India y lesbiana
Cuando preparaba el libro S.O.S. cristianos, me
encontré con dos sorpresas inesperadas: una, que Corea del Norte era el
peor país del mundo para ser cristiano, por encima de las dictaduras
islámicas; y dos, la progresiva radicalización que se estaba
produciendo en India, donde la ideología hindutvá –extremismo
nacionalista, inspirado en el fascismo– estaba consiguiendo dominar el
relato público y ganar las elecciones. En el caso de mi libro, el
fenómeno era muy preocupante para los cristianos, porque los hindut-
vás consideran que India es patrimonio exclusivo de los hinduistas, y
que las comunidades cristianas, presentes desde el siglo I, y las
musulmanas, desde el siglo VIII, no tienen ningún derecho. Los pogromos
contra estas dos comunidades han sido constantes, y son muy violentos
contra la cristiana, vista su situación de mayor vulnerabilidad:
comunidades pobres, rurales o amontonadas en las periferias, y siempre
alejadas de los círculos de poder.
Pero el hindutvá, como todo fascismo, no sólo es radical en
cuestiones identitarias, sino también en aspectos de orden moral, con
un rigorismo tradicionalista que a menudo se muestra con toda su
virulencia. En este sentido, las batidas de grupos de este movimiento
contra colectivos considerados repudiados como los homosexuales son
constantes. Y ahora esta intolerancia la está sufriendo, de forma
pública, una atleta india de 23 años con un gran palmarés, medallista de
plata, en dos categorías, en los campeonatos de Asia del 2018. Como
decía la crónica de Internacional, ha pasado de ser admirada a ser
repudiada.
Se llama Dutee Chand y vive en el poblado de Chaka
Gopalpur, en la zona de Odisha, un estado tristemente famoso por las
acciones violentas de los hindutvás y que sufrió, en el 2008, el ataque
de una turba de hinduistas radicales contra poblados cristianos, con un
resultado de 101 muertos y más de 50.000 desplazados. En el caso de
Dutee, el pecado no es su creencia religiosa, sino el hecho de haber
confesado, en una entrevista a The Indian Express, que tiene una
relación de pareja con otra chica de 19 años, a quien denomina su “alma
gemela”. Esta revelación ha desencadenado un enorme tsunami de rechazo
que ha atravesado toda su vida social, desde los padres hasta los amigos
y los vecinos, muchos de los cuales le perdonaban su lesbianismo,
siempre que no se hiciera público. Aunque lo peor es el riesgo de
violencia que puede sufrir la pareja y que la ha obligado a dejar su
poblado, como fue el caso, hace pocos días, de otra joven lesbiana que
fue atada a un árbol y golpeada salvajemente.
Pero nada ha frenado su determinación y su valentía ha
recibido mucho apoyo. Esta ha sido, vía Twitter, su respuesta: “Gracias
por defender mi derecho. Juntos somos una comunidad fuerte que protege
el derecho de vivir la vida con dignidad y libertad de amar”.
Campeona del deporte y heroína de la vida.
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