domingo, 12 de enero de 2014
EDITO: La muerte del genocida.
No teníamos previsto reseñar la muerte del genocida sionista Ariel Sharón, pero la desfachatez de los "mass media" pro-sionistas nos lleva a manifestar nuestro pesar por su fallecimiento, sin que pudiera ser juzgado, condenado y ejecutado por sus crímenes.
Este miserable asesino, disfrazado de uniforme, fue todo lo contrario de los méritos que se le atribullen, al margen de sanguinario director de crímenes como los de los campamentos palestinos de Saabra y Chatila. No es de estrañar que el día de su muerte fuera de fiesta en los territorios palestinos.
La manipulación de la información sobre su legado sangriento, para convertirlo en un ángel de la paz, resulta indignate a la vez que patética.
Probablemente fue una muerte lenta, hasta que consideraron sus herederos que había que desconertarlo de los equipos pues ya eran......muchos gastos.
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