lunes, 20 de marzo de 2017

Nos quitaron las semillas, pero no nuestras ganas de luchar. Un articulo de la compañera Rosario.





Nos quitaron las semillas, pero no nuestras ganas de luchar.
Un artículo de la compañera Rosario

Al igual que la tierra que nos vio nacer y que siempre trabajamos, nunca fueron nuestras, porque los Gobiernos reaccionarios nos despojaron de ella, para entregársela a los terratenientes y a las grandes corporaciones.
El Gobierno del genocida Fujimori nos arrebató nuestras semillas para dar la vida, en un plan urdido para erradicar a las mujeres pobres e indígenas, que no teníamos más que las cadenas. El genocida Fujimori y sus sicarios, nos despojaron a más de 300.000 mil mujeres de la semilla de la vida.

Esta verdad objetiva que niegan, y  la cacareada Comisión de la Verdad y la Reconciliación olvidaron, dejando claro su carácter reaccionario y colaborador del Gobierno genocida de Fujimori.

Pero esta práctica genocida de arrancarnos nuestras semillas, igual que nos arrebataban nuestras tierras, también la están sufriendo nuestras hermanas de la India, desde el inicio de la Operación “Cacería Verde”, se llevó a cabo una operación de esterilización de Adivasis y Dalits, bajo el nombre de la “planificación familiar”, solo en 2012 en el Estado de Chhattisgarh (uno de los Estados donde nuestras hermanas y hermanos luchan más fuerte contra el Gobierno genocida de Modi y por una Revolución de Nueva Democrácia) fueron esterilizadas más de 7000 mujeres Adivasis, de las cuales varias murieron en estas prácticas. Agencias como la famosa USAID, una de las agencias que bajo el manto de la cooperación y el desarrollo, trabajan directamente con la CIA en las campañas de contrainsurgencia, están perpetrando este genocidio silencioso contra las mujeres.

Al sistema genocida no le llega con arrebatarnos nuestra tierra que trabajamos y que nos da de comer, también quiere arrebatarnos nuestras semillas para dar la vida de nuevas revolucionarias. Pero no se lo vamos a consentir!

Nos pueden arrebatar la tierra, nos pueden arrebatar las semillas de la vida, nos pueden arrebatar la vida, pero remando en nuestro ataúd volveremos más fuertes para golpear hasta la muerte a la burguesía compradora y a los imperialistas.

Un futuro luminoso nos espera, donde la tierra es nuestra y donde podremos plantar una nueva sociedad, donde nuestras hijas e hijos puedan crecer en una sociedad libre de explotación.

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