domingo, 16 de mayo de 2010

Grecia: Augurio de grandes desastres. Un articulo del Mikis Theodorákis.

Augurio de grandes desastres.

Míkis THEODORÁKIS Μίκης ΘΕΟΔΩΡΑΚΗΣ

Traducido por S. Seguí / TLAXCALA

Con el sentido común de que dispongo, no me puedo explicar, y mucho menos justificar, la velocidad con que nuestro país se ha desplomado desde el nivel de 2009 hasta un punto en el que tenemos puesta parte de nuestra soberanía nacional en manos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y nos hallamos en situación de administración fiduciaria.

Y es extraño que, hasta ahora, nadie haya hecho la cosa más sencilla, es decir, remontar el curso de nuestra economía desde ahora hasta entonces con hechos y cifras, a fin de que nosotros, los no iniciados, podamos entender las verdaderas razones de estos vertiginosos acontecimientos, de los que no tenemos precedentes y que se han traducido en la pérdida de nuestra independencia nacional y, al mismo tiempo, en una humillación internacional.

He oído hablar de la deuda de 360.000 millones, pero al mismo tiempo veo que muchos otros países tienen una deuda parecida o incluso mayor. Esta no puede ser, por lo tanto, la razón principal de nuestra desgracia. Lo que también me preocupa es el elemento de exageración en los golpes propinados a nuestro país a escala internacional, lo que, junto con una acción muy concertada contra un país económicamente insignificante, levanta sospechas. Así pues, llego a la conclusión de que algunas personas nos han avergonzado y asustado con el fin de llevarnos al FMI, que es un elemento básico de la política expansionista de EE.UU. Toda la palabrería sobre la solidaridad europea no era más que una cortina de humo para ocultar el hecho de que, claramente, se trataba de una iniciativa estadounidense, con el objetivo de sumergirnos en una crisis financiera en gran parte ficticia, para que nuestra gente viva con miedo, se empobrezca, pierda valiosos logros y, finalmente, doble la rodilla y dé su consentimiento a ser gobernada por extranjeros. Pero, ¿con qué fin todo esto? ¿Qué planes hay, cuáles son los objetivos?

Aunque siempre he sido, y sigo siendo, un partidario de la amistad greco-turca, debo decir que estoy asustado por el repentino estrechamiento de las relaciones entre los dos gobiernos, las reuniones de ministros y otros funcionarios, las visitas a Chipre y la visita de [el primer ministro turco] Erdogan. Sospecho que detrás de todo esto está la política estadounidense y sus turbios planes respecto a nuestra posición geográfica, depósitos marinos de petróleo, el régimen de Chipre y el Egeo, nuestros vecinos del norte y la actitud arrogante de Turquía; planes que hasta ahora ha desbaratado el pueblo griego con su desconfianza y su oposición.

Todo el mundo que nos rodea se ha subido, más o menos, al carro de EE.UU. Nosotros hemos dado la única nota discordante; nosotros, los que desde la instalación de la Junta Militar y la pérdida del 40% de Chipre hasta nuestra estrecha relación con la ex república yugoslava de Macedonia y los ultranacionalistas albaneses, hemos recibido golpes continuos, sin por ello entrar en vereda.

Por lo tanto, deberíamos ser abolidos como pueblo, y esto es exactamente lo que está ocurriendo hoy en día. Hago un llamamiento a los economistas, los políticos y los analistas para que me corrijan, pero creo que no hay una explicación plausible salvo la existencia de un complot internacional, con la participación de europeos pro estadounidenses como [la canciller alemana] Merkel, el Banco Central Europeo y la prensa reaccionaria internacional, que han elaborado conspirativamente un “gran plan” destinado reducir a la esclavitud un país libre. Yo, por mi parte, no encuentro otra explicación. Admito, sin embargo, que no tengo ningún conocimiento especial y que mis palabras se basan solamente en el sentido común. Pero quizás haya muchas otras personas que han llegado a la misma conclusión, y podamos saberlo en los próximos días.

En cualquier caso, me gustaría preparar a la opinión pública y señalar que si mi análisis es correcto, entonces la crisis financiera (que, como ya he dicho, se nos ha impuesto) no es más que el primer trago amargo de la suntuosa fiesta que va a seguir, y que esta vez afectará a asuntos nacionales tan vitales que ni siquiera me atrevo a pensar adonde nos llevará.

Espero estar equivocado.

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