lunes, 15 de abril de 2019

¿Tercera republica o revolución proletaria?. Un artículo del camarada Miguel Alonso.


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¿Tercera república o revolución proletaria?
Miguel Alonso.

Estos días y en particular el pasado día 14 de abril hemos visto como se multiplicaban las celebraciones republicanas, en muchos casos encabezadas por los renegados del P”C”E o Izquierda Unida, que después de traicionar al movimiento obrero y popular en la llamada “transición” y  asumir un rey puesto por el tirano Franco, como jefe del Estado y su bandera monárquica, ahora claman; “a por la tercera”.
Una vez más, los revisionistas se sitúan a la cabeza de una maniobra orquestada por la burguesía y la oligarquía. Maniobra que apunta a desviar los verdaderos blancos de la clase obrera y el pueblo trabajador, la Revolución Socialista, con una nueva etapa republicana (burguesa) que afirman dará solución a todos los problemas del Estado español.
La II Republica Española de 1931 fue un intento de restructuración del Estado español, en quiebra después de la pérdida del imperio colonial, asumiendo la necesidad de modernización del Estado, tratando de barrer las barreras al mismo, del semi-feudalismo por entonces existente. Un periodo pre-revolucionario que conto con eventos gloriosos de la clase obrera, como la Revolución de Asturias de 1934, aplastada a sangre y fuego por tropas africanistas, mandadas por Franco, bajo órdenes del gobierno “republicano” de Lerroux, con apoyo de la CEDA, en el inicio de lo que se conoce como bienio negro.
Ese periodo de gobierno, de los sectores más reaccionarios de la burguesía, con apoyo de la iglesia católica y los grandes terratenientes (los mismos que luego organizaron el golpe militar),  frenó, cuando no anulo, las reformas implantadas de carácter social por anteriores  gobiernos de Izquierda Republicana y del PSOE, desatando una etapa de auge de la lucha de clases, aunque carecía de una poderosa dirección comunista (y por no hablar de los errores del Comintern). Estando en manos de los anarquistas de la CNT y del reformismo del PSOE, la dirección de las líneas políticas, que iban desde el putchismo anarquista, al grosero reformismo de los Besteiro, Prieto y compañía.
No es el objeto de este articulo, hacer historia de la II Republica, pero si señalar, que la formula Republicana democrática (burguesa) no garantiza las conquistas de la clase obrera y el pueblo trabajador, puesto que el poder real sigue en manos de la burguesía, en sus capas altas y medias, que por medio de la propiedad de los medios de producción, hegemonizan el Estado y garantizan el modo de producción capitalista en su actual fase imperialista y su proyecto Europeo.
Como he señalado con anterioridad en otros artículos, olvidar el carácter de dictadura de cualquier forma de Estado, hacer formulaciones abstractas, propias del pensamiento metafísico, es una especialidad de los revisionistas y renegados, que jugando a la confusión con una imagen popular, idealizada, del periodo republicano, que se asimila al periodo de la Guerra Civil Revolucionaria, quieren presentar la misma, como la solución pacifica a todos los problemas del Estado español.
El actual Estado español, en nada se parece al del periodo de la II Republica Española, y las tareas centrales de una revolución democrática,  están en lo fundamental resueltas, si exceptuamos la autodeterminación de las nacionalidades históricas y de Canarias o la reforma agraria en Andalucía. Hoy, ambas, han pasado a formar parte del programa de la Revolución Socialista en el E.E. y solo pueden ser resueltas cabalmente en ese marco. Afirmar como hacen los revisionistas y los mequetrefes de Podemos, que una Republica daría resuelto estos problemas, no es más que jugar con las palabras y con las ansias de justicia y libertad de las masas.
Enviar a los borbones a un exilio dorado, con sus fortunas intactas en paraísos fiscales, no solucionara estas ansias de las masas, más bien será una nueva burla sangrienta a las mismas y para cuyo escenario, los revisionistas y sus comparsas, están creando condiciones subjetivas.
Eso sí, podrán votar (los que votan en esas farsas) a un Presidente como Macron, Trump o Putin.

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