domingo, 15 de octubre de 2017

PERÚ: Los crimenes del genocida Ollanta Humala

Redacción LR
No solamente estuvieron presentes el día en que sus familiares fueron secuestrados por efectivos militares de la base contrasubversiva de Madre Mía, al mando del ‘Capitán Carlos’, nombre de guerra de Ollanta Humala Tasso. También tuvieron la triste tarea de enterrar en tumbas informales los restos de sus seres queridos ejecutados por los soldados que los acusaron falsamente de terroristas.
Luego de un intenso y prologando trabajo de búsqueda, La República identificó y encontró –con ayuda de sus allegados– los lugares donde reposan Claudio Girano Yaya y Luis Izaguirre Prieto, ultimados por las tropas del ‘Capitán Carlos’, el 19 de mayo y el 25 de junio de 1992, según el testimonio concordante de los testigos de los hechos.
Ahora corresponde a las autoridades del Ministerio Público exhumar los restos, verificar las identidades y determinar en lo posible las causas de la muerte.
“Al regresar a este lugar, después de 25 años, siento escalofríos y terror. Siento como si fuera ayer lo que sucedió en la madrugada del martes 19 de mayo de 1992, cuando mi esposo Claudio Girano fue secuestrado, torturado y asesinado a machetazos a manos de militares de una patrulla que pertenecía a la base de Madre Mía”, relató, entre lágrimas y sollozos, Dominga Poma Quispe, de 70 años.
La viuda condujo a La República hasta el preciso lugar donde ella enterró los restos de su cónyuge, una zona conocida como La Unidad, en el puerto de Santa Rosa de Yanajanca, en la margen izquierda del río Huallaga, en la provincia de Marañón (Huánuco). “Jamás olvidaré este lugar”, dijo Dominga Poma.
Los esposos Claudio Girano y Dominga Poma llegaron a Yanajanca en 1978, lugar donde nacieron y se criaron sus ocho hijos. La familia vivía en una pequeña casa de madera, a pocos metros del río Huallaga. Se dedicaban al cultivo de plátano, piña y cacao.
Dominga Poma lo recordó así:
“Eran las 4 de la madrugada del 19 de mayo de 1992, lo recuerdo perfectamente, cuando una patrulla militar violentó nuestra casa y nos despertó a punto de patadas. ‘¡Levántense, terrucos de mierda! ¡Todos arriba o les metemos bala!’. ‘¿Qué pasa, jefe? ¿Qué pasa?’, pregunté. ‘¿Dónde están los mandos? ¿Dónde están esos terrucos de mierda? ¡Hablen, carajo, o los matamos a todos!’, nos gritó uno de los militares que no dejaba de apuntarme con un fusil en la cabeza, mientras otros soldados rebuscaban todas mis cosas. Esa madrugada yo me encontraba descansando con mi esposo y mi hija de ocho meses de nacida, mientras mis otros siete hijos dormían en una habitación al lado”.

Oficial identificado

En esa época, Claudio Girano contaba con 31 años y Dominga Poma sumaba 40. El tiempo transcurrido no ha borrado los detalles de la espantosa madrugada. Dijo:
“Al ver que no encontraban nada, uno de los militares sacó a mi esposo en calzoncillos y lo tiró al suelo, donde empezó a golpearlo en la cabeza con la cacha del fusil en presencia de mis hijos, que gritaban. ‘¡Tú sabes, terruco de mierda, dónde están los mandos! ¡Habla, mierda!’. No contento con ello, los militares también patearon la espalda de mi hijo mayor, Giancarlo, entonces de quince años, e hicieron lo mismo con mi otro hijo, Bismarck, de solo doce años. Les dije: ‘¿Por qué nos hacen esto? Nosotros no somos terroristas’. Los militares respondieron que cumplían órdenes del ‘Capitán Carlos’. Efectivamente, el ‘Capitán Carlos’, a quien yo conocía, estaba en el puerto del río con otros soldados dirigiendo a las patrullas”.
Este es el segundo caso de asesinato atribuido a los hombres del ‘Capitán Carlos’. El primero, identificado por La República y comprobado por el Ministerio Público, fue Nemer Acuña Silva, ejecutado en setiembre de 1992, también en Santa Rosa de Yanajanca.
Ese día, los efectivos de la base de Madre Mía incursionaron en Santa Rosa de Yanajanca, en represalia porque el puente que une el puerto con el pueblo amaneció con pintas terroristas de la hoz y el martillo.
Dominga Poma encontró el cadáver:
“Después de media hora, los militares ataron las manos de mi esposo en la tolva de una camioneta y lo arrastraron como animal hacia el pueblo de Santa Rosa de Yanajanca, mientras mis dos hijos fueron llevados al puente para que borraran las pintas. Con mi bebé cargado en la espalda y con una linterna empecé a buscarlos por la carretera, pero uno de los soldados me amenazó con dispararme si no me retiraba. ‘¡Oye, terruca de mierda, vete a tu casa o te vuelo los sesos!’. Horas después, encontré a mi esposo Claudio Girano tendido en plena carretera con la cabeza destrozada y con varios cortes en todas partes del cuerpo. No tenía rostro. Los soldados del ‘Capitán Carlos’ mataron a mi esposo Claudio”.
Una pobladora de Santa Rosa de Yanajanca, y vecina de los esposos Claudio Girano y Dominga Poma, confirmó el testimonio. Ratificó que en la madrugada del martes 19 de mayo de 1992, militares de la base de Madre Mía, bajo responsabilidad del ‘Capitán Carlos’, plagiaron y asesinaron a Claudio Girano.
“Aquí, en Yanajanca, hay decenas de muertos, entre hombres, mujeres y ancianos, que fueron torturados y asesinados por los militares de la base de Madre Mía, cuyos cuerpos están bajo tierra en busca de justicia”, afirmó Marlene Figuerero.
Giancarlo, el hijo mayor de Dominga Poma que fue secuestrado y golpeado por los militares junto a su padre en la madrugada del martes 19 de mayo de 1992, reconoció al ‘Capitán Carlos’ como Ollanta Humala Tasso.

la confirmación

La República también recogió su testimonio:
“Mientras torturaban a mi padre y mis hermanitos lloraban, dos soldados me cogieron del pescuezo y, luego de atarme con una soga, me llevaron hacia el puente, cerca del río Huallaga. Había otros detenidos más. Con el fusil nos golpeaban y nos gritaban: ‘¡Borren con sus lenguas la hoz y el martillo, terrucos de mierda! Si no lo hacen ahorita, les volamos la cabeza!’. Yo vi al ‘Capitán Carlos’ que daba órdenes a los soldados: ‘¡Maten a esos terrucos de mierda!’, gritaba. Al poco rato me llevaron hacia la casa del vecino, de apellido Tucto, con los ojos vendados y las manos atadas. En un descuido, mientras revisaban la casa, la venda se desprendió y pude ver el camino y así corrí sin parar. Apoyado con un tronco de plátano, me arrojé al río Huallaga para ir a la banda (orilla), donde me escondí en el monte. Si no me escapaba, los soldados me hubieran matado, igual que a mi padre”.
Giancarlo y su madre guiaron a este diario hasta la tumba de Claudio Girano Yaya. Después del asesinato del padre de familia, la viuda y sus hijos fugaron a Aucayacu, y luego a El Paraíso, a veinte minutos de Tingo María, en plena selva de Huánuco.
Al regresar a su pueblo, a Giancarlo –junto a su madre– le tocó el doloroso papel de enterrar el cadáver de su padre. Dijo:
“Encontré a mi hermanito Bismarck que lloraba junto al cuerpo de mi padre en plena carretera. Los militares lo habían matado. Con ayuda de dos vecinos, logramos enterrarlo a pocos metros de un pequeño cementerio. Luego volví a escapar con mi hermano, porque otra patrulla llegaba en bote al pueblo”.

El mismo patrón

“¿El ‘Capitán Carlos’ era Ollanta Humala Tasso?”, preguntamos a la viuda Dominga Poma y a su hijo Giancarlo.
“El ‘Capitán Carlos’ es Ollanta Humala”, respondieron.
En circunstancias similares fue ejecutado Luis Izaguirre Prieto, el 25 de junio de 1992. Así lo relató Bertila Dávila Murrieta, la viuda:
“Estaba con mi esposo descansando en la casa de doña Antonia Grande, ubicada en el Puerto de Yanajanca, cuando escuché a gente que gritaba y los perros ladraban sin parar. Eran alrededor de las 5 de la madrugada cuando más de 20 soldados violentaron la puerta de ingreso. Al salir por la ventana, sentí que alguien me encañonó con un fusil en la cabeza. En ese momento otros uniformados sacaron a golpes a mi esposo hasta la carretera para torturarlo. Los soldados que ingresaron en la casa eran de la base de Madre Mía y sacaron en calzoncillos a mi esposo, y luego de atarlo de manos con un alambre, lo tiraron en el suelo para torturarlo. ‘¡Habla, soplón!, ¿dónde están los terrucos de mierda? ¡Habla, mierda o te volamos los sesos!’. Fue horrible porque pese a que mi esposo gritaba y pedía auxilio, otro soldado con la bayoneta de su fusil lo atacaba repetidas veces en la cabeza. Eso nunca me voy olvidar. Yo no podía hacer nada, porque un soldado me tenía apuntada con el cañón de un fusil en mi cabeza y, pese a que estaba embarazada, me golpeaba en la cara y en mi vientre. En esos momentos pensé que iba a abortar por los golpes , pero el soldado seguía amenazándome con matarme si intentaba escapar”.
Bertila Murrieta, a diferencia de otros testigos, aseguró que en esa operación participó el mismo ‘Capitán Carlos’, a quien reconoció plenamente, según dijo:
“Ese día, la patrulla militar había detenido a más de 30 personas, entre hombres, mujeres y niños. Allí estaba parado y dando órdenes el ‘Capitán Carlos’. Ordenó que encerraran a todas las mujeres y niños en una casa, mientras que los varones fueron llevados hacia la carretera. Entre ellos iba mi esposo bañado en sangre y moribundo. Después de horas al salir en busca de mi esposo, vimos por la carretera a los vecinos que estaban tirados boca abajo. A algunos de ellos le habían cortado la oreja y a otros, los dedos, pero mi esposo no estaba. Hasta que un vecino avisó que estaba en un platanal, a un costado de la carretera. El cuerpo de mi esposo tenía múltiples cortes y tenía el rostro destrozado. Al parecer, le dispararon en la cabeza. Su cuero cabelludo y sus sesos estaban esparcidos alrededor de su cadáver”.

Escapar para vivir

Como ocurrió con otros casos, Bertila Dávila, luego de enterrar a su cónyuge, huyó de Yanajanca y se refugió en Pucallpa. Pero regresó al lugar para decirle a La República dónde estaban los restos de su esposo.
Estaba temerosa y nerviosa cuando llegamos al puerto de Yanajanca. “Estoy aquí y los recuerdos me hacen sentir escalofríos y siento muchísima pena por todo lo que viví”, dijo Bertila Murrieta: “Escapé también porque estaba embarazada. Mi hija Bianca nació el 15 de octubre de 1992. No conoció a su padre”.
El 21 de junio de este año, también con la ayuda de familiares, este diario ubicó la tumba de otra víctima: Nemer Acuña Silva. En la primera semana de julio, el Ministerio Público confirmó el hallazgo del cadáver. Los testigos dijeron que Acuña fue ejecutado por los soldados del ‘Capitán Carlos’.
Ahora, La República presenta dos casos más, plenamente identificados.
Los familiares de las víctimas guiaron a La República hasta las tumbas donde enterraron informalmente a sus seres queridos ultimados por los militares.“Humala todavía no es notificado por la fiscalía”
  • Uno de los abogados de Ollanta Humala, Alberto Otárola Peñaranda, afirmó que el ex mandatario aún no ha sido notificado por la fiscal Edith Chamorro, quien investiga los torturas y desapariciones forzadas a manos de militares de la base de Madre Mía
  • “Tanto la fiscalía como la comisión del Congreso no han convocado a Humala, pero desde ya aseguramos que el ex presidente no tiene ninguna responsabilidad en estos hechos. Por el contrario, el pueblo de Madre Mía le ha agradecido por las obras efectuadas en dicho lugar. Igual, está dispuesto a colaborar cuando sea citado”, respondió.
La testigo Bertila Murrieta Dávila aseguró que la patrulla militar que secuestró a su esposo Luis Izaguirre estaba dirigida por el ‘Capitán Carlos’, en junio de 1992. “Ex presidente ya debe ser comprendido”
  • El abogado de algunas de las víctimas del caso Madre Mía, Carlos Rivera Paz, destacó la relevancia de los testimonios que revelan el crimen de Claudio Girano a manos de soldados del ‘Capitán Carlos’. Adelantó que resulta de trascendencia que la fiscalía exhume el cuerpo en el lugar que han indicado los familiares.
  • “Tengo conocimiento de que, dentro de las diligencias, la fiscal Edith Chamorro ha logrado exhumar hasta el momento dos cuerpos. Esto significa que el hecho delictivo ya no solo es un dicho de una persona, sino es un hecho de carácter concreto, por lo tanto, ya se debe comprender a Humala en este caso”, dijo.

No hay comentarios: