El presente articulo esta tomado del Blog informativo KALLEJERO.
Elites fascistas contra una niña.
El agua que lanzó Música Sepúlveda a la ministra de Educación ha puesto en evidencia los viejos monstruos que se anidan en el alma de las elites en el poder.
A partir de la mojada se orquestó un escándalo de proporciones en apoyo al autoritarismo punitivo y su presentación ante la sociedad como la “tabla salvadora” frente a una juventud descrita como violenta y carente de todo respeto por la autoridad. Por esto una chica de apariencia frágil ha sido convertida en una especie de monstruo, al que se debe aplastar so riesgo de precipitarse en el caos no solo en la educación sino también en el ambiente laboral, donde las cosas no funcionan si los trabajadores no obedecen y respetan a sus patrones (lo dijo Bernardo de La Maza en Megavisión).
La ministra, todavía con agua en el ojo al parecer, no concibe que los escolares reclamen tanto pues son notables los avances en educación en estos años. La única explicación para el jarrazo son los típicos desórdenes hormonales de una adolescente y la mala influencia de su madre activista política. Para apoyar esta tesis algunos medios averiguaron en su vecindario que la niña es algo “loca”, le gustan los gatos, andar en bicleta y… escuchar a todo volumen canciones de protesta del Quilapayún. Además es hija de una madre soltera, involucrada en diversas causas políticas, y padres desavenidos, tiene un promedio regular en el colegio y anotaciones disciplinarias por atrasos reiterados. O sea todo mal.
Para el columnista de La Tercera Ascanio Cavallo su comportamiento es el resultado de las frustraciones y derrotas de la generación que luchó en los años 80 contra la dictadura militar, quienes traspasaron a sus hijos o nietos los traumas y el culto a la violencia incubado en aquellos años.
En las Ultimas Noticias un fulano de apellido Pumarino concluye en su columna que el jarrazo es culpa de la propia autoridad por establecer diálogos con “niñas histéricas…mocosos angustiados y gritones… tartamudos y pasados a ala”. Por su parte el ideólogo UDI Gonzalo Rojas afirma que “doña Música” (así la trata) es una “alienada por la deformación comunista” y una moderna versión de “Pavel Morozov”, adolescente ruso que en la época staliniana denunció a su padre por “desviaciones” capitalistas.
La chica además es hija de la Concertación, bajo cuyo régimen se ha desacreditado a toda autoridad, fomentando el “revanchismo” en materia de derechos humanos, el libertinaje de los condones, las Jocas, el “contoneo”, el “ponceo” y la delincuencia juvenil
Furiosos escribidores de cartas al director comparan a la escolar con Miguelito, un niño delincuente culpado de varios asaltos, y en este mismo blog un par de anonimos ironizó sobre el tema atreviéndose a calificar a la niña de “matona”. Otros escandalizan porque el jarrazo es indicador de la rebeldía y violencia contra los maestros, muchos de los cuales –afirman-, imparten clases con el temor vivo a ser burlados o agredidos por los alumnos. Habría algunos casos donde ya ni siquiera es posible dar clases por la pérdida absoluta de control sobre los jóvenes.
El broche de oro a toda esta grita y exageración lo pusieron los periódicos empresariales La Tercera y el Mercurio al declarar absurdo debatir complejas políticas públicas con muchachos exaltados, cuando solo corresponde hacerlo con especialistas.
La ministra, todavía con agua en el ojo al parecer, no concibe que los escolares reclamen tanto pues son notables los avances en educación en estos años. La única explicación para el jarrazo son los típicos desórdenes hormonales de una adolescente y la mala influencia de su madre activista política. Para apoyar esta tesis algunos medios averiguaron en su vecindario que la niña es algo “loca”, le gustan los gatos, andar en bicleta y… escuchar a todo volumen canciones de protesta del Quilapayún. Además es hija de una madre soltera, involucrada en diversas causas políticas, y padres desavenidos, tiene un promedio regular en el colegio y anotaciones disciplinarias por atrasos reiterados. O sea todo mal.
Para el columnista de La Tercera Ascanio Cavallo su comportamiento es el resultado de las frustraciones y derrotas de la generación que luchó en los años 80 contra la dictadura militar, quienes traspasaron a sus hijos o nietos los traumas y el culto a la violencia incubado en aquellos años.
En las Ultimas Noticias un fulano de apellido Pumarino concluye en su columna que el jarrazo es culpa de la propia autoridad por establecer diálogos con “niñas histéricas…mocosos angustiados y gritones… tartamudos y pasados a ala”. Por su parte el ideólogo UDI Gonzalo Rojas afirma que “doña Música” (así la trata) es una “alienada por la deformación comunista” y una moderna versión de “Pavel Morozov”, adolescente ruso que en la época staliniana denunció a su padre por “desviaciones” capitalistas.
La chica además es hija de la Concertación, bajo cuyo régimen se ha desacreditado a toda autoridad, fomentando el “revanchismo” en materia de derechos humanos, el libertinaje de los condones, las Jocas, el “contoneo”, el “ponceo” y la delincuencia juvenil
Furiosos escribidores de cartas al director comparan a la escolar con Miguelito, un niño delincuente culpado de varios asaltos, y en este mismo blog un par de anonimos ironizó sobre el tema atreviéndose a calificar a la niña de “matona”. Otros escandalizan porque el jarrazo es indicador de la rebeldía y violencia contra los maestros, muchos de los cuales –afirman-, imparten clases con el temor vivo a ser burlados o agredidos por los alumnos. Habría algunos casos donde ya ni siquiera es posible dar clases por la pérdida absoluta de control sobre los jóvenes.
El broche de oro a toda esta grita y exageración lo pusieron los periódicos empresariales La Tercera y el Mercurio al declarar absurdo debatir complejas políticas públicas con muchachos exaltados, cuando solo corresponde hacerlo con especialistas.
Desmontando el montaje
- Música Sepúlveda de 14 años es militante de una organización de estudiantes y tiene perfecto derecho a ello. No es una delincuente. Cabe recordar que fueron jóvenes como ella quienes pusieron el tema de la educación en la agenda pública, no los adultos, ni el gobierno, ni la oposición, por tanto es legítimo que se sientan actores principales en el debate sobre este y otros temas de interés público.
- El jarrazo se dio en el contexto de una contramanifestación a una autoridad política y en un espacio público. Este hecho no puede ser homologado a las agresiones que sufren algunos maestros por parte de alumnos, en su mayoría cometidas por muchachos vinculados al lumpen y sin ningún interés político o participación en organizaciones sociales.
- La rebeldía juvenil y en este caso de los escolares está justificada no en la violencia de los años 80 o el adoctrinamiento “malsano” de sus familiares, sino en las injusticias e inequidades del presente que todo el mundo reconoce aunque en este caso pretendan olvidar convenientemente. Contra la LGE y con diversos matices, se han pronunciado desde escolares a parlamentarios de gobierno e incluso Juan Eduardo García Huidobro, presidente del Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación.
- A la vista de tanto ataque y exageración resulta claro que Chile prima una seudo democracia enquistada de un fascismo profundamente anidado en el corazón de las élites en el poder y por tanto … la lucha por una verdadera democracia está a la orden del día. No hay otra alternativa
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