miércoles, 1 de septiembre de 2010

81 Aniversario del inicio de la II Guerra Imperialista Mundial



El 1º de septiembre de 1939 la Wehrmacht desencadenaba, al amanecer, un demoledor ataque sobre Polonia.
El imperialismo alemán iniciaba así su camino de agresiones que lo llevaría a invadir decenas de paises incluido la URSS en 1941. Por su parte los imperialistas japoneses llevaban años agrediendo al pueblo chino. La guerra civil revolucionaria en España, habia concluido con la victoria de la reacción fascista el 1º de abril de 1939.
El III Reich de Hitler, la mayor superpotencia imperialista europea, aplastó la resistencia del Ejercito polaco en apenas un mes. La URSS, ocupó una franja de seguridad, prevista en el pacto germano-soviético firmado en Agosto. Este "pacto," alternativo a un frente anti-fascista que fue rechazado por los mismos imperialistas de la "no intervención," fue objeto de una tenaz campaña anti-comunista de las democracias burguesas.
Conviene recordar que el gobierno polaco, profundamente anti-popular, clerical y semi-feudal, no dudo, con una arrogancia sin limites,  que el apoyo de las potencias Francia y Reino Unido y el Vaticano frenaría cualquier  ataque alemán.
Hoy, el gobierno reacccionario polaco, heredero de la camarilla de Pilsudsky, se presenta como victima  de un ataque por la espalda de la URSS tratando de ocultar del decisivo protagonismo de la URSS en la victoria sobre la Alemania nazi y de la liberación de Polonia del yugo semi-feudal.

1 comentario:

Gio Ve dijo...

A serious omission, citing the Molotov-Ribbentropp is not to remember that Poland in the autumn of 1939 was divided not only between Germany and the USSR, but also from Lithuania. The Government of Kaunas, with the approval of Hitler and Stalin, it took possession of Wilno, drove away the Polish population, changed the name of the city into Vilnius and it moved the capital there. Lithuania never returned to Poland this territorial advantage. In 1945, thanks to Stalin, Soviet Lithuania also took Memel from Germany, drove out the German population and changed the name of the city into Klaipeda. These favours, obtained thanks to Stalin, are the skeleton in the closet of Lithuania, improperly remembered as a victim instead of a collaborationist of the USSR.