lunes, 14 de enero de 2019

Una respuesta inicial a un artículo de Jon E. Illescas en Dazibao Rojo. Un artículo del camarada Miguel Alonso.






Una respuesta inicial a un artículo de Jon E. Illescas en Dazibao Rojo.
Miguel Alonso.

Jon, nos conocimos en los 90 cuando la revolución rugía en los Himalayas, antes de la traición de la camarilla de Prachanda y Bhattarai vendiera la revolución y la guerra popular para gestionar el poder de la oligarquía nepalí.
Recuerdo tu admiración por este proceso, conducido por los maoístas, y como fruto de ello, tú libro “Nepal, la revolución desconocida”.
He leído con atención tu artículo, en el planteas un diagnostico de la realidad de la llamada izquierda institucional, a la cual, me sorprende, aun pertenezcas, quizás eso permita entender tú culto por las urnas, frente a la movilización de las masas.
Es justa la crítica que haces del atomismo de los llamados “movimientos sociales”, por cierto muy impulsado en la época del revisionista Santiago Carrillo Solares y posteriores dirigentes del mal llamado Partido “Comunista” de España.
No por algo, el renegado Garzón criticó duramente el libro de Daniel Bernabé, La trampa de la diversidad (1) sobre los mismos. Ese parcelamiento, muchas veces interclasista (transversal, le llaman esos farsantes) nunca rebasa los marcos de la legalidad o normativas burguesas imperantes en un Estado, que como definiera Marx, no es más que una dictadura de la burguesía.
Movimientos que no se plantean como “frentes de combate” de un programa socialista, sino con un programa propio de su problemática; feminismo (pequeño-burgués), ecologismo, LGTBI, animalistas, etc. y de forma siempre “transversal”
Comparto tu preocupación del fenómeno neo-fascista y sobre la necesidad de profundizar en sus contradicciones, y en la base de trabajadores y trabajadoras que puedan respaldarlo.
También comparto la necesidad de reconstruir las organizaciones obreras y populares expulsando a toda la banda de arribistas, traidores y  renegados revisionistas enquistados en ellas, incluido claro está, las organizaciones que se reclaman comunistas.
Sin ese paso previo no podremos hablar en serio de Revolución. Tampoco sin definir una base común ideológica, en torno al marxismo-leninismo-maoísmo, el marxismo de nuestra era. El m-l-m que dirige las guerras populares en la India, Filipinas, Perú o Turquía.
A mi entender, tu critica a Podemos, esa plataforma de la jet set universitaria, se queda corta, pues sus podridas tesis “de significante vacio” son herederas directas del revisionismo del P”C”E, de cuyos militantes muchos son hijas e hijos. Sin profundizar en la crítica al revisionismo nada se puede comprender.
Tampoco comparto y rechazo tu “programa” de 10 puntos.
El primer punto genéricamente es correcto, pero lleva implícito no una revolución sino un progresivo cambio electoralista.
El segundo punto es totalmente anti-internacionalista y cautivo del discurso de la burguesía sobre el peligro de la emigración. Solo la Revolución Proletaria Mundial podría dar solución al desplazamiento de grandes masas de trabajadoras y trabajadores (Nacional o extranjera, la misma Clase Obrera) que buscan vender, su mano  de obra, a mejores precios que en sus países. El Estado español (sí, el Estado español) siempre fue un semillero de emigrantes, a Suiza, Alemania, Francia, Venezuela, Cuba… eso compañero Jon es también memoria histórica de nuestra clase.
El tercer punto previo a la disolución que propones, habrá que ganar la batalla ideológica que ponga al desnudo a los elementos pequeños burgueses, reaccionarios o arribistas. El comunismo engloba todos los frentes de lucha.
El cuarto punto es asumir el más rancio nacionalismo español e ir directamente contra el derecho de autodeterminación de los pueblos, y particularmente contra los pueblos de Euskal Herria, Galiza  y Catalunya. Firme principio leninista, base de la liberación y soberanía de los pueblos.
No puedo evitar decir que es más cercano al neo-fascismo de VOX que de cualquier proyecto socialista.
El quinto punto sobre la Republica, no defines su carácter de clase, proletaria o burguesa, cayendo en la idealización propia de la II Republica española, olvidando la lucha de clases.
El sexto punto crear opinión pública es correcto pero solo si hay un proyecto revolucionario y un verdadero partido revolucionario que lo dirija. Lo de competir con los mass-media del imperialismo es simple fantasía idealista.
El séptimo punto propones volver a la Segunda Internacional, con el agravante de incluir a elementos anarquistas. Parece más una internacional de aluvión que un instrumento de combate internacional.
El octavo punto no hay critica al revisionismo, pretendiendo el falso dilema “democrático” como solución a problemas políticos y organizativos, rechazando el centralismo-democrático.
El noveno punto una vez más, no vas al fondo de la cuestión, el revisionismo y el electoralismo reformista que es el responsable de esa situación de falta de conocimientos ideológicos de un amplio sector de las masas adocenados en el electoralismo y el consumismo burgués.
El decimo punto no comprendo bien esta cuestión, porque si te refirieres a los podridos dirigentes del P”C”E es un ejemplo más de la idiotización de los revisionistas en la formación de militantes dóciles que no piensan por sí mismos. Algo, totalmente contrario a las enseñanzas de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao.
Jon, los comunistas no tememos al debate, a la crítica y a la autocritica. Partimos que no tenemos nada que ocultar y tenemos un mundo que ganar.

Notas:
(1)     La trampa de la diversidad. Daniel Bernabé. Edit. Akal

No hay comentarios:

Publicar un comentario