sábado, 3 de diciembre de 2016

LA CUESTIÓN NACIONAL EN EL ESTADO IMPERIALISTA ESPAÑOL: CATALUÑA ( 4ª parte y final)


Hacia la Tercera Guerra Remensa… porque continúan los “malos usos”

Pero ¿acaso no continúan los “malos usos” en la Cataluña actual? ¿No siguen presentes en la Cataluña actual el poder real, ahora en la dinastía de los Borbones (la gran burguesía española) y el patriciado urbano (la gran burguesía catalana)? ¿Y no es el elemento plebeyo –el proletariado, los campesinos, la pequeña burguesía, los estudiantes y los profesores e intelectuales progresistas que representan a la gran mayoría del pueblo catalán- los que están sometidos y sufren los “malos usos” que imponen la gran burguesía española y catalana?

Hoy, en el mayor contexto de crisis política, social y económica de la historia, por la parte plebeya, la parte del pueblo, la lucha no cesa: huelgas, movilizaciones contra el desmantelamiento de la sanidad, de la educación pública, contra los recortes sociales, en defensa del catalán, contra los desahucios, llegando las movilizaciones a ser masivas como el 11 de septiembre de 2012, 2013 (cadena humana de 400 kilómetros, 1,6 millones de participantes) o 2015 (1,4 millones de manifestantes). En algunos casos la radicalidad de estas movilizaciones han llegado incluso a tomar la forma de guerrilla urbana, como en la huelga de universitarios de febrero o en la huelga general del 29-M del año 2012. Es la historia del pueblo en la lucha por sus derechos, incluido el de autodeterminación.

Si siguen los “malos usos” ¿no estaríamos en los prolegómenos de una aún pendiente batalla final, a través de la reedición de la guerra campesina, de la Tercera Guerra de los Remensa?



En esta futura Tercera Guerra Remensa bajarán de las montañas pirenaicas catalanas los nuevos “Pere Joan Sala” (los atrasados campesinos del mundo rural) que se unirán a los “pobres” de la ciudad (proletariado, semiproletariado, pequeña burguesía, profesores y estudiantes), formando un mar armado de masas invencible. Pero esta guerra popular no se saldará, como el 21 de abril de 1486, con una nueva Sentencia Arbitral (pacto entre la corona y la burguesía-terrateniente española y catalana) como la firmada en el monasterio de Santa María de Guadalupe, sino que con la victoria desaparecerán para siempre los “malos usos” que por más de quinientos años han impedido la felicidad del pueblo catalán.

Para ello, la clase obrera en Cataluña creará su Partido Comunista, marxista-leninista-maoísta, para iniciar guerra popular y aplastar toda ilusión de reforma del capitalismo. Con el inicio de la guerra popular se creará Nuevo Poder, expresado en las asambleas populares, única manera de garantizar los derechos del pueblo (incluido el derecho de autodeterminación), con el pueblo armado, la milicia.




EXTRACTO DEL LIBRO “LOS PROBLEMAS DE LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA: EL PROBLEMA AGRARIO Y LAS LUCHAS DE LOS CAMPESINOS” (1932)

La burguesía catalana arrastra tras sí a las masas campesinas también con el señuelo de la "Libertad de Cataluña". No se puede subestimar la influencia de los nacionalistas burgueses sobre los campesinos, a quienes desvían de la lucha por la tierra, de la lucha contra los latifundistas, en nombre de la "separación" de Cataluña. La coalición de la "Izquierda" catalana, en cuyas manos se halla la administración local de la región (Generalitat), posee enormes posibilidades de ejercer su influjo sobre las masas campesinas y engañarlas, aunque ella ha capitulado ante el capital financiero español, renunciando de hecho a su "separatismo". La bancarrota de los nacionalistas burgueses, encabezados por Maciá, puede ser aprovechada para desligar a los obreros y campesinos de los catalanistas contrarrevolucionarios y de los terratenientes únicamente planteando, a la par de la cuestión de la tierra y de la supresión de la "rabassamorta", también, y en forma precisa y clara, la cuestión del derecho del pueblo catalán a la autodeterminación, hasta la separación en un Estado independiente... Hay que subrayar con todo vigor que los obreros y campesinos laboriosos de las regiones oprimidas nacionalmente deben luchar por el pleno derecho a su propia determinación, contando con el apoyo de los trabajadores urbanos y rurales de toda España. La España única y centralizada, bajo el rótulo engañoso de la "República de trabajadores de todas clases", es tan sólo un instrumento de la dictadura del capital financiero, del bloque de los burgueses y latifundistas. Toda subestimación de la cuestión nacional, todo desplazamiento del problema nacional por medio del problema de la lucha de clases "pura", lleva tan sólo agua al molino de los burgueses y latifundistas y trae aparejada la debilitación y desorganización de la lucha revolucionaria de los campesinos por la tierra. Las masas trabajadoras de las regiones oprimidas se persuadirán en el terreno de los hechos y acontecimientos de que sólo la España Soviética, el gobierno obrero y campesino, suprimirá sus desigualdades jurídicas y dará satisfacción a sus aspiraciones nacionales.

De cómo entender el derecho de autodeterminación

Comprendiendo la importancia que para la revolución tiene el correcto enfoque de la cuestión nacional en el Estado imperialista español, se puede ver así el mantenimiento de los principios que el marxismo y los comunistas han aplicado a la resolución del problema nacional (cita del libro Los problemas de la revolución española, 1932):

“La diversidad de conducta de los distintos destacamentos comunistas, cuando los unos (los comunistas españoles, los comunistas de la nación opresora) propugnan el derecho de autodeterminación, hasta la separación del Estado central, de las nacionalidades y hacen de esta consigna el centro de su agitación, y los otros (los comunistas catalanes) preconizan la unificación de las acciones revolucionarias y ven en ello el significado revolucionario de su agitación, no es una diversidad artificial, sin sentido; se deriva de la distinta situación de la nación opresora, imperialista, y de las nacionalidades oprimidas y sojuzgadas. Tener en cuenta esta contradicción de la vida real es una exigencia imprescriptible de la estrategia comunista. Únicamente esta diversidad de conducta de los comunistas de las naciones opresoras y oprimidas puede asegurar el frente único en la revolución y garantizar su triunfo inquebrantable.”

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