viernes, 16 de marzo de 2012

Estado español: Con ocasión del Bicentenario de la Constitución de Cadiz 1812.



Con Ocasión del Bicentenario de la Constitución española de 1812 (1ª parte)
Extractos del Prólogo a la edición española de 1929 de “La Revolución Española”y Notas del Instituto Marx y Engels de Moscú*


PRÓLOGO

La Editorial Cenit presenta a sus lectores una obra de extraordinario interés para el público español. LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA, de Carlos Marx, es un excelente estudio de los acontecimientos más interesantes de la política española de los períodos comprendidos entre los años 1808-1814, 1820-1823 y 1840-1833. Con un enorme conocimiento de la política española, el fundador del socialismo científico analiza la historia de España.

De 1851 a 1860, para poder vivir, Marx contaba como única fuente de ingresos con una colaboración en la New York Tribune, que le pagaba veinte marcos por artículo. Durante esta época, Marx escribió una serie de estudios sobre España que aparecieron en varios números de dicho periódico en lugar preferente. Hasta ahora estos artículos eran totalmente desconocidos en España. Ni siquiera los historiadores españoles más documentados sabían su existencia. Hoy día podemos ofrecerlos en un tomo, gracias al trabajo realizado por el Instituto Marx y Engels de Moscú. Su director, Riazanov, con una constancia y laboriosidad admirables, se ha propuesto recopilar todos los escritos de Marx. Este trabajo le ha permitido dar a conocer importantes escritos de Marx que eran completamente desconocidos. También nos permite poder publicar este volumen de tanto interés para el lector español.



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La lectura de esta obra de Carlos Marx llamará la atención del lector español, principalmente por la clarividencia de juicio del autor al comentar los hechos y al emitir críticas sobre las personas. Parece imposible que Marx en aquella época, en que todavía no existían grandes revistas o periódicos que consagrasen artículos extensos a la política extranjera, pudiese tener un conocimiento tan acabado de la política española como en las páginas de este libro se demuestra. Sin embargo, Marx tenía un arma poderosa que le servía de auxiliar en su documentación para hablar de nuestra política: conocía el español. Como hombre de grandísimos conocimientos, que conocía a la perfección el latín, griego, francés, inglés, italiano, ruso, Marx estudió también el español.

En los numerosos estudios biográficos escritos en todos los idiomas sobre Marx no se encuentran alusiones a su conocimiento del idioma español. Pero hay que tener en cuenta que en casi todos estos estudios se analiza su obra teórica y no se da una reseña detallada de sus conocimientos. Por eso no resulta nada extraño que en todos ellos se olviden los autores de reseñar que Marx conocía el español.

Tenemos, sin embargo, un testimonio valioso sobre esto. Anselmo Lorenzo, el militante ácrata español, conoció a Carlos Marx en Londres cuando asistió a una Conferencia de la Internacional. En su obra El proletariado militante (Antonio López, editor, Barcelona, 1901), al relatar su viaje a Londres como delegado de la Federación Regional Española, cuenta en la siguiente forma su entrevista con Carlos Marx:

Me acerqué a Marx con timidez y respeto, anunciándome como delegado de la Federación Regional Española de la Internacional, y aquel hombre me estrechó entre sus brazos, me besó en la frente, me dirigió palabras afectuosas en español y me hizo entrar en su casa” (Pág. 314)

En la página 315, Anselmo Lorenzo dice: “Mi respetable interlocutor (Carlos Marx) me habló de literatura española, que3 conocía detallada y profundamente, causándome asombro lo que dijo de nuestro teatro antiguo, cuya historia, vicisitudes y progresos dominaba perfectamente. Calderón, Lope de Vega, Tirso y demás grandes maestros, no ya del teatro español, sino del teatro europeo, según juicio suyo, fueron analizados en conciso y a mi parecer justísimo resumen. He de advertir que la conversación fue sostenida en español, que Marx hablaba regularmente, con buena sintaxis, aunque con una pronunciación defectuosa, debido en gran parte a la dureza de nuestras “cc”, “gg”, “jj” y “rr”.

Y más adelante, Anselmo Lorenzo dice: “La hija mayor de Marx, joven de hermosura ideal, que conocía el español, aunque, como su padre, pronunciaba mal, me tomó por su cuenta para que le leyera algo, por gusto de oír la pronunciación correcta del español”.

Tenemos en las anteriores líneas un testimonio valioso sobre el conocimiento del español de Carlos Marx. Si a los demás biógrafos marxistas marxistas se les ha pasado consignar este detalle, es natural que no le ocurriese lo mismo a Anselmo Lorenzo, que como español quedó impresionado al ver que el maestro del socialismo científico le hablaba en su propia lengua. Esto nos explica también el que pudiera estar tan documentado sobre la política española. (…)





MARX Y LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA

Nota del Instituto Marx y Engels de Moscú



(….) la influencia posible de la revolución española sobre la política europea, y la estrecha relación existente entre la política exterior de los estados Unidos y los acontecimientos de España- explica por qué Marx, considerando justamente que los lectores de “Tribune” no podían dejar de seguir con interés los acontecimientos de España, se vio obligado a consagrar, a partir de julio de 1854, un espacio considerable en sus correspondencias a España.

Pero sería un error creer que Marx se veía impulsado a ello exclusivamente por deber profesional. Si Marx y Engels saludaban ya la insurrección milanesa, de 1853, como antecesora de la revolución europea inminente, con mucho mayor motivo debían considerar como tal a la revolución española, en la cual, como lo demostraban la insurrección de Barcelona y las luchas de barricadas en Madrid, los obreros constituían el contingente principal del ejército democrático.

Marx no se limitó a seguir atentamente el desarrollo de los acontecimientos de España y a registrarlos en sus correspondencias a la “Tribune” (“New York Tribune” del 21 de julio, 4 y 5 de agosto, 1, 4, 16 y 30 de septiembre y 20 de octubre, de 1854), sino que profundizó la historia española con objeto de estudiar el origen y el desarrollo de los partidos que luchaban en la revolución, conocer sus programas y explicarlos por la evolución histórica de la sociedad española.

“España –escribe el 2 de septiembre de 1854- constituye actualmente el objeto principal de mis estudios. Hasta ahora he estudiado, valiéndome principalmente de fuentes españolas, las épocas que van de 1808 a 1814 y de 1820 a 1823. Actualmente emprendo el periodo 1834-1843. La tarea no es excesivamente fácil. Lo más difícil es establecer la ley que ha presidido a la evolución histórica. En todo caso, hice bien en empezar a su tiempo por el “Quijote”. En conjunto, todo esto ha servido de materia a unos seis artículos para la “Tribune”, escritor en una forma muy condensada. Sea como sea, es ya un progreso, cuando el tiempo empleado en tus estudios se te retribuye de un modo u otro”.

(….) Es difícil decir si Marx interrumpió la serie de artículos, o si la Redacción se negó a rehuir publicándolos.

(…) La historia del desarrollo de la Constitución española de 1812, dada por Marx, demuestra una vez más que el “materialismo económico” de este último no le impedía, en lo más mínimo, orientarse en las particularidades de la evolución histórica en los diversos países, que, con una base económica idéntica, se desarrollaban bajo la influencia de una situación empíricamente diversa, de condiciones naturales distintas, de distintas condiciones de raza y distintas influencias exteriores.

Instituto Marx y Engels, de Moscú.



(*) Ambos textos publicados en el libro: Carlos Marx. La Revolución Española. Editorial Cénit. Madrid, 1929, pp. 7, 8, 24-26, 36, 37, 38, 40, 41 y transcritos para Dazibao Rojo por R. Manzanares.

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