jueves, 24 de julio de 2014

Científicos y médicos denuncian “el crimen contra la humanidad” que se está cometiendo en Gaza


Cuarto Poder /MIGUEL ÁNGEL CRIADO | Publicado:
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Los parientes de siete miembros de una misma familia asisten a su funeral en Beit Lahiya, en el norte de la franja de Gaza, ayer martes, 22 de julio. / Mohammed Saber (Efe)


No es habitual que los científicos salgan de sus laboratorios y tomen partido hasta mancharse. Tampoco lo es que una de las revistas más respetadas en el ámbito científico sea su altavoz. Pero lo que está sucediendo en Gaza ha llevado a una veintena de médicos e investigadores a denunciar la invasión israelí de la franja. En una carta abierta, piden al resto de la comunidad científica que actúen contra lo que llaman  un  “crimen contra la humanidad”.
La revista The Lancet, la más relevante entre las publicaciones médicas, acaba de publicar una carta firmada por científicos y médicos, en su mayoría italianos y británicos. Todos han trabajado en algún momento de su carrera en los territorios palestinos. Incluso los hay a los que la invasión de Gaza les ha cogido allí.
“Somos médicos y científicos que dedicamos nuestras vidas a desarrollar instrumentos para cuidar y proteger la salud y la vida. También somos personas informadas;  junto al conocimiento y su práctica, enseñamos los valores éticos de nuestras profesiones. Todos hemos trabajado durante años en Gaza y conocemos su situación”, escriben a modo de presentación. “Sobre la base de nuestros valores éticos y nuestra práctica, denunciamos la agresión de Israel contra Gaza de la que somos testigos”, añaden en un segundo párrafo.
El texto de la misiva, que lleva el título de Carta abierta para los gazatíes, repasa la situación de Gaza antes del presente capítulo de violencia. Recuerdan cómo, desde el bloqueo por tierra y mar impuesto por las autoridades israelíes en 2006, la salud física, emocional y social de los palestinos de la franja no ha dejado de empeorar.
Como han demostrado varios estudios, algunos también publicados por The Lancet, no es buena idea enfermar en la franja. Si la cosa se complica y el enfermo necesita alguna intervención especial, tiene que ser atendido en  Cisjordania o, lo que es aún más complicado, en algún hospital israelí. En ocasiones, para cuando llega la autorización que le permita sortear el bloqueo, ya es demasiado tarde.
La tasa de mortalidad infantil en Palestina es 10 veces mayor que la española. En cuanto a la salud mental, los territorios ocupados presentan la prevalencia más alta del mundo árabe sólo superados por Siria y Libia de desórdenes relacionados con la depresión. Un estudio de 2013 sobre la capacidad de respuesta del sistema de salud de la franja de Gaza ante una invasión israelí mostró que, gracias a o por culpa de su reiteración (tres grandes operaciones en los últimos 10 años), la preparación de los recursos humanos sanitarios han mejorado. Sin embargo, sólo el fin de los ataques y el bloqueo podrían permitir el desarrollo de una infraestructura médica aceptable que hoy no existe.
“Antes del presente asalto, el stock de productos sanitarios en Gaza estaba en su punto más bajo por culpa del bloqueo. Ahora ya se han agotado”, denuncian los firmantes de la carta. La escasa producción agraria y pesquera de los gazatíes no puede ser comercializada fuera de la franja, lo que impide obtener ingresos para comprar en el exterior los productos que no tienen dentro. Y muy pocos consiguen pasar por los dos únicos puestos fronterizos por donde humanos, animales y cosas han de pasar.
Según la ONU, el 80% de la población vive de las raciones de alimentos que reparte esta misma organización. Además, las infraestructuras y edificios destruidos por el ejército israelí en 2008, con la operación Plomo Fundido, nunca fueron reconstruidos debido al bloqueo. Los palestinos son refugiados en su propia tierra.
Para los firmantes, Israel está practicando una estrategia de tierra quemada que tiene ahora un nuevo capítulo. Denuncia, por ejemplo, el uso de municiones y bombas que, más allá de las bajas directas, tienen un alto impacto en el medio ambiente y la salud de las futuras generaciones.
“Mientras escribimos, se han conocido otras masacres y amenazas a personal médico de los servicios de emergencias y la negativa a la entrada de convoyes humanitarios internacionales. Como científicos y médicos no podemos permanecer callados mientras este crimen contra la humanidad continúa”, se puede leer en la carta.
Por eso, piden a toda la comunidad científica que se una a su protesta y a los gobiernos que ejerzan su capacidad de presión para acabar con la invasión y, con ella, el sufrimiento de la población de Gaza.

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