martes, 27 de mayo de 2008

Declaración del Frente Revolucionario del Pueblo (mlm)



EL PUEBLO BOLIVIANO DEBE LUCHAR PARA
CONSTRUIR EL CAMINO REVOLUCIONARIO
Frente Revolucionario del Pueblo
Bolivia, mayo de 2008
El pueblo boliviano, explotado y oprimido, tiene la imperiosa tarea de construir su
propio proyecto revolucionario, libre de caudillos y de posiciones revisionistas que
han desviado históricamente la lucha emancipadora de los pobres.
La acción de la burguesía compradora y terratenientes
Luego de la llegada de Evo Morales al gobierno, la burguesía compradora aliada a
los terratenientes se atrincheró en su proyecto de autonomías departamentales con el
fin de tener el control estatal regional y los recursos naturales de esas zonas. Los
autodenominados “media luna” se han esforzado por hacer “coincidir”, su proyecto
regional de lucha contra el centralismo, con las demandas populares de buscar una
atención a sus necesidades de parte del Estado, y bajo esta cortina pretenden
encubrir su reaccionario plan de continuar reproduciendo la feroz explotación
terrateniente y capitalista.
Si bien es cierto que el centralismo del Estado ha generado problemas a los nueve
departamentos del país, donde históricamente la inversión en infraestructura
caminera, de comunicación, en “servicios” (salud, educación, etcétera) no ha
llegado, la burguesía compradora y los terratenientes usan esto como pretexto para
exacerbar las contradicciones con el gobierno reformista del MAS. La división entre
centralismo y regiones, además, tiene que ver con el desarrollo de las burguesías de
cada país y no es un designio político sin base económica.
La burguesía compradora es una clase formada por banqueros que a la vez son
industriales, dueños de medios de comunicación, grandes comerciantes y
terratenientes (Marinkovic es dueño de más de 70 mil hectáreas, una empresa de
aceites y un banco), ligados al mercado exterior y por tanto con lazos importantes
con el imperialismo. Esa clase fue la abanderada del D.S. 21060 o el llamado
neoliberalismo. Ellos ejercen una explotación semifeudal en sus zonas de influencia
que se ejecuta bajo diferentes nombres (zafra, habilito, comunidades cautivas,
etcétera; en esencia servidumbre) y es socapada con una supuesta actividad
“agroindustrial”. Son aliados del capital transnacional al cual defienden a capa y
espada, hecho que les permite un espaldarazo del imperialismo yanqui en sus
proyectos políticos. Así ejercen un control poderoso sobre las clases oprimidas y
logran coyunturalmente arrastrarlas tras su proyecto de “desarrollo”.
Para defender estos intereses en esta coyuntura, requieren del control total de la
administración regional y departamental, que dispute al gobierno sus atribuciones de
manejo político, económico y social. Los proyectos de estatutos autonómicos
apuntan en esa dirección, fortalecimiento de las elites regionales en el manejo de
gobiernos regionales a través de un gobernador.
El Movimiento Al Socialismo (MAS) con su programa burgués burocrático
Frente al pueblo que exige la expulsión de las transnacionales por saquear los
recursos naturales y monopolizar industrias, el gobierno del MAS ejecuta su política
de comprarles acciones para tener en esas empresas el 50% más un título y vende la
mentira de que ahora el Estado maneja el negocio estratégico. Frente a los
campesinos y pueblos oprimidos que exigen dotación de tierras, el gobierno del
MAS respeta la propiedad de los latifundistas, admite a los grupos armados de estos
gamonales, se ofende (no hace nada más) por las relaciones de servidumbre
(semifeudalidad) en las que se mantienen a grupos de campesinos y promete
distribuir tierras públicas a los sin tierra después de recontar las propiedades del
Estado, hecho que ha suspendido para no molestar a los terratenientes. Lo que sí
ejecuta con eficacia es la movilización de masas principalmente campesinas, como
carne de cañón, para enfrentar a sus opositores y luego dejarlos a merced de las
bandas fascistas que terminan masacrando a estos sectores movilizados.
Frente al pueblo que es azotado por la inflación reductora de los salarios mes tras
mes, el gobierno del MAS impone medidas paliativas y de corto plazo, un aumento
salarial paupérrimo y se convierte en comerciante comprando alimentos (harina,
arroz, etcétera) del mercado exterior, con el consiguiente desincentivo a los
pequeños productores.
Ante la necesidad de más de 40 mil pequeños campesinos de obtener apoyo para
producir, el gobierno del MAS responde dando créditos bancarios a mil pequeños
campesinos en el típico camino de apoyo financiero ya fracasado con las ex
Corporaciones de Desarrollo, Bancos mineros, ganaderos, de fomento, etcétera. Pero
en este proceso los campesinos pobres (la gran mayoría) se llevan la peor parte
porque no tienen acceso a ningún crédito y cada cual por su cuenta lucha para
sobrevivir en un contexto de fiera competencia; este sector de campesinos pobres es
el que termina en los talleres de costura y granjas ilegales de Brasil, Argentina,
España y otros lugares sometidos a una explotación atroz e inhumana.
Con la inflación y a pesar del dinero que ingresa al país por regalías e impuestos, los
desempleados no han dejado de crecer en número. El gobierno del MAS ha
respondido a esto con la “novedad” del empleo de emergencia (PLANE, PROPAÍS,
etcétera) que sólo garantiza empleos temporales, insuficientes en número, con total
inseguridad laboral y sin ningún beneficio social para los obreros. Eso sí ofrece
como gran cosa sus bonos Juancito Pinto y Dignidad que sólo son medidas
caritativas y demuestran que el gobierno del MAS tiene para con los pobres una
consideración de mendicidad. El experimento fracasado de transformar a los
comerciantes de ropa usada en “microempresarios” o comerciantes de comestibles
es más que elocuente. Hasta ahora la creación de empresas estatales tampoco se
concreta (Empresa de papel, de cartón, de leche, de coca, Boliviana de Aviación)
pues se ha destinado millones de dólares a comprar unas cuantas acciones a las
transnacionales de petróleo y el gas (la dizque “nacionalización”).
Por ahora sólo el sector de hidrocarburos (y últimamente ENTEL) ha dado dinero al
Estado y éste ha pagado millonadas a las transnacionales por comprarles una ridícula
cantidad de acciones (1% o 2%). El capital imperialista de la minería no ha sido
tocado ni siquiera un pelo con esas cobardes medidas del sector hidrocarburífero.
La pugna dentro de la democracia burguesa: son adversarios políticos, no
enemigos.
La pulseta entre ambas facciones de la burguesía (el MAS representante del
burguesía burocrática y la llamada “media luna” como operadores de la burguesía
compradora y los terratenientes) oscila entre el pacto y el enfrentamiento.

Esa pugna ha atravesado momentos muy críticos y diferentes escenarios, como la
Asamblea Constituyente, el Congreso, las direcciones de sindicatos cooptados por
ambos contendientes y últimamente el referéndum para aprobar el Estatuto
Autonómico de la burguesía compradora y los terratenientes de Santa Cruz. En 2007
hubo dos momentos en que la lucha de las masas superó el control de uno y otro, y
amenazó con extender el conflicto poniendo en peligro a la institucionalidad estatal:
Cochabamba en enero y Sucre en noviembre, aquí se expresó el enfrentamiento de
las clases dominantes con mayor agudeza, pero en ambos casos las masas furiosas
superaron sus direcciones, se atrevieron a ir más allá de las instrucciones y
generaron una amenaza real al viejo Estado boliviano.
La última pulseta en la que ambas facciones aprovecharon para enfrentar
nuevamente al pueblo fue el referéndum autonómico de Santa Cruz. La burguesía
compradora y terratenientes llevaron a la población a votar por un Estatuto que les
da todo el poder para administrar la tierra, negociar y vender los recursos naturales,
crear una especie de parapolicía, administrar la justicia y otras atribuciones del viejo
Estado explotador. De otro lado la facción burocrática, llamó a la abstención para
medir su apoyo y tener mejores condiciones a la negociación.
Al final ambas facciones se mueven dentro del camino de las elecciones burguesas
y volverán a conciliar bajo el signo burgués de la “unidad nacional” que implica la
unidad de ambos sectores de la clase dominante. Hoy están centrando en el
Referéndum revocatorio, que no resolverá la situación de crisis que vive el pueblo;
como en la elección de funcionarios públicos para el Tribunal Constitucional, Corte
Suprema, Corte Nacional Electoral y otros organismos del viejo Estado, donde
terminarán repartiéndose los cargos.
Por la unidad de los explotados y pueblos oprimidos
Aunque el pueblo está atrapado en la lucha de facciones –MAS y “media luna”– y es
arena de contienda de esta pugna, cada vez más personas honestas del pueblo
comprenden la necesidad de abandonar ese camino de derrota y sin esperanzas para
la clase explotada.

La necesidad de crear un proyecto independiente, propio y revolucionario es
imperiosa y urgente, más aún si cada día constatamos la debacle de las clases
dominantes y la grave crisis de su único respaldo, el imperialismo principalmente
yanqui. “La rebelión se justifica” ahora más que nunca, y el pueblo oprimido debe
empezar a construir su propio camino político, económico y social que aplaste al
viejo y podrido Estado y aplaste a las dos facciones de la burguesía parasitaria.
Nuestro pueblo debe poner fin a las esperanzas cifradas en caudillos sindicales o
políticos que rápido se dejan arrastrar por intereses personales y comulgan con la
burguesía. Nuestro pueblo debe aprender a distinguir el camino del fracaso que han
mostrado siempre los revisionistas (guevaristas, trotskystas, falsos maoístas [PCML]
y toda la calaña de izquierdistas electoreros) que siempre han terminado confiando
en el viejo Estado y su clase dominante.
Los pobres y explotados de nuestro país y del mundo no tenemos nada qué perder,
hemos probado hasta el cansancio que desde el método de las elecciones burguesas
hasta las experiencias guerrilleristas (foquistas), pasando por visiones que
desprecian la organización del proletariado y desgastando fuerzas en el
enclaustramiento de la lucha económica, no sirven para nada. La lucha ahora y
siempre es política y la organización debe ser política, para que nuestro método
revolucionario, la guerra popular, aplaste irremediablemente al capitalismo
burocrático que subsiste en nuestros países y destroce a sus aliados imperialistas.

Frente Revolucionario del Pueblo
Bolivia, Mayo de 2008

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