DESECHAR LAS ILUSIONES,
PREPARARSE PARA LA LUCHA
PREPARARSE PARA LA LUCHA
14 de agosto de 1949
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¡Qué diferentes son la lógica del imperialismo y la del pueblo! Provocar disturbios, fracasar, provocar disturbios de nuevo, fracasar de nuevo, y así hasta la ruina: ésta es la lógica de los imperialistas y de todos los reaccionarios del mundo frente a la causa del pueblo, y ellos no marcharán nunca en contra de esta lógica. Esta es una ley marxista. Cuando decimos que "el imperialismo es feroz", queremos decir que su naturaleza nunca cambiará y que los imperialistas nunca dejarán de lado sus cuchillas de carnicero ni se convertirán jamás en Budas, y así hasta su ruina.
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Luchar, fracasar, luchar de nuevo, fracasar de nuevo, volver a
luchar, y así hasta la victoria: ésta es la lógica del pueblo, que
tampoco marchará jamás en contra de ella. Esta es otra ley marxista. La
revolución del pueblo ruso siguió esta ley, y la ha seguido también la
revolución del pueblo chino.
Las clases luchan, unas clases salen victoriosas, otras quedan
eliminadas. Así es la historia, así es la historia de la civilización de
los últimos milenios. La interpretación de la historia desde este punto
de vista es el materialismo histórico; desde el punto de vista
contrario, el idealismo histórico.
El método de la autocrítica sólo se puede aplicar en el seno del
pueblo; es imposible persuadir a los imperialistas y a los reaccionarios
chinos a que muestren benevolencia y abandonen el mal camino. El único
medio es organizar fuerzas para luchar contra ellos, como lo hicimos en
nuestra Guerra Popular de Liberación y en la revolución agraria, desenmascarar a los imperialistas, "irritar"[9]
a los imperialistas y a los reaccionarios, derrocarlos, castigarlos por
sus transgresiones contra la ley, "sólo permitirles actuar en la forma
debida y no tolerarles que se extralimiten, ni de palabra ni de hecho".
Sólo entonces habrá alguna esperanza de tratar con los países
extranjeros imperialistas sobre la base de la igualdad y del beneficio
mutuo. Sólo entonces habrá alguna esperanza de dar a aquellos
terratenientes, capitalistas burocráticos, miembros de la reaccionaria
camarilla kuomintanista y sus cómplices que hayan depuesto las armas y
se hayan rendido, una educación encaminada a transformar a los malos en
buenos, y alguna esperanza de lograr convertirlos, dentro de lo posible,
en personas buenas. Muchos liberales chinos -- elementos democráticos
de viejo tipo, o sea, partidarios del "individualismo democrático", en
quienes Truman, Marshall, Acheson, Leighton Stuart y sus semejantes
tienen depositada su esperanza y a quienes tratan constantemente de
ganarse -- caen a menudo en la pasividad y se equivocan con frecuencia
en sus juicios sobre los gobernantes de los EE.UU., sobre el Kuomintang,
sobre la Unión Soviética y también sobre el Partido Comunista de China.
Eso se explica precisamente porque no abordan los problemas desde el
punto de vista del materialismo histórico, o no aprueban este modo de
abordar los problemas.
Es deber de los hombres avanzados -- comunistas, miembros de los
partidos democráticos, obreros políticamente conscientes, jóvenes
estudiantes e intelectuales progresistas -- unirse, en el seno de la
China Popular, con las capas y los elementos intermedios, los elementos atrasados de diversas capas, con todos los que aún se muestran
vacilantes e irresolutos (estas personas continuarán vacilando por largo
tiempo; vacilarán aun después que se hayan hecho firmes; vacilarán
apenas tropiecen con dificultades), darles sincera ayuda, criticar su
carácter vacilante, educarlos, ganarlos para el lado de las masas
populares, impedir que los imperialistas los arrastren consigo, y
decirles que desechen las ilusiones y se preparen para la lucha. Que
nadie piense que con la victoria ya no es menester trabajar entre ellos.
Todavía tenemos que trabajar, trabajar mucho y con paciencia, antes de
poder ganar efectivamente a estos elementos para nosotros. Cuando los
ganemos, el imperialismo se encontrará enteramente aislado, y Acheson no
podrá poner en juego ninguna de sus tretas.
La consigna de "prepararse para la lucha" se dirige a los que todavía
acarician ciertas ilusiones con respecto al problema de las relaciones
entre China y los países imperialistas, especialmente entre China y los
EE.UU. En cuanto a este problema, ellos aún se mantienen en la
pasividad, aún no han tomado su decisión, aún no están resueltos a
librar una prolongada lucha contra el imperialismo norteamericano (e
inglés), pues albergan todavía ilusiones con respecto a los EE.UU. En
este problema nos sigue separando de ellos una distancia grande o
bastante grande.
La publicación del Libro Blanco y de la carta de Acheson merece
celebrarse, porque lanza un balde de agua fría y deja en vergüenza a los
que mantienen ideas de la vieja democracia o del individualismo
democrático, que no aprueban, o no aprueban mucho, la democracia
popular, o el colectivismo democrático, o el centralismo democrático, o
el heroísmo colectivo, o el patriotismo internacionalista, que
manifiestan al respecto descontento o cierto descontento, o incluso
antipatía, pero que aún mantienen sentimientos patrióticos y no son
reaccionarios kuomintanistas. Lanza un balde de agua fría
particularmente a los que creen que todo lo norteamericano es bueno y
esperan que China se modele a la manera de los EE.UU.
Acheson declara abiertamente que se "estimulará" a los
individualistas democráticos chinos a sacudirse el "yugo extranjero".
Esto quiere decir que llama al derrocamiento del marxismo-leninismo y de
la dictadura democrática popular dirigida por el Partido Comunista de
China. Porque esta doctrina y este sistema, según se alega, son
"extranjeros", no tienen raíces en China y son impuestos a los chinos
por Marx (muerto hace 66 años), de Alemania, Lenin (muerto hace 25 años)
y Stalin (vivo aún), ambos de Rusia; esta doctrina y este sistema son, además, pésimos, pues abogan por la lucha de clases,
por el derribamiento del imperialismo, etc.; de ahí que sea necesario
derrocarlos. En relación con esto, se dice que " . . . el individualismo
democrático de China se reafirmará finalmente" con el "estímulo" del
Presidente Truman, del comandante en jefe entre bastidores Marshall, del
Secretario de Estado Acheson (encantador mandarín extranjero
responsable de la publicación del Libro Blanco) y del embajador Leighton
Stuart que se ha escabullido. Los Acheson consideran que así infunden
el "estímulo", pero es muy posible que los individualistas democráticos
chinos que, a pesar de su confianza en los EE.UU., aún conservan
sentimientos patrióticos, lo estimen como un balde de agua fría que se
les ha lanzado y como un motivo de vergüenza, porque en vez de tratar de
manera apropiada con las autoridades de la dictadura democrática
popular de China, los Acheson se entregan a este sucio trabajo y, lo que
es más, lo publican abiertamente. ¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza! Para
quienes tienen sentimientos patrióticos, la declaración de Acheson no es
un "estímulo", sino un insulto.
China se encuentra en medio de una gran revolución. Toda China hierve
de entusiasmo. Las condiciones son favorables para ganarnos y unir en
tomo nuestro a todos los que no profesen un odio profundo e implacable a
la causa de la revolución popular, aunque mantengan ideas equivocadas.
Los hombres avanzados deben utilizar el Libro Blanco para emprender un
trabajo de persuasión entre ellos.
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