Apuntes
sobre la cantina popular y otros servicios comunitarios en el socialismo.
Miguel
Alonso.
Prosiguiendo
con estos apuntes de la futura sociedad socialista, quiero detenerme en aspectos
de la vida cotidiana, como son las comidas diarias y los espacios colectivos
dedicados a los mismos.
Centralización / Descentralización.
Colectivo / Individual.
La imagen
popularizada de grandes comedores impersonales de muchas fabricas o de centros
estudiantiles, no responden a mi entender a las máximas “Servir al pueblo” y “Las
necesidades de las masas, no son un lujo” que deben guiar nuestro trabajo en la
nueva sociedad.
Tomando como
clave lo colectivo, no debemos de olvidar tampoco lo individual y aunque comer
es una necesidad básica, es también un acto social, que debemos desarrollar en
un ambiente cómodo, incluso individual.
Hay camaradas que no comprenden, aun
hoy, que hay momentos que todos precisamos de intimidad y que esto es un
derecho de las masas.
Esto es
calificado como burgués por algunos. Están equivocados. Lo realmente burgués,
es la concepción elitista de la vieja sociedad, que se apropia de lo mejor en
calidad o diseño, para su uso exclusivo, apartando a las masas trabajadoras de
estos espacios. También es un reflejo de la ideología burguesa el sostener que
las masas no merecen lo mejor.
Los palacios
y las iglesias fueron abiertos a las masas, en la Rusia revolucionaria, para
disfrute de sus lujos y espacios arquitectónicos exclusivos por las mismas,
albergando colegios, instituciones culturales o comedores colectivos.
Esto no
significaba que fuera la arquitectura o los espacios del futuro socialista, en
ellos, en los nuevos espacios, ya trabajaban artistas, diseñadores y
arquitectos como Alexander Rodchenko, Melnikov, Vladímir Tatlin, Popova, Le Corbusier, los hermanos Vesnin o Vladímir Shújov.
Los grandes
espacios de la cantina popular (centralización), cuidados en su diseño y
calidad, cómodos, confortables, en régimen de auto-servicio, corresponderán a
las fábricas, comunas, centros educativos, militares o viviendas colectivas y
junto a ellas, los antiguos y nuevos restaurantes, serán parte de la red
colectiva (descentralización)
Liberándonos
en la práctica de la necesidad de preparar nuestros alimentos, o la posterior limpieza
del menaje de cocina o de comedor. Todas y todos los trabajadores o jubilados,
poseeremos una tarjeta que nos permitirá el pago de nuestros alimentos en el
servicio de Cantinas Populares, así mismo, en la red de supermercados o en los
transportes.
La
racionalización económica socialista en esta cuestión, reducirá la producción
de electrodomésticos y equipamiento individual así como el consumo de energía
eléctrica, para poder destinar esos recursos a la producción de otros bienes
necesarios.
Dietistas y
personal especializado, supervisaran, junto a los Comités Revolucionarios, las
diversas fases de elaboración de los alimentos, privando siempre la calidad y
la cercanía de los mismos, tanto en el campo como en la ciudad. Dando prioridad
a la estacionalidad de los mismos.
Otro aspecto
será la calidad y cuidado de los animales para su consumo, poniendo fin a las
granjas masificadas de aves o de cerdos.
También su alimentación exenta de hormonas o piensos compuestos de
subproductos. Todo ello influirá en la salud de las masas populares, al adquirir
alimentos de gran calidad.
Las Comunas
Populares, dedicadas a la producción de frutas u hortalizas, eliminaran todo
producto toxico en su trabajo, emularan por la mejor producción y prestigio de
sus productos.
Todo ello hará
de la Cantina Popular un pilar básico de la
nueva sociedad.
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