- primero, "sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el futuro", y
- segundo, "tratar la enfermedad para salvar al paciente".
Pero, al denunciar los errores y criticar los defectos, lo hacemos, igual que un médico trata en caso, con el único objeto de salvar al paciente y no de matarlo. Una persona con apendicitis se salvará si el cirujano le extrae el apéndice. Si una persona que ha cometido errores no oculta su enfermedad por temor al tratamiento, ni persiste en sus errores hasta hacerse incurable, sino que, honesta y sinceramente, desea curarse y enmendarse, debernos acogerla y curarle la enfermedad para que se convierta en un buen camarada. Jamás podremos lograr éxito si nos dejamos llevar por un impulso momentáneo y la fustigamos sin mesura. No se puede tratar con rudeza enfermedades ideológicas o políticas; hay que adoptar el único método correcto y eficaz: "tratar la enfermedad para salvar al paciente".
Me he permitido aprovechar esta ocasión en que se abre la Escuela del Partido, para hablar extensamente; espero, camaradas, que reflexionen sobre lo que he dicho. (Clamorosos aplausos.) <
[Discurso pronunciado por el camarada Mao Tse-tung el 1ro de febrero 1942 en el acto inaugural de la Escuela del Partido adjunta al Comité Central.]
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