El régimen del banquero ha determinado que el salario básico para el 2022 sea de 425 dólares, es decir, un incremento de 25 dólares (6,25%). A decir de Lasso, de esta manera va cumpliendo con sus ofertas de campaña.
La fuerza de trabajo de un obrero (trabajador) se convierte en mercancía, la misma que debe ser vendida (al dueño de los medios de producción) para poder reproducir su fuerza de trabajo. Ahora bien, el precio de esta mercancía (fuerza de trabajo) está determinado por las leyes del mercado; por aquellas que determina el gobierno, pero también por los niveles de organización y lucha de los trabajadores.
Lo que el mercado y el gobierno sostienen con relación a las leyes laborales está claro, siempre apunta a que el empresario fortalezca su proceso de enriquecimiento en desmedro de la explotación laboral del trabajador. Y con relación a los niveles de organización de la clase obrera, está claro que siguen siendo bajos, igual de precarios que su trabajo y salario, pues no ha sido precisamente la lucha de las centrales sindicales las que determinaron este incremento, sino la habilidad política del régimen para meternos “gato por liebre”.
La decisión del gobierno en alguna medida respondió a las propuestas que tenían en papel o en la mesa de negociación las organizaciones sindicales del país, y al parecer, todo estuvo bien, todo el mundo contento; sin embargo, el alza salarial se ha convertido en una verdadera emboscada en la que han caído los trabajadores, sobre todo la dirigencia revisionista y oportunistas de las organizaciones gremiales.
Veamos. Se iniciará el 2022 y lo primero que se viene es un vendaval de despidos de trabajadores, y en la mayoría de los casos no será precisamente porque las empresas no puedan ajustar su gasto corriente y confrontar el alza salarial, sino porque entre enero y febrero del 2022, con la colaboración del oportunismo de Llori, la bancada de Pachakutik y de Unes, se aprobarán las reformas laborales que terminarán por constituirse en el contrapeso a esta alza y que en definitiva favorecerá la voracidad de los explotadores.
Decenas de miles de obreros pasarán a la desocupación, es decir, no se beneficiarán de un salario, menos del alza. Los que queden, serán contratados por horas, a criterio y decisión del empleador; la gran burguesía recargará el trabajo de los despedidos sobre los hombros de los “elegidos” generando una mayor superexplotación de los trabajadores.
Se vendrá (de hecho ya existe) el trabajo a destajo; el trabajo temporal, por temporada; los trabajadores solo podrán trabajar los feriados decretados por el régimen o en temporadas específicas, sean estas sembrado, cosechas, empaque, etc.
Si hoy, al finalizar el 2021, 7 de cada 10 ecuatorianos no tienen trabajo o, si lo tiene, es precario, informal, con salarios en el orden de los 200 dólares, a partir de enero serán 8 o 9 de cada 10 ecuatorianos los que estén en estas condiciones.
En la actualidad la canasta básica está en el orden de los 800 dólares, es decir, la recuperación de la fuerza de trabajo debe distribuirse entre la familia. Si es uno de los “beneficiarios” que está entre los 3 de cada 10 ecuatorianos que tiene trabajo formal, es necesario que dos miembros de una misma familia deban trabajar para cubrir la canasta básica. Si, por el contrario, está en el segmento de los 7 de cada 10 que no tiene empleo o, en el mejor de los casos, trabaja en la informalidad, cuatro miembros de la misma familia deben laborar para cubrir los costos de la canasta básica que para entonces habrá rebasado los 800 dólares.
¡La burguesía nunca pierde!, es la verdad en una sociedad como la nuestra. Hasta antes del anuncio del incremento del salario básico, se estimaba que la inflación proyectada para el 2022 sería del 1,28%, lo que determinaba que el alza del SBU sea de hasta 5 dólares. Dadas las actuales circunstancias la inflación se va a disparar por encima del 3%, lo que va a significar que en términos objetivos, los 25 dólares incrementados no van a poder suplir el incremento en los productos de primera necesidad.
Para “contentar” a la gran burguesía, Lasso ya habla de que en los próximos días va a anunciar las “medidas compensatorias” que va a decretar en favor de los empresarios. Por ahora ya se benefician de precios especiales de combustibles, exención de aranceles, créditos con tasas de interés más bajas que el usuario corriente; condonación de intereses y de deudas, garantías estatales para créditos en la banca internacional, etc.
Hay que recordar que solo 450.000 trabajadores (de algo más de 8 millones) se “beneficiarán” de este salario básico, 425 dólares, pero hay que detenerse a pensar que así como se incrementa el salario, en similares proporciones se incrementan impuestos, aportaciones al IESS (para no recibir atención médica ni medicamentos), trámites y demás que están anclados porcentualmente al salario básico unificado, es decir, toda la especulación, inflación y respuestas empresariales serán absorbidas por el incremento salarial. Una vez más, la “burguesía nunca pierde”, el alza de salarios será, inevitablemente, trasladada a los productos y servicios, por consiguiente, al consumidor.
Hemos sido emboscados por el régimen comprador de Lasso, y para aquellos que creen que el banquero obró de buena fe con el alza salarial sin detener sus pretensiones de legalizar leyes que precarizan el trabajo, la nueva carga impositiva que afecta a un importante sector de trabajadores medios, desistir de la entrega de los recursos naturales a la voracidad de las transnacionales mineras; dejar de emitir bonos de la deuda, es decir, de seguir endeudándose para poder cerrar la brecha fiscal, no pasan de ser ilusos y bribones, tanto como aquellos que creen que la eliminación de las contradicciones irreconciliables entre nación-imperialismo; entre el carácter social de la producción y el modo privado de su apropiación y, masas-semifeudalidad, pueden resolverse siguiendo el camino burocrático, el de la evolución del viejo Estado burocrático-terrateniente.
¡SOLO CON LUCHA SE CONQUISTAN DERECHOS Y LIBERTADES!
1 comentario:
A criterio de Andrés Mideros, experto económico, los USD 4200 millones concedidos como préstamo por el Fondo Monetario Internacional (FMI) al Ecuador, no están siendo usados en inversión, sino que se los está guardando en el Banco Central (BCE) para mantener el nivel de reserva: “Se habla de USD 12.000 millones de reserva hasta el 2021 que dada la estructura ecuatoriana es una locura porque además el Ecuador sigue importando gran cantidad de bienes y servicios. Mantener esa cantidad de dólares guardados, quiere decir que el Gobierno Nacional tendrá que reducir la cantidad de dinero disponible y devaluar socialmente al Ecuador. Y así vemos más deuda, menos crecimiento y más importaciones, y como resultado, perdida de bienes, aumento de la pobreza, desempleo y subempleo."
Publicar un comentario