¿Huelga por
género?
Miguel
Alonso
La propuesta
de una huelga de las mujeres a nivel mundial, que parte de las movilizaciones de
las mujeres polacas y argentinas (inspiradas en las italianas del 2015), para el
próximo 8 de marzo Día Internacional de la Mujer Trabajadora ha tenido un amplio eco mediático y plantea una serie de cuestiones que conviene
analizar.
Por un lado
está, la cuestión del carácter del Día de la Mujer trabajadora como jornada de
lucha de las mujeres de la clase obrera o semi-proletarias y por otro, el
intencionado afán de ciertos sectores del feminismo interclasista de apoderarse
del mismo desde sus perspectivas de género.
Son muchas
las causas que justifican la rebelión de las mujeres trabajadoras bien sean del
sector industrial o de la economía informal o la domestica, pero tratar de meter
en el mismo saco a las mujeres de la burguesía por el hecho de ser mujeres,
borra el necesario deslinde de clase y es puro oportunismo que adultera el
carácter del 8 de marzo.
Las mujeres
proletarias deben enarbolar su propio programa, basado en la necesidad de un
cambio revolucionario de la sociedad, codo a codo con los hombres, en plena
igualdad, siguiendo el luminoso camino de las mujeres de la Comuna de París, de
la Revolución Bolchevique, la Revolución
China, o actualmente de las mujeres combatientes en las guerras populares de la
India, Filipinas o del Perú. Esto es, en
torno a la destrucción del sistema económico imperialista que oprime a mujeres
y hombres en todo el mundo. Una revolución que en lo cultural barra todo tipo
de opresión o discriminación por sexo, rompiendo definitivamente con la práctica
de la ideología burguesa, que se manifiesta como machismo o subordinación de un
sexo sobre otro.
El Día Internacional
de la Mujer Trabajadora se instituyo como una jornada internacional de lucha de
las obreras explotadas en el mundo en el Congreso de Copenhague y esto no tiene
nada que ver con las condiciones de vida de los círculos feministas universitarios y su discurso de la llamada perspectiva de género.
La lucha de
clases es el factor que define y deslinda, a la hora de analizar estas
convocatorias, por ello, todas las movilizaciones y huelgas que persigan
objetivos de clase, deben de ser decididamente apoyadas y potenciadas, no así, las que, desde el
interclasismo, pretenden monopolizar, con el discurso seudo radical del
feminismo burgués, las movilizaciones para sus fines de manipular y apartar a
las masas de mujeres, de la lucha revolucionaria, para sustituirla por una
confusa guerra de sexos, olvidando que la opresión de la mujer se da en el
marco definido de un modo de producción, que define tanto las relaciones de
producción, como sociales y que porque por lo tanto, solo la destrucción de
este marco, puede permitir el fin de la opresión y la liberación de la
humanidad.
Levantar en alto la bandera roja de las mujeres revolucionarias en el mundo, es la tarea que debe de impulsar la lucha este 8 de marzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario