martes, 21 de marzo de 2017

19 de marzo de 1914 Celebrando el nacimiento de la camarada Chiang Ching

19 DE MARZO 1914: CHIANG CHING

Un 19 de marzo de 1914 nació Chiang Ching (Jiang Qing), la líder revolucionaria de la China Socialista y compañera del Presidente Mao Tse Tung. 
A continuación reproducimos una parte del excelente texto de Zafi a Ryan, “Las ambiciones revolucionarias de una líder comunista”, donde se exponen la vida y posiciones de esta gran líder comunista.(Periodico El Pueblo)
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¡Atrévete a ser como Jiang Qing!
La pérdida de Jiang Qing es una pérdida temporal: ella, que nunca abandonó el marxismo-leninismo-Pensamiento Mao Tsetung, y de hecho le prestó su vida y su pasión para fortalecerlo, se mantuvo con confianza y sin concesiones con Mao y con la revolución. Fue una líder que representó al proletariado internacional en el poder, e inspiró y animó a comunistas y revolucionarios de todo el mundo, quienes también se negaron a abandonar la revolución cuando la burguesía del Partido Comunista estaba ahogando a la China socialista. En este sentido, su postura y la de Chang Chun-chiao`s reflejaron la verdad de que la Revolución Cultural y la experiencia en China en general habían llevado la revolución proletaria mundial a un giro más alto en la espiral de su desarrollo. ¡Qué diferente de 1956, cuando Stalin murió y ningún líder del PCUS dio un paso para defender la bandera roja, mantenerla encima del barro y del fango de la toma de poder de los revisionistas soviéticos! Y qué astuto fue Mao, animándola unos meses antes de su muerte a esforzarse de nuevo por profundizar la revolución hasta el final, sabiendo que los riesgos eran tan elevados como las apuestas.

El papel que Jiang Qing decidió desempeñar no debe darse por sentado. La época de la Historia de la que ella fue parte hizo objetivamente llevar la revolución hasta el pico más alto que el proletariado internacional ha logrado hasta la fecha. Pero al mismo tiempo, los individuos pueden ser decisivos en acelerar o retrasar esta causa (o ser simplemente irrelevantes). La GRCP produjo a Jiang Qing, una Jiang Qing que no vaciló, cuya firmeza y determinación inspiró y dio coraje a millones de personas en todo el mundo, que vieron y juzgaron la debacle revisionistas. Una Jiang Qing que ridiculizó a sus carceleros, fiscales y a los contrarrevolucionarios gobernantes de China, llenándolos de asombra ante su resistencia y su firmeza. Ella volvió a lanzar la granada política a sus rostros, aprovechando la ocasión no para “limpiar su nombre” sino para exponer aún más el material del que están hechos estos revisionistas. Se convirtió en una mujer muy peligrosa para ellos y, en general, para la burguesía. El mundo entero vio a una comunista no arrepentida de confesar sólo el “crimen” de seguir a Mao Tsetung para hacer la revolución.
Su vida refleja una confianza estratégica en las masas y en la justicia suprema y victoria de la causa comunista, una sensación de haberse dedicado plenamente a luchar por la entrada del proletariado en el escenario de la Historia aunque en esta batalla hayamos sido temporalmente derrotados. La actitud que uno toma y el papel que decide jugar frente a obstáculos e incluso grandes contratiempos puede asumir proporciones cualitativas. Si se trata de una visión a largo plazo, “espiral”, de derrotar al enemigo, o un compromiso para obtener algún tipo de interés egoísta, las recompensas inmediatas para evitar la muerte o las condiciones desagradables de la prisión, etc., es un reflejo crucial de la actitud que se tiene hacia la ciencia y la ideología del Marxismo-Leninismo-Pensamiento Mao Tsetung. Compárese la actitud y responsabilidad de Jiang Qing hacia las masas revolucionarias y oprimidas de todo el mundo, hacia la construcción de la propia Historia, con las de Wang Hung-wen y Yao Wen-yuan, que hicieron aportes a la Revolución Cultural, pero que fracasaron y se estrellaron ideológicamente cuando se puso a prueba su posición de clase y su voluntad de sacrificarse.
El enemigo llama a Jiang Qing una aspirante a emperatriz, porque su tiranía y su dominio se basan en la demolición del heroísmo revolucionario; la perspectiva de Jiang era la opuesta a la de aquellas dinastías burguesas (y feudales). Actuó en nombre del proletariado y no por sí misma. Escupió desafiante a todos sus enemigos para desinflar su arrogancia, para revelar el vacío de su [la de sus enemigos] causa histórica en un momento en el que la desilusión y la desmoralización se estaban extendiendo, a raíz de la enorme pérdida del derrocamiento de la revolución china. Con confianza, se la oyó comentar tras el juicio: “¡He logrado lo que me propuse hacer!”
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La visión de la camarada Jiang Qing de una sociedad sin divisiones ni desigualdades de clase, al igual que el fantasma de las masas que luchan conscientemente contra el poder política, no importa en qué país, enfría la sangre de los opresores, y por ello la desprecian. En cuanto al coro agrio y sensacionalista de los ataques contra ella de los periodistas burgueses y los señoritos académicos, unidos al estribillo de moda de estos días del “colapso” del comunismo, lo que tenemos que decir es que… ¡el desprecio es completamente mutuo! Resumiendo: este periodo histórico que deja cicatrices profundas en la burguesía mundial, a la vez que permite al proletariado internacional elevarse a nuevas alturas, seguirá siendo una batalla entre las dos partes. Pero más que eso, podemos y vamos a escalar alturas aún mayores en los años venideros.
Como Mao antes que ella, Jiang Qing no es un modelo fácilmente emulable, pero nos ha legado la batuta política a nosotros, sus sucesores. Nos ha ayudado a levantar la bandera roja.

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