Lo esencial de la teoría marxista del
Estado
Es necesario especificar en primer lugar un punto
importante: el Estado (y su existencia dentro de su aparato) sólo tiene sentido
en función del poder de Estado. Toda la lucha política de las clases
gira alrededor del Estado. Aclaremos: alrededor de la posesión, es decir, de la
toma y la conservación del poder de Estado por cierta clase o por una alianza de
clases o de fracciones de clases. Esta primera acotación nos obliga a distinguir
el poder de Estado (conservación del poder de Estado o toma del poder de
Estado), objetivo de la lucha política de clases por una parte, y el aparato de
Estado por la otra.
Sabemos que el aparato de Estado puede seguir en
pie, como lo prueban las "revoluciones" burguesas del siglo XIX en Francia
(1830, 1848), los golpes de estado (2 de diciembre de 1851, mayo de 1958), las
conmociones de estado (caída del Imperio en 1870, caída de la II República en
1940), el ascenso de la pequeña-burguesía (1890-1895 en Francia), etcétera, sin
que el aparato de Estado fuera afectado o modificado; puede seguir en pie bajo
acontecimientos políticos que afecten a la posesión del poder de
Estado.
Aun después de una revolución social como la de
1917, gran parte del aparato de Estado seguía en pie luego de la toma del poder
por la alianza del proletariado y el campesinado pobre: Lenin lo repitió muchas
veces.
Se puede decir que esta distinción entre poder de
Estado y aparato de Estado forma parte, de manera explícita, de la "teoría
marxista" del Estado desde el 18 Brumario y las Luchas de clases en
Francia, de Marx.
Para resumir este aspecto de la "teoría marxista
del Estado", podemos decir que los clásicos del marxismo siempre han afirmado
que: 1) el Estado es el aparato represivo de Estado; 2) se debe distinguir entre
el poder de Estado y el aparato de Estado; 3) el objetivo de la lucha de clases
concierne al poder de Estado y, en consecuencia, a la utilización del aparato de
Estado por las clases (o alianza de clases o fracciones de clases) que tienen el
poder de Estado en función de sus objetivos de clase y 4) el proletariado debe
tomar el poder de Estado completamente diferente, proletario, y elaborar en las
etapas posteriores un proceso radical, el de la destrucción del Estado (fin del
poder de Estado y de todo aparato de Estado).
Por consiguiente, desde este punto de vista, lo
que propondríamos que se agregue a la "teoría marxista" de Estado ya figura en
ella con todas sus letras. Pero nos parece que esta teoría, completada así,
sigue siendo todavía en parte descriptiva, aunque incluya en lo sucesivo
elementos complejos y diferenciales cuyas reglas y funcionamiento no pueden
comprenderse sin recurrir a una profundización teórica
suplementaria.
Los aparatos ideológicos del
Estado
Lo que se debe
agregar a la "teoría marxista" del Estado es entonces otra
cosa.
Aquí debemos avanzar con prudencia en un terreno
en el que los clásicos del marxismo nos precedieron hace mucho tiempo, pero sin
haber sistematizado en forma teórica los decisivos progresos que sus
experiencias y análisis implican. En efecto, sus experiencias y análisis
permanecieron ante todo en el campo de la práctica política.
En realidad, los clásicos del marxismo, en su
práctica política, han tratado al Estado como una realidad más compleja que la
definición dada en la "teoría marxista del Estado" y que la definición más
completa que acabamos de dar. Ellos reconocieron esta complejidad en su
práctica, pero no la expresaron correspondientemente en teoría.7
Desearíamos tratar de esbozar muy
esquemáticamente esa teoría correspondiente. Con este fin proponemos la
siguiente tesis.
Para hacer progresar la teoría del Estado es
indispensable tener en cuenta no sólo la distinción entre poder de Estado y
aparato de Estado, sino también otra realidad que se manifiesta junto al
aparato (represivo) de Estado, pero que no se confunde con él. Llamaremos a esa
realidad por su concepto; los aparatos ideológicos de
Estado.
¿Qué son los aparatos ideológicos de Estado
(AIE)?
No se confunden con el aparato (represivo) de
Estado. Recordemos que en la teoría marxista el aparato de Estado (AE) comprende:
el gobierno, la administración, el ejército, la policía, los tribunales, las
prisiones, etc., que constituyen lo que llamaremos desde ahora el aparato
represivo de Estado. Represivo significa que el aparato de Estado en cuestión
"funciona mediante la violencia", por lo menos en situaciones límite (pues la
represión administrativa, por ejemplo, puede revestir formas no
físicas).
Designamos con el nombre de aparatos ideológicos
de Estado cierto número de realidades que se presentan al observador inmediato
bajo la forma de instituciones distintas y especializadas. Proponemos una lista
empírica de ellas, que exigirá naturalmente que sea examinada en detalle, puesta
a prueba, rectificada y reordenada. Con todas las reservas que implica esta
exigencia podemos por el momento considerar como aparatos ideológicos de Estado
las instituciones siguientes (el orden en el cual los enumeramos no tiene
significación especial):
AIE escolar (el sistema de las distintas
"Escuelas", públicas y privadas),
AIE familiar,8
AIE jurídico,9
AIE político (el sistema político del cual forman
parte los distintos partidos),
AIE sindical,
AIE de información (prensa, radio, T.V.,
etc.),
AIE cultural (literatura, artes, deportes,
etc.).
Decimos que los AIE no se confunden con el
aparato (represivo) de Estado. ¿En qué consiste su diferencia?
En un primer momento podemos observar que si
existe un aparato (represivo) de Estado, existe una pluralidad de
aparatos ideológicos de Estado. Suponiendo que ella exista, la unidad que
constituye esta pluralidad de AIE en un cuerpo no es visible
inmediatamente.
En un segundo momento, podemos comprobar que mientras que el aparato (represivo) de Estado (unificado) pertenece enteramente al dominio público, la mayor parte de los aparatos ideológicos de Estado (en su aparente dispersión) provienen en cambio del dominio privado. Son privadas las Iglesias, los partidos, los sindicatos, las familias, algunas escuelas, la mayoría de los diarios, las familias, las instituciones culturales, etc., etc.
Dejemos de lado por ahora nuestra primera
observación. Pero será necesario tomar en cuenta la segunda y preguntarnos con
qué derecho podemos considerar como aparatos ideológicos de Estado
instituciones que en su mayoría no poseen carácter público sino que son
simplemente privadas. Gramsci, marxista consciente, ya había previsto
esta objeción. La distinción entre lo público y lo privado es una distinción
interna del derecho burgués, válida en los dominios (subordinados) donde el
derecho burgués ejerce sus "poderes". No alcanza al dominio del Estado, pues
éste está "más allá del Derecho": el Estado, que es el Estado de la clase
dominante, no es ni público ni privado; por el contrario, es la condición de
toda distinción entre público y privado. Digamos lo mismo partiendo esta vez de
nuestros aparatos ideológicos de Estado. Poco importa si las instituciones que
los materializan son "públicas" o "privadas"; lo que importa es su
funcionamiento. Las instituciones privadas pueden "funcionar" perfectamente como
aparatos ideológicos de Estado. Para demostrarlo bastaría analizar un poco más
cualquiera de los AIE.
Pero vayamos a lo esencial. Hay una diferencia fundamental entre los AIE y el aparato (represivo) de Estado: el aparato represivo de Estado "funciona mediante la violencia", en tanto que los AIE funcionan mediante la ideología.
Rectificando esta distinción, podemos ser más
precisos y decir que todo aparato de Estado, sea represivo o ideológico,
"funciona" a la vez mediante la violencia y la ideología, pero con una
diferencia muy importante que impide confundir los aparatos ideológicos de
Estado con el aparato (represivo) de Estado. Consiste en que el aparato
(represivo) de Estado, por su cuenta, funciona masivamente con la represión
(incluso física), como forma predominante, y sólo secundariamente con la
ideología. (No existen aparatos puramente represivos.) Ejemplos: el ejército y
la policía utilizan también la ideología, tanto para asegurar su propia cohesión
y reproducción, como por los "valores" que ambos proponen hacia
afuera.
De la misma manera, pero a la inversa, se debe
decir que, por su propia cuenta, los aparatos ideológicos de Estado funcionan
masivamente con la ideología como forma predominante pero utilizan
secundariamente, y en situaciones límite, una represión muy atenuada,
disimulada, es decir simbólica. (No existe aparato puramente ideológico.) Así la
escuela y las iglesias "adiestran" con métodos apropiados (sanciones,
exclusiones, selección, etc.) no sólo a sus oficiantes sino a su grey. También
la familia... También el aparato ideológico de Estado cultural (la censura, por
mencionar sólo una forma), etcétera.
¿Sería útil mencionar que esta determinación del
doble "funcionamiento" (de modo predominante, de modo secundario) con la
represión y la ideología, según se trate del aparato (represivo) de Estado o de
los aparatos ideológicos de Estado, permite comprender que se tejan
constantemente sutiles combinaciones explícitas o tácitas entre la acción del
aparato (represivo) de Estado y la de los aparatos ideológicos del Estado? La
vida diaria ofrece innumerables ejemplos que habrá que estudiar en detalle para
superar esta simple observación.
Ella,
sin embargo, nos encamina hacia la comprensión de lo que constituye la unidad
del cuerpo, aparentemente dispar, de los AIE. Si los AIE "funcionan" masivamente
con la ideología como forma predominante, lo que unifica su diversidad es ese
mismo funcionamiento, en la medida en que la ideología con la que funcionan, en
realidad está siempre unificada, a pesar de su diversidad y sus contradicciones,
bajo la ideología dominante, que es la de "la clase dominante". Si
aceptamos que, en principio, "la clase dominante" tiene el poder del Estado (en
forma total o, lo más común, por medio de alianzas de clases o de fracciones de
clases) y dispone por lo tanto del aparato (represivo) de Estado, podremos
admitir que la misma clase dominante sea parte activa de los aparatos
ideológicos de Estado, en la medida en que, en definitiva, es la ideología
dominante la que se realiza, a través de sus contradicciones, en los aparatos
ideológicos de Estado. Por supuesto que es muy distinto actuar por medio de
leyes y decretos en el aparato (represivo) de Estado y "actuar" por intermedio
de la ideología dominante en los aparatos ideológicos de Estado. Sería necesario
detallar esa diferencia que, sin embargo, no puede enmascarar la realidad de una
profunda identidad. Por lo que sabemos, ninguna clase puede tener en sus
manos el poder de Estado en forma duradera sin ejercer al mismo tiempo su
hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos de Estado. Ofrezco al
respecto una sola prueba y ejemplo: la preocupación aguda de Lenin por
revolucionar el aparato ideológico de Estado en la enseñanza (entre otros) para
permitir al proletariado soviético, que se había adueñado del poder de Estado,
asegurar el futuro de la dictadura del proletariado y el camino al
socialismo.10
Esta última observación nos pone en condiciones
de comprender que los aparatos ideológicos de Estado pueden no sólo ser
objeto sino también lugar de la lucha de clases, y a menudo de
formas encarnizadas de lucha de clases. la clase (o la alianza de clases) en el
poder no puede imponer su ley en los aparatos ideológicos de Estado tan
fácilmente como en el aparato ideológicos de Estado tan fácilmente como en el
aparato (represivo) de Estado, no sólo porque las antiguas clases dominantes
pueden conservar en ellos posiciones fuertes durante mucho tiempo, sino además
porque la resistencia de las clases explotadas puede encontrar el medio y la
ocasión de expresarse en ellos, ya sea utilizando las contradicciones
existentes, ya sea conquistando allí posiciones de combate mediante la
lucha.11
Puntualicemos nuestras observaciones:
Si la tesis que hemos propuesto es válida,
debemos retomar, determinándola en un punto, la teoría marxista clásica del
Estado. Diremos que es necesario distinguir el poder de Estado (y su posesión
por...) por un lado, y el aparato de Estado por el otro. Pero agregaremos que el
aparato de Estado comprende dos cuerpos: el de las instituciones que representan
el aparato represivo de Estado por una parte, y el de las instituciones que
representan el cuerpo de los aparatos ideológicos de Estado por la
otra.
Pero, si esto es así, no puede dejar de
plantearse, aun en el estado muy somero de nuestras indicaciones, la siguiente
cuestión: ¿cuál es exactamente la medida del rol de los aparatos ideológicos de
Estado? ¿Cuál puede ser el fundamento de su importancia? En otras palabras: ¿a
qué corresponde la "función" de esos aparatos ideológicos de Estado, que no
funcionan con la represión sino con la ideología?
Sobre la reproducción de las relaciones de
producción
Podemos responder ahora a nuestra cuestión
central, que hemos dejado en suspenso muchas páginas atrás: ¿cómo se asegura
la reproducción de las relaciones de producción?
En lenguaje tópico (infraestructura,
superestructura) diremos: está asegurada en gran parte 12 por la
superestructura jurídico-política e ideológica
Pero dado que hemos considerado indispensable
superar ese lenguaje todavía descriptivo, diremos: está asegurada, en gran
parte, por el ejercicio del poder de Estado en los aparatos de Estado, por u n
lado el aparato (represivo) de Estado, y por el otro los aparatos ideológicos de
Estado.
Se deberá tener muy en cuenta lo dicho precendentemente y que reunimos ahora bajo las tres características siguientes:
1) Todos los aparatos de Estado funcionan a la
vez mediante la represión y la ideología, con la diferencia de que el aparato
(represivo) de Estado funciona masivamente con la represión como forma
predominante, en tanto que los aparatos ideológicos de Estado funcionan
masivamente con la ideología como forma predominante.
2) En tanto que el aparato (represivo) de Estado
constituye un todo organizado cuyos diferentes miembros están centralizados bajo
una unidad de mando —la de la política de lucha de clases aplicada por los
representantes políticos de las clases dominantes que tienen el poder de Estado—
los aparatos ideológicos de Estado son múltiples, distintos, "relativamente
autónomos" y susceptibles de ofrecer un campo objetivo a contradicciones que,
bajo formas unas veces limitadas, otras extremas, expresan los efectos de los
choques entre la lucha de clases capitalista y la lucha de clases proletaria,
así como sus formas subordinadas.
3) En tanto que la unidad del aparato (represivo)
de Estado está asegurada por su organización centralizada y unificada bajo la
dirección de representantes de las clases en el poder, que ejecutan la política
de lucha de clases en el poder, la unidad entre los diferentes aparatos
ideológicos de Estado está asegurada, muy a menudo en formas contradictorias,
por la ideología dominante, la de la clase dominante.
Si se tienen en cuenta estas características, se
puede entonces representar la reproducción de las relaciones de producción,
13 de acuerdo con una especie de "división del trabajo", de
la manera siguiente.
El rol del aparto represivo de Estado consiste
esencialmente en tanto aparato represivo, en asegurar por la fuerza (sea o no
física) las condiciones políticas de reproducción de las relaciones de
producción que son, en última instancia, relaciones de explotación. El
aparato de Estado no solamente contribuye en gran medida a su propia
reproducción (existen en el Estado capitalista dinastías de hombres políticos,
dinastías de militares, etc.) sino también, y sobre todo, asegura mediante la
represión (desde la fuerza física más brutal hasta las más simples ordenanzas y
prohibiciones administrativas, la censura abierta o tácita, etc.) las
condiciones políticas de la actuación de los aparatos ideológicos de
Estado.
Ellos, en efecto, aseguran en gran parte, tras el
"escudo" del aparato represivo de Estado, la reproducción misma de las
relaciones de producción. Es aquí donde interviene masivamente el rol de la
ideología dominante, la de la clase dominante se asegura la "armonía" (a veces
estridente) entre el aparato represivo de Estado y los aparatos ideológicos de
Estado y entre los diferentes aparatos ideológicos de Estado.
Nos vemos llevados así a encarar la hipótesis
siguiente, en función de la diversidad de los aparatos ideológicos de Estado en
su rol único —por ser común— de reproducir las relaciones de
producción.
En efecto, hemos enumerado en las formaciones sociales capitalistas contemporáneas una cantidad relativamente elevada de aparatos ideológicos de Estado: el aparato escolar, el aparato religioso, el aparato familiar, el aparato político, el aparato sindical, el aparato de información, el aparato "cultural", etcétera.
Ahora bien, en las formaciones sociales del modo
de producción "servil" (comunmente llamado feudal) comprobamos que, aunque
existe (no sólo a partir de la monarquía absoluta sino desde los primeros
estados antiguos conocidos) un aparato represivo de Estado único, formalmente
muy parecido al que nosotros conocemos, la cantidad de aparatos ideológicos de
Estado es menor y su individualidad diferente. Comprobamos, por ejemplo, que la
Iglesia (aparato ideológico de Estado religioso) en la Edad Media acumulaba
numerosas funciones (en especial las escolares y culturales) hoy atribuidas a
muchos aparatos ideológicos de Estado diferentes, nuevos con respecto al que
evocamos. Junto a la Iglesia existía el aparato ideológico de Estado familiar,
que cumplía un considerable rol, no comparable con el que cumple en las
formaciones sociales capitalistas. A pesar de las apariencias, la iglesia y la
familia no eran los únicos aparatos ideológicos de Estado. Existía también un
aparato ideológicos de Estado político (los Estados Generales, el Parlamento,
las distintas facciones y ligas políticas, antecesoras de los partidos políticos
modernos, y todo el sistema político de comunas libres, luego de las ciudades).
Existía asimismo un poderoso aparato ideológico de Estado "pre-sindical", si
podemos arriesgar esta expresión forzosamente anacrónica (las poderosas
cofradías de comerciantes, de banqueros, y también las asociaciones de
compagnons*, etcétera). Las ediciones y la información también tuvieron
un innegable desarrollo, así como los espectáculos, al comienzo partes
integrantes de la iglesia y luego cada vez más independientes de
ella.
Ahora bien, es absolutamente evidente que en el
período histórico pre-capitalista que acabamos de examinar a grandes rasgos,
existía un aparato ideológico de Estado dominante, la Iglesia, que
concentraba no sólo las funciones religiosas sino también las escolares y buena
parte de las funciones de información y "cultura". Si toda la lucha ideológica
del siglo XVI al XVII, desde la primera ruptura de la Reforma, se concentró
en la lucha anticlerical y antirreligiosa, ello no sucedió por azar sino a
causa de la posición dominante del aparato ideológico de Estado
religioso.
La revolución francesa tuvo ante todo por
objetivo y resultado no sólo trasladar el poder de Estado de la aristocracia
feudal a la burguesía capitalista-comercial, romper parcialmente el antiguo
aparato represivo de Estado y reemplazarlo por uno nuevo (el ejército nacional
popular, por ejemplo), sino también atacar el aparato ideológico de Estado Nº 1,
la Iglesia. De allí la constitución civil del clero, la confiscación de los
bienes de la Iglesia y la creación de nuevos aparatos ideológicos de Estado para
reemplazar el aparato ideológico de Estado religioso en su rol
dominante.
Naturalmente, las cosas no fueron simples: lo
prueba el concordato, la restauración, y la larga lucha de clases entre la
aristocracia terrateniente y la burguesía industrial durante todo el siglo XIX
para imponer la hegemonía burguesa sobre las funciones desempeñadas hasta
entonces por la iglesia, ante todo en la escuela. Puede decirse que la burguesía
se apoyó en el nuevo aparato ideológico de Estado político,
democrático-parlamentario, implantado en los primeros años de la Revolución,
restaurado luego por algunos meses, después de largas y violentas luchas, en
1848, y durante decenas de años después de la caída del Segundo Imperio, para
dirigir la lucha contra la Iglesia y apoderarse de sus funciones ideológicas, en
resumen, para asegurar no sólo su hegemonía política sino también la hegemonía
ideología indispensable para la reproducción de las relaciones capitalistas de
producción.
Por esto nos creemos autorizados para ofrecer la
tesis siguiente, con todos los riesgos que implica. Pensamos que el aparato
ideológico de Estado que ha sido colocado en posición dominante en las
formaciones capitalistas maduras, como resultado de una violenta lucha de clase
política e ideológica contra el antiguo aparato ideológico de Estado dominante,
es el aparato ideológico escolar.
Esta tesis puede parecer paradójica, si es cierto
que cualquier persona acepta —dada la representación ideológica que la burguesía
quería darse a sí misma y dar a las clases que explota— que el aparato
ideológico de Estado dominante en las formaciones sociales capitalistas no es la
escuela sino el aparato de Estado político, es decir, el régimen de democracia
parlamentaria combinado del sufragio universal y las luchas
partidarias.
No obstante, la historia, incluso la historia
reciente, demuestra que la burguesía pudo y puede adaptarse perfectamente a
aparatos ideológicos de Estado políticos distintos de la democracia
parlamentaria: el Primer y Segundo Imperio, la Monarquía Constitucional (Luis
XVIII, Carlos X), la Monarquía parlamentaria (Luis Felipe), la democracia
presidencial (de Gaulle), por hablar sólo de Francia. En Inglaterra las cosas
son todavía más evidentes. La revolución fue allí particularmente lograda desde
el punto de vista burgués ya que, contrariamente a lo ocurrido en Francia —donde
la burguesía, a causa de la necedad de la pequeña nobleza, tuvo que aceptar su
elevación al poder por intermedio de "jornadas revolucionarias" plebeyas y
campesinas, que le costaron terriblemente caras—, la burguesía inglesa pudo
"llegar a un acuerdo" con la aristocracia y "compartir" con ella el poder de
Estado y el uso del aparato de Estado durante mucho tiempo (¡paz entre todos los
hombres de buena voluntad de las clases dominantes!). En Alemania las cosas son
aún más asombrosas, pues la burguesía imperialista hizo su estruendosa entrada
en la historia (antes de "atravesar" la República de Weimar y entregarse al
nazismo), bajo un aparato ideológico de Estado político en el que los junkers
imperiales (Bismark es el símbolo), su ejército y su policía le servían de
escudo y de equipo dirigente.
Notas del fragmento
7 Gramsci es, por lo que sabemos, el único que siguió el camino tomado por
nosotros. Tuvo esta idea "singular" de que el Estado no se reduce al aparato
(represivo) del Estado, sino que comprende, como él decía, cierto número de
instituciones de la "sociedad civil": la Iglesia, las escuelas, los sindicatos,
etc. Gramsci, lamentablemente, no sistematizó sus intuiciones, que Gramsci,
Ocuvres Choisies, Ed. Sociales, pp. 290, 291 (nota 3), 293, 295, 436.
Véase Lettres de la Prison, Ed. Sociales.
8 La familia cumple, evidentemente, otras funciones que la de un AIE. Interviene en la reproducción de la fuerza de trabajo. Es, según los modos de producción, unidad de producción y(o) unidad de consumo.
9 "Derecho" pertenece a la vez al aparato (represivo) del Estado y al sistema de los AIE.
10 En un texto conmovedor, que data de 1937, Krupskaia relató los esfuerzos desesperados de Lenin, y lo que ella consideraba como su fracaso ("Le chemin pareouru").
11 Lo que se dice aquí, rápidamente, de la lucha de clases en los AIE, está lejos de agotar la cuestión. Para abordarla es necesario tener presentes dos principios: El primer principio fue formulado por Marx en el Prefacio a la Contribución: "Cuando se consideran tales conmociones (una revolución social) es necesario distinguir siempre entre la conmoción material —que puede comprobarse de una manera científicamente rigurosa— de las condiciones económicas de producción y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas en las cuales los hombres toman conciencia de ese conflicto y lo llevan hasta el fin". La lucha de clases se expresa y se ejerce pues en las formas ideológicas y también por lo tanto en las formas ideológicas de los AIE. Pero la lucha de las clases desborda ampliamente esas formas, y por ello la lucha de las clases explotadas puede ejercerse también en las formas de los AIE, para volver contra las clases en el poder el arma de la ideología. Esto ocurre en virtud del segundo principio: la lucha de clases desborda los AIE porque está arraigada fuera de la ideología, en la infraestructura, en las relaciones de producción, que son relaciones de explotación y que constituyen la base de las relaciones de clase.
12 Gran parte. Pues las relaciones de producción son reproducidas en primer lugar por la materialidad del proceso de producción y del proceso de circulación. Pero no se debe olvidar que las relaciones ideológicas están inmediatamente presentes en esos mismos procesos.
13 Para la parte de la reproducción a la cual contribuyen el aparato represivo de Estado y los AIE.
* Antiguamente, obreros pertenecientes a un mismo gremio (compagnonnage ). (N. del T.)
8 La familia cumple, evidentemente, otras funciones que la de un AIE. Interviene en la reproducción de la fuerza de trabajo. Es, según los modos de producción, unidad de producción y(o) unidad de consumo.
9 "Derecho" pertenece a la vez al aparato (represivo) del Estado y al sistema de los AIE.
10 En un texto conmovedor, que data de 1937, Krupskaia relató los esfuerzos desesperados de Lenin, y lo que ella consideraba como su fracaso ("Le chemin pareouru").
11 Lo que se dice aquí, rápidamente, de la lucha de clases en los AIE, está lejos de agotar la cuestión. Para abordarla es necesario tener presentes dos principios: El primer principio fue formulado por Marx en el Prefacio a la Contribución: "Cuando se consideran tales conmociones (una revolución social) es necesario distinguir siempre entre la conmoción material —que puede comprobarse de una manera científicamente rigurosa— de las condiciones económicas de producción y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas en las cuales los hombres toman conciencia de ese conflicto y lo llevan hasta el fin". La lucha de clases se expresa y se ejerce pues en las formas ideológicas y también por lo tanto en las formas ideológicas de los AIE. Pero la lucha de las clases desborda ampliamente esas formas, y por ello la lucha de las clases explotadas puede ejercerse también en las formas de los AIE, para volver contra las clases en el poder el arma de la ideología. Esto ocurre en virtud del segundo principio: la lucha de clases desborda los AIE porque está arraigada fuera de la ideología, en la infraestructura, en las relaciones de producción, que son relaciones de explotación y que constituyen la base de las relaciones de clase.
12 Gran parte. Pues las relaciones de producción son reproducidas en primer lugar por la materialidad del proceso de producción y del proceso de circulación. Pero no se debe olvidar que las relaciones ideológicas están inmediatamente presentes en esos mismos procesos.
13 Para la parte de la reproducción a la cual contribuyen el aparato represivo de Estado y los AIE.
* Antiguamente, obreros pertenecientes a un mismo gremio (compagnonnage ). (N. del T.)
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