domingo, 8 de noviembre de 2020

CHILE: Unidad, lucha, unidad: la clave para vencer (Periódico El Pueblo)

 

Imagen: Periodista Furioso

En octubre de 2019 el pueblo chileno salió a las calles con la bandera mapuche como estandarte. Y es que ese símbolo expresa la decisión de luchar decididamente, como ha sido demostrado una y otra vez en las luchas del pueblo nación mapuche por recuperación de tierras y autonomía, levantando nuevas consignas y acciones que van dejando sus frutos en el tiempo. Uno de estos frutos es la creciente unidad que se ha materializado en apoyo popular entre pu mapuche de cada territorio, de norte a sur y de costa a cordillera y la creciente unidad que se va dando también entre el pueblo mapuche y el pueblo chileno. En este mes de noviembre, que se conmemoran con lucha los asesinatos de Alex Lemún y Matías Catrileo, corresponde decir que sus muertes no han sido en vano, pues en sus nombre se ha profundizado la decisión de luchar de muchos y muchas en todo el territorio.

La lucha por recuperación de tierras y autonomía no ha cesado en el Wallmapu. Así  se han venido desenvolviendo continuas acciones de lucha y resistencia incluso en los momentos más crudos de la pandemia. La huelga de hambre de los prisioneros políticos mapuche (PPM) de la cárcel de Angol, Temuco y Lebu, sin lugar a dudas, ha marcado un nuevo hito en cuanto a mostrar un nuevo nivel de unidad en la lucha, expresado en innumerables acciones de solidaridad con la huelga de hambre de los PPM, que se extendió por más de 120 días. Esa unidad  y solidaridad fortalece la lucha, tal como lo expresó Víctor Llanquileo Pilquimán en una carta enviada desde la cárcel de Arauco: “mi agradecimiento a toda la gente que caminó de acuerdo a su condición, en especial a los weichafe, a nuestros familiares, a los chachay, pu peñi, pu lagmien, pu wenuy, pu pichi keche, autoridades ancestrales, lonkos, pu werken, pu machi, amigos, artistas, a las distintas ollas comunes de distintas poblaciones, hombres y mujeres de distintos pueblos que comparten esta gran lucha y a todos los que pusieron su sacrificio en esta batalla.”

La unidad de las luchas del pueblo se va haciendo concreta

La huelga de hambre iniciada el 4 de mayo por los 8 PPM de la cárcel de Angol, y simultáneamente por el machi Celestino Córdova en Temuco fue, en el curso de los días, sostenido también por más de 25 prisioneros políticos mapuche recluidos también en las cárceles de Temuco y Lebu. En medio de esta huelga de hambre se pudo levantar un pliego de demandas unificado que incluye, como un punto mínimo, que el Estado de Chile respete las propias leyes que se ha dado en razón a las históricas reivindicaciones del pueblo mapuche y otros pueblos originarios, esto es, la promulgación del Decreto 169 de la OIT, pero que nunca ha sido realmente aplicado.

Esta reivindicación se levantó muy en alto gracias a la continua solidaridad que distintas comunidades en resistencia demostraron entre sí y las innumerables acciones de solidaridad que se levantaron efectivamente a lo largo de todo Chile y alcanzando muchos otros países, como expresión concreta de la solidaridad de los pueblos.

En medio de la histórica huelga de hambre iniciada el 4 de mayo, en una entrevista a Radio 19 de Abril, el werkén de los PPM de Angol, Rodrigo Curipán, se refirió con estas palabras al nuevo nivel que han alcanzado las luchas desde el 18 de Octubre, y en las cuales se van uniendo mapuches y chilenos: “Esa fuerza que se acumula hoy día cuando vemos que el 18 de octubre parten con la bandera mapuche, tanto chilenos como mapuche, y la enarbolan como un símbolo de resistencia, como un símbolo de lucha permanente, de no tolerar el abuso, eso a muchos mapuche nos llenó de esperanzas. Porque hasta antes del 18 de octubre los mapuche decíamos ¿pero cuando va a despertar el chileno? ¿Cuándo se irá a dar cuenta el chileno de que el Estado no es su amigo? Que el Estado que le dice ciudadano, que le dice patriota, está manejado por unos que no les interesa que usted viva bien, no le interesa que usted viva en condiciones humanitariamente favorables. Le interesa explotarlo y le interesa que usted gane menos pero pueda trabajar más. Entonces los mapuche ya no dimos cuenta de eso hace rato, por eso estamos reclamando la tierra a la forestal, estamos reclamando la tierra al terrateniente y hacemos ocupación de esa tierra sin permiso del terrateniente, sin permiso de la forestal ni del Estado. Eso es lo que el Estado, con cualquier gobierno, está persiguiendo. Porque ve que la lucha mapuche, a pesar de todas las dificultades que tenemos y que algunos ven imposible, tiene las ganas y las formas de avanzar.”

Se hace visible la prisión política en Chile

Los prisioneros mapuche que se plegaron a la huelga de hambre lo hicieron conscientes de su condición de prisioneros políticos. Esto quedó bien establecido en los cuatro meses de huelga, expresado en un sinfín de consignas y acciones en apoyo a la lucha que se estaba dando al interior de la cárcel, sin discriminar de qué territorio y comunidad venían los PPM. Cada uno de los weichafe que se encontraba en huelga estaba reivindicado una demanda histórica del pueblo nación mapuche y en esa condición han recibido la injusta prisión de carácter política a la que son sometidos quien quiera se levante en contra de este sistema de opresión y explotación. Esto, en el caso del pueblo mapuche, va relacionada con su apellido, nacer en una comunidad en resistencia o simplemente por provenir de una familia con tradición de lucha. 

Por apoyar la causa mapuche también se arriesga prisión. Así ocurrió con la abogada, activista mapuche y familiar de PPM, Daniela Sierra, quien fue detenida y sometida a arresto domiciliario total desde el 27 de julio, tras una acción de apoyo a la huelga de hambre realizada en la Intendencia de La Araucanía, en forma simultánea a la toma de siete municipios en la Provincia del Malleco. Respecto de la situación de los prisioneros políticos, dijo en un punto de prensa: “hoy los ministros señalan también que no existen los presos políticos. Y aquí todos los que están en el panel saben que no sólo existen presos políticos, sino que existen presos políticos mapuche y existen presos políticos chilenos, y han existido desde que comenzó la lucha política y comenzó la desigualdad. Y hoy no solo existen, sino que existen como hace mucho tiempo antes no los había, con cárceles llenas de presos políticos.”

Y es que desde el 18 de Octubre se ha encarcelado a más de 2000 luchadores a lo largo del país, sin contar a los PPM y otros compañeros como Mauricio Hernández Norambuena, en condiciones inhumanas de prisión que están fuera de cualquier normativa o reglamentación vigente. Ante esto diversas organizaciones populares se han desarrollado también para reconocer la necesidad de la lucha contra la prisión política de mapuche y chilenos. “Si ya las organizaciones han reconocido al preso de la revuelta como un preso político, el camino que queda es desarrollar y elevar la lucha por defender sus conquistas en las condiciones en las que están y defender la libertad de quienes debieran estar libres y que hoy están privados de libertad” – insistía Daniela Sierra en el mismo punto de prensa.

“Es el gobierno quien ha actuado de manera intransigente”

Toda lucha justa que avanza y se desarrolla genera también una enorme reacción de parte de los opresores y explotadores. Prueba de ello, son los desalojos fascistas de las municipalidades de Curacautín, Traiguén y Victoria, en donde el viejo y podrido estado ocupó a sus fuerzas auxiliares -respaldadas las policías y el ejército- para cumplir con sus perversos objetivos, buscando dar un golpe de fuerza mediante la organización de ultra derecha de la zona, autodenominada “Asociación para la Paz y la Reconciliación en la Araucanía”, APRA, que agrupa a reconocidos latifundistas locales, alineados con los intereses de la minoría del país. Pero este golpe reaccionario fue ampliamente repudiado y respondido con aún mayores muestras de unidad.

Por otra parte, ninguna de las muestras de disposición al diálogo de parte de los werkenes de los PPM fue realmente considerada por las autoridades del Estado de Chile. En contraste con esta situación, podemos apreciar la complacencia que manifestó el gobierno respecto a la movilización de los camioneros, claramente influenciados por el carácter empresarial del gremio y el paquetazo represivo contra la lucha mapuche que levantaban como eje principal de su petitorio. Específicamente apuntamos a la Confederación Nacional del Transporte (CNTC) y sus organizaciones hermanas, como la Federación de Camiones del Sur, sobre todo a sus podridas dirigencias, como Sergio Pérez, el León Villarín, que consiguieron entrar a La Moneda y salir con un proyecto de ley bajo el brazo, que es posteriormente aprobado por el Congreso.

Las comunidades en resistencia respondieron con una mayor agudización de las acciones de lucha en la Araucanía, incrementando las marchas y manifestaciones públicas contra la militarización del Wallmapu, los sabotajes a predios, vehículos y maquinaria forestal, nuevas ocupaciones de tierra y más férrea resistencia a los desalojos de territorios en recuperación.

Cuando, a 123 días de iniciada, el werkén Rodrigo Curipán comunicó el fin de la huelga de hambre, expresó: “esta decisión no responde a que nos vayamos con la cabeza agachada, sino que queda demostrado que es el gobierno quien no tuvo la capacidad política de abordar una situación que los mapuche hemos venido planteando, y que tiene que ver con la aplicación efectiva del [Convenio] 169 de la OIT. Es el gobierno quien ha actuado de manera intransigente y por lo tanto esta situación queda hoy día abierta a que las comunidades mapuche y los distintos territorios continúen con las distintas acciones de protesta política para que sea el gobierno el responsable de todos los hechos que vayan a suceder de aquí en adelante”.

La lucha continúa

La huelga de hambre de los PPM no consiguió esta vez arrancar las reivindicaciones expresadas en la hoja de demandas. Pero el salto adelante en la unidad y organización del pueblo mapuche y la unidad alcanzada con otros luchadores en Chile y el mundo es innegable. Jamás será una derrota si es que se avanza en la unidad como pueblo mapuche y pueblos hermanos ante un mismo enemigo. Muchas veces los efectos colaterales que genera una movilización calan mucho más profundo y revisten una evolución mucho más grande que el objetivo inicial. 

Así quedó expresado este 12 de Octubre, cuando volvieron a levantarse los nombres de Camilo Catrillanca, Alejandro Treuquil y tantos otros weichafe caídos en esta lucha. Cuando se ponen en alto las banderas mapuche como símbolo de lucha y resistencia y resuena en campos y ciudades el grito de victoria ¡Marichiwew!

De más está decir que aún queda un largo camino por recorrer. La represión en el Wallmapu tampoco ha cesado ni un solo día, recordemos a la Comunidad Autónoma de Likankura que en estos últimos meses ha enfrentado violentos allanamientos por parte de la PDI. Pero, a pesar de ello, continúa en la lucha, remarcando que el camino por la justicia popular no es uno plano y pacífico, al contrario, mientras más avancemos, más duro van a ser los ataques de los supuestos poderosos, pero esto, lejos de amedrentarnos, debe suponer una victoria, ya que si tenemos respuesta del enemigo, es por el daño que le estamos causando.-

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