Chalecos Amarillos; ¡Continuar la lucha hasta el final!
Miguel
Alonso.
Cuando escribo
este artículo, los acontecimientos en Francia se hacen más agudos y vemos como
el Estado burgués se ha tomado en serio la revuelta popular, algo que han
tratado de ignorar e ocultar, hasta que la ruptura simbólica y practica de los
escaparates del París de lujo, el 1º de diciembre, no les permite escapar de la
realidad.
Es por esto,
que el gobierno reaccionario anuncia, como finta, una “moratoria” de las medidas de encarecimiento
de los carburantes que tendrían que entrar en vigor a primeros del 2019. Esta
medida es parte de la contra-ofensiva gubernamental, que tiene dos direcciones,
una ganar tiempo para reorganizarse y otra tratar de romper el movimiento
popular.
Desde el
desprecio inicial de las protestas, incluso personal; “chusma que fuma”, a la apelación
al principio de autoridad, la soberbia de la elite le ha enajenado muchos
enemigos, por esto buscan, ahora, como “limitar los daños.”
Vemos como
han aparecido “chalecos amarillos libres” que quieren negociar una plataforma,
de mínimos cosméticos, que evidencian su origen en las oficinas
gubernamentales. Ahora bien, parece que
el rechazo y descalificación a esta postura es mayoritario en este movimiento de
masas, que a pesar de su carácter popular no carece de líderes en sus bases,
que actúan de forma asamblearia.
Fuentes de
la prensa afirman que hay una radicalización del movimiento, incluso con la
participación de la población marginada de les Banlieues parisinos y de otras grandes ciudades como Marsella.
Lo que
inicialmente fue una protesta sobre carburantes, es ahora un claro
cuestionamiento del régimen burgués, pidiendo la dimisión de Macron, la creación
de una Asamblea Popular y el cierre de la actual Asamblea Nacional o la
nacionalización de las empresas.
A todo ello se ha sumado una huelga de
trabajadores ambulancias y la movilización de los estudiantes de secundaria, todo frente al desconcierto de los viejos y domesticados partidos y sindicatos.
El camino a seguir es como señala
correctamente el Partido Comunista maoísta de Francia en su declaración ¡Siempre
con las masas!:
“El papel de los comunistas es soplar
sobre el fuego y dirigir las llamas en la dirección correcta, no tratar de
extinguirlo. Debemos estar en todas partes con las masas cuando hay demandas
justas, cuando se pueden presentar las consignas proletarias. No tenemos miedo
de luchar. Cada movimiento de lucha es atravesado por las contradicciones de la
sociedad. No puede haber movimiento "puro", movimiento perfecto. Un
movimiento puro es un movimiento sin masas, es un movimiento muerto”
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