Sankara, el Revolucionario Africano. Por Luis Díaz Allegue
La Patria o la muerte: Venceremos. Este era el lema utilizado por Thomas Sankara,
el líder revolucionario africano asesinado el 15 de Octubre de 1987,
hace 30 años. Fue asesinado de camino a una reunión de gobierno en medio
de un golpe de estado diseñado por su mejor amigo, Blaise Compaoré, que le sustituyó en el cargo. Pero los ideales por los que luchó Sankara están ahora más de actualidad que nunca.
Sankara, nació el 21 de Diciembre de 1949,en el Alto Volta.
Tenía 12 años cuando el país consiguió su independencia de Francia.
Procedía de una familia pobre, lo cual le impidió seguir su vocación de
médico ya que la única forma de seguir estudiando era a través de la
academia militar.
En Agosto de 1983 Sankara
tomó el poder en un golpe de estado apoyado popularmente, a la edad de
33 años, con el objetivo de eliminar la corrupción y cortar lazos con la
ex potencia colonial, Francia.
Además de destacado miembro de la Agrupación de Oficiales Comunistas,
era un antiimperialista, panafricanista y feminista convencido.
-“Nuestra Casa Blanca, está en el Harlem negro.” – Discurso en Nueva York, 1984.
Sankara
sabía que la lucha más importante que tenía por delante era la de
concienciar a su pueblo de que era capaz de construir su propio futuro,
algo no trivial pues era un pueblo colonizado. Él era perfectamente
consciente del poder de los símbolos, por ello cambió el nombre del
país, que pasó a llamarse Burkina Faso, que significa “patria de las personas íntegras”, en Mossi y Diula (dos lenguas africanas) y cambió su bandera. Era también un virtuoso guitarrista y compuso él mismo el himno del país.
Burkina Faso también fue el primer gobierno africano en reconocer el SIDA como una gran amenaza para África
Sus medidas contra la corrupción estaban
ligadas a su intento de recuperación de la confianza de la población en
sus dirigentes. Vendió todos los coches de lujo que tenían los
anteriores gobernantes y compró coches Renault 5 (el más barato que se
podía comprar en el país) para todos los altos funcionarios del
gobierno.
-“Tenemos que descolonizar las mentes” – dijo en uno de sus primeros discursos televisados.
Sankara se presentaba como el símbolo de una África
joven y orgullosa. El nuevo jefe de estado era delgado y apuesto, con
una sonrisa cautivadora, y tenía amor por el fútbol, las motocicletas y
la guitarra, con la que le gustaba relajarse haciendo sesiones de jazz
con otros músicos.
Pero no sólo era un símbolo, su programa
de cambio social y económico – el más ambicioso jamás intentado en el
continente – transformó Burkina Faso de un país pobre sub-sahariano al espejo donde toda África se miraba.
En su primer año como presidente logró
que el índice de alfabetización pasara de 12% al 36%, con un aumento en
la inversión en educación muy importante. Además, tres millones de niños
fueron vacunados contra la fiebre amarilla, el sarampión y la
meningitis en tan solo 15 días.
Fue uno de los primeros ecologistas
africanos, convencido de que la conservación de la fauna de la sabana y
su diversidad era clave para su pueblo. Luchó contra la desertificación
del Sahel, y mandó excavar miles de pozos de agua potable.
-“Cuando falta dinero para excavar
pozos de agua potable a 100 metros y sobra para excavar pozos de
petróleo a más de 3.000 metros” –1ª conferencia por La protección de los bosques de Paris.
Llevó a cabo una reforma agraria que
redistribuyó la tierra, expropiándolas a los latifundistas y repartiendo
abonos y de semillas a los campesinos. Así consiguió que Burkina Faso
se convirtiera en uno de los pocos países de la región en adquirir la
autosuficiencia en cereales, base de la alimentación popular. Este era
uno de sus mayores objetivos: la soberanía alimentaria.
También promulgo la compra de algodón
Burkinés, protegiendo su industria y desarrollando el mercado nacional.
Él mismo vestía uniformes hechos por campesinos del país. Producir,
transformar y consumir en África era uno de sus eslóganes.
-“¡No hay un solo hilo de nuestros
trajes que venga de Europa o de América! No les quiero hacer un pase de
moda, pero tenemos que aceptar vivir como africanos, es la única manera
de vivir dignos y libres.” – Conferencia de Adís Abeba.
Pero si por algo es conocido es por su
políticas feministas, y por su lucha en contra del pago de la deuda
heredada. Su gobierno suprimió la ablación de los genitales femeninos,
promovió los métodos anticonceptivos, condenó la poligamia y prohibió
los matrimonios forzados, a la vez que nombraba a las mujeres a altos
cargos gubernamentales y las animaba a trabajar fuera del hogar y a
permanecer en la escuela, incluso estando embarazadas. El gobierno de Burkina Faso también fue el primer gobierno africano en reconocer el SIDA como una gran amenaza para África.
Sankara denunció la alta carga de deuda ante la ONU y no se mordió la lengua frente al presidente socialista francés, François Mitterrand, al que sermoneó y humilló en público por reunirse con el gobierno Apartheid de Sudáfrica.
Lucho en contra de las medidas que el
FMI intentaba imponer a su país y en julio de 1987 intervino en una
cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA) en Adís Abeba para pedir a los líderes africanos que se negaran a pagar la deuda externa, un yugo que impedía avanzar a los jóvenes estados.
-“La deuda no puede ser reembolsada
porque si no pagamos, nuestros acreedores no morirán. Pero si pagamos,
somos nosotros los que moriremos. Eso es seguro “.Discurso ante Naciones Unidas, en 1984
Sankara
dista mucho de ser el gobernante perfecto. Su estilo era autoritario y
nunca llego a organizar elecciones (excepto algunas locales) en parte
por miedo a injerencias de otros países. Entre otros ejemplos, reprimió
violentamente una huelga de 3.000 profesores en 1987.
Pero es innegable el legado que ha dejado Sankara
no solo en el continente africano, sino en todo el mundo. En cualquier
ciudad de cualquier país te puedes encontrar personas que vistan
camisetas con su nombre, siendo ejemplo de lucha por los oprimidos y los
que Eduardo Galeano llamaba “los invisibles”.
Todo por lo que Sankara
luchó durante su vida sigue en boga. Y no solo en el continente
africano, la periferia sigue acumulando deudas y siendo tutelada por las
grandes potencias. Y así seguirá mientras los recursos naturales sean
indispensables para el funcionamiento de la maquinaria industrial del
norte. La explotación por parte de compañías occidentales no ha
terminado, siendo la minería del coltán el ejemplo de más actualidad.
Dicen que cuando Sankara
murió, sus únicas posesiones eran una casa hipotecada, tres bicicletas y
un viejo Renault 5 de segunda mano. 30 años más tarde su cuerpo sigue
sin aparecer, pero su legado no se olvida.
“Mata a Sankara, y miles de Sankara nacerán”
1987, cuando comenzaron los rumores de un golpe de estado
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