre”. En YouTube, 7 de octubre.
  13. Illescas, Jon E. (2018), “¿Feminismo con o sin clase?”. En Topo Express, 27 de marzo.
  14. En cuestiones electorales, divorcios, malos tratos, legalmente, tienen las de ganar en sus disputas con los hombres (otra cosa es la mentalidad machista de algunos jueces, la cual hay que solventar con educación y con paciencia a medida que las nuevas generaciones sustituyan a las viejas).
  15. Marx y Engels (1999), El Manifiesto Comunista. Libros de la Frontera, Madrid, p.39 [1848].
  16. http://www.elviejotopo.com/topoexpress/feminismo-con-o-sin-clase/ Illescas, Jon E. (2018), “¿Feminismo con o sin clase?”. En Topo Express, 27 de marzo.
  17. Las estadísticas difieren mucho en relación a la metodología empleada y es difícil de probar debido a que se basa, según las propias feministas, en discriminaciones “indirectas” que tienen un componente muy alto de subjetividad y son difícilmente medibles y por ende, solucionables: Requena Aguilar, Ana (2017), “La brecha salarial no es lo que pensabas”. En eldiario.es, 26 de febrero. También en: Barceló Larrán, Diego (2017), “El mito de la brecha salarial”. En Libre Mercado, [en línea], 16 de diciembre.
  18. En la actualidad, en las redes sociales, pareciera suficiente que alguien dijera que un hombre ha abusado de una mujer para obtener una avalancha de apoyo femenino diciendo “yo te creo”, y cuestiones que nada tienen que ver con el esclarecimiento racional de responsabilidades y sí mucho con los dogmas de fe y el “hooliganismo político”.
  19. Durán Castelló, Verónica (2018), “Mascotas, un negocio que mueve 36.500 millones de euros al año en la Unión Europea”. En Expansión, 9 de octubre. Respecto al gasto público en España en: Ruiz-Tagle, J., “El gasto público en Sanidad aún no alcanza los datos de 2009”. En Gaceta Médica, 7 de septiembre.
  20. Medina Rey, José María (2018), “El hambre vuelve a aumentar… ¡también en España!”. En El País, 24 de septiembre.
  21. EFE (2017), “Hay 20 millones de mascotas en España, según datos registrados por los veterinarios”. En 20 Minutos, 16 de marzo.
  22. Ibidem.
  23. Amayuelas, Andrés R. (2016), “En pie frente a un sistema que agrede a la humanidad”. En eldiario.es, 15 de octubre.
  24. Faria, Catia (2018), “Entrevista a Will Kymlicka. ‘Necesitamos vincular los derechos de los animales con debates más amplios, como el significado de la democracia, de la representación y de la autoridad legítima’.” En eldiario.es, 9 de noviembre.
  25. Algo que, dicho sea de paso, también les ocurre a las feministas abolicionistas con respecto a la opinión de las prostitutas, que las lleva a actitudes vergonzantes, sectarias, agresivas y al insulto: La Sexta (2018), “Duro cara a cara entre Elisa Beni y la líder del sindicato de prostitutas OTRAS: “Que te penetren 10 tíos por todos los agujeros a diario no es un trabajo””. En La Sexta, 18 de noviembre.
  26. El 22 de noviembre de 2018, 7 de los 10 libros más vendidos en Amazon del apartado de “Sociedad y cultura” eran libros feministas publicados en su totalidad por grandes editoriales controladas por la oligarquía mediática que gobierna la industria cultural hegemónica del capital.
  27. 27. http://www.elviejotopo.com/topoexpress/feminismo-con-o-sin-clase/ Illescas, Jon E. (2018), “¿Feminismo con o sin clase?”. En Topo Express, 27 de marzo.
  28. Solo son 40.000 sus miembros activos: El País (2018), “El Partido de Podemos en 10 cifras”. En El País, 17 de enero.
  29. Aunque Ciudadanos existía previamente como un artefacto para el escenario catalán, no fue hasta la irrupción electoral de Podemos que los medios masivos (controlados por la oligarquía mediática) se dignaron a auparlo al imaginario colectivo español. Precisamente para recoger ese voto de descontento bipartidista que Podemos había recogido en las europeas de 2014 y lo había transformado en un partido tan “peligroso”. Su propio Frankenstein se hizo más grande de lo deseado y crearon otro orientado hacia el centro para reducirlo hasta el tamaño que solía tener la izquierda que la propia Podemos había ayudado a reducir y sustituir (Izquierda Unida).
  30. Roberts, Michael (2018), “¿Se avecina una crisis global de la deuda?”. En Sin Permiso, 15 de mayo.
  31. Aunque luego estos medios burgueses harán lo que deseen reconfigurando el mensaje a su gusto gracias al montaje y a su condición de herramienta de la clase explotadora, pero esto se contrarrestará con el punto 6.
  32. Lo que quiere decir que se defenderá la igualdad entre hombres y mujeres allí donde no se dé o se vea cuestionada, entre heteros, gays y lesbianas y la defensa del medio ambiente como una necesidad biológica para nuestra especie y el futuro en el planeta, pero nunca se defenderán con sectarismos, programas extremistas que alejen a los obreros y su buen sentido común ni citando sus marcas o a sus “activistas” (feministas, ecologistas, etc.) sino integrándolas en el movimiento socialista bajo el sencillo adjetivo de militantes “socialistas” (esto facilitará la unión política y la comprensión por economía del lenguaje y por ordenamiento de lo que es común en todas las personas).
  33. Las economías de escala hacen que centralizando los recursos se puedan ofrecer mejores servicios con menor costo o lo que es lo mismo: la unión hace la fuerza. Además, todos los problemas que enfrentamos son de naturaleza global y los Estados-nación son unidades improductivas e inferiores al cosmopolitismo del capital para enfrentarlos como seres humanos y clase trabajadora.
  34. Tejerina, Laura (2019), “Travis Touch, probamos este traductor portátil de 105 idiomas”. En tuexperto.com, 8 de noviembre.
  35. En palabras de Karl Marx: “Los socialistas han demostrado que la lucha general entre el capital y el trabajo se da en todas partes; han demostrado, en suma, su carácter cosmopolita. Por lo tanto han tratado de poner de acuerdo a los trabajadores de distintos países. Algo muy necesario, porque los mismos capitalistas cada vez se volvían más cosmopolitas […] Hoy está claro que el socialismo no es solo un problema local, sino internacional, que debe resolverse mediante una acción internacional de los trabajadores.” En: Tridon, G. (2018), Espiando a Marx. Barcelona, El Viejo Topo.
*Jon E. Illescas es profesor de secundaria, miembro de IU y el PCE, licenciado en Bellas Artes y Doctor en Sociología y Comunicación. Es autor de los libros La Dictadura del Videoclip. Industria musical y sueños prefabricados (El Viejo Topo, 2015, 3ª ed. 2018) y Nepal, la revolución desconocida. Crisis permanente en la tierra de Buda (La Caída, 2012).


El presente artículo fue finalizado el 9 de diciembre de 2018 y fue escrito para Topo Express (y publicado en su número 372 de enero de 2019) pero gracias a su licencia Creative Commons se puede compartir libremente sin ánimo de lucro citando la fuente y conservando el texto original en su integridad.

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