martes, 22 de septiembre de 2009

Estado español: El renegado Anguita y la nueva ideologia de los DD.HH.

Anguita me riscó la perra
prccanarias
Teodoro Santana

“Yo, que soy comunista, hace tiempo renuncié a plantear el comunismo como alternativa, o el socialismo, porque eso no llega a la gente; a la gente sí le llega un derecho humano”, afirmaba en unas recientes declaraciones el ex secretario general del PCE y ex coordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita. Según él, “en el momento actual, hay que dejar a un lado las ideologías y tener claro que la única vía posible para cambiar el mundo son los derechos humanos”.
Si uno a estas alturas no estuviera curtido ante mil disparates, sería para sorprenderse de semejantes afirmaciones. Aunque hay que reconocer que Anguita las hace con total sinceridad. Efectivamente, hace tiempo que él y su partido renunciaron al comunismo como alternativa. Y, también efectivamente, esa renuncia se hace para llegar a la gente, es decir, por puro electoralismo. Lo que no entiende Anguita ni el PCE es que el comunismo no llega a la gente, precisamente, porque los que aparecen como sus máximos representantes han renunciado a él. Si los “comunistas” oficiales se avergüenzan del comunismo, lo esconden y reniegan de él, ¿qué puede pensar el común de los mortales?
Sin embargo, la “brillante” estrategia consistente en liquidar de facto el PCE, subsumirlo como “corriente de opinión” en una amalgama variopinta y confusa, y presentarse bajo otra bandera para obtener réditos electorales, no parece haber dado buenos resultados. Total, pensará la gente, para votar a un PSOE chico, votamos a un PSOE grande y, de paso, cerramos el paso al PP. Y claro, para ese viaje, no hacían falta alforjas.
Pero, si renuncia al comunismo, ¿cómo puede Anguita presentarse como “comunista”? El comunismo es la ideología y la estrategia de toma del poder de la clase asalariada. Nuestro hombre tiene derecho a “dejar a un lado las ideologías” o a presentarse como comunista, ¡pero no ambas cosas a la vez!
¿Y qué quiere decir con eso de “dejar a un lado las ideologías”? ¿Acaso aún no ha aprendido que las ideologías son las diferentes visiones del mundo que representan a las distintas clases sociales? Por mucho que quiera, Anguita no puede dejar de lado algún tipo de ideología, alguna visión de las cosas. Podrá ser una ideología más científica o más idealista, más cercana a la concepción del mundo revolucionaria o más burguesa, pero no puede dejar de lado toda ideología, como no puede dejar de respirar.
Evidentemente, si no se adopta la ideología y la visión del mundo revolucionaria, marxista, leninista, se adoptará otra. Si no se adopta una ideología proletaria, se adoptará una burguesa. Y bien que expresa en estas declaraciones el señor Anguita su ideología: ni más ni menos, pretende retrotraernos a más de doscientos años atrás, constriñendo a la clase asalariada a la lucha por los derechos humanos, a los objetivos de la revolución burguesa.
¡Claro que le molesta la ideología comunista! ¡Hay que dejar fuera la estrategia de la toma revolucionaria del poder por parte de los asalariados, de la construcción del socialismo y del comunismo! ¡No vayamos a molestar a los señores burgueses! ¡Ni a perder votos! Ya se sabe, hay que llegar a la gente (es decir, a la masa amorfa, no al pueblo consciente).
Una vez desvestido de la ideología comunista, el señor Anguita ve en los “derechos humanos” (es decir, en los derechos burgueses) “la única vía posible”. ¿Y en que consiste esa vía? Ni más ni menos que en exigir al Estado capitalista que cumpla con la letra de sus propias leyes. ¡Anguita cree más en las leyes burguesas que los propios burgueses! Y ahí tenemos a nuestro hombre exigiendo que se cumplan “el derecho al trabajo, la igualdad o la seguridad social”, que también están escritos en los papeles. ¡Convertido en representante “puro” de la Constitución y la farfolla del Estado burgués!
Si éste era el dirigente “comunista” más “radical”, se comprende que el comunismo español haya terminado en el abismo. La lección para los revolucionarios comunistas, para los marxista-leninistas, es que el electoralismo y el “programa, programa, programa” reformista pequeño burgués, no conducen sino al desastre.
“Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista”, señalaban Marx y Engels en el Manifiesto Comunista.
El “desideologizado” Anguita, que renuncia a la lucha ideológica y claudica ante las concepciones burguesas, es incapaz de entenderlo.

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