viernes, 22 de julio de 2016

Curso Básico de Marxismo-Leninismo-Maoísmo. Capítulo 32: Después de la muerte de Mao.

Curso Básico de Marxismo-Leninismo-Maoísmo. 
Capítulo 32: Después de la muerte de Mao.
Capítulo 32

El siguiente documento ha sido redactado por el Partido Comunista de la India (Maoísta) y es utilizado como guía de estudio por sus cuadros. El blog “Cultura Proletaria” ha decidido, por su gran importancia y por el interés que suscita, traducir el documento al español.


Capítulo 32: Después de la muerte de Mao

A finales de los años 60 -el período de la GRCP y el establecimiento del Maoísmo como una nueva etapa del Marxismo-Leninismo- fue un período de fermentación revolucionaria en muchas partes del mundo. La guerra revolucionaria en Indochina (el área que cubre Vietnam, Kampuchea y Laos) se enfrentaba a fuertes golpes debido a la tremenda potencia militar de los imperialistas norteamericanos. Al mismo tiempo, los revolucionarios rompieron con el revisionismo moderno e iniciaron luchas armadas bajo la guía del Maoísmo, especialmente en muchas partes del Tercer Mundo. Las luchas armadas en las Filipinas y en la India continúan desde entonces. También se llevaron a cabo, en muchos lugares, guerrillas de liberación nacional, así como luchas armadas bajo la ideología Guevarista (ideología que sigue las ideas y las prácticas del Che Guevara, que desempeñó un rol principal en la lucha revolucionaria de Cuba y de Bolivia) en partes de América Latina.
La guerra de Indochina, las afiladas luchas en el Tercer Mundo y la GRCP fueron algunos de los principales factores para la gran ruptura de los movimientos estudiantiles y antiguerra con el mundo capitalista a finales de los años 70. La revuelta estudiantil de París en mayo de 1968 fue la más importante, pero no la única, ola de revueltas estudiantiles que iban desde EE.UU. a Italia, pasando por Polonia, Checoslosvaquia y Yugoslavia. Esta ola también tuvo su impacto en diversos lugares del Tercer Mundo. Al mismo tiempo, las protestas contra la guerra de Vietnam comenzaron a ganar adeptos en Estados Unidos y en otras partes del mundo, con grandes movimientos por la paz, contra la guerra y la carrera armamentística nuclear en las principales ciudades europeas. Los imperialistas estadounidenses fueron efectivamente aislados, ya que ni siquiera sus aliados se pusieron de acuerdo para enviar tropas a combatir en Vietnam. Tras los movimientos estudiantiles, hubo también un importante aumento de las luchas de la clase obrera industrial en el Este de Europa, particularmente en Italia y Francia, a pesar de que las demandas sólo eran económicas. Enormes olas de huelgas por mayores demandas salariales paralizaron muchas veces toda la economía de los países imperialistas.
A mediados de los años 70, tras largas guerras de guerrillas, se vio la caída final de muchos viejos regímenes coloniales. De este modo, los EE.UU. y sus marionetas fueron expulsados de Vietnam, Kampuchea y Laos en 1975. En África, las repúblicas de Mozambique, Angola, Etiopía, Congo y Benin fueron formadas durante este período. Sin embargo, la mayoría de estos países estuvieron en manos de títeres o satélites del nuevo imperialismo, es decir, el socialimperialismo soviético. La destacable excepción fue Kampuchea, donde los auténticos revolucionarios comunistas -los Jemeres Rojos- se mantuvieron independientes hasta que fueron invadidos en 1978 por Vietnam, bajo las órdenes de los imperialistas soviéticos.

El período posterior también continuó siendo una excelente situación revolucionaria con la agudización de todas las contradicciones fundamentales y el debilitamiento del imperialismo. En particular, las colonias y semicolonias continuaron siendo el centro de la tempestad de la revolución mundial. A principios de este periodo, la guerra de guerrillas continuó en Zimbabwe, Nicaragua, Eritrea y en otros países. La Guerra Popular comenzó en Perú en 1980 bajo la dirección comunista revolucionaria. El Sha de Irán fue derrocado y se instauró una República Islámica antiestadounidense. La guerra de liberación nacional estalló en Afganistán tras la instalación de un régimen títere soviético en 1978 y tras la ocupación por parte del ejército socialimperialista soviético en 1979. La lucha heroica del pueblo Afgano causó muchas muertes al régimen soviético y fue un factor importante en el colapso final de la URSS.
La importancia histórica de las luchas populares de las colonias y semicolonias cambió para siempre la naturaleza de las relaciones entre el imperialismo y las naciones oprimidas. Las guerras de Vietnam y Afganistán demostraron que ni siquiera una superpotencia podía ocupar un país, aunque fuese pequeño y débil. Esta verdad se hizo más visible en los años 90, en muchos lugares donde las fuerzas de la ONU intentaron intervenir. Somalilandia, que había sido controlada durante muchos años, sin mucha dificultad, por los colonialistas británicos e italianos, se convirtió en Somalia, donde miles de tropas americanas y de otros países se vieron obligadas a retirarse en desgracia, al ser atacadas por el pueblo. Incluso los contínuos bombardeos a gran escala en Irak y en Yugoslavia, sin el compromiso de las tropas terrestres, son el reconocimiento del imperialismo de que ningún país, nación o pueblo de este periodo estaba dispuesto a aceptar un ejército de ocupación.
Desde el colapso de los regímenes burocráticos de Europa del Este y de varias repúblicas que formaban la antigua Unión Soviética, se ha producido una contínua crisis revolucionaria. Incluso en los países imperialistas de Occidente, el agravamiento de la crisis llevó a la intensificación de la contradicción entre el trabajo y el capital, y a repetidas oleadas de huelgas dirigidas por la clase obrera. Sin embargo, las fuerzas revolucionarias no se han organizado lo suficientemente fuerte como para utilizar la excelente situación mundial revolucionaria para avanzar a la revolución proletaria mundial.
Tras la muerte de Mao, en 1976, los capitalistas que permanecieron en el partido llevaron a cabo un golpe bajo la dirección del revisionista Deng Xiao-ping y tomaron el control del partido bajo la dirección nominal de Hua Kuo-feng, que se considera a sí mismo un centrista. Como ya Mao había enseñado varias veces, con el control político en manos de los revisionistas, la base socialista dejó de estar en las manos del proletariado. Al mismo tiempo, la dirección del Partido del Trabajo de Albania comenzó a seguir una línea oportunista, atacando al Maoísmo y tachando a Mao de revolucionario pequeño-burgués. A pesar de que los Jemeres Rojos continuaron manteniendo el poder en Kampuchea, hubo una guerra constante contra los enemigos internos y externos de la Revolución y el país no fue capaz de recuperarse de los problemas económicos de la guerra y consolidar su poder cuando fueron derrotados por el ejército vietnamita, apoyado por los soviéticos. Por lo tanto, no había ningún país en el mundo en el que el proletariado hubiese consolidado su posición en el poder estatal y desempeñado su rol bajo una base socialista para el proletariado internacional.
En los años inmediatamente posteriores a la muerte de Mao, había una considerable confusión ideológica en el movimiento comunista internacional, con los revisionistas de Deng, a través de Hua Kuo-feng, tratando de proyectarse como defensores legítimos del Maoísmo. Particularmente, vendieron la falsa y revisionista idea de la Teoría de los Tres Mundos como la línea general de Mao para el proletariado internacional. Muchos sectores revolucionarios aceptaron estas posiciones, y sólo después de la abiertamente revisionista Resolución Histórica del PCCh en 1981 y del XII Congreso de 1982, la mayor parte de las fuerzas revolucionarias del mundo comenzaron a oponerse abiertamente al revisionismo de Deng. Sin embargo, algunos sectores continuaron siguiendo la corriente revisionista de Deng y abandonaron las enseñanzas revolucionarias de Mao. Algunos sectores se unieron al ataque del Partido del Trabajo de Albania contra el Maoísmo. Sin embargo, más tarde, estos partidos se desintegraron o comenzaron a revelar su verdadera naturaleza revisionista.
Aquellos que se oponían resueltamente al revisionismo de Deng y defendían el Maoísmo, conseguían hacer progresos considerables en la práctica. Hoy en día, estas fuerzas forman el núcleo del proletariado revolucionario internacional. Lideran las luchas armadas en Perú, Filipinas, Turquía, Nepal y la India. Aunque estas fuerzas son todavía muy débiles organizativamente, continúan creciendo.
La principal fuente del crecimiento de sus fuerzas es la justa ideología Marxista- Leninista-Maoísta. La cadena de importantes acontecimientos históricos de los últimos veinte y tantos años confirmó la mayoría de los principios maoístas. En particular, el colapso de la Unión Soviética y su retirada de condición de superpotencia frente a la lucha popular y el grave debilitamiento de superpotencia estadounidense frente a las luchas de los pueblos oprimidos de todo el mundo, han confirmado el principio de Mao de que estos imperialistas han sido sólo tigres de papel, y han aprendido una lección a través del pueblo.
Del mismo modo, el maoísmo continuó siendo la mejor herramienta en las manos del proletariado internacional y de los pueblos oprimidos para formular y aplicar la revolución en sus respectivos países. El Maoísmo también tuvo una gran influencia en las luchas armadas por la liberación nacional en varios rincones del mundo. Aunque en este período no ha habido avances significativos en la ciencia y en la teoría marxista, el MLM continúa adaptándose a las condiciones cambiantes en todo el mundo. Proporciona la única teoría científica y correcta para el proletariado internacional.
El movimiento comunista internacional está pasando por un proceso de victoria-derrota-victoria en el camino a la victoria final de la revolución proletaria mundial. Para aquellos que están desanimados con las subidas y bajadas de este proceso, sería bueno recordar lo que dijo Mao durante el Gran Debate y también durante la Revolución Cultural: “Incluso la revolución burguesa, que sustituyó una clase explotadora por otra, tuvo que someterse a diversos reveses y ser testigos de muchas luchas (revolución), después la restauración y luego el derribo de la restauración. Varios países europeos tardaron cientos de años en completar sus revoluciones burguesas, comenzando con los preparativos ideológicos hasta la toma final del poder. Como la revolución proletaria es una revolución que pretende derrocar de forma permanente todos los sistemas de explotación, es aún menos concebible que las clases explotadoras vayan dócilmente a permitir que el proletariado los prive de todos sus privilegios sin tratar de restaurar su poder”.
Se esperan derrotas temporales en el largo y sinuoso camino de la Revolución Socialista Mundial. Los 150 años de historia del desarrollo del Marxismo-Leninismo-Maoísmo demostraron de manera concluyente que el destino histórico de esta doctrina es liderar y guiar al proletariado internacional hasta la victoria final.

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