El presente texto esta tomado del blog Crítica Marxista-Leninista
Piedra de
toque para comprobar
el marxismo
verdadero y el falso
Tien Chi-sung
En la prolongada lucha contra el revisionismo de la II Internacional, Lenin
persistió, defendió y desarrolló la teoría marxista sobre la dictadura del
proletariado. Señaló cristalinamente: “Quien reconoce solamente
la lucha de clases no es aún marxista, puede mantenerse todavía dentro del
marco del pensamiento burgués y de la política burguesa. Limitar el marxismo a
la doctrina de la lucha de clases significa cercenar el marxismo,
tergiversarlo, reducirlo a algo aceptable para la burguesía. Sólo es marxista
quien hace extensivo el
reconocimiento de la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado. En ello
estriba la más profunda diferencia entre un marxista y un pequeño (o gran)
burgués ordinario. Esta es la piedra de toque en la que deben comprobarse la
comprensión y el reconocimiento reales del marxismo.” (El Estado y la revolución). Al estudiar
las importantes instrucciones del Presidente Mao sobre el problema de la
teoría, debemos estudiar a conciencia esta enseñanza de Lenin y hacer un buen
trabajo para realizar mejor el movimiento de crítica a Lin Piao y Confucio,
combatir y prevenir el revisionismo, consolidar la dictadura del proletariado y
prevenir la restauración del capitalismo.
La esencia de la teoría
burguesa sobre la lucha de clases
Lenin señaló que la teoría de la lucha de clases había sido creada por la
burguesía antes de Marx. Mucho antes de la aparición del marxismo,
historiadores burgueses habían descrito el desarrollo histórico de la lucha de
clases y economistas burgueses habían hecho el análisis económico de las
clases. A principios del siglo XIX, los historiadores burgueses Thierry,
Mignet, Guizot y Thiers, del periodo de la restauración en Francia, indicaron
en sus obras históricas que la revolución inglesa del siglo XVII y la
revolución francesa del siglo XVIII fueron luchas de clases desatadas por la
burguesía contra la aristocracia feudal. Partiendo de la posición burguesa,
condenaron los privilegios de la aristocracia feudal y revelaron la
inevitabilidad histórica de que la burguesía derribaría la dominación feudal y
establecería su propio poder. Entre fines del siglo XVIII y principios del XIX,
los economistas burgueses representados por Turgot, de Francia, quien abogaba
por dar énfasis a la agricultura, y por Adam Smith y David Ricardo, economistas
clásicos de Inglaterra, diferenciaron a las clases en la sociedad conforme a
las distintas fuentes de los ingresos económicos de la gente. Señalaron que la
sociedad capitalista estaba compuesta de la clase obrera, la clase capitalista
y la clase terrateniente. Con su análisis basado sobre tres tipos de ingresos
–salarios, ganancias y rentas–, pusieron al descubierto en cierto grado el
antagonismo entre los intereses económicos de estas tres clases y expusieron de
modo preliminar las causas económicas de las contradicciones de clase y la
lucha de clases en la sociedad capitalista.
La teoría de la lucha de clases, creada por los historiadores y economistas
burgueses a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, tenía cierto carácter
progresista histórico en su época, pero se basaba en el idealismo histórico.
Ellos no entendían que la existencia de las clases va unida a determinadas
fases históricas en el desarrollo de la producción y está decidida por las
últimas; negaban que fuera necesaria la lucha de clases en la sociedad
capitalista y que la lucha de clases sea la fuerza motriz del desarrollo
histórico de la sociedad humana. Así que no podían descubrir las leyes del
desarrollo de la lucha de clases. Por lo tanto, lo que reconoce la burguesía no
es otra cosa que la lucha de clases que ella libra para oponerse a la
aristocracia feudal y establecer la dictadura de la burguesía. En cuanto a la
lucha de clases realizada por el proletariado contra la burguesía en la
sociedad capitalista, ella la considera permisible sólo cuando esta lucha no
vaya más allá de los límites permitidos por los intereses de la burguesía. Así,
una vez que esta lucha haga daño a los intereses fundamentales de la burguesía,
ésta reprimirá cruelmente al proletariado recurriendo a medios violentos. Esto
testimonia que la burguesía niega en lo fundamental la lucha de clases que
realiza el proletariado para derribar el sistema capitalista, y la dictadura
del proletariado. La teoría burguesa sobre la lucha de clases sirve
completamente para defender y consolidar la dictadura burguesa y no puede
perjudicar en lo más mínimo el sistema capitalista. La “democracia
parlamentaria”, la “libertad” y la “igualdad” de que alardea la burguesía son
puramente hojas de parra que encubren la naturaleza clasista de la dictadura
burguesa y una dosis narcótica encaminada a quebrantar la voluntad
revolucionaria de combate del proletariado.
El marxismo considera que
la lucha de clases
conduce necesariamente a la
dictadura del proletariado
El marxismo es la teoría científica de la revolución proletaria. Representa
a los intereses fundamentales del proletariado y se diferencia de la teoría
burguesa en su naturaleza. El marxismo sostiene que la existencia de las clases
sólo va unida a determinadas fases históricas en el desarrollo de la
producción. Esto significa que las clases no existían desde siempre ni
existirán para siempre. Tienen su propio curso histórico de surgimiento,
desarrollo y extinción. Las clases, que nacieron junto con la aparición de la
propiedad privada de los medios de producción, se eliminarán con la llegada de
la sociedad comunista. Y en una sociedad de clases, las clases antagónicas
entablan inevitablemente una lucha a muerte debido a sus intereses políticos y
económicos diametralmente opuestos. Esta lucha de clases es la fuerza motriz
que promueve el desarrollo histórico de la sociedad de clases. Esto es así
tanto para la sociedad esclavista y la sociedad feudal como para la sociedad
capitalista. De acuerdo con las leyes de desarrollo que rigen la lucha de
clases, Marx analizó las contradicciones fundamentales de la sociedad
capitalista y sacó la famosa conclusión de que “la lucha de clases conduce
necesariamente a la dictadura del
proletariado”. (Marx a J.
Weydemeyer). El marxismo considera que la cruel explotación del trabajo
asalariado por parte del capital y el desarrollo de las grandes industrias
capitalistas han dado nacimiento al proletariado, la clase revolucionaria más
grande en la historia de la humanidad. La misión histórica del proletariado
consiste no sólo en derrocar la dominación burguesa, sino en eliminar a todas
las clases y todos los sistemas de explotación y realizar finalmente el gran
ideal del comunismo. Esta es la condición indispensable para la completa
emancipación del proletariado. Con miras a cumplir esta gran misión histórica,
el proletariado debe llevar a cabo una revolución violenta, destruir por
completo el aparato estatal de la burguesía y establecer la dictadura del
proletariado, utilizar esta dictadura como arma poderosa, llevar hasta el fin
la lucha de clases contra la burguesía y preparar las condiciones para la
realización del comunismo.
De aquí se ve que el marxismo no sólo reconoce la lucha de clases, sino que
la combina estrechamente con la teoría de la dictadura del proletariado. La
teoría marxista de la lucha de clases es parte inalienable de la teoría marxista
de la dictadura del proletariado. Al referirse a la lucha de clases antes de conquistado
el Poder político, los marxistas tienen por objetivo mostrar que es inevitable
y necesario que el proletariado tome el Poder mediante las armas y establezca
la dictadura proletaria. Al hablar de la lucha de clases después de conquistado
el Poder, los marxistas tienen por objetivo consolidar y fortalecer la
dictadura del proletariado, llevar hasta el fin la revolución socialista y,
finalmente, eliminar las clases. La diferencia fundamental entre el marxismo y
la teoría burguesa no reside en reconocer o no la lucha de clases, sino en
reconocer o no la dictadura del proletariado. La teoría de la dictadura del
proletariado es la quintaesencia del marxismo, y también un signo básico por el
cual el marxismo se diferencia de todas las demás teorías burguesas. Quien
reconoce solamente la lucha de clases no es aún marxista, puede mantenerse
todavía dentro del marco del pensamiento burgués y de la política burguesa. Sólo es un marxista quien hace extensivo el reconocimiento de la
lucha de clases al reconocimiento de la dictadura
del proletariado.
Los revisionistas
traicionan la dictadura del proletariado
Reconocer u oponerse a la dictadura del proletariado constituye una línea
divisoria entre el marxismo y el revisionismo. Siendo agentes de la burguesía
dentro del partido político del proletariado, los revisionistas ostentan la
bandera del marxismo para oponerse a la esencia revolucionaria del marxismo.
Son renegados de este último. La expresión de su traición al marxismo está
concentrada en su oposición a la dictadura del proletariado, que es un problema
de importancia fundamental. Los revisionistas de la II Internacional con
Kautsky como su representante, tergiversaron el marxismo desde el ángulo
oportunista. Limitando el marxismo a la teoría de la burguesía sobre la lucha
de clases, Kautsky separó la dictadura del proletariado de la lucha de clases y
contrapuso la una a la otra. Pregonó que el punto más esencial de la teoría
marxista es la lucha de clases y no la dictadura del proletariado. Atacó además
a la dictadura del proletariado diciendo que ésta “elimina la democracia” y es
una “tiranía”. Abogó por “conquistar el Poder del Estado ganando la mayoría en
el parlamento”, se opuso a la revolución violenta, “circunscribió el terreno del
reconocimiento de la lucha de clases al terreno de las relaciones burguesas”
(Lenin, El Estado y la revolución) y
negó la inevitabilidad objetiva del establecimiento de la dictadura del
proletariado. Después del triunfo de la Revolución de Octubre, el propio
Kautsky, quien había clamado que el punto más esencial de la teoría marxista
era la lucha de clases, dio un viraje de 180 grados, haciendo todo lo posible
para negar la existencia de las clases y la lucha de clases en la Unión
Soviética después de la Revolución de Octubre. Dijo disparatadamente que “los
capitalistas y los grandes terratenientes ya no existen como clases después de
ser expropiados” y que “una vez perdido su Poder, obedecerán de buena fe a la
mayoría proletaria”. Al actuar así, pregonó abiertamente la teoría de la
extinción de la lucha de clases y negó que sea indispensable la dictadura del
proletariado sobre la burguesía. Por eso, Lenin censuró a Kautsky calificándolo
de “un
modelo de tergiversación del marxismo, del que de hecho se reniega ignominiosamente, aunque se le acate
hipócritamente de palabra”. (El Estado y la revolución).
Heredando el manto de Kautsky, la camarilla revisionista soviética niega la
existencia de la lucha de clases en el periodo del socialismo. Para encubrir su
dictadura burguesa, dictadura fascista, vocifera que “ya no es necesaria en la
Unión Soviética la dictadura del proletariado” y da publicidad a la falacia del
“Estado de todo el pueblo”. Esto constituye una traición descarada e
ignominiosa a la dictadura del proletariado. Va más lejos que su antecesor
Kautsky. Liu Shao-chi y Lin Piao también entonaron las mismas cantinelas. Pregonaron
a los cuatro vientos las falacias revisionistas tales como la teoría burguesa
de la naturaleza humana, la teoría de la extinción de la lucha de clases y la
teoría de las fuerzas productivas, teorías todas en contra de la dictadura del
proletariado. Al pregonar a más no poder la doctrina de Confucio y Mencio, Lin
Piao y su pandilla vociferaron que “quien se apoya en la virtud prosperará;
quien se apoya en la fuerza perecerá” y disparataron que “si dos partes luchan
entre sí, nace la hostilidad; si están en paz, llega la amistad”, oponiéndose
frenéticamente a la lucha del proletariado contra la burguesía e intentando
vanamente liquidar la dictadura del proletariado.
En su “Esquema de la ‘obra 571’”, plan destinado a montar un golpe de
Estado armado contrarrevolucionario, Lin Piao y sus seguidores atacaron
malignamente a la dictadura del proletariado de nuestro país calificándola de
“autocracia feudal”; maldijeron rechinando los dientes que la máquina estatal
de la dictadura del proletariado es una “máquina moledora de carne”. Formularon
amargas quejas a favor de todos los enemigos de clase que habían sido
derribados por el puño de hierro de la dictadura del proletariado, clamando en
el esquema por liberarlos a todos políticamente. Todo esto muestra que no se
detienen ante nada para descargar su odio inveterado hacia la dictadura del
proletariado. A fin de cuentas, la traición a la dictadura del proletariado es
la característica común más esencial de todos los revisionistas, desde Kautsky
y la camarilla renegada revisionista soviética hasta Liu Shao-chi y Lin Piao,
por mucho que cambiaran de tácticas. Antes de que el proletariado conquiste el
Poder, los revisionistas limitan el marxismo a la teoría de la lucha de clases
y se oponen al establecimiento de la dictadura del proletariado; después de la
toma del Poder por parte del proletariado, niegan la lucha de clases y se
oponen a que el proletariado ejerza su dictadura sobre la burguesía.
Precisamente como dijo Lenin al criticar a Kautsky, “el oportunismo no extiende el reconocimiento de la lucha de clases precisamente a
lo más fundamental, al periodo de transición
del capitalismo al comunismo, al periodo de
derrocamiento de la burguesía y de completa destrucción de ésta” (El
Estado y la revolución). El revisionismo es el enemigo mortal de la
dictadura del proletariado.
La teoría marxista de la dictadura del proletariado ha sido creada y
desarrollada en el curso de la lucha contra el revisionismo y las tendencias
ideológicas burguesas de toda índole. En el curso de combate que recorrieron
para crear la teoría marxista, Marx y Engels siempre prestaron suma importancia
a la teoría de la dictadura del proletariado. En su lucha contra el
revisionismo de la II Internacional, Lenin persistió en la teoría marxista
sobre la dictadura del proletariado y desarrolló el marxismo llevándolo a la
etapa del leninismo. Al dirigir a todo el Partido en la lucha contra el
revisionismo dentro y fuera del país, el gran líder del pueblo chino el
Presidente Mao ha heredado, defendido y desarrollado la teoría de la dictadura
del proletariado, ha planteado la doctrina de la continuación de la revolución
bajo la dictadura del proletariado y ha trazado para el Partido una línea
básica en toda la etapa histórica del socialismo. Después de la fundación de la
Nueva China, el Presidente Mao ha iniciado y dirigido una serie de movimientos
políticos, especialmente la Gran Revolución Cultural Proletaria y el movimiento
de crítica a Lin Piao y Confucio, resolviendo así en la teoría y práctica el
problema de cómo consolidar la dictadura del proletariado y prevenir la
restauración del capitalismo.
La experiencia histórica del movimiento comunista internacional y la lucha
entre las dos líneas dentro del partido nos dicen: El problema de la dictadura
del proletariado ha sido siempre un foco de la lucha entre el marxismo y el
revisionismo; reconocer u oponerse a la dictadura del proletariado constituye
la piedra de toque para comprobar el marxismo verdadero y el falso. Sólo es un
marxista auténtico quien reconozca la dictadura del proletariado. Para
persistir en la dictadura del proletariado, los miembros del Partido Comunista
y los revolucionarios deben comprender la teoría del
marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung sobre la dictadura del proletariado;
y para asimilar esta teoría se requiere estudiar a conciencia esta teoría. El
Presidente Mao ha señalado recientemente: “¿Por qué Lenin hablaba de la
necesidad de ejercer la dictadura sobre la burguesía? Este problema es preciso
tenerlo claro. La falta de claridad al respecto conducirá al revisionismo. Hay
que hacerlo saber a toda la nación”. Actuando de acuerdo con esta
enseñanza del Presidente Mao, el pueblo de todo el país está estudiando
concienzudamente la teoría de la dictadura del proletariado con el fin de
aumentar su capacidad de distinguir el marxismo auténtico del falso y persistir
en llevar hasta el fin la continuación de la revolución bajo la dictadura del
proletariado.
Eruditos
burgueses
sobre las
clases y la lucha de clases
Material de referencia
En su carta a Weydemeyer fechada el 5 de marzo de 1852, Marx dijo: “Mucho antes
que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto el desarrollo histórico
de esta lucha de las clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica
de éstas”.
Descripciones de
historiadores burgueses
Los historiadores burgueses a que se refirió Marx eran principalmente
Guizot, Thierry y Mignet en el periodo de restauración de los Borbones de
Francia tras la caída de Napoleón. Para satisfacer las necesidades de la lucha
de la burguesía contra la clase terrateniente feudal a comienzos del siglo XIX,
estos historiadores describieron el desarrollo histórico de la lucha de clases
desde el ángulo burgués. Al mismo tiempo que reconocían la existencia de la
lucha de clases y el derecho del tercer estado de derribar a la aristocracia
feudal, negaban las contradicciones existentes en el seno del tercer estado y
la necesidad de la lucha del proletariado contra la burguesía. Las obras
principales de Guizot fueron Historia de
la revolución inglesa, Historia de la
civilización en Europa e Historia de
la civilización en Francia; las de Thierry, Diez años de estudios históricos, Ensayo sobre la historia de la formación y progreso del tercer estado
e Historia de la conquista de Inglaterra
por parte de los normandos, y la de Mignet, Historia de la revolución francesa.
Guizot se dedicó al estudio de la época después de la caída del Imperio
Romano y declaró que las relaciones agrarias eran el fundamento de la historia.
Dijo “A fin de comprender las instituciones políticas, debemos estudiar los
diversos estratos existentes en la sociedad y sus relaciones mutuas. A fin de
comprender estos diversos estratos sociales, debemos conocer la naturaleza y
las relaciones de la propiedad de la tierra”. “Las formas de gobierno” eran, en
su opinión, determinadas por la “condición civil del hombre” y las relaciones
de propiedad eran la causa de la lucha de clases. Aunque aprobaba
entusiastamente la lucha de clases librada por la burguesía contra la
aristocracia feudal, temía mortalmente la lucha de clases que realizaba el
proletariado contra la burguesía. Luego de la rebelión del proletariado
parisiense en junio de 1848, Guizot escribió en su obra Sobre la democracia: “¡Paz domestica, paz entre los ciudadanos de
las diversas clases y paz social! ¡Esta es la demanda más apremiante de
Francia, ésta es la voz de la salvación!”. Al hacer lo imposible por probar que
todas las clases existentes en Francia eran elementos naturales y de origen
profundo en la sociedad francesa, tenía por objetivo crear una base teórica
para la eliminación de la lucha del proletariado contra la burguesía.
Thierry presentó la historia de la revolución inglesa como una historia de
la lucha de la burguesía contra la nobleza. Dijo: Durante la primera revolución
burguesa en Inglaterra en el siglo XVII, “los ejércitos se estuvieron
agrupando, uno en nombre de la haraganería y la autoridad, el otro en nombre
del trabajo y la libertad. Todos los haraganes, sea cual fuere origen, todos
los que buscaban en la vida sólo el disfrute, asegurado sin el trabajo, se
reunieron bajo la bandera real, defendiendo los intereses similares a sus
propios intereses; y al contrario, los de los descendientes de los antiguos
conquistadores, que entonces se ocupaban de la industria, ingresaron al partido
de los comunes”. Percibiendo que la lucha entre la facción presbiteriana y la
facción católica era una lucha que los partidos políticos llevaban a cabo por
los intereses de las diversas clases respecto a su propiedad, escribió: “Para
ambas partes la guerra fue desatada por sus intereses positivos. Cualquier otra
cosa era externa o un pretexto”.
Similarmente, Thierry se opuso
también a la lucha del proletariado contra la burguesía. A su juicio, los
intereses clasistas del proletariado eran estrechos, mientras los del tercer
estado eran amplios; porque el tercer estado abarcaba a toda la nación menos la
nobleza y el clero. Sostuvo que las consecuencias derivadas de la lucha de
clases de la burguesía eran buenas, en cambio la lucha del proletariado contra
la burguesía destruía completamente la seguridad social. Marx hizo una
excelente exposición y crítica de este punto de vista de Thierry cuando dijo en
una carta a Engels: “Es notable cómo se indigna en su prefacio este caballero,
el padre de la ‘lucha de clases’ en la historiografía francesa, por las ‘nuevas
personas’, quienes ven ahora un antagonismo entre la burguesía y el
proletariado y claman por detectar las trazas de este antagonismo incluso en la
historia del tercer estado anterior a 1789. Él gasta muchas energías en probar
que el tercer estado incluye a todos los rangos y estados sociales excepto la
nobleza y el clero, y que la burguesía desempeña su papel como representante de
todos estos elementos.”
Analizando la causa de la revolución francesa de 1789, Mignet concluyó que
ella residía en los diferentes intereses materiales de las diversas clases en
la sociedad. Al exponer el hecho de que las luchas entre los diversos tipos de
partidos políticos durante la revolución daban expresión a las contradicciones
de los intereses de las diversas clases, dijo: Los intereses de la aristocracia
se oponían a los del partido nacional. Y los nobles y el clero superior que
formaban la derecha en la Asamblea, siempre combatían a este partido excepto en
algunos días de alta excitación. Mantuvo que la historia entera de la
revolución francesa servía para explanar la fórmula del progreso de la sociedad
civilizada: los cambios atacan los intereses, los intereses derivan partidos y
los partidos inician combates. Hostil a las acciones revolucionarias de la
Comuna de París, Mignet calumnió la lucha de los pequeños artesanos, los
aprendices y los obreros contra la burguesía como acciones temerarias de los
plebeyos. Esto desenmascaró plenamente su posición burguesa.
Análisis de las clases por
economistas burgueses
Los economistas burgueses mencionados por Marx eran principalmente el
fisiócrata francés Turgot y los economistas clásicos ingleses Adam Smith y
David Ricardo. Turgot sostuvo que la labor agrícola era la única fuente de toda
la riqueza y la base natural y el prerrequisito para la operación independiente
de todas las demás formas de trabajo. Su obra principal es Reflexiones sobre la formación y la distribución de las riquezas.
Smith y Ricardo fundaron y completaron el sistema de la economía política
británica. El primero, cuya obra principal es Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las
naciones, por primera vez elucidó sistemáticamente el contenido esencial de
la economía política. El segundo, después de Smith, explicó los dominios
principales de la economía política, pero no adquirió una comprensión clara del
doble carácter del trabajo, confundió el valor con el precio de costo y la
fuerza de trabajo con el trabajo, y no logró revelar la esencia de la
plusvalía. Su obra principal es Principios
de la economía política y la tributación.
Antes de Turgot, el fundador de la fisiocracia, Quesnay, dividió las clases
en la sociedad en tres categorías a saber: la clase productiva, la clase de
propietarios de tierra y la clase no productiva. Los fisiócratas opinaron que
el trabajo agrícola era la base natural y el prerrequisito para la operación
independiente de todas las otras formas de trabajo y que, por lo tanto,
únicamente los productores agrícolas eran la clase productiva y los productores
industriales no lo eran. Con una mayor comprensión de la estructura de clases
de la sociedad capitalista, Turgot aceptó y suplementó los puntos de vista de
Quesnay. Dividió a la clase productiva en obreros agrícolas y capitalistas
agrícolas y a la clase no productiva en obreros y capitalistas industriales.
Sobre esta base explicó qué era el capitalista y qué era el obrero asalariado.
Dijo que los empresarios manufactureros y los maestros artesanos, todos los
propietarios de considerable capital, lo transforman en valor por medio de
pagos adelantados para hacer trabajar a otros. Consideró al obrero asalariado
como “el trabajador puro que tiene solamente sus manos y su laboriosidad, no
tiene nada a menos que logre vender su trabajo a otros”.
Dando un gran paso adelante en la cuestión de la diferenciación de clases
en comparación con los fisiócratas, Smith, por primera vez en la historia de la
economía política, describió de manera relativamente correcta la estructura de
clases en la sociedad capitalista, opinando que en la sociedad civilizada, los
terratenientes, los obreros y los capitalistas eran las tres clases básicas que
formaban la sociedad. Hizo una distinción entre tres tipos de ingresos básicos,
es decir, renta, salario y ganancia, los cuales correspondían a las tres
clases. Todos estos tres tipos de ingresos integraban el ingreso nacional
total, mientras el resto de los ingresos se derivaba finalmente del ingreso de
las tres clases básicas. Smith sostuvo que de los tres tipos de ingresos
básicos en la sociedad capitalista, sólo el salario era ingreso del trabajo.
Partiendo del concepto de que el valor estaba determinado por el trabajo
consumido, sostuvo que la ganancia era el valor creado por los obreros
asalariados a través de su trabajo no pagado. Consideró la ganancia como
resultado de la separación entre los productores que participaban directamente
en la producción y sus condiciones de trabajo, y como resultado de la oposición
entre las condiciones de trabajo como capital y los trabajadores, y sostuvo que
la fuente de la ganancia era el excedente del valor creado por el trabajo de
los obreros luego de restar la parte del valor pagado como su salario. Por eso
Marx señaló: “Él [Adam Smith] ha reconocido el verdadero origen de la plusvalía” (Teorías de la plusvalía).
Igual que Smith, Ricardo señaló que
la sociedad capitalista estaba compuesta de la clase obrera, la clase
capitalista y la clase terrateniente, y que el salario, la ganancia y la renta
eran tres tipos de ingresos básicos. Tomando la posición burguesa, Ricardo por
una parte consideró las relaciones capitalistas como las únicas relaciones
naturales racionales y eternas y por la otra no pudo sino admitir que el modo
de producción capitalista estaba basado sobre la confrontación de los intereses
de las diversas clases. Investigó la correlación entre la renta, la ganancia y
el salario. A sus ojos, a la baja de la renta y el salario corresponde el
aumento de la ganancia; cualquier cosa que cause un incremento del salario del
trabajo tiende a bajar la ganancia del capital.
Refiriéndose a que Ricardo tomaba el valor del trabajo como la base para
comprender las relaciones intrínsecas del modo de producción capitalista, Marx
dijo: “Estrechamente
ligado con este merito científico está el hecho de que Ricardo expone y
describe la contradicción económica entre las clases, como lo muestran las
relaciones intrínsecas, y de que, en consecuencia, la economía política
percibe, descubre la raíz de la lucha y del desarrollo históricos” (Teorías de la plusvalía).
¿Por qué los eruditos
burgueses
podían reconocer la lucha
de clases?
Hacia fines de la sociedad feudal y durante un periodo posterior al
nacimiento de la sociedad capitalista, la burguesía efectuó una lucha
prolongada y violenta para destruir las relaciones feudales de producción y la
dominación reaccionaria de la clase terrateniente feudal, reprimir la
resistencia y las actividades restauracionistas de la clase terrateniente
derribada, establecer y consolidar la dictadura de la burguesía y desarrollar
las relaciones capitalistas de producción. Para adecuarse a las necesidades
políticas de la burguesía durante este periodo y exponer el reemplazo
inevitable del feudalismo por el capitalismo y el de la dominación de la clase
terrateniente feudal por la dominación burguesa, los historiadores burgueses
describieron el desarrollo histórico de la lucha de clases y los economistas
burgueses hicieron análisis económicos de las diversas clases. La teoría de la
lucha de clases creada por estos eruditos estaba, en esencia, destinada a
defender el sistema capitalista. Por lo tanto, cuando las contradicciones entre
el proletariado y la burguesía se hacían cada vez más agudas, ellos negaban
invariablemente la inevitabilidad de las contradicciones y la lucha entre las
dos clases.
Ya que la teoría de la lucha de clases de los eruditos burgueses está
basada en el idealismo histórico, no podían comprender que la existencia de las
clases es un fenómeno histórico, que va unida a determinadas fases históricas
de desarrollo de la producción y que está determinada por el desarrollo de la
producción. Negaban la necesidad de la lucha de clases en la sociedad
capitalista y la necesidad de la lucha del proletariado contra la burguesía y
no podían comprender correctamente que la lucha de clases es la fuerza motriz
del desarrollo histórico de la sociedad desde la desintegración de la sociedad
primitiva, ni descubrir la ley objetiva del desarrollo de la lucha de clases.
Marx dijo: “En cuanto a mí, no me cabe el mérito de haber descubierto ni la
existencia de las clases en la sociedad moderna ni su lucha entre sí”. “Lo nuevo que
yo he aportado ha sido demostrar: 1) que la
existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2)
que la lucha de clases conduce necesariamente a la dictadura del proletariado; 3) que esta dictadura no constituye de
por sí más que el tránsito hacia la abolición
de todas las clases y hacia una sociedad
sin clases”. En el Estado y la
revolución Lenin señaló: “En estas palabras, Marx consiguió expresar de un modo
asombrosamente claro dos cosas: primero, la diferencia fundamental y cardinal
entre su doctrina y las doctrinas de los pensadores avanzados y más profundos
de la burguesía, y segundo, la esencia de su teoría del Estado”.
Fuente:
Pekín Informa del 21 de mayo de 1975.
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