Quien nada tiene cualquiera lo compra
Quien nada sabe cualquiera lo engaña.
Simón Rodríguez.
SOCIALISMO PODRIDO
Juancho Barreto.
El título de este artículo lo
escribo con certeza, quizá con urgencia para denunciar la farsa, la que he
denominado fiesta de disfraces. En el caso particular de nuestro Estado,
observamos cómo un partido recién creado reproduce contundentemente
los vicios electorales de rancia tradición venezolana. Si nosotros
lanzáramos de candidato en las elecciones internas del "partido socialista" a
Ernesto Che Guevara, perderíamos las elecciones. Los socialistas podridos
se encargarían de ponerle precio a los votantes: 1.- Si no votas
por "nosotros" perderás el trabajo. 2.- Perderás el contrato de tu empresa. 3.-
Perderás la misión-beca. 4.-Te compramos tu voto (de 50 a 3 mil bolívares
fuertes). 5.-Debes anotarte al ganador. 6.- Te regalamos un televisor o un
microondas…
Lo anterior parece trivial por tantas veces visto y repetido. Pero la esencia
de esta cultura hay que subrayarla: no se trata de un proceso transformador
hacia la más elevada condición humana, al contrario, la corroe
manipulando las necesidades de las personas acudiendo a la vieja maña del
bozal de arepas. Esto esconde, o más bien muestra, el sentido que tienen
estos socialistas podridos de la vida, vida sin ética, es decir, no interesan
las relaciones justas entre las personas, su condición es la manipulación
del otro. Todo esto cabe, se manifiesta con cierta dominancia en los
espacios políticos culturales donde no hay debate ni respeto. No tienen
moral esos cabezones: llegar allí y decir que quienes se le opongan saldrán
con las tablas en la cabeza y nunca triunfarán, forma parte de esa treta
de anotarse al ganador inmoral y rastacueros al que debemos cantarle un
verso de Mario Benedetti: "límpiese bien la boca si habla de revolución".
Quienes corrompen a los seres humanos, quienes mancillan en nombre de
la revolución jamás gozarán de nuestro apoyo.
Debo señalar dos derrotas continuas de Chávez de las cuales deberían
aprender los socialistas honestos del PSUV, y además ser analizadas por las
comunidades que trabajan en su organización de vida honesta y diferente.
Estas son: Los resultados del referéndum y las elecciones internas. Creo
que lo que está en la profundidad del primer elemento, sin pretender
analizar las incontinencias del discurso "revolucionario", es el miedo a
compartir, el miedo a la propiedad social y este rasgo, creo, matiza todo el
proceso cultural venezolano. Es la predominancia de lo individual sobre lo
social. No hay peor derrota de un proceso transformador si no altera este
paradigma mental. Pero los intentos por alterar esta condición son torpes
por no decir nulos. Dónde están en nuestro Estado las cooperativas o las
comunas que operen en su cotidianidad con la propiedad social. No existen
porque con las condiciones culturales del socialismo podrido es imposible
su generación. La segunda derrota sería sus elecciones internas. ¿Quiénes
ganaron esas elecciones, cuál es el perfil de esos candidatos elegidos?
En Trujillo sufrimos una gestión del socialismo podrido por ocho años
continuos, una gestión hueca, sin sustancia transformadora, una gestión
esencialmente cuartorepublicana. Nos toca como pueblo organizarnos,
movilizarnos, verse a los ojos sin seguir diciendo el "sí mi señor" propio
de la Colonia. Hay que producir respuestas, sacudirse anímicamente para
no seguir en la trampa de un socialismo podrido, alienante, comerciante
de las necesidades de los otros y una oposición podrida que lo único
que le importa es recuperar el poder para recuperar su fiesta. En todos
lados se vive la contradicción y debemos permitir que aflore: se trata de
la construcción de un modelo de vida alterno al capitalismo, y los unos
(los socialistas podridos) y los otros (la oposición efímera) no están en
capacidad de hacerlo, porque culturalmente están incapacitados desde su
modo de producción de pensamiento y de vida.
Una de las condiciones históricas que hay que cubrir en nuestra región es
la creación organizada de un espacio que comunique a quienes creemos
en la unidad sincera, humana y política para emerger en las respuestas
necesarias en función de trabajar por elevar la condición de los seres
humanos en todas sus dimensiones. Este no es un trabajo electoral como
quizá muchos luchadores lo han entendido, este es un sentido de la vida
que debe aflorar desde cada quien con capacidad de compartir, de crecer
en el otro, en levantar al perezoso y vivir para que la revolución de lo
bueno no sea aplastada por los que pretenden seguir instalándose como
clase dominante. La relación dominantes-dominados debe desaparecer en
este proceso transformador, la política revolucionaria debe ser algo que
funcione entre nosotros, no por encima de nosotros. Esa hermosa consigna
que habla del todo el poder para el pueblo es cuestión de tiempo. Y como
decíamos hace muchos años: ¡Cuando el pueblo se organice el canto vendrá
sólo!
Es importante explicarnos cómo un prohombre de la corrupción llega a
convertirse en candidato de un partido de recién fabricación. Cuáles son
los mecanismos culturales que llevan a muchos a la exaltación de lo que
en el discurso se combate. Así la fulana espada contra la corrupción y la
burocracia, no hace mucho desenvainada verbalmente por el presidente de
la república, se convierte en una espada de arena. Parece que estuviésemos
frente a una paradoja apocalíptica donde son los peores los que el poder
premia con sus tramoyas para sostenerse. Es inaceptable el chantaje,
como todo chantaje. La impronta de la verdad crítica debe volver trizas
el falso reflejo socialista, crear respuestas enraizadas en la gente honesta
y de justicia social. Es necesario estudiar la situación de nuestro Estado y
es inminente fortalecer el proyecto revolucionario donde no se banalice
la crítica, donde aprendamos en la lucha cotidiana a ser soberanos y no
subalternos de una institucionalidad regida por las mismas pautas culturales
que dice combatir.
Juancho Barreto.
Desde Trujillo. Venezuela.
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