Curso Básico de Marxismo-Leninismo-Maoísmo.
Capítulo 23: Las tácticas llevadas a cabo durante la Segunda Guerra Mundial.
El siguiente documento ha sido redactado por el Partido Comunista de la India (Maoísta) y es utilizado como guía de estudio por sus cuadros. El blog “Cultura Proletaria” ha decidido, por su gran importancia y por el interés que suscita, traducir el documento al español.
Capítulo 23: Las tácticas llevadas a cabo durante la Segunda Guerra Mundial
Durante la mayor parte del periodo entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, la economía capitalista mundial se encontraba en estado de colapso. La producción industrial mundial creció a un ritmo muy lento, y el comercio mundial se mantuvo estancado. De hecho, el comercio total mundial en 1948 (tres años después del final de Segunda Guerra Mundial) fue el mismo que en 1913 (un año antes de comenzar la Primera Guerra Mundial). La peor fase fue la llamada Gran Depresión, entre 1929 y 1933, de la que el capitalismo realmente no se recuperó hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en 1939. Fue una crisis que afectó a prácticamente todo el mundo, desde el país más industrializado al más atrasado. La producción industrial cayó y el desempleo alcanzó los niveles más altos de la historia. En Alemania, casi la mitad de la clase trabajadora estuvo sin trabajo. Los precios cayeron, afectando a las economías de casi todos los países.
A medida que las dificultades económicas aumentaban, las contradicciones se acentuaban y había agitación social y política generalizada en muchos países. En América Latina, hubo intentos de derrocar a los gobiernos en casi todos los países, muchos de los cuales fueron exitosos. También hubo una explosión de movimientos de independencia en muchos países, incluida en la India. Así, en todas las colonias y semicolonias hubo luchas y un giro a la izquierda. En los países imperialistas, las clases dominantes trataron desesperadamente de controlar los efectos sociales de la crisis. Algunos de ellos introdujeron planes de bienestar para desviar a las masas de la lucha. La mayor parte las clases dominantes, sin embargo, utilizaron medidas represivas para reprimir al pueblo. Muchos países trajeron regímenes de derechas y fascistas. Italia fue el primer país en traer el fascismo. Japón pasó de un gobierno liberal a un régimen nacional-militar en 1930-1931. Alemania llevó a los nazis al poder en 1933. En muchos otros países imperialistas también hubo un crecimiento de los partidos de derecha y una retirada de los partidos reformistas.
La Internacional Comunista analizó este crecimiento del fascismo. Mostró cómo tres factores en la situación de la posguerra habían afectado a las clases imperialistas y dieron lugar a la ascenso del fascismo. En primer lugar, el éxito de la Revolución de Octubre y la victoria del socialismo habían hecho a la burguesía temer el avance del proletariado y el éxito de la revolución en sus propios países. En segundo lugar, se estaban enfrentando a la crisis económica más severa de la historia del capitalismo. En tercer lugar, los primeros dos factores estaban haciendo que las masas trabajadoras de todo el mundo se pusiesen del lado de la revolución. La respuesta de las clases dominantes imperialistas a estos tres factores fue sacar el fascismo a la superficie.
En el VII Congreso de la Internacional Comunista, que se llevó a cabo en 1935, el fascismo y el peligro de guerra fueron analizados detalladamente. El fascismo fue definido como la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, chovinistas e imperialistas del capital financiero. Se explicó cómo los imperialistas planeaban aumentar drásticamente el saqueo de las masas trabajadoras. Se preparaban para librar una nueva guerra mundial imperialista, para atacar a la Unión Soviética, para dividir China entre las potencias imperialistas, y, así, impedir el avance la revolución. Mientras que los principales países imperialistas comenzaban a establecer gobiernos fascistas, llevaban a cabo guerras locales como preparación para una nueva guerra mundial para la división del mundo. Como Alemania y Japón comenzaron a atacar e invadir nuevas áreas, las otras potencias imperialistas como Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos iniciaron una política de transigencia y concesiones en relación a los agresores fascistas y trataron de utilizarlos para destruir la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Fue en el contexto de este tipo de tácticas peligrosas usadas por los imperialistas que el proletariado internacional tenía que trabajar y poner en práctica sus tácticas.
Las tácticas del proletariado fueron directamente opuestas a las tácticas de los imperialistas. Los objetivos de la clase obrera internacional eran la defensa de la Unión Soviética, la derrota del fascismo y de los belicistas, la victoria de las luchas de liberación nacional y el establecimiento del poder soviético en tantos países como fuese posible.
Con el fin de alcanzar estos objetivos, la Tercera Internacional adoptó tácticas con principios marxistas de tácticas de guerra. Al igual que durante la Primera Guerra Mundial, la Internacional llamó a todos los comunistas a tratar de evitar el estallido de la guerra, y en el caso de que realmente estallase, la Internacional dio instrucciones de que todos los comunistas debían trabajar para convertir la guerra injusta e imperialista en una guerra civil, y de este modo, completar la revolución. Sin embargo, la principal diferencia en comparación con la situación de la Primera Guerra Mundial era que ahora había una única base socialista, la Unión Soviética. Era el deber de todo comunista defender esta base socialista. Así, en el caso de que Ejército Rojo Soviético se viese obligado a entrar en la guerra, en defensa de la Unión Soviética, la naturaleza de la guerra cambiaría. Se convertiría en una guerra justa para la defensa del socialismo y convertiría la tarea de todos los comunistas en movilizar a los trabajadores y a las masas trabajadoras de todos los países para la victoria del Ejército Rojo sobre el imperialismo. Así, el enfoque comunista para la guerra y las tareas de los Partidos Comunistas del mundo quedaron claras en 1935, cuatro años antes de la aparición real de la guerra.
La Tercera Internacional elaboró tácticas detalladas del frente unido, con el fin de combatir el fascismo e implementar el objetivo citado. En los países capitalistas se crearían dos tipos de frentes. Uno era el frente de los trabajadores antifascistas, que sería formado con los partidos socialdemócratas. El otro era los frentes populares antifascistas, que serían formados donde fuese necesario, con otros partidos antifascistas, además de los socialdemócratas. En las colonias y semicolonias, la tarea era formar frentes populares antiimperialistas, incluyendo la burguesía nacional. El objetivo final de los comunistas, al participar en todos estos frentes, era lograr la victoria de la revolución en sus propios países y la derrota mundial del capitalismo.
En los años previos a la guerra, la mayoría de los Partidos Comunistas intentaron poner en práctica las tácticas mencionadas anteriormente. Se formaron frentes unidos y se desarrollaron movimientos en muchos países. Sin embargo, durante los diversos giros y revueltas en la situación y en las diferentes condiciones concretas en varios países, algunos de los partidos no tuvieron éxito en la aplicación de las tácticas correctas.
El gobierno soviético, sin embargo, que se enfrentó a la situación más peligrosa, fue capaz, bajo el mando de Stalin, de emplear las tácticas correctas en la situación concreta de la Segunda Guerra Mundial. En los años previos a la guerra se hicieron numerosos intentos de construir un frente unido de los gobiernos no fascistas contra el grupo de países agresores fascistas. Sin embargo, más tarde se hizo evidente que esos países no estaban interesados en un frente unido, sino que estaban haciendo todo lo posible para utilizar a Alemania para aplastar a la Unión Soviética. Para derrotar estas tácticas, Stalin firmó un pacto de no agresión con Alemania en agosto de 1939, obligando a que la primera parte de la guerra fuese una guerra entre las potencias imperialistas. Así, Partidos Comunistas de todo el mundo trabajaron según las tácticas de “hacer de la guerra una guerra civil” durante los dos primeros años de la guerra. La Unión Soviética empleó este período para hacer todos los preparativos posibles para su defensa en el caso de cualquiera de los países imperialistas lanzase un ataque.
Esto ocurrió en junio de 1941, cuando Alemania atacó la base socialista. Debido a este ataque, el Ejército Rojo se vio obligado a responder, y la naturaleza de la guerra cambió a la de una guerra popular antifascista, y las tácticas previamente planificadas por la Tercera Internacional entraron en vigor. Algunos partidos, empleando las tácticas correctas y haciendo uso de la grave crisis revolucionaria, pudieron lograr la revolución. En particular, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), fue capaz de dirigir el Ejército Rojo y todo el pueblo soviético a una victoria heroica en la guerra. La URSS derrotó al todopoderoso ejército alemán y extendió las manos a los partidos y luchadores comunistas de los países de Europa del Este para liberarlos de la ocupación alemana. Así, utilizando estas tácticas, el proletariado internacional no sólo consiguió proteger su base socialista, sino que, en 1949, pudo romper la cadena imperialista en varios lugares, saliendo del sistema imperialista mundial y construyendo un campo socialista que cubría un tercio de la humanidad. Por lo tanto, la estrategia y las tácticas trazadas por la Tercera Internacional, durante el período de la Segunda Guerra Mundial, demostraron ser correctas en la práctica.
Sin embargo, también hubo fallos graves. Esto se debió principalmente a la educación incompleta impartida por la dirección de la Tercera Internacional sobre el enfoque correcto en la aplicación de estas tácticas, y a los fuertes restos de la perspectiva reformista de la Segunda Internacional en muchos de los partidos de Europa y los partidos formados por ellos, como el Partido Comunista de la India. Partidos como el PCI y el Partido Comunista de Gran Bretaña pasaron la mayor parte de su tiempo, en el período de la guerra popular, tratando de aumentar la producción. Muchos de estos partidos rompieron varias huelgas y quedaron al margen de la clase obrera. Otros, como el Partido Comunista de Francia, que se unió en frentes unidos con los partidos de las clases dominantes, ni siquiera intentó mantener ningún tipo de diferencia entre comunistas y otros reaccionarios en el frente unido. Este enfoque llevó a estos partidos a convertirse en las colas de las clases dominantes en los frentes unidos en los que participaban. Esto también condujo al desarrollo de tendencias derechistas, que en el período siguiente daría lugar a que los líderes de casi todos estos partidos tomasen el camino del revisionismo.
La Tercera Internacional no fue capaz de combatir estas tendencias revisionistas y perdió su eficacia en la orientación de las condiciones, muy diferentes, enfrentadas por varios partidos miembros. A excepción de la publicación periódica de sus diarios, la actividad de la Comitern se redujo en gran medida a partir de 1940 y hasta incluso se interrumpieron los habituales manifiestos del Primero de Mayo y la Revolución de Octubre entre mayo de 1940 y mayo de 1942. Finalmente se decidió disolver la Internacional Comunista. Una vez que el Congreso no podía ser convocado en condiciones de guerra, la Junta de Gobernabilidad del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CEIC) envió una resolución recomendando la disolución de la Internacional a todas sus secciones. Después de recibir la aprobación de la mayoría de las secciones, incluyendo todas las secciones importantes, la Comintern se disuelta el 10 de junio de 1943.