Crítica al feminismo en Occidente
*El siguiente texto es obra de
Anuradha Gandhy, fundadora del Partido Comunista de la India
(Marxista-Leninista) y miembro del Comité Central del Partido Comunista
de la India (Maoísta) hasta su muerte. Lo tomamos del blog Cultura
Proletaria.
Introducción general del Movimiento de Mujeres en Occidente, por la
camarada Janaki (Anuradha Ghandy):
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Feminismo
liberal.
-
Crítica.
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Feminismo
Radical.
-
Sistema
Sexo/Género y patriarcado.
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Sexualidad:
la heterosexualidad y el lesbianismo.
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Crítica.
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Anarco-feminismo.
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Eco-feminismo.
-
Feminismo
socialista.
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Estrategia
del feminismo socialista para la liberación de la mujer.
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Crítica.
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El
feminismo y el posmodernismo.
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Resumen.
Feminismo liberal.
El feminismo liberal ha disfrutado de una larga historia en los siglos
XVIII y XIX con pensadoras como Mary Wollstonecraft (1759-1797), Harriet Taylor
Mill (1807-1858), Elizabeth Cady Stanton (1815-1902) argumentando a favor de
los derechos de la mujer en la base de la comprensión filosófica liberal. El movimiento
por la igualdad de derechos a las mujeres, especialmente la lucha por el
derecho al voto, se basó principalmente en el pensamiento liberal.
Los primeros filósofos políticos liberales, como John Locke, Jean
Jacques Rousseau, que habían defendido la regla de la razón, la igualdad de
todos, no incluyeron a las mujeres en su comprensión de los merecedores de la
igualdad, en particular la igualdad política. No aplicaron su teoría liberal a
la posición de la mujer en la sociedad. Los valores del liberalismo incluyendo
la creencia fundamental en la importancia y la autonomía del individuo
desarrollado en el siglo XVII.
Surgió con el desarrollo del capitalismo en Europa en oposición a los
valores patriarcales feudales basados en la desigualdad. Era la filosofía de la
burguesía en ascenso. Los valores feudales se basan en la creencia de la
superioridad inherente de la élite - los monarcas. El resto eran sujetos, los
subordinados. Defendieron la jerarquía, junto a la desigualdad de derechos y el
poder. En oposición a estos valores feudales la filosofía liberal desarrolló la
creencia en la igualdad natural y la libertad de los seres humanos.
"Defendían una estructura social y política que reconoce la igualdad de
todas las personas y que proporciona igualdad de oportunidades. Esta filosofía
fue rigurosamente racional y secular y, a su vez, la potencia plena y
progresiva formulación de la mayor parte del período de la Ilustración. Se
caracterizó por un intenso individualismo. Sin embargo, los famosos filósofos
liberales del siglo XVIII como Rousseau y Locke no aplican los mismos
principios a la familia patriarcal y a la posición de las mujeres en ella. Este
fue el sesgo patriarcal residual del liberalismo que se aplica sólo a los
hombres en el mercado ''. - Zillah Eisenstein.
Mary Wollstonecraft pertenecía a la sección radical de la aristocracia
intelectual en Inglaterra que apoyaba la revolución francesa y la americana.
Escribió “Vindicación de los Derechos de la Mujer” en 1791 en respuesta a la
interpretación conservadora de Edmund Burke de la significación de la
Revolución Francesa. En el folleto se manifestó en contra de las nociones
patriarcales feudales sobre la dependencia natural de las mujeres sobre los
hombres, que las mujeres fueran creadas para agradar a los hombres, que no
pudieran ser independientes. Wollstonecraft lo escribió antes del surgimiento
de los movimientos de mujeres y sus argumentos se basan en la lógica y la
racionalidad. El análisis subyacente de Wollstonecraft son los principios
básicos de la Ilustración: la creencia en la capacidad humana de razonar y en
los conceptos de libertad e igualdad que precedieron y acompañaron la
revolución americana y la francesa. Ella reconoció la razón como única
autoridad y argumentó que a menos que se alentara a las mujeres a desarrollar
su potencial racional y confiar en su propio juicio, el progreso de toda la
humanidad sería retrasado. Argumentó sobre todo a favor de las mujeres que
consiguieron la misma educación que los hombres, para que ellas también pudieran
asimilar las cualidades del pensamiento racional y contar con oportunidades
para ganar y llevar una vida independiente. Criticó fuertemente las ideas de
Rousseau sobre la educación de las mujeres.
Según ella, los argumentos de Rousseau de que la educación de las
mujeres debe ser diferente de la de los hombres, ha contribuido a hacer que los
personajes femeninos sean más débiles artificialmente. La lógica de Rousseau
fue que las mujeres deben ser educadas de una manera a fin de inculcarles que
la obediencia es la virtud más alta. Sus argumentos reflejan las limitaciones
de la clase de su pensamiento. Mientras que ella escribe que las mujeres de las
clases "comunes" poseen virtud porque trabajaban y eran en cierta
medida independientes, también cree que "las mujeres más respetables son
los más oprimidas."
En ese momento, su libro fue influyente incluso en Estados Unidos.
Harriet Taylor, también forma parte de los círculos de intelectuales burgueses
de Londres y era esposa del conocido filósofo utilitarista James Stuart Mill.
Escribió "en la emancipación de la mujer" en 1851 en apoyo del
movimiento de mujeres que surgió en los Estados Unidos. Dando duros argumentos
liberales contra los oponentes de los derechos de la mujer y, a favor de que
las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres, escribió: "Negamos
el derecho de cualquier porción de la especie a decidir sobre la otra porción,
o el de otro individuo sobre otro, así como explicamos lo que no es su ‘esfera
correcta’. La esfera adecuada para todos los seres humanos es la mayor y más
alta que ellos sean capaces de alcanzar…”. "Teniendo en cuenta la
importancia del hecho de que ella escribiera 'El mundo es muy joven, y no ha
hecho más que empezar a deshacerse de la injusticia. Es ahora cuando se está deshaciendo
de esclavitud de los negros, ¿por qué no se está haciendo lo mismo con las
mujeres?". De hecho los fundamentos
liberales del movimiento de las mujeres tal y como emergió en el siglo XIX en
los Estados Unidos se hallan en la Declaración de Seneca Falls (1848). La
declaración en esta primera convención nacional comenzaba así:"Sostenemos
que estas verdades son evidentes: que todos los hombres y mujeres son creados
iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; entre
éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.”.
En la siguiente fase del movimiento de mujeres a finales de 1960, entre
las principales defensoras de las ideas liberales se encuentran Betty Friedan,
Bella Abzzug, Pat Schroeder. Friedan fundó la Organización Nacional de Mujeres
(“NOW”, sus siglas en inglés: National Organisation of Women) en 1966. Las
feministas liberales surgieron de entre las que estaban trabajando en los
grupos de derechos de la mujer, las agencias gubernamentales, comisiones, etc.
Su preocupación inicial era conseguir modificar las leyes que niegan la
igualdad de las mujeres en el ámbito de la educación, el empleo, etc. También
hicieron campaña contra las convenciones sociales que limitan las oportunidades
de las mujeres sobre la base del género. Pero a medida que estas barreras
legales y educativas comenzaron a caer, se hizo evidente que la estrategia
liberal de cambiar las leyes dentro del sistema existente no era suficiente
para lograr la justicia y la libertad de las mujeres. Entonces ellas cambiaron
su énfasis a la lucha por la igualdad de condiciones en lugar de limitarse a la
igualdad de oportunidades.
Esto significaba que la exigencia de que el Estado desempeñe un papel
más activo en la creación de las condiciones en las que las mujeres 22 en
realidad puede aprovechar las oportunidades. Las demandas del cuidado de los
niños, el bienestar, la salud, el salario de desempleo, los regímenes
especiales de la madre soltera, etc, han sido retomadas por las feministas
liberales. La lucha por la Enmienda de los Derechos de Igualdad (“ERA”: Equal
Rights Amendment) también ha sido llevada por estas feministas. El trabajo de
la sección liberal entre las feministas ha sido a través de organizaciones a
nivel nacional y por lo tanto también han tenido voz en los medios de
comunicación Una sección entre las feministas liberales como Zillah Eisenstein,
argumenta que el liberalismo tiene potencial como ideología liberadora, porque
las mujeres que trabajan pueden, a través de sus experiencias de la vida, ver
la contradicción entre la democracia liberal y la ideología liberal, y ver el
patriarcado capitalista que les niega la igualdad prometida por la ideología.
Pero el liberalismo no era la ideología influyente dentro del movimiento en
esta fase.
Crítica al feminismo liberal.
El liberalismo, como filosofía, surgió en el seno de la sociedad feudal
occidental cuando la burguesía estaba luchando para llegar al poder. Por lo
tanto, incluye un ataque a los valores feudales, divinamente ordenados, y a la
jerarquía (la desigualdad social). Se puso de pie para la razón y la igualdad
de derechos para todos los individuos. Sin embargo, esta filosofía se basa en
el individualismo extremo en lugar del esfuerzo colectivo. Por lo tanto,
promueve el enfoque de que si la igualdad formal y legal se le dio a todos,
luego los individuos podrían tomar ventajas de las oportunidades disponibles para
tener éxito en la vida.
La cuestión de la contradicción de clases y el efecto de las diferencias
de clases sobre las oportunidades disponibles para las personas no se tuvo en
consideración. Inicialmente, el liberalismo jugó un papel progresista en la ruptura
de las instituciones sociales y políticas feudales. Pero en el siglo XIX,
después de que la clase obrera creciera y con ella sus movimientos, las
limitaciones del pensamiento liberal pasaron a primer plano. Para la burguesía
que había llegado al poder, este no se extendía a los derechos que profesaban
los sectores pobres y demás oprimidos (como las mujeres o los negros en Estados
Unidos). Tuvieron que luchar por sus derechos. El movimiento de mujeres y el
movimiento negro, en esa fase, fueron capaces de exigir sus derechos utilizando
argumentos liberales. Las mujeres de la clase burguesa estaban en la vanguardia
de este movimiento y no extendieron los derechos a las clases trabajadoras,
incluidas a las mujeres de la clase trabajadora.
Pero a medida que surgían las ideologías de la
clase obrera, las diversas tendencias del socialismo encontraron apoyo entre
las secciones activas de la clase obrera. Comenzaron a cuestionar el sistema
socio-económico y político, muy burgués, y las limitaciones de la ideología
liberal, con su énfasis en la igualdad formal y la libertad individual. En esta fase, el liberalismo perdió su papel
progresista y, vemos que las organizaciones de las principales mujeres, tanto
en la lucha de EEUU y de Inglaterra por el sufragio tenían un objetivo muy
estrecho, y se convirtieron en pro-imperialistas y anti-obreros. En la presente
fase, las feministas liberales han tenido que ir más allá de los estrechos
confines de la igualdad formal, a la campaña por los derechos colectivos como
medidas positivas de bienestar para las madres solteras, prisioneras, etc, y
exigir un Estado de Bienestar.
El liberalismo tiene las siguientes deficiencias:
1. Se centra en los derechos individuales en
lugar de los derechos colectivos.
2. Es ahistórico. No tiene una compresión global
del papel de la mujer en la historia ni tiene un análisis de la subordinación
de las mujeres.
3. Tiende a ser mecánico en su apoyo a la
igualdad formal sin un entendimiento concreto de la condición de las diferentes
clases sociales de las mujeres y sus problemas específicos. Por ello, era capaz
de expresar las demandas de las clases medias (mujeres blancas de clase media
en EEUU y de clase alta, mujeres de casta alta en la India), pero no de las
mujeres de diversos grupos étnicos oprimidos, castas y clases trabajadoras.
4. Se limita a los cambios en la ley, las
oportunidades de educación y empleo, las medidas de bienestar, etc. Y no
cuestiona las estructuras económicas y políticas de la sociedad que dan lugar a
la discriminación patriarcal. Por lo tanto es reformista en su orientación,
tanto en la teoría como en la práctica.
5. Considera que el Estado es neutral y que
puede intervenir a favor de las mujeres, cuando en realidad, el Estado burgués
en los países capitalistas y en el estado Indio semicolonial y semifeudal, es
patriarcal y no apoya la lucha de las mujeres por la emancipación. El Estado
burgués es la defensa de los intereses de las clases dominantes que se
benefician de la subordinación y de la posición devaluada de la mujer.
6. Dado que se centra en los cambios en la ley y
en los esquemas estatales de la mujer, ha hecho hincapié en el cabildeo y
peticiona medios para conseguir sus demandas. La tendencia liberal, con mayor
frecuencia, ha restringido su actividad a las reuniones, convenciones y
peticiones de movilización que pedían cambios. Rara vez ha movilizado a las
masas de mujeres y, de hecho, tiene miedo de la movilización combativa en
grandes cantidades de las mujeres pobres.
El feminismo radical.
Dentro del feminismo burgués, en la primera fase del movimiento de
mujeres en los siglos XIX y principios del liberalismo en el siglo XX, el
feminismo radical fue la ideología dominante: en la fase contemporánea del
feminismo radical, el movimiento de mujeres ha tenido un fuerte impacto y de
muchas maneras, aunque de forma difusa, muchas ideas y posiciones se pueden
remontar a la discusión feminista radical. En contraste con el enfoque
pragmático adoptado por el feminismo liberal, el feminismo radical destina a la
sociedad a ser remodelada y a reestructurar sus instituciones, que las vieron
como inherentemente patriarcales. Proporcionando la teoría fundamental para el
feminismo moderno, las radicales argumentaron que el papel subordinado de la
mujer en la sociedad estaba estrechamente tejido en el telar social que puede
ser desenredado sin una transformación revolucionaria de la sociedad misma. Se
esforzaron para suplantar las relaciones de poder jerárquicas y tradicionales
(que veían como el reflejo de un sesgo masculino), con enfoques no jerárquicos
y antiautoritarios a la política y a la organización.
En la segunda fase del feminismo, en los Estados Unidos, las feministas
radicales surgieron de los movimientos sociales de la década de 1960 (el
movimiento por los derechos civiles, el nuevo movimiento de izquierda y el
movimiento por la paz contra la guerra de Vietman). Eran mujeres que no estaban
satisfechas con el papel asignado a las mujeres en estos movimientos, y la
forma en la que la nueva izquierda abordó la cuestión de la mujer en sus escritos,
teóricos y populares. Al mismo tiempo, ninguna de ellas quería preservar el
sistema existente. De ahí que en su fase inicial, los escritos eran un debate
con el marxismo, un intento de modificar o de reescribir el marxismo. Más
tarde, cuando el movimiento feminista radical se hizo fuerte, el marxismo fue
echado a un lado y toda la atención se desplazó a un análisis del sistema
sexo/género y del patriarcado como sistema desligado del sistema capitalista.
En esta fase contemporánea de atención, el feminismo se centró en los orígenes
de la opresión de las mujeres y muchos libros fueron escritos teóricos para
tratar de analizar las formas de opresión de la mujer y el rastreo de las
raíces de esta opresión. Sin embargo, una cosa que hay que tener en cuenta, es
que en toda su escritura se mantiene sólo su propia sociedad en mente.
De ahí toda su crítica, descripción y análisis de los acuerdos con las
sociedad capitalistas avanzadas (específicamente EEUU). En 1970, Kate Millet
publicó el libro ‘La política sexual’,
en la que se desafió la noción formal de la política y en la que se presentó
una visión más amplia de las relaciones de poder entre los hombres y las
mujeres en la sociedad. De ahí que el libro se titule Política Sexual. Aquí se
hizo la afirmación de que lo personal es lo político, que se convirtió en el
lema popular del movimiento feminista. ‘Lo persona es lo político’ lo que
quería decir era que el descontento que sienta cada mujer en su vida no se debe
a algo individual, sino debido al sistema social, que ha mantenido a las
mujeres en la subordinación y las oprime de muchas maneras. Sus sentimientos
personales son, por lo tanto, cuestión política.
De hecho, se modificó la visión materialista histórica afirmando que la
relación hombre-mujer es un marco para todas las relaciones de poder en la
sociedad. Según el feminismo radical, estas “clases sociales” (los hombres la
clase social opresora, las mujeres la clase social oprimida y subordinada)
reemplazan todas las otras formas de desigualdad, ya sea radical, política o
económica. Esta es la primaria situación humana. Estas otras maneras de
opresión continuarán porque consiguen la legitimidad lógica y emocional de la
opresión en esta situación primaria. El patriarcado, según ellas, es el control
masculino sobre el mundo público y privado. Según ellas, para eliminar el
patriarcado, hay que eliminar el género, es decir, la condición sexual, el
papel y el temperamento, ya que se han construido bajo el patriarcado. La
ideología patriarcal exagera las diferencias biológicas entre hombres y mujeres
y subordina a las mujeres. Millett abogó por una nueva sociedad, que no se
basara en el sistema sexo/género y en el que los hombres y las mujeres sean
iguales. Al mismo tiempo, sostuvo que hay que proceder lentamente a ello,
eliminando los rasgos indeseables como la obediencia de las mujeres y la
arrogancia de los hombres. El libro de Kate Millet fue muy influyente durante
mucho tiempo. Otra escritora temprana e influyente fue Shulamith Firestone,
quién argumentó en su libro ‘Dialéctica
del sexo’ (1970) que los orígenes de la subordinación de las mujeres y la
dominación de los hombres yacían en las funciones reproductivas de hombres y
mujeres. En este libro se reescribe a Marx y a Engels.
Engels había escrito sobre el materialismo histórico de la siguiente
manera: “es la visión del curso de la historia que busca la causa
última y la gran movilización de todos los eventos históricos en el
desarrollo económico de la sociedad, en los cambios del modo de
producción e intercambio, en la división de la sociedad en distintas
clases y en la lucha de estas clases entre ellas”.
Firestone lo volvió a escribir de la manera
siguiente: " el materialismo histórico es la visión
del curso de la historia que busca la causa última y la gran movilización de
todos los eventos históricos en la dialéctica del sexo: la división de la
sociedad en dos clases claramente biológicas para la procreación y la reproducción, y las
luchas de estas clases entre sí; en
los cambios en el modo de matrimonio, la reproducción y el cuidado de los
niños, creados por estas luchas; en
el desarrollo de otras clases conectadas físicamente y diferenciadas (castas); Y en la división del trabajo basado en el sexo que se desarrolló en el (económico-cultural) sistema de clases".
Firestone se centró en la reproducción en lugar de la producción como la
fuerza motriz de la historia. Además, en lugar de identificar las causas
sociales de la condición de la mujer hizo hincapié en razones biológicas para su
condición y las convirtió en las fuerzas motrices de la historia. Pensaba que
el hecho biológico de que las mujeres puedan tener hijos es la base material
para la posición de las mujeres en la sociedad y que se necesitaba una
revolución biológica y social para efectuar la liberación humana. También
opinaba que la diferencia sexo/género debe ser eliminada y que los seres
humanos deben ser andróginos. Pero fue más allá que Kate Millet en la solución,
abogó por poner fin a la opresión de las mujeres. Decía que a menos que las
mujeres renunciaran a su rol reproductivo y ya no tuvieran hijos y, que por lo
tanto la base de la familia existente se cambiara, no sería posible liberar
completamente a la mujer.
Por lo tanto, según ella, a menos que la reproducción natural fuese
reemplazada por la reproducción artificial, y que la familia biológica
tradicional fuera sustituida por la familia intencional, las divisiones
biológicas entre los sexos no podrían eliminarse. La familia biológica es la
familia en la que los miembros están conectados genéticamente (padres e hijos),
mientras que la familia intencional dignifica una familia elegida por amistad o
conveniencia. Cree que si se produce este cambio ya no existirán los diversos
complejos de personalidad que se desarrollan en la sociedad actual. Otras
escribieron acerca de cómo históricamente fue el primer conflicto social entre
hombres y mujeres. El hombre cazador era propenso a la violencia y subyugaba a
las mujeres a través de la violación (Susan Brownmiller).
Estos escritos reflejan el tono del movimiento femenino, su sector más radical, que no se contentó con los esfuerzos de las feministas liberales de cambiar las leyes y hacer campaña de dichas cuestiones. Exigieron que se insistiera en la posición tradicional de la mujer en cuanto al rol reproductivo, en la cuestión de diferencias de género/sexuales y en la cuestión de en la propia estructura de la sociedad como patriarcal, jerárquica y opresiva. Querían una transformación total de la sociedad. De ahí que las feministas radicales se vean así mismas como revolucionarias en lugar de reformistas. El punto fundamental que defienden es que el sistema sexo/género es la causa de la opresión de las mujeres. Consideraron la relación hombre-mujer de forma aislada del resto del sistema social, como una contradicción fundamental. Como resultado de toda su orientación, dirección de análisis y acción, se ocupa fundamentalmente de esta contradicción y esto les ha dado hacia el separatismo. Al centrarse en el rol reproductivo de la mujer hacen las relaciones sexuales y familiares los objetivos centrales en su ataque para transformar la sociedad.
Estos escritos reflejan el tono del movimiento femenino, su sector más radical, que no se contentó con los esfuerzos de las feministas liberales de cambiar las leyes y hacer campaña de dichas cuestiones. Exigieron que se insistiera en la posición tradicional de la mujer en cuanto al rol reproductivo, en la cuestión de diferencias de género/sexuales y en la cuestión de en la propia estructura de la sociedad como patriarcal, jerárquica y opresiva. Querían una transformación total de la sociedad. De ahí que las feministas radicales se vean así mismas como revolucionarias en lugar de reformistas. El punto fundamental que defienden es que el sistema sexo/género es la causa de la opresión de las mujeres. Consideraron la relación hombre-mujer de forma aislada del resto del sistema social, como una contradicción fundamental. Como resultado de toda su orientación, dirección de análisis y acción, se ocupa fundamentalmente de esta contradicción y esto les ha dado hacia el separatismo. Al centrarse en el rol reproductivo de la mujer hacen las relaciones sexuales y familiares los objetivos centrales en su ataque para transformar la sociedad.
Sistema Sexo-Género y el patriarcado.
El
punto central en la compresión feminista radical es el sistema
sexo/género. De acuerdo con una definición popular dada por Gayle Rubin,
el
sistema sexo/género es un “conjunto de disposiciones mediante las cuales
una
sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad
humana”. Esto significa que la sociedad patriarcal utiliza ciertos
hechos
acerca de la fisiología masculina y femenina (sexo) como base para la
construcción de un conjunto de identidades masculinas y femeninas y el
comportamiento (de género) que sirven para capacitar a los hombres y las
mujeres, es decir, cómo debe ser un hombre y cómo debe ser una mujer.
Esto,
según ellas, es la base ideológica de la subordinación de las mujeres.
La
sociedad es de alguna manera convencida de que estos rasgos de conductas
determinadas culturalmente son “naturales”. Por lo tanto dijeron que el
comportamiento "normal" depende de la habilidad de cada individuo de
mostrar la identidad de género y el comportamiento que la sociedad
relaciona con el sexo biológico de cada persona.
Inicialmente,
las feministas radicales, por ejemplo el grupo de Boston o
el grupo radical de Nueva York, confirmaron visiones de Kate Millet y de
Firestone, y se centraron en que las formas en que el concepto de
feminidad,
las funciones y las responsabilidades reproductivas y sexuales (crianza
de los
hijos, etc.) sirven para limitar el desarrollo de las mujeres como
personas
completas. Por lo que abogaron por la androginia. Androginia significa
ser
tanto hombres como mujeres, que se tienen rasgos tanto de hombre como de
mujer,
por lo que los roles de sexo, no permanecen. Esto significa que las
mujeres
deben adoptar algunos rasgos masculinos (y los hombres algunos rasgos
femeninos). Pero más tarde, a finales de los años 70, una sección de
feministas
radicales rechazaron el objetivo de la androginia, pues pensaban que eso
significaba que las mujeres debían aprender algunas de las peores
características de la masculinidad. En su lugar, proponen que la mujer
debe
afirmar su “feminidad”. Las mujeres deben tratar de ser más como
mujeres, es
decir, hacer hincapié en las virtudes de la mujer, tales como la
independencia,
la comunidad, la conexión, el compartir, la emoción, el cuerpo, la
confianza,
la ausencia de jerarquía, la naturaleza, la inmanencia, el proceso, la
alegría,
la paz y la vida. De aquí en adelante, toda su atención se hizo
separatista; las mujeres sólo deberían relacionarse con mujeres,
construir una cultura e instituciones de mujeres.
Con esto cambia incluso su compresión acerca de la sexualidad y cree que
las mujeres deben convertirse en lesbianas, y apoyan las relaciones lésbicas y
monógamas como lo mejor para las mujeres. Políticamente se convirtieron en
pacifistas. La violencia y la agresión son rasgos masculinos según ellas, que
deben ser rechazados. Dicen que las mujeres son naturalmente amantes de la paz
y del dador de la vida. Con la construcción de instituciones alternativas que
creían que estaban creando, comenzaron a construir clubes de mujeres,
realizaban películas de mujeres y otras formas de cultura de mujeres separadas.
En su comprensión, la transformación revolucionaria de la sociedad se llevará a
cabo de forma gradual. Esta corriente es llamada feminismo cultural porque se centra por completo en el aspecto cultural de la sociedad. Ellas no relacionan
la cultura a la estructura político-económica de la sociedad. Sin embargo, esto
se convirtió en la principal tendencia del feminismo radical y se entrelaza con
el ecofeminismo y con el posmodernismo. Entre las feministas culturales
destacan Marilyn French y Mary Daly.
La sexualidad: la heterosexualidad y el
lesbianismo.
Dado
que las relaciones hombre-mujer son la contradicción fundamental
para las feministas radicales, dado que han invertido una gran cantidad
de
atención a las relaciones sexuales entre hombres y mujeres, la
sexualidad se ha
convertido en el escenario de la mayoría de discusiones y debates que se
concentran en el feminismo radical. La postura de las iglesias
cristianas en
occidente, en relación con diversos temas como el sexo, la postura con
el
aborto ha sido extremadamente conservadora. Esto es más aún más en
países como
los de EEUU, Francia e Italia. La moral cristiana defiende que sólo
pueden
mantenerse relaciones sexuales después del matrimonio y que no se puede
abortar. Las teóricas feministas radicales, al mismo tiempo que se
enfrentaban a eso, expusieron como en una sociedad patriarcal dentro de
las relaciones sexuales (incluso en el matrimonio) las mujeres suelen
sentir un sentimiento de dominación.
Es
en este contexto que las cuestiones de la represión sexual, la
heterosexualidad obligatoria, la homosexualidad o la elección sexual, se
convirtieron en temas de discusión y debate. Las feministas radicales
defienden
que en una sociedad patriarcal, en las relaciones y las prácticas
sexuales, la dominación
masculina prevalece. Esto ha sido calificado como represión por la
primera corriente e ideología de objetivación sexual por las feministas
culturales. Según ellos, el sexo es visto como algo malo,
peligroso y negativo. El único sexo permitido y considerado aceptable,
es la
práctica heterosexual civil. Hay presión en la sociedad patriarcal para
ser heterosexual y, las minorías sexuales como las lesbianas, el
travestismo, la transexualidad son consideradas intolerables. El placer
sexual, una poderosa fuerza natural, es controlado por la sociedad
patriarcal separando las prácticas sexuales sanas de prácticas
ilegítimas.
Pero las dos corrientes tienen compresiones muy diferentes de la
sexualidad, lo que afecta a las demandas que hacen y a las soluciones que
ofrecen. Según feministas radicales, la represión sexual es una de las maneras
más crudas y más irracionales de las fuerzas de la civilización para controlar
el comportamiento humano. La permisividad es lo mejor para los hombres y las
mujeres. Por el contrario, las feministas culturales consideran que las relaciones
sexuales heterosexuales se caracterizan por una ideología de objetivación en el
que los hombres son los jefes/sujetos y las mujeres son las esclavas/objetos. “La heterosexualidad tiene ciertas
similitudes con el colonialismo, en particular en su mantenimiento a través de
la fuerza cuando el paternalismo es rechazado, y en la representación de la
dominación como algo natural y en la descualificación de las mujeres”
(Sarah Hoagland Lucía).
Es una forma de violencia sexual masculina contra las mujeres. De ahí
que las feministas deben oponerse a cualquier práctica sexual que normaliza la
violencia sexual masculina. Según ellas, las mujeres deben recuperar el control
sobre su sexualidad mediante el desarrollo de una preocupación sobre sus
propias prioridades sexuales que difieren de las prioridades de los hombres.
Las mujeres, dicen, desean la intimidad y el cuidado en lugar de la actuación.
De ahí que defendieran que las mujeres deben rechazar mujeres heterosexuales y
convertirse en lesbianas.
Por otra parte, las radicales creían que las mujeres debían buscar su
placer acuerdo con Gayle Rubin, no hacer reglas. Para las feministas
culturales, la heterosexualidad se trata de la dominación masculina y la
subordinación femenina y, por ello es que existe la pornografía, la
prostitución, el acoso sexual y los malos tratos a la mujer. De ahí que
defendiera que las mujeres deben renunciar a las relaciones heterosexuales y
entrar en relaciones lésbicas en las que existe la implicación emocional.
Las
feministas culturales hicieron hincapié en la necesidad de
desarrollar la “feminidad” esencian de la mujer. El lesbianismo fue
impulsado en el movimiento femenino en Occidente a principios de los
ochenta, pero comenzó a retroceder unos años después. La solución
ofrecida por las feministas culturales es romper la subordinación de las
mujeres rompiendo la relación sexual entre hombres y mujeres, con las
mujeres formando una clase separada. La
primera tendencia aboga por las relaciones sexuales libres,
desvincularse de
cualquier implicación emocional ya sea con hombres o con mujeres.
De hecho la solución que proponen es transformar las relaciones personales íntimas en un tipo de comodidad basada en la relación impersonal. De aquí a apoyar la pornografía a la prostitución hay un paso. Mientras que las feministas culturales se opusieron fuertemente a la pornografía, las radicales no estaban de acuerdo con que la pornografía tuviera un impacto negativo en la forma en la que los hombres ven a la mujer. En su lugar, defienden que la pornografía podría utilizarse para superar la represión sexual. Incluso en cuestiones de tecnología de la reproducción, las dos partes diferentes. Mientras que las radicales apoyaban la tecnología reproductiva, las culturales se oponían a ella. Las feministas culturales defendían que las mujeres no deben renunciar a la maternidad, ya que este es el único poder que tienen. Estuvieron activas en los debates éticos planteados sobre tecnología reproductiva, al igual que los derechos de la madre de alquiler o biológica.
De hecho la solución que proponen es transformar las relaciones personales íntimas en un tipo de comodidad basada en la relación impersonal. De aquí a apoyar la pornografía a la prostitución hay un paso. Mientras que las feministas culturales se opusieron fuertemente a la pornografía, las radicales no estaban de acuerdo con que la pornografía tuviera un impacto negativo en la forma en la que los hombres ven a la mujer. En su lugar, defienden que la pornografía podría utilizarse para superar la represión sexual. Incluso en cuestiones de tecnología de la reproducción, las dos partes diferentes. Mientras que las radicales apoyaban la tecnología reproductiva, las culturales se oponían a ella. Las feministas culturales defendían que las mujeres no deben renunciar a la maternidad, ya que este es el único poder que tienen. Estuvieron activas en los debates éticos planteados sobre tecnología reproductiva, al igual que los derechos de la madre de alquiler o biológica.
Crítica.
Desde la perspectiva dada es obvio que las feministas radicales han pisoteado el marxismo, por decirlo de algún modo. Vamos a tratar los argumentos de Firestone en la sección de las feministas socialistas, pero algunos puntos deben ser mencionados. En su entendimiento de las condiciones materiales, han tomado el aspecto físico y biológico de la mujer como lo fundamental de su análisis, concluyendo que esta es la razón de la opresión a las mujeres. Marx escribió que la producción y reproducción de la vida son las dos condiciones básicas para la existencia humana. La reproducción comprende tanto la reproducción de la persona en el día a día como la reproducción de la especie humana. La reproducción de las especies es algo que el ser humano comparte con el reino animal. Así que eso no puede ser la base de la opresión de las mujeres. Porque en todos los miles de años que las personas vivieron en las primeras etapas de su existencia, las mujeres no estaban subordinadas a los hombres. De hecho, su papel en la reproducción se celebra y se le da importancia, debido a la supervivencia de la especie y la dependencia del grupo a la reproducción. La importancia dada a la fertilidad y los rituales de fertilidad que sobreviven en la mayoría de las sociedades tribales, son el testimonio de este hecho.
El marxismo entiende que las condiciones materiales se adaptan, por lo que la posición de las mujeres cambia. Este cambio significativo en las condiciones materiales vino con la generación de un exceso de sobreproducción. Esta sobreproducción es la cuestión de la aparición de las clases; dicha sobreproducción pasa a pertenecer a un pequeño grupo de gente en la comunidad. Su rol (el de la mujer) en la reproducción explica la causa de que en un principio tuviera un estado más elevado y terminara esclavizada. El clan/familia a la que pertenecían sus hijos se hizo importante, encontrando restricciones y el surgimiento de la familia patriarcal en la que la mujer quedó subordinada al cuidado de los hijos.
Desde la perspectiva dada es obvio que las feministas radicales han pisoteado el marxismo, por decirlo de algún modo. Vamos a tratar los argumentos de Firestone en la sección de las feministas socialistas, pero algunos puntos deben ser mencionados. En su entendimiento de las condiciones materiales, han tomado el aspecto físico y biológico de la mujer como lo fundamental de su análisis, concluyendo que esta es la razón de la opresión a las mujeres. Marx escribió que la producción y reproducción de la vida son las dos condiciones básicas para la existencia humana. La reproducción comprende tanto la reproducción de la persona en el día a día como la reproducción de la especie humana. La reproducción de las especies es algo que el ser humano comparte con el reino animal. Así que eso no puede ser la base de la opresión de las mujeres. Porque en todos los miles de años que las personas vivieron en las primeras etapas de su existencia, las mujeres no estaban subordinadas a los hombres. De hecho, su papel en la reproducción se celebra y se le da importancia, debido a la supervivencia de la especie y la dependencia del grupo a la reproducción. La importancia dada a la fertilidad y los rituales de fertilidad que sobreviven en la mayoría de las sociedades tribales, son el testimonio de este hecho.
El marxismo entiende que las condiciones materiales se adaptan, por lo que la posición de las mujeres cambia. Este cambio significativo en las condiciones materiales vino con la generación de un exceso de sobreproducción. Esta sobreproducción es la cuestión de la aparición de las clases; dicha sobreproducción pasa a pertenecer a un pequeño grupo de gente en la comunidad. Su rol (el de la mujer) en la reproducción explica la causa de que en un principio tuviera un estado más elevado y terminara esclavizada. El clan/familia a la que pertenecían sus hijos se hizo importante, encontrando restricciones y el surgimiento de la familia patriarcal en la que la mujer quedó subordinada al cuidado de los hijos.
Las feministas radicales han tratado muy a la ligera el desarrollo
histórico y los hechos históricos, y han impuesto su propia comprensión de la
contradicción entre hombre-mujer como la contradicción original y principal que
ha determinado el curso de la historia real. A partir de este punto, el
análisis feminista radical abandona por completo la historia, hace caso omiso
de la estructura político-económica y se concentra sólo en los aspectos
sociales y culturales de la sociedad capitalista avanzada, y proyecta la
situación en ese país como la condición humana universal. Esta es otra gran
debilidad en sus análisis y enfoques. Ya que han tomado la relación
hombre-mujer (relación género/sexual) como la contradicción central en la
sociedad, según su análisis, el hombres se convierten en los principales
enemigos de las mujer. Ya que no tienen ninguna estrategia concreta para
derribar esta sociedad, cambian todo su análisis a una crítica de los aspectos
súper estructurales – la cultura, el lenguaje, los conceptos, la ética… Sin
preocuparse del capitalismo y el papel del capitalismo en el mantenimiento de
las relaciones de género y, por tanto, tampoco piensan en la necesidad de
incluir el derrocamiento del capitalismo
para su estrategia para la liberación de la mujer.
Aunque sus críticas a la estructura patriarcal son extremadamente
fuertes, las soluciones que dan son, de hecho, reformistas. Sus soluciones se
basan en el cambio de roles, rasgos, actitudes, valores morales, y en la
creación de una cultura alternativa. Prácticamente eso significa que la gente
puede, en cierta medida, renunciar a ciertos valores, los hombres pueden
renunciar a rasgos agresivos por ser reconocidos como rasgos patriarcales, las
mujeres pueden tratar de ser más audaces y menos dependientes. Pero cuando toda
la estructura de la sociedad es patriarcal, hasta dónde pueden llegar estos
cambios sin un derrocamiento de todo el sistema capitalista, es una pregunta
que no abordan en absoluto. Por lo que terminan convirtiéndose en pequeños
grupos que tratan de cambiar su estilo de vida, sus relaciones interpersonales…
Un enfoque en lo interpersonales en lugar de en todo el sistema. A pesar de que
empezaron mediante un análisis de todo el sistema y con ganas de cambiarlo, la
línea de su análisis las ha llevado a los canales reformistas. La liberación de
la mujer no es posible de esta manera.
La culpa es de su propio análisis. Las feministas culturales han ido un
paso más allá, haciendo hincapié en las diferencias esenciales entre los
hombres y las mujeres y afirmando que los rasgos y valores característicos de
mujer (no femeninos) son deseables. Este argumento da más importancia a la base
biológica de las diferencias entre masculino y femenino que a la educación
social. Este argumento es de hecho contraproducente, porque las fuerzas
conservadoras de la sociedad siempre han
utilizado este tipo de argumentos (llamados determinismo biológico) para
justificar la dominación de un sector de la población. Los esclavos eran
esclavos porque tenían esas características, y se descartaba que pudieran
cuidar de sí mismos. Las mujeres son mujeres y los hombres son hombres porque
básicamente son diferentes, por lo que los papeles sociales de las mujeres y de
los hombres también son diferentes. Este es el argumento que usan las fuerzas
conservadoras, los reaccionarios, para oponerse a la liberación de la mujer.
Este argumento básico tiene peligrosas implicaciones y puede rebotar en la lucha de las mujeres. La masculinidad y la feminidad son construcciones realizadas en una sociedad patriarcal y tenemos que luchar para cambiar estas rígidas construcciones. Pero para ello hay que hacer caer toda la sociedad explotadora. En una sociedad donde la dominación patriarcal deja de existir, es imposible para nosotros decir cómo serán los hombres y las mujeres. Los rasgos que los seres humanos adoptarán entonces, estarán en consonancia con el tipo de sociedad que existe, ya que no puede haber una personalidad humana fuera del marco social. Buscar esta femineidad es como perseguir un espejismo y auto-engañarse.
Este argumento básico tiene peligrosas implicaciones y puede rebotar en la lucha de las mujeres. La masculinidad y la feminidad son construcciones realizadas en una sociedad patriarcal y tenemos que luchar para cambiar estas rígidas construcciones. Pero para ello hay que hacer caer toda la sociedad explotadora. En una sociedad donde la dominación patriarcal deja de existir, es imposible para nosotros decir cómo serán los hombres y las mujeres. Los rasgos que los seres humanos adoptarán entonces, estarán en consonancia con el tipo de sociedad que existe, ya que no puede haber una personalidad humana fuera del marco social. Buscar esta femineidad es como perseguir un espejismo y auto-engañarse.
Al hacer de la heterosexualidad el punto central de sus críticas al
actual sistema que alienta al separatismo lésbico, conducen al movimiento de
mujeres a un callejón sin salida. Aparte de que no han sido capaces de formar
las pequeñas comunidades de lesbianas ni construir la cultura alternativa.
Tampoco han sido capaces de dar un paso hacia delante para liberar a las masas
de mujeres de la explotación y de la opresión que sufren. Es poco práctico u
poco natural pensar que las mujeres pueden tener una existencia completamente
separada de los hombres. Con eso han abandonado completamente el objetivo de
construir una mejor sociedad humana. Esta estrategia no le sirve a la gran masa
de mujeres.
Objetivamente,
se convirtió en una distracción de la construcción de un
amplio movimiento por la liberación de la mujer. La tendencia radical,
mediante
el apoyo a la pornografía y dando el argumento abstracto de la libre
elección,
ha dado un giro reaccionario que justifica el apoyo a la industria del
turismo
sexual promovida por los imperialistas y que están sometiendo a las
mujeres de comunidades étnicas oprimidas y del Tercer Mundo a la
explotación sexual y sufrimiento sin precedentes. Al criticar las
hipócritas costumbres sexuales y represivas de la burguesía reaccionaria y de
la iglesia, la tendencia radical ha promovido una alternativa única que aleja
más a los seres humanos entre sí y degrada la más intima de las relaciones
humanas. Separar el sexo de la intimidad y del amor, las relaciones humanas se
vuelven más mecánicas e inhumanas.
Además, sus argumentos están aislados absolutamente de las
circunstancias reales de la vida de las mujeres y de sus amargas experiencias.
Maria Mies hizo una crítica de toda esta tendencia que resume la debilidad del
enfoque: “La creencia en la educación, la
acción cultural, o incluso la revolución cultural como agentes de cambio es una
creencia típica de la clase media urbana. Con respecto a la cuestión de la
mujer, se basa en la suposición de que la opresión de la mujer no tiene nada
que ver con las relaciones básicas occidentales, en particular Estados Unidos,
que por lo general, no hablan del capitalismo. Para muchas feministas occidentales,
la opresión de la mujer tiene sus raíces en la cultura de la civilización
patriarcal. Para ellas, por lo tanto, el feminismo es en gran parte un
movimiento cultural, una nueva ideología, una nueva conciencia…” (1986).
Este feminismo cultural, dominado feminismo occidental, influyó en el
pensamiento feminista en los países del tercer mundo también. Se une así a la
tendencia posmoderna y desvía toda la orientación del movimiento de mujeres de
ser una lucha para cambiar las condiciones materiales de la vida de las mujeres
a un análisis de “representaciones” y símbolos. Se oponen a la idea de que la
mujer se convierta en una fuerza militante, porque enfatizan en que la
naturaleza de la mujer no es violenta. Ellas entonces están ignorando el papel que
han tenido las mujeres en las guerras contra la tiranía a lo largo de la
historia. Las mujeres deben seguir desempeñando un papel activo en las guerras
justas destinadas a acabar con la opresión y la explotación. Por lo tanto, ser
participantes en la lucha por el cambio.
Resumiendo, podemos ver que la tendencia feminista radical ha llevado al
movimiento de mujeres a un callejón sin salida por propugnar el separatismo de
las mujeres.
Los principales puntos débiles de la teoría y
el enfoque son:
1 . Toman una posición filosóficamente idealista,
dando gran importancia a los rasgos de personalidad y los valores culturales
más que a las condiciones materiales. Hacen caso omiso de la situación
materiales en el mundo y se centran únicamente en los aspectos culturales.
2 . Realizan la contradicción entre el hombre y
la mujer como la contradicción principal que justifica el separatismo.
3 . Hacen un hecho natural de la reproducción
como la razón de la subordinación de las mujeres, y rechazan las razones
socioeconómicas de la condición social de la opresión, reforzando de esta
manera la perspectiva conservadora, el argumento de que los hombres y las
mujeres son diferentes por naturaleza.
4 . Hacen la naturaleza del hombre y la mujer inmutable.
5 . Hacen caso omiso de las diferencias de clase entre las mujeres, y de las necesidades y de los problemas de las mujeres pobres.
6 . Al
propagar la naturaleza de la mujer como no violenta, desaniman a las
mujeres a convertirse en combatientes en la lucha por su emancipación y
por la emancipación de la sociedad.
7 . A
pesar de que las feministas radicales afirman que tienen soluciones,
son completamente reformistas y no pueden sacar la liberación de las
mujeres hacia adelante.
Anarco-feminismo.
El movimiento feminista ha sido influenciado por el anarquismo, por lo
que los anarquistas han considerado a las feministas radicales cercanas a sus
ideas. De ahí que el cuerpo de trabajo llamado anarquismo feminista, pueda ser
considerado como una parte muy importante del movimiento feminista radical.
Las anarquistas consideran todas las formas
de Estado como la propiedad privada autoritaria y tiránica. Se prevé la
creación de una sociedad que no tendría ningún gobierno, ninguna jerarquía y
sin propiedad privada. Mientras que las ideas anarquistas de Bakunin, Kropotkin
y otros anarquistas clásicos han sido una influencia, la famosa anarquista
estadounidense Emma Goldman ha sido particularmente influyente en el movimiento
feminista. Emma Goldman, lituana de nacimiento, emigró a los Estados Unidos en
1885 y trabajó en varias fábricas de ropa, entró entonces en contacto con las
ideas anarquistas y socialistas. Se convirtió en una agitadora activa, oradora
y defensora de las ideas anarquistas. En el movimiento feminismo contemporáneo,
las anarquistas circulan alrededor de los escritos de Goldman y sus ideas han
sido influyentes.
Las anarco-feministas están de acuerdo en que no hay una versión del
anarquismo, pero dentro de la tradición anarquista comparten un entendimiento
común. Primero: Una crítica de las sociedades existentes, centrándose en las
relaciones de poder y dominación. Segundo: Una visión suplente, igualitarista,
una sociedad no autoritaria, así como las afirmaciones acerca en la forma en
que podría organizarse. Y tercero: una estrategia para pasar de una a la otra.
Se
prevé una sociedad en la que se garantiza la libertad humana, pero
creen que la libertad humana y la comunidad van de la mano. Sin embargo,
las
comunidades deben estar estructuradas de tal manera que hagan posible la
libertad.
No debe haber jerarquías ni autoridad. Su visión difiere de la del
marxismo y el liberalismo, pero se acerca a la razón por la que luchan
las feministas radicales, su praxis. Pues dado que los anarquistas creen
que los medios deben ser consecuentes con los fines, el proceso
revolucionario y sus estructuras deben reflejar la nueva sociedad y
relaciones a crear.
De ahí que el proceso y la forma de organización sean muy importantes. Según los anarquistas la dominación y la subordinación dependen de las estructuras sociales jerárquicas que son impuestas por el estado y la coacción económica (a través del control de la propiedad, etc). Su crítica de la sociedad no se basa en las clases y en la explotación, o en la naturaleza de clase del Estado, etc. Pero se centra en la jerarquía y la dominación. El Estado defiende y apoya estas estructuras jerárquicas y las decisiones a nivel central se imponen a los subordinados en la jerarquía. Así que para ellas, las estructuras sociales jerárquicas son las raíces de la dominación y subordinación de la sociedad.
Así esto conduce a la dominación ideológica, porque la visión que promueve y se propaga es la visión oficial, la visión de los que dominan la estructura y sus procesos. Las anarquistas son críticas con el marxismo por que según ellas los revolucionarios crean organizaciones jerárquicas (el partido) a través de las cuales traen el cambio. De acuerdo con ellas una vez que se crea una jerarquía, es imposible que la gente en posición superior renuncie a su poder. Por eso creen que el proceso de cambio es igualmente importante. "En una organización jerárquica no podemos aprender a actuar en formas no autoritarias". Los anarquistas le dan importancia a la "propaganda por el hecho", consistente en dar ejemplo positivo a través de acciones ejemplares que puedan motivar a otros a unirse. Las anarco-feministas dan ejemplos de grupos que ha creado diversas actividades basadas en la comunidad, como el funcionamiento de una estación de radio o una cooperativa de alimentos en los Estados Unidos, en la que se han desarrollado formas no autoritarios de funcionamiento en la organización. Han dado énfasis central en pequeños grupos sin jerarquía y sin dominación.
De ahí que el proceso y la forma de organización sean muy importantes. Según los anarquistas la dominación y la subordinación dependen de las estructuras sociales jerárquicas que son impuestas por el estado y la coacción económica (a través del control de la propiedad, etc). Su crítica de la sociedad no se basa en las clases y en la explotación, o en la naturaleza de clase del Estado, etc. Pero se centra en la jerarquía y la dominación. El Estado defiende y apoya estas estructuras jerárquicas y las decisiones a nivel central se imponen a los subordinados en la jerarquía. Así que para ellas, las estructuras sociales jerárquicas son las raíces de la dominación y subordinación de la sociedad.
Así esto conduce a la dominación ideológica, porque la visión que promueve y se propaga es la visión oficial, la visión de los que dominan la estructura y sus procesos. Las anarquistas son críticas con el marxismo por que según ellas los revolucionarios crean organizaciones jerárquicas (el partido) a través de las cuales traen el cambio. De acuerdo con ellas una vez que se crea una jerarquía, es imposible que la gente en posición superior renuncie a su poder. Por eso creen que el proceso de cambio es igualmente importante. "En una organización jerárquica no podemos aprender a actuar en formas no autoritarias". Los anarquistas le dan importancia a la "propaganda por el hecho", consistente en dar ejemplo positivo a través de acciones ejemplares que puedan motivar a otros a unirse. Las anarco-feministas dan ejemplos de grupos que ha creado diversas actividades basadas en la comunidad, como el funcionamiento de una estación de radio o una cooperativa de alimentos en los Estados Unidos, en la que se han desarrollado formas no autoritarios de funcionamiento en la organización. Han dado énfasis central en pequeños grupos sin jerarquía y sin dominación.
Sin embargo, el funcionamiento de estos grupos en la práctica, el
liderazgo tiránico oculto que se crea, ha dado lugar a muchas críticas a ellas.
Los problemas encontrados incluyen el liderazgo oculto, que tiene encabezados
impuestos por los medios de comunicación,
la sobrerrepresentación de mujeres de clase media con una gran cantidad
de tiempo en sus manos, de la falta de grupos de tareas en los que las mujeres
puedan unirse, la hostilidad hacia las mujeres que mostraron iniciativa o
liderazgo. Cuando los comunistas plantean la cuestión de que el Estado
centralizado controlado por el imperialismo necesita ser derrocado, admiten que
sus esfuerzos son naturalmente pequeños y que hay una necesidad de coordinarse
y vincularse con los demás. Pero ellas no están dispuestas a considerar la
necesidad de una organización revolucionaria centralizada para derrocar al
Estado.
Básicamente,
su teoría dice que el Estado capitalista no ha de ser derrocado, pero sí
superado. “Nuestra forma de proceder en
contra de la estructura del estado patológico, tal vez, la mejor palabra es
superarlo en lugar de hacerlo caer” – de un manifiesto anarco-feminista”.
1971.
Es
evidente que su análisis se diferencia fuertemente de la perspectiva
revolucionaria. Ellas no creen en la destrucción del Estado
burgués/imperialista como la cuestión central, y prefieren gastar su energía en
la formación de pequeños grupos que participan en actividades de cooperación.
En
la era del capitalismo monopolista, es una ilusión pensar que tales actividades
pueden expandirse, crecer gradualmente y afectar a toda la sociedad. Sólo serán
tolerados en una sociedad con exceso de excedentes como los Estados Unidos,
como una rareza, una planta exótica. Tales grupos tienden a ser cooptados por
el sistema de este modo.
Las
feministas radicales han encontrado estas ideas adecuadas para su visión y han
sido influenciadas por las ideas anarquistas sobre la organización, del mismo
modo que se ha producido una convergencia de visiones anarquistas sobre la
organización y la visión de las feministas radicales sobre lo mismo. Otro aspecto
de las ideas anarco-feministas es su preocupación por la ecología, y
encontramos que el eco-feminismo también a crecido a partir de la visión
anarco-feminista. Las anarquistas en occidente están activas en la cuestión del
medio ambiente.
Eco-feminismo.
El
eco-feminismo también tiene estrechos vínculos con el feminismo cultural,
aunque las eco-feministas se distingan de ellas. Feministas culturales como
Mary Daly han adoptado un enfoque en su escritura que se acerca a una
compresión eco-feminista. Ynestra Rey, Vandana Shiva y Maria Mies se encuentran
entre las más conocidas eco-feministas.
Las
feministas culturales han celebrado la identificación de las mujeres
con la naturaleza en el arte, la poesía, la música y las comunas.
Identifican a
las mujeres y la naturaleza contra la cultura (masculina). Así, por
ejemplo,
son activas antimilitaristas. Culpan a los hombres de la guerra y
señalan que la preocupación masculina consiste en desafiar a la
muerte. Las eco-feministas reconocen que las feministas
socialistas han hecho hincapié en los aspectos económicos y de clase de
la
opresión de las mujeres, y las han criticado por ignorar la cuestión de
la
naturaleza. El feminismo y la ecología son la revuelta de la naturaleza
contra
la dominación humana. Exigen que nos replanteemos la dinámica entre la
humanidad y la naturaleza, incluyendo nuestros propio 'yo' natural.
En el eco-feminismo la naturaleza es la categoría central del análisis - la interrelación con la naturaleza - psíquico y de sexualidad, de la opresión humana y no humana así como la posición social histórica de las mujeres. Esta es la visión de partida para el eco-feminismo de acuerdo con Ynestra Rey. Y en la práctica se ha visto, según ella, que las mujeres han estado de vanguardia en la lucha para proteger la naturaleza – el ejemplo de Chipko Andolan, en el que las mujeres del pueblo se aferraban a los arboles para evitar que los contratistas los cortaran.
En el eco-feminismo la naturaleza es la categoría central del análisis - la interrelación con la naturaleza - psíquico y de sexualidad, de la opresión humana y no humana así como la posición social histórica de las mujeres. Esta es la visión de partida para el eco-feminismo de acuerdo con Ynestra Rey. Y en la práctica se ha visto, según ella, que las mujeres han estado de vanguardia en la lucha para proteger la naturaleza – el ejemplo de Chipko Andolan, en el que las mujeres del pueblo se aferraban a los arboles para evitar que los contratistas los cortaran.
Hay
muchas corrientes dentro del eco-feminismo. Hay eco-feministas
espirituales, que consideran su espiritualismo como lo principal,
mientras que
las mundanas creen en la intervención activa para detener las prácticas
destructivas. Dicen que la dicotomía naturaleza-cultura debe ser
disuelta y
disolverla mediante nuestra unidad con la naturaleza. A menos que todos
vivamos
más sencillamente, algunas de nosotras no será capaz de vivir en
absoluto.
Según ellas, en este movimiento para salvar a la tierra hay espacio para
los
hombres. Hay una corriente entre las eco-feministas que está en contra
del
énfasis en la relación naturaleza-mujeres. Las mujeres deben, según
ellas,
minimizar su conexión especial reforzada con la naturaleza, construida
socialmente e ideológicamente. La actual división del mundo es en
masculino y femenino
(la cultura y la naturaleza), los hombres construyen la cultura y las
mujeres
crean la naturaleza (crianza de los niños y procrear), y tal división ha
de ser
eliminada. Los hombres deben llevar la cultura a la naturaleza y las
mujeres
deben tomar la naturaleza en la cultura. Esta visión ha sido llamado
ecofeminismo socialconstructivista. Pensadoras
como Warren creen que es erróneo vincular a las mujeres a la naturaleza,
ya que
tanto los hombres como las mujeres son igualmente naturales e igualmente
culturales. Mies y Shiva combinaron perspectivas del feminismo
socialista (el rol del patriarcado capitalista), con puntos de vista de
las feministas globalistas que creen que las mujeres tienen más que ver
con la naturaleza en su trabajo alrededor del mundo, y desde el
posmodernismo que critica la tendencia del capitalismo a homogeneizar la
cultura por todo el mundo.
Creen que las mujeres de todo el mundo tenían una similitud suficiente
para luchar contra el patriarcado, el capitalismo y la destrucción que generan.
Tomando ejemplo de las luchas de mujeres contra la destrucción ecológica por
intereses industriales o militares para preservar la base de la vida, llegan a
la conclusión de que las mujeres estarán en la vanguardia de la lucha por
preservar la ecología. Abogan por una perspectiva de subsistencia en la que la
gente no debe producir más que la cantidad necesaria para satisfacer las
necesidades humanas, y la ente debe utilizar la naturaleza sólo tanto como sea
necesario, no para hacer dinero, sino para satisfacer las necesidades de la
comunidad. Los hombres y las mujeres deben cultivar las virtudes femeninas
tradicionales (los cuidados, la compasión) y participar en la producción de
subsistencia, ya que sólo una sociedad de este tipo puede “permitirse el lujo de vivir en paz con la naturaleza y mantener la paz
entre las naciones, las generaciones, los hombres y las mujeres”. Apoyan
que las mujeres no son violentas por naturaleza. Se consideran como
eco-feministas transformadoras.
Sin
embargo, la base teórica del argumento de Vandana Shiva a favor de
la agricultura de subsistencia, es en realidad reaccionaria. Hace una
crítica
mordaz de la revolución verde y su impacto, argumentando que es una
forma de
“violenta patriarcal occidental” contra las mujeres y la
naturaleza. Opone la occidentalización patriarcal y la ciencia /razón a
la sabiduría no occidental. Los imperialistas utilizan los
avances de la ciencia agroindustrial para obligar a los campesinos a
aumentar
su producción (para evitar una revolución roja) y llegar a atarlos al
mercado
para insumos agrícolas como semillas, fertilizantes, pesticidas.
Pero
Shiva rechaza la adro-ciencia en su conjunto y defiende
acríticamente las prácticas tradicionales. Afirma que la cultura india
tradicional con su unidad dialéctica de Purusha y Prakriti es superior
al dualismo filosófico del hombre y la naturaleza, el hombre y la
cultura, etc etc.
Por lo tanto, se afirma que en esta civilización donde la producción era de subsistencia para satisfacer las necesidades básicas vitales de la gente. Las mujeres tenían una estrecha relación con la naturaleza. En realidad, lo que Shiva está glorificando, es la pequeña economía pre-capitalista con sus estructuras feudales y desigualdades extremas. En esta economía, las mujeres trabajan durante largas horas de trabajo agotador, sin reconocimiento de su trabajo. No tiene en cuenta la condición de las mujeres de castas inferiores que trabajan en los campos y en las casas de los señores feudales de la época, abusadas, explotadas sexualmente y no recibiendo el salario de la mayor parte del tiempo.
Además, la vida de subsistencia no se basa en lo suficiente para todos, de hecho, a las mujeres se las privó incluso de los artículos de primera necesidad en este periodo pre-capitalista glorificado, no tenían ningún derecho sobre los medios de producción y tampoco eran independientes. Esta falta de independencia es interpretada por ella y Mies como la negación de las mujeres del Tercer mundo de la autodeterminación y la autonomía pues valoran la conexión con la comunidad. Según Shiva, lo que las mujeres valoran como estructuras de apoyo cuando no tienen ninguna alternativa delante de ellas, es el rechazo consciente a la autodeterminación. En efecto, están defendiendo la economía de subsistencia pre-capitalista en nombre del eco-feminismo y en nombre de oponerse a la ciencia y a la tecnología occidental. Una falsa dicotomía se crea entre la ciencia y la tradición.
Esto es una forma de culturalismo o postmodernismo que involucra el defender las estructuras patriarcales tradicionales de sociedades tercermundistas, oponiéndose al desarrollo de las masas en nombre de atacar el desarrollo del capitalismo. Nos oponemos al golpe destructivo e indiscriminado dado por los imperialistas hambrientos con sus negocios agrarios y de tecnología agraria (incluyendo cultivos modificados genéticamente etc), no estamos en contra de la aplicación de la ciencia y de la agro-tecnología para mejorar la producción agrícola. En las actuales relaciones de clase, incluso la ciencia es criada por los imperialistas, pero bajo el sistema socialista esto no es así.
De ahí que estos aspectos pueden convertirse, y se han convertido, en puntos de reunión para la movilización en las luchas. Según el eco-feminismo, las mujeres, al contrario que los hombres, tienen una tendencia natural a preservar la naturaleza. La lucha contra el capitalismo monopolista, que destruye la naturaleza, es una lucha política en la que el pueblo en su conjunto debe participar, hombres y mujeres. Y aunque el eco-feminismo cite la lucha chipko (movimiento ecológico y pacifista formado campesinos y pequeños artesanos de la India y especialmente por mujeres), hay tantas otras luchas en nuestro país en la que tanto los hombres y las mujeres han agitado lo que puede considerarse como cuestiones ecológicas y sus derechos.
Por lo tanto, se afirma que en esta civilización donde la producción era de subsistencia para satisfacer las necesidades básicas vitales de la gente. Las mujeres tenían una estrecha relación con la naturaleza. En realidad, lo que Shiva está glorificando, es la pequeña economía pre-capitalista con sus estructuras feudales y desigualdades extremas. En esta economía, las mujeres trabajan durante largas horas de trabajo agotador, sin reconocimiento de su trabajo. No tiene en cuenta la condición de las mujeres de castas inferiores que trabajan en los campos y en las casas de los señores feudales de la época, abusadas, explotadas sexualmente y no recibiendo el salario de la mayor parte del tiempo.
Además, la vida de subsistencia no se basa en lo suficiente para todos, de hecho, a las mujeres se las privó incluso de los artículos de primera necesidad en este periodo pre-capitalista glorificado, no tenían ningún derecho sobre los medios de producción y tampoco eran independientes. Esta falta de independencia es interpretada por ella y Mies como la negación de las mujeres del Tercer mundo de la autodeterminación y la autonomía pues valoran la conexión con la comunidad. Según Shiva, lo que las mujeres valoran como estructuras de apoyo cuando no tienen ninguna alternativa delante de ellas, es el rechazo consciente a la autodeterminación. En efecto, están defendiendo la economía de subsistencia pre-capitalista en nombre del eco-feminismo y en nombre de oponerse a la ciencia y a la tecnología occidental. Una falsa dicotomía se crea entre la ciencia y la tradición.
Esto es una forma de culturalismo o postmodernismo que involucra el defender las estructuras patriarcales tradicionales de sociedades tercermundistas, oponiéndose al desarrollo de las masas en nombre de atacar el desarrollo del capitalismo. Nos oponemos al golpe destructivo e indiscriminado dado por los imperialistas hambrientos con sus negocios agrarios y de tecnología agraria (incluyendo cultivos modificados genéticamente etc), no estamos en contra de la aplicación de la ciencia y de la agro-tecnología para mejorar la producción agrícola. En las actuales relaciones de clase, incluso la ciencia es criada por los imperialistas, pero bajo el sistema socialista esto no es así.
De ahí que estos aspectos pueden convertirse, y se han convertido, en puntos de reunión para la movilización en las luchas. Según el eco-feminismo, las mujeres, al contrario que los hombres, tienen una tendencia natural a preservar la naturaleza. La lucha contra el capitalismo monopolista, que destruye la naturaleza, es una lucha política en la que el pueblo en su conjunto debe participar, hombres y mujeres. Y aunque el eco-feminismo cite la lucha chipko (movimiento ecológico y pacifista formado campesinos y pequeños artesanos de la India y especialmente por mujeres), hay tantas otras luchas en nuestro país en la que tanto los hombres y las mujeres han agitado lo que puede considerarse como cuestiones ecológicas y sus derechos.
La agitación Narmada, agitación de los aldeanos en Orissa contra los
principales proyectos mineros y, en contra del proyecto de los misiles
nucleares o la lucha de las tribus en Bastar y Jharkhand contra la destrucción
de los bosques y de los principales proyectos de acero, son ejemplos de esto.
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