sábado, 20 de junio de 2009

Ayacucho 1969-2009 La lucha por la gratuidad de la enseñanza.-




AYACUCHO DEMOSTRO HACE 40 AÑOS COMO SE DEFIENDE LA GRATUIDAD DE LA ENSEÑANZA QUE EL GOBIERNO DE CONTRAREVOLUCION PREVENTIVA DEL GENERAL JUAN VELASCO LO REPRIMIO A BALAS Y BOMBAS COMO LO HIZO EL GOBIERNO DE ALAN GARCIA CONTRA EL CAMPESINADO INDIGENA AMAZONICO.




AYACUCHO 1969 -2009: LA LUCHA POR LA GRATUIDAD DE LA ENSEÑANZA


Introducción


“Dura fue la lucha, como duras son todas las batallas entre el pueblo y el ejército” Serafín Del Mar (1) “PrImero decidí, pues, de todas maneras, dedicarme íntegramente a realizar trabajos con las masas campesinas, integrarme a ellos, y, luego, brindar mi esfuerzo, mi vida, al servicio de ellas y a la causa sagrada del proletariado” Lino Quintanilla (2)


El presente trabajo de compilación se hace en Homenaje a los luchadores que en el Ayacucho de 1969 ofrendaron sus vidas para perennizar en el país la Gratuidad de la Enseñanza. Otra hubiera sido la historia de la educación del pueblo si en Ayacucho no se ofrendaba la sangre del estudiantado, el campesinado y el pueblo. Otro sería el derrotero de la lucha educativa si en Junio de 1969 no se levantaba el gallardo pueblo ayacuchano pues con la medida del gobiernismo cerca de 200,000 estudiantes secundarios iban a pagar sus estudios o sea ya no existiría la gratuidad de la educación como se pregonaba oficialmente. Por eso hay que recordar a Ayacucho y seguir su ejemplo si queremos hacer lucha popular. Y es que Ayacucho no solo es el heroísmo popular e internacionalista que fracturó el colonialismo español en la Batalla de las pampas de la Quinua en 1824 o la guerra de guerrillas y lucha armada de la década de 1980-1990 del heroico combatiente sino es también la gesta estudiantil de Junio de 1969 que permitió al país, a las clases oprimidas, a continuar gozando de la gratuidad de la enseñanza hasta hoy en día. El Gobiernismo de entonces- pretendidamente antiimperialista, revolucionario y anticolonialista actuó fascistamente tan igual como lo hicieron a 40años los Alan García, Yehude Simon, Lourdes Flores, contra los indígenas en Bagua y la selva peruana que luchan por sus tierras y ecosistemas- mandó helicópteros y aviones de guerra a ametrallar a los estudiantes secundarios y sus aliados y con psicosociales que llegaron a decir “Los campesinos fueron incitados a la violencia con el engaño de que les iban a arrebatar sus tierras y casas” y que la lucha estudiantil y popular fue producto de “elementos extremistas, expertos [...] en agitar a las masas y en el empleo de métodos terroristas, así como agitadores universitarios procedentes de Huancayo y Lima”. Los granjurientos empresarios- seducidos también por el gobiernismo militar y tan igual que la CONFIEP, SNI, AFP, etc. de hoy en la lucha del campesinado indígena amazónico contra el DL 1090 y otros- aportaron lo suyo en términos reaccionarios: “Elevar su voz de protesta por la incitación que elementos demagógicos subversivos vienen haciendo al desorden y la violencia... reclaman una vez más la unión de los peruanos, y ofrecen su respaldo al Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas en el mantenimiento del orden y de la paz social”. El comunicado estaba firmado por las variopintas Sociedades Nacionales de Pesquería, Minería y Petróleo, Industrias, Transporte, la Asociación de Bancos del Perú, la Cámara Peruana de la Construcción, la Asociación de Cámaras de Comercio del Perú y Cámara de Comercio de Lima. Pero quien piense que los medios de comunicación solo ahora se oponen a los intereses de los pueblos y secundan al gobiernismo y a las clases dominantes se equivocan pues los medios de comunicación expresan la posición de sus dueños- en el Perú el 99% por ciento de la gran prensa son dirigidos por quienes detentan propiedades semifeudales e imperialistas- conforme lo expresaron también en 1969. Respecto de la lucha estudiantil dijeron son “Intereses contrarios a los de la patria... [que] están conspirando contra el proceso Revolucionario en marcha”. Y repitiendo a coro con el gobiernismodijeron que lalucha estudiantil era “La siniestra maniobra de grupos políticos harto conocidos... quienes tratan de utilizar para fines protervos a campesinos y estudiantes”. Y tal cual los 12 apostoles del alanismo de 1985-1990, muy optimistamente expresaron, alabando al régimen velasquista: “Por fortuna, nada ni nadie podrá detener este proceso... La revolución es irreversible.” El revisionismo no se quedó atrás. Calificó la lucha estudiantil de “asonada sangrienta” protagonizada por “la reacción más oscura y antiperuana, unida con elementos del APRA, la CIA y las direcciones aventureras de [...] los desclasados grupos ‘chinos’ que pululan todavía, plegándose ciega y desesperadamente a cualquier aventura que les pueda dar ‘notoriedad”(Semanario Unidad. Lima: 26 de junio 1969).


Son tres trabajos que recogen las plumas de Hildebrando Pérez Huarancca, los Familiares de los Desaparecidos en el Perú y de Carlos Iván Degregori que rememoran desde la narrativa, el homenaje y el ensayo, lo que fue esa lucha popular donde estudiantes, maestros, padres de familia, campesinos, obreros, pobladores, intelectuales y mujeres confluyeron para defender la gratuidad de la enseñanza. Y es que hace 40 años un martes 17 de Junio de 1969, Ayacucho dio un ejemplo de confluencia popular que se plasmó en un mitin popular que congregó a casi todo Ayacucho- más de 10 mil personas- como cuando Ayacucho asistió al entierro de la comandante guerrillera Edith Lagos en la década del 80. El mitin fue convocado por el Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho y llegaron delegaciones de Huanta, La Mar y Cangallo. Atrás quedaba la heroica lucha de padres de familia, maestros, estudiantes, de distintas ciudades del país, que desordenadamente y sin la guía luminosa de las orientaciones revolucionarias eran apagadas y opacadas por la también confluencia del gobiernismo, el empresariado y el revisionismo. Tuvo que ser Ayacucho, el epicentro de una lucha victoriosa aunque mortal para muchos miembros de la clase popular, incluyendo al estudiantado; quien saliera a defender la moral de la clase y el pueblo. Y vaya que lo logró. Luego de este mitin, todo Ayacucho se convirtió en un centro de operaciones de defensa de la gratuidad de la enseñanza y aún hoy pese a haber transcurrido 40 años dejó grandes lecciones para la lucha popular que aún tiene mucho que desarrollar si es que se pretende suprimir la opresión social, la colonialidad de la economía y el desarrollo de las fuerzas productivas hacia la emancipación nacional y humana. Y hubo también, como no, en los días posteriores gran represión pero también heroísmo estudiantil-popular especialmente el 21 de Junio cuando las fuerzas represivas del Estado Peruano se bañaron en sangre disparando a mansalva al pueblo ayacuchano tal y como lo hicieron en Bagua. Y en esos días ya en Ayacucho se aplicaron la política de desaparición de cadáveres como recuerdan los lugareños de entonces, por lo que no es ninguna novedad que las fuerzas del orden lo hayan hecho en Bagua y que revive también lo que hicieron los sinchis y las fuerzas armadas y las propias bandas de defensa civil montadas por el Estado en la década de 1980-1990 en el país en plena lucha dirigida por el Partido del Dr. Abimael Guzmán, que en la madrugada del 21 de Junio de 1969 fue también detenido en Ayacucho y conducido a Lima. La confiscación que quiso realizar el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado de los magros ingresos de las clases populares al imponer el pago obligatorio por curso desaprobado a los alumnos con la expedición del Decreto 006 de marzo de 1969 llevó a una reducción de la matrícula en los planteles escolares que se sintió hasta el mes de junio, mes cumbre de la lucha estudiantil popular que con su heroísmo pudo hacer retroceder al gobierno que dejó sin efecto dicho decreto el 24 de Junio de 1969, día en que también el gobierno militar expide el DL 17716 o de reforma agraria. El Estado quiso recaudar con el funesto Decreto 006 la suma de S/. 112’871,700 soles o sea al cambio de ese año 2’625,000 dólares con los casi 200,000 escolares desaprobados. Pero fue un intento reaccionario que fue parado en seco aunque a gran costo de sangre popular, como ahora en Bagua y como se seguirá en cualquier otro pueblo si no se apunta a la conquista del poder para la clase y el pueblo. Por ello presentar los trabajo expuestos líneas abajo es importante para que el pueblo las conozca, aprenda y saque lecciones en cualquier campo donde se desenvuelve. Son tres trabajos que recogen las plumas de Hildebrando Pérez Huarancca, los Familiares de los Desparecidos en el Perú y de Carlos Iván Degregori que rememoran desde la narrativa, el homenaje y el ensayo, lo que fue esa lucha popular donde estudiantes, maestros, padres de familia, campesinos, obreros, pobladores, intelectuales y mujeres confluyeron para defender la gratuidad de la enseñanza. El primero de ellos-con un prologo nuestro- se difundió en plena Huelga Magisterial de los sectores clasistas del SUTEP en el año 2004 que condujo el profesor Robert Huaynalaya en su calidad de Presidente del Comité de Reorientación y Reconstitución del SUTEP cuando el régimen toledista calificó a dicha Huelga de terrorista por iniciarse el21 de Junio. El segundo, fue un trabajo difundido en homenaje a los 37 años de la Lucha por la Gratuidad de la Enseñanza de 1969 en Ayacucho y está escrito por Familiares de los Desaparecidos y Ejecutados del Perú, grupo que con dolor y sangre sabe recordar a los caídos de 1969 y a quienes ofrendaron su vida en la década de 1980-1990 por la revolución en nuestra Patria. Revolución tan necesaria en momentos que el nuevo revisionismo pretende llevar al pueblo hacia el electorerismo y la democracia burguesa arriando banderas que el Marxismo enseña no debe ser arriada. El tercero es de Carlos Iván Degregori y lo ponemos a propósito aquí pues pese a su posición antiobrera sistematiza hechos inéditos de la lucha estudiantil y popular de 1969 que es necesario conocer para entrar de lleno a la rigurosidad del análisis de las enseñanzas de dicha lucha y al que están llamados a realizar quienes combaten por un Perú nuevo dentro de un Mundo nuevo. Les dejamos con dichos escritos en momentos que nuestros pueblos combaten y a quienes va nuestra profunda solidaridad. Cajamarca, Junio 17 del 2009 Mauricio Quiroz Torres (3)




I PARTE


PERU LUCHA POR LA GRATUIDAD DE LA ENSEÑANZA-1969 BRUTAL REPRESION A ESTUDIANTES DE AYACUCHO EN 1969 QUE LUCHABAN POR LA GRATUIDAD DE LA ENSEÑANZA ES PARTE YA DE LA NARRACION PERUANA DIA DE MUCHO TRAJIN Hildebrando Pérez PREFACIO BRUTAL REPRESION A ESTUDIANTES DE AYACUCHO EN 1969 QUE LUCHABAN POR LA GRATUIDAD DE LA ENSEÑANZA ES PARTE YA DE LA NARRACION PERUANA




Como un Homenaje a los maestros del SUTEP en Huelga desde el 21 de Junio presentamos aquí extractos de un cuento de Hildebrando Pérez Huarancca, integrante del grupo "Narración" junto con el novelista Oswaldo Reynoso y otros notables narradores peruanos. Hace 35 años, el Perú fue remecido por una gran movilización campesina-estudiantil-magisterial y popular en pleno gobierno militar antiimperialista del general Juan Velasco Alvarado que protestó valientemente contra la eliminación de la gratuidad de la enseñanza. La literatura peruana hizo un recuento de esta lucha ocurrida en Huanta y Ayacucho como en otras ciudades del país en 1969. Le cupo a Hildebrando Pérez realizar tal cometido como exponente de la nueva generación de narradores peruanos que buscaban descubrir nuevos mundos o aprehender la totalidad de la sociedad llegando a redescubrir el mundo rural andino. En esa perspectiva captó esta gesta rural del pueblo peruano que desembocó en un triunfo pues el gobierno militar de Velasco Alvarado tuvo que derogar el decreto que suprimía la gratuidad de la enseñanza. "Los Ilegítimos" fue la obra que contiene el relato "Día de mucho Trajín", algunas de cuyas partes aquí lo presentamos a nuestros lectores. Cuenta el narrador esta epopeya del pueblo ayacuchano a través de Rudecindo Zavaleta como testigo directo de la brutal represión que se hacía contra escolares rurales andinos que protestaban contra la norma estatal que pretendió cobrarles mensualmente a los escolares por curso desaprobado. La narración tiene su personaje central en un niño que lucha, que asume su compromiso de participar en la defensa de sus intereses como estudiante, situación que merece ser conocida por los peruanos pues nuevamente como ayer los maestros y en especial el pueblo ayacuchano salen a defender la gratuidad de la enseñanza vulnerada con la nueva Ley General de Educación Nº 28044 En esta obra, como afirma el critico Roberto Reyes "su lenguaje es una recreación literaria en base al habla popular, con lo cual se emparenta con la obra de Vargas Vicuña, pero de quien se diferencia porque no se limita a la evocación lírica o al cincelado del habla popular, sino que cala en el sustrato social en que se mueven sus personajes, y más bien plantea una coherente objetivación del contexto social. Así, mayormente a través de los sucesos mismos, o desde la conciencia de sus personajes, se va conociendo cómo está compuesto el pueblo y qué es lo principal que ha ocurrido y ocurre". Mauricio Quiroz Torres LA REPRESION Tú, Rudecindo Contreras, fuiste pobre desde cuando abriste los ojos al mundo.... en esta ciudad de treintitrés iglesias... Empieza, Rudecindo Contreras, con tu afán de incorporación a la nueva forma de vida, pastando animales de carga de los paisanos que llegaban a esta ciudad en los cabuyales de Qarqampata, hasta hoy, Viernes 13 de Junio de 1969, que estuviste participando en la marcha de los estudiantes levantados. Al menos intenta. Empieza de una vez. La herida, de ser de bala es de bala. Pero no compromete tu vida. Ya lo sabes: una injusticia por muy grande que sea no puede desmoralizar a un hombre. !Jamás Rudecindo Contreras!. Por algo eres del sector de los seres templados en el dolor y en la miseria. Por tanto estás obligado a resistir hasta el final. Piensa sobre todo en eso. Lo que ahora ocurre contigo sólo es un simple tropiezo. El camino por recorrer es largo para los pobres. Y cuando se triunfe, Rudecindo Contreras, todo esto tal vez sea una pequeña historia que parezca cuento, anidando en las sombras del recuerdo. No pierdas la serenidad. Deja a un lado el dolor físico. Y así: éramos más de un millar de estudiantes secundarios, entre hombres y mujeres, recorriendo las calles de la ciudad desde hacía más de cuatro meses, y el Viernes 13 de Junio de 1969 a eso de las doce y cuarto de la tarde y en una calle cuarteada por la aridez, la policía intentó ahogar nuestras voces de reclamo primero con bombas lacrimógenas y luego balanceándonos sin más por qué... Esta mañana salimos temprano de nuestras aulas dejando los cuadernos abiertos sobre las carpetas porque los pobres también tenemos derecho a la educación... desde un inicio ordenamos a las mujercitas a tomar la delantera pensando que por haber nacido de una madre los Sinchis recelarían golpearlas... pero nos equivocamos... para ellos lo más importante es el trapo verde que llevan puesto. Recuerda, Rudecindo Contreras: empezaron con una reunión en el estadio Leoncio Prado. De allí, rumbo a la plaza Sucre por el jirón Asamblea, exigiendo la gratuidad de la enseñanza hasta con lágrimas en los ojos. Una vuelta por el perímetro del parque. Luego la calle 28 de Julio. Cuando arribaron a la altura del mercado de abastos, ya la Policía estaba desplazada esperando la señal de los jefes para entrar en acción. Entonces, no tenían por qué caer en la provocación. Lo importante era hacer conocer tanta persecución y encarcelamiento. Ingresar al mercado les fue imposible. Por eso decidieron tomar la calle Vivanco con dirección al Colegio de Mujeres, donde la docencia religiosa impedía salir a las alumnas amenazándolas con entregarlas a la policía y expulsarlas definitivamente del colegio. Al verlos llegar temblaron de miedo. Pero les bastó una llamada telefónica para provocar el acontecimiento del puente Apurimac. Ya de regreso, cuando ingresaron a la Avenida por la callecita que viene del Colegio, la policía de la retaguardia avanzó rápidamente y cerró la distancia: miramos hacia adelante: verde; hacia atrás: verde. La avenida Mariscal Castilla estaba uniformada de color verde. !Nos acorralaban! Y nosotros no teníamos más arma que nuestra voz... Entonces, Rudecindo Contreras, había que pensar en cómo romper esa muralla humana y de acero, demostrando valentía hasta en la adversidad. Tan pronto como alzaron la voz, respondieron las bombas primero y luego la balacera. Claro, de eso aún te acuerdas. Hasta pensaste en que en este país es pecado salir a las calles y reclamar un derecho negado. En seguida un impacto sordo a la altura del estómago te hizo perder el equilibrio. Aún intentaste seguir corriendo, pero tus ojos se nublaron y caíste sobre la madre tierra, sangrando. Después sólo una corta y desigual lucha de cuerpo a cuerpo en torno suyo, en tanto el resto se abría paso heroicamente. En este instante, Rudecindo Contreras, unos se hallan defendiéndose entre los tunales de Akuchimay y Qunchupata; otros, ya van llegando al centro de la ciudad; y la policía, incapaz de contener el desborde que acaban de provocar, no sabe a qué atenerse. Y tú, calmada de balacera de este sector, tirado sobre un piso duro y frío, inhalando el olor seco del polvo que levanta las llantas del vehículo que te aleja poco a poco del rumor viviente de la ciudad, y en tus cabales, consciente de tu situación, sólo atinas a recordar, asociado a tu propio dolor, el día que a tu padre lo marcaron en la nalga izquierda con un hierro al rojo vivo las autoridades de tu tierra natal, a raíz de lo cual, durante el tiempo que estudiaste en la escuela mixta del pueblo, te pusieron de sobrenombre "El markado".


II PARTE


HUANTA Y HUAMANGA 1969: LA SANGRE DEL PUEBLO TIENE RICO PERFUME


“La sangre del pueblo tiene rico perfume, huele a jazmines violetas geranios y margaritas, a pólvora y dinamita ¡carajo!”. Estas letras son de la canción Flor de Retama del maestro Ricardo Dolorier en memoria a decenas de estudiantes y campesinos que entregaron su ardorosa sangre en defensa de la gratuidad de la enseñanza, hace 37 años en Huanta. La historia registra que los días 20, 21 y 22 de junio del año 1969 durante la dictadura de Juan Velasco Alvarado, se desarrollan grandes movilizaciones de maestros, estudiantes y padres de familia en las ciudades de Ayacucho- Huanta contra el Decreto Supremo N° 006 dispuesto por el régimen fascista de Velasco, este decreto eliminaba la gratuidad de la enseñanza en los colegios y que establecía pagos mensuales de s/ 100.00 soles a los estudiantes secundarios que desaprobaran algún curso en el año lectivo, lucha cuyo punto más alto fueron las heroicas jornadas de Ayacucho y Huanta dirigida por el Frente de Defensa del Pueblo (FDPA), que logró su derogatoria. La lucha fue masivamente rechazada a nivel nacional por todos los sectores del pueblo con marchas, mítines y bloqueos en campo y ciudad principalmente Ayacucho, Puno y Arequipa. Esta lucha nos dejó más de 100 muertos, en todo el departamento de Ayacucho, lucha que nos muestra que el derecho a la gratuidad de la enseñanza se conquistó con sangre de estudiantes y pueblo en general, principalmente campesina en esta jornada, y que significó la primera derrota del régimen fascista de Velasco. Algunos de los caídos de la masacre de Huanta son: Campesinos: Marcelino Ayala Inga, Pablo Cabrera Quispe, Juan Condori Crispín, Agustín Garagundo Ramos, Florentina Lozano Gutiérrez, Angélica Huamán Palomino, Aurelio Quispe Vargas, Juana Vilcanota Villanueva. Estudiantes: Mario Muñoz, Adriano Ruiz Huamán, Irene Saavedra Vila, Eutorio Zapata Langa, Macedonio Zambrano E. A estos nombres deben agregarse cuatro que murieron en el Hospital de Ayacucho, uno de ellos, Claudio Cahuana Chávez, murió en el trayecto como informa el diario “La Prensa” de Lima. La versión oficial de parte del gobierno solo menciona a 20 muertos, pero la realidad arrojó más de 100 muertos según los testimonios; muchos campesinos y estudiantes fueron enterrados en los cerros alejados, otra cantidad fueron desaparecidos para siempre. En memoria a los desaparecidos de Huanta, el maestro Ricardo Dolorier compuso canción “Flor de Retama” que se ha convertido en un himno a las luchas populares, el presenció como se desenvolvió la lucha y tiempo después fue profesor del colegio Gonzáles Vigil de Huanta. Cronología de la lucha El 04 de marzo el General Velasco Alvarado y el General de Brigada Alfredo Arrisueño-Ministro de Educación firman el Decreto Supremo 006. En Lima el 30 de abril, los estudiantes de la Gran Unidad Escolar “Carlos Wiese” de Comas, tomaron sus aulas como medida de protesta. La lucha en Huanta se gesta desde el 04 de marzo y que alcanza su pico más alto los días 20, 21 y 22 de junio, se inicia con la toma de G.U.E “González Vigil” tomada por alumnos huantinos en contra del decreto, los mítines eran convocados por campesinos. La represión fue a través de los criminales sinchis, quienes develan el levantamiento, sufren perdidas humanas, se producen arrestos de estudiantes y profesores. Huanta: Miércoles 4 de junio: El director de la G.U.E "Gonzáles Vigil" exigió el pago de la cuota a los alumnos del turno vespertino manifestándoles que si no pagaban esa cuota se les expulsaría de dicho plantel, acto seguido los alumnos deciden tomar el local , proclamarse en contra de decreto supremo y del gobierno revolucionario. Lunes 9 de junio: Llega el supervisor de la III región de Educación se dan los primeros enfrentamientos entre los estudiantes y la policía, donde se utilizan bombas lacrimógenas y bombas caseras. Martes 10 de junio: Se realiza un mitin con la asistencia de cuatro mil personas, los padres de familia acuerdan suspender la huelga, los alumnos discrepan con estos y deciden proseguir en la protesta. Huamanga: Jueves 12 de junio: Los estudiantes de la Gran Unidad Escolar "Mariscal Cáceres" se solidarizan con Huanta saliendo masivamente a las calles , el Director se vio obligado a suspender las clases. Viernes 13 de junio: El Frente Único de Estudiantes Secundarios de Ayacucho decreta una huelga indefinida continuando su lucha. Se enfrentan policías y estudiantes, el estudiante de apellido Majerhva es herido de gravedad siendo trasladado al Hospital de Policía de Lima. Un nuevo choque se da cuando los padres de familia se dirigen a la Comandancia de la Policía a reclamar por lo acontecido, el estudiante Víctor Pardo resulta herido, policías y estudiantes-padres de familia se enfrentan hasta altas horas de la noche. Sábado 21 de junio: Continúan los choques entre la policía y la población, se detienen a estudiantes de secundaria, catedráticos de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. Llega mayor refuerzo de los "sinchis", equipo especializado antimotines, comienza la masacre en Huamanga, esa noche se declara al pueblo huamanguino en toque de queda. La masacre de Huanta: El 21 y 22 le tocó a Huanta convertirse en el centro del conflicto y demostrar de cuanto es capaz el campesinado y el estudiantado cuando se lanza a la lucha. La detención, 21 de junio, de algunos lideres de organismos populares (estudiantes, campesinos, artesanos, profesores, etc.) en especial de Mario Cavalcanti Gamboa, asesor jurídico de los campesinos, trajo como consecuencia la ira de los campesinos, estos con la agilidad de hombres de campo y a través de todas sus arterias de comunicación, se movilizan raudamente a la ciudad y empiezan por tomar cuentas a la Sub-Prefectura , exigiendo la libertad de su asesor y demás detenidos. El Sub-Prefecto Octavio Cabrera Rocha tiene que aceptar la voluntad de los campesinos y estudiantes, en la cifra de miles, y caminar como rehén a las alturas de Huanta. La toma del Sub-Prefecto además de ser una contramedida del pueblo como elemento de presión para que libere a los detenidos, sirvió, asimismo, como un elemento aglutinador para fortalecer al campesinado. De otro lado, el campesino de brazo siempre con el estudiante, aunque ya en el proceso absorbido esté por aquel, comprendiendo que no podían abandonar su mejor arma, la movilización convoca a un Mitin para el día siguiente 22 de junio en la propia ciudad de Huanta. El día 22 de junio, el campesinado muy activo se desplaza desde todas partes y direcciones de la ciudad para juntarse con el estudiantado en una fuerza arrolladora. Apenas comenzaron a marchar las masas, aproximadamente 10 mil personas, a lo que seria un mitin popular comenzó la lucha con los "Sinchis, que un día antes habían masacrado en Huamanga, en este enfrentamiento es la mujer huantina la que sin amedrentarse contesta a la embestida con gestos que hacen honor a su tradición heroica. Nada menos que fue la anciana Florentina Lozano Gutiérrez la que enrostro su proceder a un "sinchi" y como quién se lanza sobre el enemigo y presagiando su posible destino, arremetiéndose le dice:"una sola es la vida y una sola es la muerte", por la que recibe una ráfaga de balas que al instante cegaron su vida, siendo la primera victima de esta lucha. A partir de este momento la ciudad de Huanta se convirtió en un polvorín de guerra y como era de esperar muchos campesinos por estar armados rústicamente perecieron combatiendo , la ignorancia de los campesinos se reflejó en todo el fragor de la batalla, unos por querer esconderse de las balas que salían disparadas a diestra y siniestra, se colocaron tras un barril de combustible vacío , por lo que igual fueron heridos cuando las balas traspasaron el barril; un comerciante al ver tanto escándalo por la causa de la rebelión soltó por su ventana unas monedas, acto seguido los campesinos y estudiantes, saquearon su casa, gracias a los medios y a su preparación los "Sinchis" sofocaron esta lucha del campesinado-estudiantado con una cifra elevada de muertes. Antes de que el sol se ocultara los Sinchis controlaban la ciudad, por medio de los parlantes de la municipalidad declaraban el estado de emergencia, al igual que en Huamanga un día antes. Atentamente Lima-Perú, 29 de diciembre 2006 Familiares de desaparecidos y ejecutados




III PARTE


EL MOVIMIENTO POR LA GRATUIDAD DE LA ENSEÑANZA EN AYACUCHO Y HUANTA


Carlos Iván Degregori (4)


“Por Cinco Esquinas están los sinchis entrando están, van a matar estudiantes, huantinos de corazón. Amarillito amarillando, flor de retama”. Ricardo Dolorier, “Flor de Retama” Los acontecimientos En 1953, un gobierno militar de corte conservador instituyó la gratuidad de la enseñanza secundaria en los planteles estatales del Perú. Esta medida dio gran impulso a la masificación de la educación secundaria entre los sectores medios y populares de todo el país. Dieciséis años más tarde, en marzo de 1969, otro gobierno militar, que vivía su momento más radicalmente reformista, decidió sorpresivamente eliminar la gratuidad de la enseñanza para aquellos alumnos secundarios que hubieran desaprobado alguna asignatura al término del año escolar, aun cuando la hubieran subsanado en los cursos vacacionales de verano. El decreto supremo 006 69/EP perjudicaba visiblemente a los alumnos provenientes de estratos populares, en tanto establecía el pago de 100 soles mensuales (aproximadamente 2,30 dólares), cifra bastante elevada, especialmente para los padres de familia de las zonas rurales andinas. Por ejemplo, en 1968 en el pequeño pueblo de Socos (Ayacucho), el salario era de 15 soles. Fuera del pueblo, sólo en cuatro de las veintiocho haciendas existentes en el distrito se pagaban eventualmente jornales que fluctuaban entre los 5 y 10 soles. En caso de tener la suerte de recibir un salario, un campesino de Socos hubiera tenido que trabajar una semana en el pueblo o entre diez y veinte días en alguna de esas cuatro haciendas, para pagar la pensión mensual de un solo alumno. Cierto que muy pocos jornaleros de Socos tenían hijos estudiando secundaria. Pero también en las ciudades la suma era onerosa. En Lima, con 100 soles se compraban más de diez galones de gasolina o más de cien pasajes escolares. La envergadura de la medida se calibra mejor cuando se observa que en 1968 fueron aplazados en uno o más cursos 125.413 alumnos secundarios, el 26% del total de matriculados en ese nivel en todo el país. La suma que el estado hubiera recaudado en 1969 habría sido de 112.871.700 soles: aproximadamente 2.625.000 dólares de aquellos anteriores a la crisis del petróleo de 1973 y la devaluación de esa moneda. Pero luego de los levantamientos de Huanta y Ayacucho, el decreto supremo 006 (DS 006) fue derogado en sus partes esenciales. En este capítulo presentamos un relato del movimiento por la gratuidad de la enseñanza, desde la promulgación del decreto hasta su derogación el 24 de junio de 1969. En el desarrollo de los acontecimientos se distinguen nítidamente dos momentos. De marzo a mayo, la lucha la encabezan las Asociaciones de Padres de Familia de colegios estatales, que se organizan en una coordinadora nacional y logran el apoyo de los maestros, organizados por entonces en la Federación Nacional de Educadores del Perú, así como de diversos sectores sociales. Salvo algunos hechos aislados, la protesta no va más allá de comunicados y memoriales. Hasta que el 1 de junio los estudiantes de Huanta (Ayacucho) se declaran en huelga y entonces la lucha entra en un segundo y decisivo momento. La protesta de los padres de familia En el Perú, el año escolar se inicia el 1 de abril y culmina hacia mediados de diciembre, poco antes de Navidad. Los alumnos de secundaria que resultan desaprobados en cuatro asignaturas, repiten el año. Pero durante el verano austral, entre enero y marzo, quienes han desaprobado entre una y tres asignaturas, pueden tomar cursos vacacionales de subsanación. Si los aprueban, salvan el año. Para escolares y padres de familia, marzo resulta así un mes muy especial, pues paralelamente a los exámenes de subsanación, se abre el período de matrículas para el año lectivo que comienza en abril. Ese fue el momento elegido por el gobierno militar para promulgar, el 4 de marzo de 1969, el decreto que suspendía la gratuidad. Dos semanas después, las Asociaciones de Padres de Familia de Planteles Estatales de Lima metropolitana celebran una asamblea general en la cual acuerdan exigir al gobierno la derogatoria del DS 006 y la mantención de la gratuidad “a todos los educandos que hayan subsanado satisfactoriamente sus cursos en el ciclo vacacional”. La protesta no se circunscribe a la capital. En Arequipa, segunda ciudad del país, casi un centenar de padres de familia invaden el patio de la Prefectura el 19 de marzo, exigiendo la derogatoria del decreto. En otros lugares la protesta se extiende más allá de los padres de familia. Así, en Cusco, son los representantes de consejos municipales, sindicatos, organizaciones gremiales y “fuerzas vivas” las que dirigen un memorial al presidente de la república pidiendo la postergación por un año del DS 006 que provoca un ausentismo considerable creando un estado de “zozobra, angustia y frustración de la población.” En Ayacucho, donde viaja a clausurar un curso de capacitación para maestros bilingües, el ministro de Educación, general Arrisueño, es esperado el 17 de marzo con un mitin de protesta organizado por estudiantes y padres de familia. Posteriormente convoca a los profesores a una reunión en el Hotel de Turistas, donde le informan que el número de matriculados ha disminuido el 30% por la aplicación del DS 006 y le solicitan su derogación. El 30 de marzo, en vísperas de iniciarse el nuevo año escolar, los padres de familia reciben el apoyo de los sindicatos nacionales de maestros primarios y secundarios, los cuales elevan un documento al Ministerio de Educación exigiendo la derogatoria del DS 006. En este clima de malestar se inicia el año escolar. Durante abril y mayo, la actitud de los padres de familia fluctúa entre la conciliación y la confrontación. Así, el 4 de abril, la Asociación de Padres de Familia de Lima, Callao y Balnearios pide se aplace el cobro de 100 soles mensuales hasta 1970, pues en realidad el DS 006 se estaría aplicando en forma retroactiva, a aquellos alumnos que fueron desaprobados antes de su promulgación. Al pedido se suman las Asociaciones de Padres de Familia de Arequipa. Todos piden audiencia al Ministerio de Educación, que no se digna responderles. Por su parte, en actitud más dura, asociaciones de padres de Lima, Jauja, Arequipa, Ica y Conchucos acuerdan suspender a partir de mayo toda colaboración pecuniaria con los colegios, para compensar el gasto que deberán hacer los padres de alumnos con cursos desaprobados. El 13 de ese mes, más de cien asociaciones de padres de familia de todo el país constituyen un Comité Nacional de Defensa de la Educación y elevan un memorial al presidente Velasco pidiendo se derogue el DS 006. A pesar del tono moderado del memorial, la respuesta del gobierno es fulminante. Al día siguiente, el Ministerio de Educación emite un comunicado en el que acusa a “un grupo de directivos” de los padres de familia de querer “desconocer el principio de carácter legal, moral y didáctico que encierra principalmente para los padres de familia el DS 006” y les formula un severo llamado invitándolos a “tomar conciencia de su papel educador, asumiendo la responsabilidad moral y material que les corresponde, en parte, por el descuido de sus hijos que los ha llevado a perder la gratuidad de la enseñanza”. Informa, además, que la educación gratuita seguía vigente para el 70% de los seiscientos treinta y cinco mil alumnos secundarios. Del propio comunicado podemos deducir que alrededor de ciento noventa mil jóvenes quedaban afectados por la medida. Acicateados por la intransigencia del gobierno, los padres de familia dejan de lado el tono conciliador y el 19 de abril acuerdan “no pagar a partir de la fecha ninguna mensualidad”. Para entonces, cuentan con el respaldo explícito del Sindicato Nacional de Profesores de Educación Primaria (SINEP), que dos días antes había emitido un comunicado rechazando el DS 006, por no tener en cuenta los factores negativos que inciden en el rendimiento del alumno, tales como: “un sistema educativo anacrónico, una clase trabajadora mal remunerada y con hijos desnutridos, un magisterio sin posibilidades económicas para superarse, una administración burocrática e inepta”. La respuesta del gobierno El gobierno, sin embargo, no cede. Por el contrario, el 21 de abril el ministerio desconoce al Comité Nacional de Defensa de la Educación e informa que tratará sólo individualmente con las Asociaciones de Padres de Familia de cada colegio. Sobre la congelación de fondos de las asociaciones, destinados a colaborar con el ministerio, añade que los únicos afectados por esa medida serán sus propios hijos. Ante la intransigencia del régimen, los padres parecen sumidos en el desconcierto. El 30 de abril, en una acción aislada, alumnos y padres de familia toman el local de la Gran Unidad Escolar (GUE) “Carlos Wiese”, una de las más grandes de la capital. Horas después son desalojados por la policía. Luego de este incidente, el gobierno continúa su ofensiva. El 5 de mayo, el Procurador General de la República entabla acción penal contra el presidente de la Asociación Nacional de Padres de Familia por oposición al cumplimiento de la ley, desacato y rebeldía, promover desórdenes y falsificar documentos. Durante dos semanas, la Asociación se sume en el silencio. Finalmente, el 18 de mayo los padres de familia de San Martín de Porres, distrito popular de Lima, piden que se rebaje a 50 soles mensuales el pago que se exige a los alumnos desaprobados. Al día siguiente, la Asociación Nacional vuelve a dar señales de vida. Su presidente reaparece afirmando que las Asociaciones “en ningún momento han amenazado a las autoridades” y añade: “lo único que hacemos es defender una causa justa”. Si bien reitera el pedido de derogatoria del DS 006, informa que el planteamiento de los padres de familia de San Martín de Porres para rebajar el pago a 50 soles se encuentra en estudio. Antes de que este estudio se concrete, otros acontecimientos acapararían la atención del país. Antes de relatarlos, es necesario reiterar que la lucha no se circunscribía a Lima. Ya el 6 de abril, en todas las iglesias de Puno, en el sur del país, se había pedido la derogatoria del DS 006 pues: “atenta directamente a la economía de padres de familia menos favorecidos”. El párroco de San Antonio (Puno) afirmó esa vez que el DS: “promueve la ignorancia de donde saldrán hasta guerrilleros.” El mismo día en Chucuito (Puno) los padres de familia pidieron la derogación del DS 006 informando que en los planteles secundarios de esa provincia el 40% de alumnos no habían llegado a matricularse. El 24 de abril se informó en Huancayo, en la sierra central, que personeros de ciento cincuenta comunidades agrupadas en el Frente de Defensa y Desarrollo de las Comunidades del Centro iban a viajar a Lima a entrevistarse con el presidente de la república para solicitarle la derogatoria del DS 006. Dos días después, autoridades educacionales del Cusco señalaron que el DS 006 había hecho descender la matrícula en ese departamento aproximadamente en un 50%. Algunos colegios prácticamente habían quedado desiertos. La semana siguiente, las Asociaciones de Padres de Familia de las trece provincias del Cusco pidieron la derogatoria del DS 006 por ser “atentatorio a las precarias economías de las mayorías”. Pero tanto en la capital como en el interior del país, al estrellarse contra la indiferencia de las autoridades, el movimiento comienza a dar vueltas sobre sí mismo y parece flaquear. En Lima, de exigir la derogatoria del decreto, se retrocede a plantear que no tenga carácter retroactivo o que el pago se rebaje de 100 a 50 soles. En provincias, no se va más allá de los pronunciamientos. Sólo en un departamento de la sierra sur central se avanza de las declaraciones a los hechos. La huelga estudiantil en Huanta Como en todo el país, ese año en Ayacucho, el inicio de clases tuvo como telón de fondo el desconcierto y el malestar de la comunidad educativa. Pero a diferencia de las grandes ciudades, en las medianas y pequeñas era más fácil que el problema terminara involucrando al conjunto de la población. Así, el segundo domingo de abril se celebró en Huanta un Cabildo Abierto en el que la población acordó rechazar el DS 006 y luchar por su derogatoria. El domingo siguiente, el Sindicato Provincial de Profesores de Educación Primaria de esa provincia rechazó también el DS, informando que muchos alumnos habían tenido que abandonar los planteles y afirmando que: “la situación de los padres de familia y estudiantes secundarios ha pasado a ser trágica puesto que raro es el alumno que termine el año sin tener siquiera un curso desaprobado”. Ese mismo día, el FDPA elevó al presidente de la república un memorial firmado por todas sus bases y por padres de familia, en el que solicitaba la derogatoria del DS. Luego de esas primeras escaramuzas, la situación en Ayacucho también pareció estancarse. En las siguientes semanas, apenas un comunicado y un memorial de la Sociedad de Artesanos y Obreros “Nueve de Diciembre” rompieron la tensa calma. Pero hacia fines de mayo se agudiza el ausentismo escolar y los estudiantes comienzan a organizarse, especialmente en Huanta, donde un grupo de jóvenes militantes de izquierda se reúne en secreto. De pronto, la sorpresa: el domingo 1 de junio se constituye el Frente Único de Estudiantes de Huanta (FUEH). La flamante organización tendrá pronto ocasión de entrar en escena, pues dos días después un grupo de alumnos de la sección vespertina de la GUE “Gonzalo Vigil”, el colegio más importante de la provincia, son expulsados por el director: no han podido pagar las mensualidades que exige el DS 006. La mañana siguiente, los estudiantes expulsados ingresan al local de la GUE Vigil para protestar y buscar la solidaridad de los alumnos de la sección diurna. El director continúa su torpe estrategia de confrontación y ordena el cierre de las puertas. Los estudiantes quedan dentro pero, ayudados por los de la sección diurna, logran salir y realizan un primer mitin relámpago. La policía los enfrenta. Más tarde, en asamblea general, los alumnos de diurna y vespertina acuerdan declararse en huelga. A partir de entonces, el ritmo de los acontecimientos se acelera. El jueves 5 se adhieren a la huelga el Instituto Industrial de Varones y el Instituto Industrial de Mujeres. El colegio religioso femenino “María Auxiliadora” no se pliega a la huelga; sin embargo, un grupo de alumnas colabora clandestinamente con el movimiento. Ese mismo día, organizaciones campesinas y de padres de familia expresan su solidaridad con la lucha estudiantil y conforman el Frente Único de Estudiantes y Campesinos de Huanta. Luego de algunas contradicciones con el presidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Familia de la provincia, que trató de poner término a la huelga, los padres se reúnen de manera espontánea en el municipio y acuerdan desconocer a su presidente y declararlo traidor, proseguir la huelga y realizar un mitin de protesta el día 10. Al finalizar la reunión se conforma el Comité Único de Lucha por la gratuidad de la enseñanza. Entusiasmados por el apoyo de sus padres, los estudiantes huantinos se movilizan hacia Ayacucho y Cangallo; viajan incluso a otros departamentos de la sierra como Junín, Huancavelica y Cusco. Mientras tanto, en vísperas del mitin llega a Huanta el Supervisor Regional de Educación. El mismo día de su llegada se produce un enfrentamiento entre estudiantes y policía, en el que por primera vez ésta usa bombas lacrimógenas y cachiporras. Pero a pesar de la tensión, que se incrementa con la llegada de refuerzos policiales de Ayacucho, cuatro mil personas se congregan el martes 10 en Huanta. Proceden principalmente de los diferentes distritos y pagos de la provincia; también llegan delegaciones de colegios de Ayacucho y de la Universidad de Huamanga. El mitin constituye una gran victoria. Para un sector importante de padres de familia, parece llegada la hora de transar. El día 11, el subprefecto y el supervisor de Educación llegado de Huancayo, reúnen a los padres y a los directores de colegios. Con ánimo conciliador, los participantes acuerdan suspender la huelga hasta fines de junio, a la espera del resultado de las gestiones que por la derogatoria del DS 006 realizaban las Asociaciones de Padres de Familia a nivel nacional. Se produce entonces un importante punto de viraje: el jueves 12, los estudiantes agrupados en el FUEH desconocen el acuerdo y, en asamblea realizada en un parque de la ciudad, deciden proseguir la lucha. Huelga estalla en Ayacucho La decisión de los jóvenes huantinos ese 12 de junio fue casi desesperada, porque el movimiento estaba exhausto y aislado. Pero al día siguiente, providencialmente, los estudiantes secundarios de la capital departamental constituyen el Frente Único de Estudiantes Secundarios de Ayacucho (FUESA). Los alumnos de la GUE “Mariscal Cáceres”, que no habían podido matricularse en un 50% aproximadamente por efectos del DS 006, encabezan el movimiento, respaldados por los alumnos del Colegio de Aplicación “Guardan Poma de Ayala” que depende de la universidad. Juntos, se movilizan por la ciudad pidiendo la adhesión de los estudiantes de los demás planteles. Así, inesperadamente, los huelguistas de Huanta ven finalmente roto su aislamiento, pues el viernes 13 el FUESA se declara en huelga indefinida. A mediodía, estudiantes varones y mujeres marchan hacia la GUE femenina “Nuestra Señora de las Mercedes”, dirigida por religiosas, pidiendo la adhesión de las alumnas. Al regresar, son reprimidos por la guardia civil con cachiporras, bombas lacrimógenas y armas de fuego. Un estudiante cae herido de gravedad. El pueblo indignado se congrega ante el local del FDPA y marcha hacia la Plaza de Armas donde realiza un mitin exigiendo la destitución del Prefecto y sanciones para los jefes policiales; los disturbios se prolongan hasta entrada la noche. El mismo viernes, en Huanta, en un confuso incidente, un grupo de estudiantes intenta quemar las puertas del colegio María Auxiliadora, que no acataba la huelga. Ese fin de semana, todos los protagonistas parecen afanados en montar el escenario para la gran confrontación. El FUEH y el FUESA se afilian al FDPA, que se declara en asamblea permanente y convoca a un mitin para el martes 17. Ese mismo fin de semana llega a la ciudad un contingente de fuerzas especiales de la policía, que rodean el local del Frente y apostan una ametralladora que apunta hacia la puerta. Desde Huanta, una comisión de opositores a la huelga viaja a Lima a entrevistarse con las autoridades; la integran la monja directora del “María Auxiliadora”, el destituido ex presidente de la Federación de Padres de Familia y un abogado aprista. El lunes 16, uno de los principales diarios limeños editorializa en términos elípticos pero ominosos sobre los acontecimientos que tienen lugar en Ayacucho. El artículo, titulado Conspiración, habla de: “Intereses contrarios a los de la patria... [que] están conspirando contra el proceso Revolucionario en marcha”, y critica: “La siniestra maniobra de grupos políticos harto conocidos... quienes tratan de utilizar para fines protervos a campesinos y estudiantes”. Termina señalando que: “Por fortuna, nada ni nadie podrá detener este proceso... La revolución es irreversible.” En Ayacucho, mientras tanto, la confrontación sigue su curso. El martes 17, más de diez mil personas asisten al mitin convocado por el FDPA: estudiantes, trabajadores, maestros, delegaciones fraternas de Huanta, La Mar y Cangallo. La policía se halla apostada en la Prefectura, en la Municipalidad y en una Escuela Fiscal. Se sabe también que el clero ha permitido el apostamiento de ametralladoras de trípode y refuerzos policiales en las torres de varias iglesias. Pero la sangre no llega al río. El mitin acuerda proseguir la lucha por la derogatoria del DS 006 y extender la acción al resto de Ayacucho y al vecino departamento de Apurímac. Tan igual que en Lima, la reacción del gobierno es rápida e intransigente. Al día siguiente llega a Ayacucho el Subdirector Regional de Educación, dispone la reiniciación de las clases y amenaza recesar los colegios en huelga. Pero la paralización y las marchas continúan. Más aún, el movimiento se extiende a otros pueblos del departamento: Cangallo, Vicashuamán, Huancapi, Huancasancos, Tambo. En ese clima caldeado se produce el chispazo que provoca el estallido. El viernes 20, alumnos de colegios religiosos intentan quebrar la huelga en Ayacucho. El FUESA se moviliza para persuadirlos a continuar la lucha. La policía reprime a un grupo de manifestantes, estudiantes de uno y otro sexo que se refugian en el Mercado de Abastos. Algunos policías bloquean entonces las puertas y arrojan bombas lacrimógenas al interior del mercado. El pánico cunde entre estudiantes, comerciantes, compradores, entre los que se encuentran en número significativo amas de casa, ancianos y niños. La acción desata la indignación popular. Las manifestaciones, hasta ese momento básicamente estudiantiles, se convierten en refriegas callejeras que se propagan por la ciudad y los barrios periféricos, y se prolongan hasta avanzadas horas de la noche. En algún momento, los manifestantes llegan a tener prácticamente el control de la ciudad. La gran explosión Esa noche, las autoridades evalúan que la situación ha llegado demasiado lejos. La madrugada del 21 de junio son apresados en Huanta tres dirigentes del movimiento huelguístico, entre ellos el asesor legal de la Asociación de Campesinos de la provincia, doctor Mario Cavalcanti Gamboa. Pero es en Ayacucho donde se produce una redada de proporciones: la policía detiene a treinta y cinco personas entre dirigentes del FDPA, profesores universitarios y estudiantes. Entre ellos, como vimos, cae preso Abimael Guzmán. Al amanecer aterriza un avión que trae sinchis de Lima y regresa con los detenidos. Pobladores bloquean la carretera hacia el aeropuerto en un intento por rescatarlos. Sin embargo, fuertemente custodiados, éstos son conducidos hasta el avión militar que los traslada a la capital. A las siete de la mañana el pueblo aparece masivamente en las calles. Desde el distrito de San Juan Bautista en el sur y el barrio de la Magdalena en el norte de la ciudad, se moviliza la protesta, engrosada por los habitantes de los barrios periféricos que bajan de las laderas. El mercado se paraliza. Las fuerzas policiales despliegan sus efectivos y emplazan armas y hombres en lugares estratégicos. Los manifestantes responden con piedras, palos, bombas caseras. La protesta se extiende hasta adquirir las características de una rebelión popular. En los barrios se organizan comités de lucha y grupos de autodefensa, que son impulsados desde la clandestinidad por el FDPA. La acción se prolonga hasta el anochecer. Oficialmente son cuatro los muertos: un albañil, un estudiante universitario, dos niños estudiantes. Los heridos de gravedad son trasladados a dos hospitales de Lima, controlados por la policía. En la ciudad se rumorea que son muchos los desaparecidos. La Confederación Intersectorial de Profesionales Universitarios Liberales (CIPUL), que hasta entonces no había participado en el movimiento, trata de oficiar de interlocutor frente a las autoridades. Ignorando al FDPA, la CIPUL solicita tregua a la policía y pide que los muertos sean velados en el local de la Municipalidad. Sin embargo, las víctimas son veladas en el local del Frente. Esa noche, la policía decreta el toque de queda en la ciudad. En Huanta, mientras tanto, en horas de la mañana los campesinos se enteran del apresamiento de sus dirigentes y del doctor Cavalcanti, su asesor legal. Reclaman su libertad ante el subprefecto, que promete gestionarla. Pero poco después los campesinos se enteran de que sus dirigentes han sido trasladados a Lima. Entonces toman de rehén al subprefecto y un grupo de ellos lo lleva a las alturas que rodean Huanta. Por la tarde, los campesinos se congregan en la Plaza de Armas mientras un rumor se esparce entre los manifestantes: se lucha en las calles de Ayacucho, hay muertos y heridos entre la población. Un nuevo mitin es convocado para el día siguiente. Para impedir la llegada de refuerzos policiales, campesinos y estudiantes causan averías en los puentes de Ayahuarcuna y Tablachaca, ubicados en la carretera que une Huanta con Ayacucho. El domingo 22, desde primeras horas de la mañana se congregan en los alrededores de la ciudad campesinos que han llegado desde sus pagos, ubicados en los bajíos, cerros y punas. Hacia las 10 la multitud sobrepasa los diez mil. Un buen sector se reúne con los estudiantes en la Alameda que marca el límite del casco urbano, y juntos deciden marchar hacia la Plaza de Armas. Se forman columnas: en primera línea marchan los chutos, campesinos quechuas de las punas, portando banderas; les siguen las mujeres y estudiantes, detrás la masa de campesinos. A las 10.30 las filas avanzan hacia el centro de la ciudad. A la altura del Correo policías arrojan bombas lacrimógenas y disparan perdigones. Las filas en un primer momento retroceden; pero de inmediato se rehacen. Las mujeres, que trenzadas por los brazos forman compactas columnas, deciden ponerse en primera fila. De entre ellas se adelanta una anciana campesina para parlamentar con la policía. Tensión y silencio. Invocando la cordura, con los brazos en alto, la campesina avanza, pero una ráfaga de metralla la derriba. Entonces los campesinos comienzan a lanzar piedras con sus hondas. La muchedumbre intenta recoger a la anciana y se traba en una confusa y violenta lucha con la policía que, apoyada por sus armas, se apodera del cadáver. Hacia las once de la mañana, los campesinos deciden tomar el puesto de la guardia civil (GC). Se dirigen a las calles aledañas y en las tiendas se proveen de machetes, cuchillos, punzones, botellas y gasolina para fabricar armas caseras. Los pobladores urbanos se solidarizan con la lucha de los campesinos, abren las puertas de sus casas, arrojan agua sobre las bombas humeantes. Entre tanto, un grupo de manifestantes, en su mayoría estudiantes, asalta el local de la Policía de Investigaciones (PIP). El local comienza a arder y en la calle se forman hogueras con los archivos y documentos. Los campesinos, por su parte, se disponen a asaltar el puesto de la GC. En ese momento, entre la una y dos de la tarde, la batalla llega a su clímax. Frente al empuje de los campesinos, que habían logrado penetrar a la parte posterior del puesto, la guardia civil comienza a retroceder hacia la Plaza de Armas. Los campesinos se apoderan del puesto, que encuentran totalmente abandonado y sin armas. Poco después, el local comienza a arder. Entre las tres y las cuatro desciende el tiroteo. Los campesinos tienen un nuevo objetivo: llegar a la Plaza de Armas. El descenso de la metralla les hace pensar que las municiones policiales empiezan a agotarse, pero nuevas detonaciones les impiden cumplir su objetivo. La policía se ha atrincherado en lugares estratégicos del perímetro de la plaza: la torre de la Catedral, la Municipalidad, los muros de cemento del centro de la plaza, algunos edificios. Los pobladores distinguen emboscados a varios miembros de la PIP como francotiradores. Caen muertos y heridos, principalmente campesinos. La multitud enardecida irrumpe finalmente en la plaza. La policía comienza a preparar la retirada. Entonces llega la noticia que los sinchis, aproximadamente en número de doscientos, a pie, por las chacras, están penetrando en Huanta. Algunos manifestantes huyen, pero otros se organizan y deciden resistir. Los sinchis entran disparando ciegamente. Los campesinos se apresuran a recoger a sus muertos y heridos, pero el fuego de las metrallas se lo impide. La multitud comienza a retroceder. A las seis, los sinchis, dueños ya de la plaza, avanzan por otras calles, persiguiendo a campesinos y estudiantes. Poco después, desde los parlantes de la Municipalidad declaran a la ciudad en estado de sitio, prohíben el tránsito por las calles. Oficialmente, los muertos ese día fueron catorce. Pero pobladores aseguran haber visto a las siete de la noche a policías, a oscuras, recogiendo a muertos y heridos valiéndose de ponchos y de improvisadas camillas. En una esquina, el carro basurero recibía los cadáveres. Mientras tanto, en la vecina Ayacucho, las autoridades han declarado ese día duelo general. Las emisoras transmiten música sacra, pero continúan las detenciones. Desde la clandestinidad, a través de algunos dirigentes que no han sido apresados, el FDPA declara un paro general en la ciudad, que durante setenta y dos horas paraliza totalmente sus actividades. Desenlace Al día siguiente, lunes 23 de junio, el general jefe de la Segunda Región Militar del Ejército llega a Ayacucho. Ese mismo día se realiza el entierro de los caídos, cuyos cadáveres han sido velados en el local del FDPA. En el atrio de la Catedral, algunos sacerdotes pronuncian oraciones. La población, especialmente de extracción popular, acompaña a los muertos. La policía uniformada no aparece. Otra es la situación en Huanta, donde la policía impide las honras fúnebres y sólo permite asistir a dos o tres familiares. El Concejo Municipal declara duelo provincial los días lunes y martes, pero desde el domingo 22 se mantienen acantonados en la municipalidad unos doscientos sinchis. Desde ahí incursionan al campo efectuando detenciones. El subprefecto de Huanta, mantenido desde el sábado como rehén por los campesinos, es dejado libre por sus captores, descalzo pero ileso. A partir del lunes 23 y durante varias semanas, aviones de guerra y helicópteros de campaña sobrevuelan ambas ciudades y campos aledaños. Las dos ciudades permanecen a oscuras y sitiadas. En Lima, la Cruz Roja, en coordinación con la FAP, organiza un puente aéreo para enviar medicinas, plasma y suero para los heridos. Los más graves son evacuados a la capital. Ese mismo día lunes, el gobierno emite un comunicado oficial sobre los sucesos, que desde el título refleja el ánimo gubernamental: “Los campesinos fueron incitados a la violencia con el engaño de que les iban a arrebatar sus tierras y casas”. El documento refleja el desconcierto de un régimen muy consciente de su opción radical y nacionalista, que se ve rebasado por su flanco izquierdo. Según el gobierno, la violencia en Ayacucho y Huanta se relaciona directamente con: “la inminencia de [...] la nueva ley de Reforma Agraria”. En esas circunstancias: oscuros intereses reaccionarios, utilizando grupos políticos de reconocida actuación subversiva unos, y al servicio de sectores privilegiados otros, tratan por todos los medios de impedir la ejecución de estas reformas o retardarlas, mediante actos de violencia. Luego, el comunicado relata los acontecimientos desde el otro lado del espejo. Son: “elementos extremistas, expertos [...] en agitar a las masas y en el empleo de métodos terroristas, así como agitadores universitarios procedentes de Huancayo y Lima” los que han azuzado la huelga estudiantil, hasta que el 21 y 22 de junio: “masas dirigidas por agitadores” en Ayacucho y “miles de campesinos engañados premeditadamente” en Huanta, se enfrentan rotundamente las fuerzas del orden, que se ven “obligadas en última instancia a emplear sus armas para defender sus vidas”. El pronunciamiento, publicado por todos los diarios, anuncia finalmente que: “los instigadores y responsables [...] serán sometidos a la justicia militar” y reafirma la voluntad del gobierno de continuar el proceso revolucionario de transformación del país y que promulgará la Ley de Reforma Agraria pese a cualquier interés reaccionario. Denuncia las maniobras [de] los grupos de poder económico nacionales y extranjeros y los políticos a su servicio [...] e invoca a los obreros, campesinos y estudiantes universitarios, y en general a todos aquellos que al margen de sus ideas políticas deseen la transformación pacífica del Perú, a fin de que respalden la obra revolucionaria del gobierno y mantengan la fe en sus postulados. Más sorprendentes aún son los comunicados que aparecen publicados en los diarios de Lima ese mismo día y muestran que el gobierno vivía entonces su momento más consensual. Por un lado, sobreponiéndose al recelo que les inspiraba el régimen militar, las Sociedades Nacionales de Pesquería, Minería y Petróleo, Industrias, Transporte, la Asociación de Bancos del Perú, la Cámara Peruana de la Construcción, la Asociación de Cámaras de Comercio del Perú y Cámara de Comercio de Lima, emiten un comunicado en el que acuerdan: Elevar su voz de protesta por la incitación que elementos demagógicos subversivos vienen haciendo al desorden y la violencia... reclaman una vez más la unión de los peruanos, y ofrecen su respaldo al Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas en el mantenimiento del orden y de la paz social. Desde el otro extremo del espectro político, el Partido Comunista Peruano, de orientación pro soviética, sienta su posición en un pronunciamiento titulado: “La CIA en Ayacucho”. Allí señala que: Los sangrientos sucesos de Ayacucho no son sino un capítulo del vasto plan conspirativo puesto en marcha por la oligarquía y el imperialismo... irritados por el sesgo que vienen tomando los conflictos [con los Estados Unidos], lo mismo que por el establecimiento del control de precios y la posibilidad de que sus intereses sean afectados por las reformas Agraria y Pesquera anunciadas. Dos días después, en un editorial de su semanario Unidad, titulado “¡Impidamos otro ayacuchazo!”, el PCP insiste en criticar lo que llama “asonada sangrienta” por la cual responsabiliza a “la reacción más oscura y antiperuana, unida con elementos del APRA, la CIA y las direcciones aventureras de [...] los desclasados grupos ‘chinos’ que pululan todavía, plegándose ciega y desesperadamente a cualquier aventura que les pueda dar ‘notoriedad’”. Desde Ayacucho llegan a la capital personajes que presentan versiones diferentes sobre lo sucedido. El secretario general de la Universidad de Huamanga llega a Lima y deja oír su solitaria voz discordante. Declara que los sucesos de Ayacucho se generaron por los alcances del DS 006 y niega que los disturbios hayan sido organizados por la universidad, que se hallaba de vacaciones. De sus declaraciones se desprende que la reforma agraria nada tendría que ver con dichos acontecimientos. Dos días después llegan a Lima el vicerrector de la universidad, varios catedráticos y la señora Augusta La Torre, esposa del entonces catedrático preso Abimael Guzmán, a dar una versión similar de los sucesos e interceder por los miembros de la comunidad universitaria detenidos. Pero el director del diario ayacuchano Paladín, uno de los pocos opositores del movimiento, denuncia: Un complot subversivo dirigido por los pekineses Máximo Cárdenas [presidente del FDPA], Abimael Guzmán Reynoso [y otros] infiltrados en los centros educativos e instituciones locales para impulsar desmanes que tienen a la población de Ayacucho en completa zozobra. El martes 24, surge la posibilidad de que el fuego se reavive al norte de Ayacucho, en la sierra central, cuando los alumnos de la GUE “Santa Isabel” y del Colegio Nacional “José Gálvez Egúsquiza” de Huancayo, deciden declararse en huelga en apoyo a los estudiantes de Ayacucho y Huanta. La medida, sin embargo, no llega a efectivizarse porque el propio 24 de junio el gobierno deroga el DS 006 en sus partes esenciales. La noticia queda, sin embargo, opacada por la promulgación ese mismo día de la ley de Reforma Agraria, la medida más importante del gobierno militar.


Notas.-


1. Serafín Delmar en “Sol están destruyendo a tus hijos”.


2. Lino Quintanilla en “Andahuaylas. La Lucha por la Tierra. Testimonio de un militante”.


3. Sociólogo. Vicepresidente del Instituto Pueblo Continente.


4. Carlos Iván Degregori: “¿Por qué apareció Sendero Luminoso en Ayacucho?. El desarrollo de la educación y la generación del 69 en Ayacucho y Huanta”.

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